Foto: Crátera Griega de Tútugi

Vía: Andalucía información | 17 de julio de 2011

Una magnifica crátera griega, o un casco de guerrero ibero, son algunas de las piezas arqueológicas que se exponen en el Museo de Galera, procedentes de la colección que posee la Fundación Rodriguez- Acosta, que han sido prestadas durante dos meses para formara parte de la exposición que conmemora el decimo aniversario del museo de Galera.

A la inauguración asistieron el presidente de la Fundación, Miguel Rodriguez Acosta, y el director del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica Arturo Carlos Ruiz Rodriguez, además del alcalde de la localidad, Miguel Ángel Martinez Muñoz y la directora del museo Maria Oliva Rodriguez Ariza. A la cita también acudieron un importante número de investigadores relacionados con el mundo ibérico como el profesor Andres Adroher o Lorenzo Sanchez Quirante, director del Museo de Baza.

El atractivo de la exposición es mucho, sobre todo para los vecinos de Galera, que durante muchas décadas han visto como su riqueza arqueológica ha sido expoliada (algo muy común en la zona), ya que es la primera vez que estas piezas arqueológicas, regresan a Galera. El préstamo es por dos meses y previamente cada pieza ha sido debidamente restaurada en el Centro Andaluz de Arqueología Ibérica con sede en Jaén.

Se trata unas 12 o 13 piezas, una colección de la que no se sabe cómo llegó a manos de Jose Maria Rodriguez-Acosta, aunque sí que son de las primeras que se sacaron tras el descubrimiento de Tútugi, pues en agosto de 1916 la crátera apareció fotografiada en la prensa.

Por su belleza la crátera expuesta llama poderosamente la atención y es similar a la que hay en el Museo Arqueológico Nacional y que publica este mes en la revista numero 91 de Historia de National Geographic en un artículo titulado “La moda de los vasos griegos en Iberia” también se publica una foto de un “Kilix” de Baza, del siglo IV a.C localizado en la necrópolis del Cerro del Santuario en Baza, en el enterramiento de un personaje de la elite local.

No obstante Maria Oliva Rodriguez Ariza, considera que desde el punto de vista arqueológico es mucho más interesante por ser una pieza excepcional, el casco de un guerrero, que forma parte de la colección Rodriguez Acosta, que se ha podido reconstruir totalmente en su forma original. La pieza, de las que hay muy pocas, tiene sendos golpes en la derecha y en la izquierda y una hendidura causada por una lanza que se incrusta en el mismo y que propició la muerte del guerrero que lo llevaba.

Una década

Foto: Planta baja del Museo de Galera.

La exposición que estos días se puede visitar en el Museo de Galera, pretende ser una reflexión sobre lo que se ha hecho y se quiere hacer, pues en los diez años de existencia del museo se han llevado a cabo diversas actuaciones que han permitido ir divulgando la arqueología y la historia de Galera a un público cada vez más numeroso.

El 23 de de julio de 2001 se inauguró el museo con la sección de arqueología; en el 2004 la parte etnográfica que se encuentra en el sótano-bodega del museo; en junio del 2005 fue un momento muy importante pues se incorporó al museo los restos momificados de la sepultura 121 de Castellón Alto, popularmente conocida como la “Momia de Galera”. En el año 2007 se editó la guía oficial del museo; y desde el año 2008 al 2010 se remodeló la Sala de la Muerte de la Cultura del Argar.

Según informa Maria Oliva, el objetivo más inmediato es publicar la memoria de los 10 últimos años de trabajo e investigaciones realizadas en los yacimientos y necrópolis de Galera, el cual previsiblemente estará terminado antes de finalizar el año.

Foto: Momia de Galera

La importancia de Galera


La directora del museo de Galera, y miembro del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica, pretende que la exposición sea una reflexión sobre el importante papel de Galera en el proceso de definición de la disciplina arqueológica que venía desarrollándose desde la segunda mitad del siglo XIX en España y en el que intervienen no solo profesionales, sino la intelectualidad de la época.

Maria Oliva señala que desde los primeros hallazgos en Tútugi, el lugar se convierte en un escenario donde intervienen diferentes instituciones e investigadores españoles y extranjeros con puntos de encuentro, pero también con disensiones y conflictos. Por Galera apareció el abate Breuil, Federico de Motos con el patrocinio del Marqués de Cerralbo, Guillermo Gossé, secretario de Louis Siret, Juan Cabré, enviado por la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades. Ante tanta expectación los expolios aumentaron y fueron constantes y los materiales hallados en los túmulos excavados clandestinamente fueron regalados o vendidos a vecinos de Galera y Huéscar, a buhoneros, anticuarios y arqueólogos. Algunos de esos materiales o piezas arqueológicas fueron recuperados por Cabré y Motos en sus excavaciones y entre la gente de Galera, pasando posteriormente a engrosar las colecciones de varios museos, mientras otros permanecen en paradero desconocido o en colecciones privadas. El mayor expolio se produjo entre los años 1915 y 1920, piezas arqueológicas de los yacimientos de Galera se encuentran en el Museo Arqueológico de Madrid, pero también en Pamplona, Murcia, Fundación Rodriguez Acosta y hasta en la Universidad de Harward.