I) El Corpus Inscriptionum Latinarum (CIL)

El Corpus Inscriptionum Latinarum (citado en bibliografía y recopilaciones de fuentes como CIL) es una recopilación exhaustiva de inscripciones latinas de la Antigüedad. Representa la fuente que proporciona autoridad en la documentación de la epigrafía superviviente de la Antigüedad clásica. Al acoger todo tipo de inscripciones, públicas y privadas, arroja luz sobre todos los aspectos de la vida y la historia de Roma.

El CIL recolecta todo tipo de inscripciones latinas del territorio entero del antiguo Imperio Romano, ordenándolas geográfica y sistemáticamente. Los primeros volúmenes recopilaron y publicaron versiones autorizadas de todas las inscripciones previemente publicadas. El Corpus continúa siendo actualizado con nuevas ediciones y suplementos.

En 1847 se creó un comité en Berlín para publicar y organizar tal colección, sobre la base del trabajo de cientos de eruditos de los siglos precedentes. La principal figura del comité fue Theodor Mommsen ( que escribió varios de los volúmenes correspondientes a Italia). Gran parte del trabajo suponía inspecciones personales de lugares y monumentos, en el empeño por replicar el original en todo lo posible. En los casos en que una inscripción previamente citada no lograba encontrarse, los autores intentaban lograr una versión ajustada comparando las versiones publicadas por los que hubieran visto el original. El primer volumen apareció en 1853.


El CIL hoy

Actualmente, el CIL consta de 17 volúmenes en 70 partes, recogiendo aproximadamente 180.000 (ciento ochenta mil) inscripciones. Trece volúmenes suplementarios incluyen índices especiales. El primer volumen, en dos secciones, cubre las inscripciones más antiguas, hasta el fin de la República Romana; los volúmenes II al XIV están divididos geográficamente, según la zona donde se encontraron las inscripciones. El XVII, por ejemplo, se dedica enteramente a los miliarios. El XVIII contendrá los "Carmina Latina Epigraphica" [1]. El Index Numerum: Ein Findbuch zum Corpus Inscriptionum Latinarum se publicó en 2004 [2].

Las descriptiones incluyen imágenes de la inscripción original, si está disponible, dibujos que muestran las letras en su posición y tamaño original, y una interpretación que reconstruye las abreviaturas y partes perdidas, además de discutir cuestiones problemáticas. El idioma del CIL es el latín.

La Berlin-Brandenburgische Akademie der Wissenschaften continúa actualizando y reeditando el CIL. El precio actual de los 70 volúmenes es de 28,539.85.€

Volúmenes del Corpus Inscriptionum Latinarum

Vol. I: Inscriptiones Latinae ad C. Caesaris mortem
Vol. II: Inscriptiones Hispaniae [vid. II]
Vol. III: Inscriptiones Asiae
Vol. IV: Inscriptiones Pompeianae, Herculanenses, et al.
Vol. V: Inscriptiones Galliae Cisalpinae
Vol. VI: Inscriptiones urbis Romae
Vol. VII: Inscriptiones Britanniae
Vol. VIII: Inscriptiones Africae
Vol. IX: Inscriptiones Calabriae, Apuliae et al.
Vol. X: Inscriptiones Bruttiorum, Lucaniae et al.
Vol. XI: Inscriptiones Aemiliae, Etruriae et al.
Vol. XII: Inscriptiones Galliae Narbonensis
Vol. XIII: Inscriptiones trium Galliarum et Germaniarum
Vol. XIV: Inscriptiones Latii veteris et Supplementum Ostiense
Vol. XV: Inscriptiones urbis Romae
Vol. XVI: Diplomata militaria
Vol. XVII: Miliaria imperii Romani

Fuente: http://www.historiaclasica.com/2007/09/el-corpus-inscriptionum-lati... (9-9-2007)

Adiciones:

[1] Carmen/ pl. carmina: composiciones en verso, muy frecuentes entre las funerarias.

[2] Por Andreas Fassbender, cf. aquí.

Portal del CIL alemán: http://cil.bbaw.de/

II. Repertorios de epigrafía hispana en red

Los viejos volúmenes de Hispania redactados por Emil Hübner, el II (1869), y su Supplementum (1893), con poco más de 6.000 inscripciones, están siendo actualizados desde comienzos de los años 80 por un equipo germano-español: El portal de la UAH con acceso a las inscripciones de los tres fascículos (de 14) publicados hasta ahora, aquí.

Actualmente calculamos que las inscripciones hispanas superan las 25.000 (incluídas las visigodas). El archivo más actualizado es el Archivo Epigráfico de Hispania, en la UCM, que además publica desde 1989 la revista Hispania Epigraphica (accesible en http://www.ucm.es/BUCM/revistasBUC/portal/modules.php?name=Revistas..., que hace un tiempo va volcando en red y actualizando su repertorio, bajo el nombre Hispania Epigraphica On Line (HEpOL) ver http://www.ubi-erat-lupa.austrogate.at/hispep/public/index.php

Para una consulta sencilla de gran parte de los epígrafes del Imperio publicados, véase la base de datos Epigraphik-Datenbank Clauss / Slaby (EDCS), con búsquedas por palabras y geográfica antigua y moderna (aunque en las atribuciones a los núcleos antiguos no es completamente fiable).

CIL II, 5041: Decreto de Lucio Emilio Paulo, pretor de la Hispania Ulterior, para la Turris Lascutana, 19 de enero de 189 a.C. Tablilla de bronce de 25 x 14 cm, hallada en 1866, al parecer en la "Mesa del Esparragal", Alcalá de los Gazules (Cádiz). Se encuentra en el Museo del Louvre (foto A.E. Gordon, aquí). [A. C.]

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Respuestas a esta discusión

Investigadores de la UAH desgranan los secretos de las inscripciones latinas
Universidad de Alcalá


El Imperio Romano dejó una huella imborrable en el mundo occidental y su legado, escrito en las piedras, es objeto de estudio del centro Corpus Inscriptionum Latinarum (CIL), en el que investigadores de la UAH recopilan, clasifican y estudian las inscripciones latinas de la Península Ibérica.

Vía: Universia.es, 13 de septiembre de 2008

El principal cometido del Centro es elaborar la nueva edición del Corpus Inscriptionum de Hispania (CIL II),la recopilación de inscripciones latinas del Imperio Romano correspondientes a Hispania, que sigue fielmente la primera publicación del Corpus realizada por Emil Hübner en 1869.

“Contamos con una red de corresponsales en toda España que nos informan cuando aparece una inscripción latina, pero también nosotros buscamos sobre el terreno o en distintas publicaciones, como en los boletines de las Diócesis. Cuando se localiza la inscripción, comienza nuestro trabajo”, explica Helena Gimeno, directora del centro. Esta labor de recopilación ayuda a recuperar el patrimonio. “A veces logramos salvar piezas valiosas, como cuando encontramos una inscripción en el antiguo zoológico de San Fernando de Henares. El propietario estaba a punto de deshacerse de ella. Hoy está expuesta en el Museo Arqueológico de Madrid”, comenta Gimeno.

“El primer paso es descartar falsificaciones. Una vez comprobada la autenticidad de la pieza se realiza un calco con papel de estraza. Antiguamente solían estar rellenas de minio rojo, pero muy pocas lo conservan”. La siguiente fase consiste en el estudio y edición de la inscripción; un proceso complejo en el que se describe la pieza, se realiza una referencia del hallazgo, se lee y se traduce la inscripción del latín al castellano y se contextualiza en su época.

Es un proceso de documentación muy concienzudo que, bien hecho, proporciona una información muy valiosa. “Por el tipo de letra se puede saber de qué época es la inscripción y por la forma, la zona de procedencia. Por ejemplo, las inscripciones de Cádiz suelen ser hexagonales”, indica la investigadora de la UAH. Las inscripciones a veces se encuentran tan deterioradas que no son legibles, pero aún así “tienen un gran valor, porque es importante saber que en una zona existía el hábito epigráfico”, apunta José Luis Moralejo, catedrático de Filología Latina de la UAH e investigador del CIL.

Una vez completado el estudio de la inscripción, se publica en revistas especializadas para que la comunidad científica tenga a su disposición los datos. La epigrafía se constituye en una herramienta útil para los arqueólogos y los historiadores sociales. Gracias al estudio de las inscripciones sabemos, por ejemplo, que el latín de Mérida es más correcto que el usado en Pompeya.

Internet al servicio del Imperio Romano

Uno de los objetivos del CIL II es divulgar los resultados de las distintas líneas de investigación que tiene abiertas, y cuenta con una página web www2.uah.es/imagines_cilii/
como principal herramienta para dar a conocer la epigrafía hispánica. A través de ella se puede acceder a las fotografías de las inscripciones latinas de los fascículos editados por el centro, a una variada información sobre anticuarios y epigrafistas y a los fondos documentales del Archivo Histórico de la Provincia de Castilla de la Compañía de Jesús. Un biblioteca on-line con artículos de investigación completa la información contenida en la web.

La página se convierte en un instrumento esencial para los investigadores, dado que las inscripciones están disponibles en un tamaño y calidad óptimos para su estudio. Para completar la información disponible, las inscripciones enlazan directamente con la Epigraphische Datebank de Heidelberg, donde se accede al texto de cada inscripción. “La página web del CIL II está al servicio del investigador.

Gracias a ella podemos consultar tanto la bibliografía como las inscripciones latinas desde cualquier parte del mundo, de una forma rápida y sin perder el rigor científico”, afirma Jonathan C. Edmondson, profesor de Historia Antigua de la Universidad de York de Toronto (Canadá), que centra su investigación en Mérida y Lusitania. “De esta forma es suficiente con venir una vez al año para confirmar mis hipótesis, ya que toda la información está disponible en Internet. Es muy útil para mi trabajo”.

El CIL II se encuentra inmerso en otro ambicioso proyecto, completar el Corpus Hispalenses. También pretende ampliar el volumen de información contenida en su página web. Esto implica que “filólogos, historiadores, documentalistas e informáticos sigamos trabajando de forma conjunta”, comenta Margarita Vallejo, profesora de Historia Antigua e investigadora del CIL. “Se trata de un proyecto que sigue vivo. Las fichas correspondientes a cada inscripción siempre están abiertas, dispuestas a ser completadas con los descubrimientos que vamos realizando”, añade Vallejo.

Los alumnos de la Universidad de Alcalá tienen la oportunidad de participar en esta apasionante aventura, ya que a partir del próximo curso académico podrán realizar en el CIL las prácticas curriculares para el título de grado de Filología Hispánica, Historia y Humanidades. También los estudiantes con vocación investigadora tienen cabida en este centro, donde podrán compaginar la realización de su tesis doctoral con labores de apoyo a la investigación. “Los alumnos tienen una oportunidad única de asomarse a la primera línea de investigación a través de la piedra”, concluye el profesor Moralejo.

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