Son dos villas tardorromanas de idénticas características, dos edificios palaciegos bajo la tutela de un gran señor que vivieron su máximo esplendor allá por el siglo V. La Olmeda, en Palencia, y Veranes, en Gijón, tienen tanto en común que la Fundación Municipal de Cultura ha querido acercar la villa castellana a Asturias para mostrar lo que la asturiana aún no ha aportado en sus excavaciones.
En La Olmeda se han excavado dos necrópolis y, a partir de lo allí descubierto, la Diputación de Palencia organizó la exposición
'El último viaje. Los ajuares funerarios de La Olmeda', que ahora llega a la Campa Torres para mostrar el cómo y el porqué de los enterramientos en época romana y cómo fueron evolucionando a medida que el cristiamismo iba tomando fuerza. Los paneles guían un recorrido en el que se muestran también muchos de los elementos que han aparecido en esos enterramientos.
Es curioso que Veranes, donde sí se han hallado enterramientos medievales, no ha aportado luz sobre el paso al más allá. Es de suponer, tal y como explica
Paloma García, directora de los museos arqueológicos de Gijón, que deben existir necrópolis en espacios aledaños a la villa, pero no se han encontrado y, por tanto, no han podido ser estudiados para conocer el mundo de los muertos. Veranes, al contrario que La Olmeda, sí tiene muros y permite conocer mejor el mundo de los vivos.
Paloma García, ayer, junto a una de las vitrinas con piezas tardorromanas. Foto: LNE | Marcos León
Pero la exposición se centra en el paso al más allá, ese que iba acompañado de un tremendo festín gastronómico. Eso explica que en la exposición que ayer abrió sus puertas se muestren un buen número jarras, platos y cuencos, y también vidrios reconstruidos con auténtico mimo y en un estado de conservación muy bueno. Formaba parte del equipaje final todo ese ajuar, en el que tenía una importancia fundamental la vestimenta y adornos del difunto. Por esa razón también se muestran pulseras, un precioso anillo de azabache y hasta una especie de perfumador con aspecto de llave denominado ungüentario que servía para remover la esencia y aplicarla sobre el cuello. Todo lo dicho anteriormente, en el caso de las mujeres; los hombres acudían a la tumba con hebillas y broches de cinturón, punzones de hierro, cuchillos...
Foto: LNE | Marcos León
Por norma general acudían a ese último viaje acompañados de algunos de los objetos que formaban parte de su vida y, huelga de decir, que en cada uno de ellos se observa cuál era su posición en aquella villa bajo el dominio de un gran señor con muchos posibles.
La exposición aporta un sinfín de detalles más, y también citas para la posteridad como la de
Petronio, que pone luz sobre la importancia que se le daba a la muerte en la vida romana:
«Nada me parece tan absurdo como el que nos preocupemos de tal manera por las casas en las que vivimos unos años y descuidemos las tumbas, lugares en los cuales permaneceremos eternamente». Esa preocupación estuvo presente durante todo el periodo romano pero, tal y como explica Paloma García, con el paso de los siglos fue cambiando en sus formas. El ágape final fue perdiendo fuerza por la acción del cristianismo.
Visitas guiadas
Como quiera que Veranes explica el mundo de los vivos y esta exposición, el de los muertos, se han programado unas visitas guiadas con escala en ambas. Los días 22, 23 y 24 de abril, 15 y 29 de mayo y 12 y 26 de junio se harán las dobles visitas a la villa de Veranes y la Campa Torres.