El Centro de Tito Bustillo (Asturias) presenta una exposición de arte prehistórico que viaja por cinco continentes

  • Organizada por el Museo de Altamira y financiada por el Ministerio de Cultura, regresa 40.000 años atrás para explicar las señales que dejaron nuestros antepasados

Fuente: EL COMERCIO.es | 11 de febrero de 2015

«El arte marca la naturaleza transformándola en paisaje». Lo dicen Pilar Fatás y José Antonio Lasheras, los comisarios de 'Un viaje planetario', una exposición que regresa al pasado en que esa sentencia se hizo verdad. Al tiempo en que los pobladores de la tierra dejaban sus marcas en las paredes de las cuevas, dando forma a las primeras manifestaciones creativas de la historia del hombre.

La travesía que proponen es temporal, pero también geográfica y pondrá sobre las paredes de ahora, concretamente las del Centro de Arte Rupestre de Tito Bustillo de Ribadesella, las mejores expresiones del arte rupestre del mundo entero. Pues «no hay región exenta de estas huellas». Dividido en tantos capítulos como continentes, 'Un viaje planetario', que abrirá sus puertas en Asturias mañana, camina 40.000 años atrás, colocando su mirada sobre la expansión del homo sapiens. La intención es explicar del modo más didáctico el significado de las señales que dejaron nuestros antepasados.

El recorrido comienza haciendo parada documental en el hecho de que 40 escenarios de 32 países han sido incluidos en la Lista del Patrimonio Mundial por la singularidad de su arte rupestre. «Lo hay en todos los paisajes, desde la costa a la montaña, en bosques y desiertos», apuntan los responsables de la exposición, que tras el primer envite informativo, citan al espectador con las marcas reales del pasado. Entre ellas no hay duda los animales son «los verdaderos protagonistas». La mayor parte de las representaciones rupestres pertenecen a comunidades en las que la caza era esencial. De ahí que las piezas cobradas saltaran a sus paredes. Pero lo más curioso es que no toda la fauna se representaba, ni toda la que se dibujaba era real. También hay animales fantásticos en las cuevas, en las que los expertos hacen una distinción por especies asociadas a geografías. Por ejemplo, los renos se encuentran en el arte rupestre de Escandinavia, las caballos esencialmente en Asia, los ciervos son más comunes en las cavernas europeas, los colibrís en las americanas y los rinocerontes en las africanas. Cierto es que excepciones hay muchas. En Tito Bustillo sin ir más lejos hay representaciones equinas y en Altamira, en cuyo museo se gestó esta exposición, son muldialmente famosas las de rinocerontes.

Representación de figuras humanas en las cuevas que pueblan la Sierra de San Francisco y de Santa Martha, en América. / E. C.

Visitados los animales, 'Un viaje planetario', que cuenta con financiación del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, centra su atención en la figura humana. Bajo el epígrafe 'Cazar, bailar, luchas, besar', este apartado recuerda cómo las personas son minoría en el arte rupestre y las que aparecen son muy esquematizadas y algunas, incluso, «con cierto rango animal». Pero entre las que aparecen se pueden advertir ciertas actitudes de fiesta y de relaciones afectivas.

La siguiente parada es la más singular. La exposición, que reúne todo su arsenal informativo en varias colecciones fotográficas y de cartografías, se detiene en los signos descritos como «la más antigua abstracción». De su significado se sabe muy poco, ya que «en cada lugar o tiempo un mismo signo puede tener una lectura distinta».

El viaje se cierra en las técnicas con las que se llevaban a cabo cada una de las representaciones. Se sabe que la pintura y el grabado son las más comunes y la exposición cuenta cómo se desarrollan. Las primeras «disolviendo en el agua oxido de manganeso o carbón, para lograr el negro, minerales de óxido de hierro, para los rojos y pardos». Luego aplicaban los colores con los dedos, con pequeñas plumas o simplemente soplando sobre las paredes. Los grabados, sin embargo, se creaban golpeando la roca. Unas rocas por las que han pasado miles de años y a las que, gracias a esta exposición, nos asomamos ahora.

Del 12 de febrero al 21 de junio

Inauguración: 12 de febrero, a las 11:00 h.

 

Horario: de miércoles a domingo, en el horario de apertura del Centro.

 

Acceso gratuito con la entrada al Centro. Consultar tarifas del Centro, aquí.

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