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Vía: EL PAIS.com | M. José Díaz de Tuesta | 25 de noviembre de 2011
El Museo Arqueológico Nacional (MAN), sumido durante años en un penoso letargo, está a punto de culminar su (segunda) gran reforma desde que se inauguró en 1895 el imponente edificio neoclásico de Antonio Ruiz de Salces y Francisco Jareño en la calle Serrano. Tras más de tres años de trabajos, que empezaron en mayo de 2008, abandona el pasado y se convierte definitivamente en un museo del siglo XXI. Su superficie pasa de 27.000 metros cuadrados a 30.000 y el espacio para exposiciones, de 6.000 a 9.300.
Desde esta semana y hasta el 30 de diciembre el Museo organiza visitas guiadas (cita previa en centralita.man@mcu.es o en el teléfono 91 577 79 12) para mostrar parte de las obras. El nuevo vestíbulo, los nuevos patios, algunas salas expositivas. A este recorrido se añade la muestra fotográfica Reflejos, de José Manuel Ballester, donde el fotógrafo deja constancia del proceso de rehabilitación, que ha sido dirigido por Juan Pablo Rodríguez Frade y en la que han llegado a participar hasta 30 equipos diferentes. Las obras acabarán en enero y durante el primer trimestre de 2012 está prevista la apertura de alguna colección, como la numismática (la de mayor volumen: unas 300.000 piezas entre monedas y medallas), la de Grecia o la de Egipto.
La colección se está reorganizando a lo largo y ancho del nuevo espacio, siguiendo un recorrido cronoclógico.
- Provisionalmente, 30 años. El Arqueológico no se fundó en el edificio de Serrano. Arrancó sin sede en 1867, en el Casino de la Reina, en Embajadores, que hoy es un jardín. Un año antes se había iniciado la construcción del Palacio de Bibliotecas y Museos Nacionales, lo que hoy es Biblioteca Nacional y el propio museo. Esta impresionante obra, de las mayores en Madrid junto al Palacio Real y Conde Duque, tardó en levantarse 30 años, tiempo en que el museo estuvo en Embajadores.
Pero el nuevo edificio tuvo problemas de todo tipo -políticos, económicos...-, según relata el historiador y guía Paco Juez. "El impulso llegó con el éxito rotundo de dos exposiciones para celebrar el IV centenario del descubrimiento de América, que estuvieron durante tres años". Aquellas exposiciones inauguraron el nuevo emplazamiento de la Biblioteca Nacional y el Museo Arqueológico, "que en una división muy arbitraria solo se queda con un tercio de la superficie". El MAN se inauguró con dos plantas que hoy se han reconvertido en cuatro, aunque no sean visibles al exterior. Luego pasó por varias reformas, la más importante, junto con la de ahora, de 1968 a 1972.
- Abajo, Atapuerca. En lugar de acceder al museo por una escalera, ahora se desciende a través del jardín histórico a un inmenso vestíbulo situado en un nivel inferior a la calle. Este nuevo espacio incluye la recepción, tienda y librería, cafetería y sala de talleres. Y en su ala norte, la sala de Introducción a la Arqueología y toda la colección de Prehistoria, desde los testimonios más antiguos, con los hallazgos de los yacimientos españoles de Atapuerca, Torralba y Ambrona o el del valle del Manzanares. Destacan la colección de vasos campaniformes del Neolítico.
- La de Elche y otras damas. En la planta primera, en su ala norte, están las salas dedicadas a los pueblos originarios de la península anteriores a los romanos, más las civilizaciones de griegos y fenicios. La gran pieza de este espacio es la Dama de Elche, pero no es la única. También están la de Baza y el gran monumento funerario de Pozo Moro.
Uno de los patios que acogerán parte de la colección permanente.- SAMUEL SÁNCHEZ
El ala sur acoge las salas destinadas a Roma (con sus mosaicos de pared y suelo) y la Edad Media. Esta empieza con una época de transición, desde los principios del cristianismo, con la colección de sarcófagos paganos y cristianos. Arranca el periodo propiamente medieval (siglos V hasta el XV) con piezas visigodas como el Tesoro de Guarrazar, encontrado cerca de Toledo, y sus coronas de oro. También están los restos de la época andalusí, lo islámico de la Península, con sus arcos del Palacio de La Aljafería de Zaragoza, el Bote de Zamora, un bote de marfil para guardar joyas, y piezas procedentes de La Alhambra.
- Pedro, cruel y orante. En la segunda planta sigue la Edad Media y la Edad Moderna hasta el siglo XIX. Dentro del mundo medieval cristiano incluye el románico, gótico y mudéjar, con piezas emblemáticas: el crucifijo de marfil de Don Fernando y Doña Sancha, del siglo X, o la estatua orante de Pedro I de Castilla, el Cruel, así como techumbres mudéjares de madera. Y de la época moderna destacan las porcelanas del Buen Retiro realizadas en la fábrica que creó Carlos III para los palacios reales.
En el ala norte, está la sección donde se cuenta la historia del museo. Y otra con las piezas procedentes de manos privadas (la más importante, la del marqués de Salamanca) y las colecciones al margen de España: la del Próximo Oriente, Grecia y Egipto.
- Una cámara acorazada para las monedas. Una de las colecciones más importantes del museo es la numismática, que se encuentra en la entreplanta. Reúne piezas de todos los períodos, unas 300.000 en total. Por su valor y por su facilidad de robo, están custodiadas en esta cámara que se mete un poco en la segunda planta de la Biblioteca Nacional y que, en lugar de apoyarse, está suspendida sobre la sala de lectura de Cervantes.
En la tercera planta están los almacenes y en la cuarta, la dirección, gerencia, administración, talleres de restauración y la biblioteca pública. El recorrido culmina en el sótano, con las salas dedicadas a exposiciones temporales, el salón de actos y la sala de conferencias.
Esta gran reforma del Museo Arqueológico, que ha tenido un presupuesto de 58 millones de euros, ha sido dirigida por el arquitecto Juan Pablo Rodríguez Frade (Madrid, 1957), que ganó el Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales, en 1995, por la rehabilitación del palacio de Carlos V como Museo de la Alhambra. El criterio que ha seguido en el Arqueológico ha sido "el máximo respeto a uno de los edificios más importantes de Madrid", explica. "He evitado deliberadamente un diseño muy de autor, quiero que el visitante lo reconozca, que lo identifique".
El arquitecto también ha buscado algo menos prosaico que la mera imagen. "Intento que sea un museo silencioso y tranquilo, un oasis en medio de este ruidoso mundo. He querido recuperar esa emoción que nos transmiten muchos museos del XIX desde un lenguaje contemporáneo".
Una sala del Museo Arqueológico con una fotografía de José Manuel Ballester.- ÁLVARO GARCÍA
La madera de dos clases (de merbau y de roble) es uno de los materiales que ha utilizado "porque funciona muy bien acústicamente y climáticamente". El mármol travertino, tan ligado a Roma y a la arqueología es el otro noble material utilizado. ¿Lo más difícil de la rehabilitación? "Conseguir el equilibrio de un edificio de estas características con un museo con las necesidades actuales sin sacrificar elementos importantes".
Todo el complejo proceso de las obras queda reflejado a través de las imágenes de Juan Manuel Ballester (también premio Nacional, en este caso de Fotografía, 2010) instaladas en grandes paneles a lo largo de los espacios que se pueden visitar ahora y en una videoinstalación dirigida por él donde realiza una poética interpretación del espacio arquitectónico.
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Andrés Carretero es el director del Museo Arqueológico Nacional. Defiende la conciliación de la reforma del Museo con el discurso museográfico tradicional, aunque con las actualización obligatoria que exigen los nuevos descubrimientos científicos y de investigación histórica.
¿Qué supone la reforma del museo?
Traer el museo al siglo XXI. La intervención ha sido un encaje de bolillos. El edificio es del siglo XIX y la única reforma seria que había tenido, se realizó en los años 70. Estaba anticuado con respecto a los servicios que presta un museo actual. No había salas adecuadas para conferencias y exposiciones. Tampoco había un área didáctica. Con las nuevas instalaciones, hemos aprovechado cada centímetro del edificio. Ahora todas las salas cuentan con tomas de datos de última tecnología y almacenes preparados para optimizar el cuidado de las piezas históricas.
¿Cómo afecta al discurso museográfico la obra?
El montaje museográfico que hizo el profesor Almagro en los años 60 es impecable. El edificio no condiciona este discurso. Pero ha pasado una generación entera. Y, en eso sí, permite que se actualice la información histórica descubierta y la interpretación realizada en las últimas décadas. La secuencia cronológica no va a cambiar, aunque las instalaciones nos permitirán hacerla más flexible, si hay cambios inesperados.
¿Qué fechas le quedan por cumplir al proyecto?
En enero abriremos la sala de audiovisuales, la sala de la historia del museo y los espacios monográficos de Próximo Oriente, Egipto, Grecia y Numismática. Estamos estudiando cómo abrir las salas de la exposición permanente. Podría hacerse de una vez o ir abriendo por fases cada espacio cronológico.
¿Qué queda por hacer?
La fachada. Hasta ahora se ha intervenido de urgencia en algunas zonas que estaban en malas condiciones. Necesita una rehabilitación integral pero, por ahora, solo podremos hacer una limpieza. Y es que tenemos que contar con la Biblioteca Nacional para realizar esta intervención en profundidad. Es necesario actuar en la fachada porque si no, parece que no se han hecho obras.
¿Va a actuarse en la réplica de las cuevas de Altamira?
El proyecto realizado en los 60 por una empresa alemana fue magistral. De las mejores que existen de estas características. Va a abrirse con la segunda fase de la recuperación del museo. No obstante, estudiamos que se haga otra réplica utilizando las nuevas tecnologías. pero esto es objeto de otras intervenciones de importante coste que necesitarían financiación especial, probablemente, de empresas privadas y, por ahora, este proyecto está solo en estudio.
¿Y la puerta principal?
Va a cerrarse al público porque no tiene sentido en el recorrido del museo. Se utilizará solo en ocasiones protocolarias. Además, la escalera histórica no cumple con la normativa de incendios y, como está protegida, no podemos modificarla.
¿Tienen exposiciones o actividades programadas para la reapertura?
En paralelo a las actividades expositivas, estamos trabajando en cuáles van a ser las actividades didácticas del museo y en los planes de accesibilidad para discapacitados, para los que estamos en conversaciones con la ONCE.
¿Qué impacto tiene el museo entre los turistas?
Es uno de los públicos a los que tenemos que atraer. Teniendo en cuenta que los museos históricos nacionales no suelen ser reclamo para los turistas y que en Madrid se consume mayoritariamente el museo artístico, son una prioridad, pero no inicialmente. Fomentaremos la información en castellano e inglés para que cualquier visitante pueda visitar sin problemas las exposiciones. No obstante, preferimos, por ahora, atender a otros visitantes potenciales, como es el caso de los extranjeros residentes, que pueden interesarse de manera más profunda por la historia de España.
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