Se trata de los entierros más antiguos en Mesoamérica de acuerdo a investigaciones publicadas por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Dos entierros encontrados en el sitio de Tayata, en la Mixteca Alta de Oaxaca, han revelado cremaciones in situ de hace 3 mil años, las más antiguas conocidas hasta ahora en Mesoamérica, según expertos del St. John Fisher College, de Rochester, y de la Southern Illinois University, cuyas investigaciones fueron publicadas por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences http://www.pnas.org/.
Vía:
PeriódicoDigital.com.mx, 29 de abril de 2008
No sólo se trata de un rito previo al surgimiento de los estados urbanos, sino que ocurrió milenios antes de que las fuentes históricas refirieran esta práctica a los reyes mixtecos y los emperadores de Tenochtitlán, subrayan en su investigación William N. Duncan, Andrew K. Balkansky, Kimberly Crawford, Heather A. Lapham y Nathan J. Meissner.
Esta costumbre funeraria destaca en Tayata como signo de distinción social, toda vez que se ubicaron en el mismo lugar otros entierros no asociados con la cremación.
A partir de los patrones de consumo, las características del área donde residían y el arreglo de ambos entierros, los autores establecen que los individuos cremados pertenecían a una familia de alto rango.
En el primer entierro se hallaron los restos de una mujer de entre 18 y 25 años, y en el segundo de una persona de sexo indeterminado, de entre 15 y 25 años. Ambos fueron cremados in situ, pero en el segundo, probablemente por actividades agrícolas, se removieron los huesos largos y el cráneo, principalmente.
"El término cremación in situ indica que el cuerpo fue sepultado en el mismo lugar donde se le prendió fuego, es decir, el individuo se colocó en estado cadavérico o esqueletizado, se le prendió fuego, no fue removido y finalmente fue sepultado. Esto implica que fue cremado en la sepultura y así lo encontraron los arqueólogos. Estamos ante la pira funeraria y la sepultura a la vez", explica la arqueóloga Ximena Chávez, autora del libro Rituales funerarios en el Templo Mayor de Tenochtitlán (Colección Premios INAH).
Es bien sabido, agrega, que los mexicas cremaban a quienes fallecían por vejez o enfermedad, y a aquellos caídos en las batallas. En estos casos, la posición social también era tomada en cuenta al elegir la cremación, pues era un tratamiento funerario costoso y muy elaborado.
Otro aspecto que destaca la arqueóloga es la presencia de restos óseos de animales en los entierros de Tayata, principalmente perros y venados.
"Dos mil 500 años después de los entierros de Tayata, los pueblos mesoamericanos asociaban al perro con el acompañante del difunto al inframundo, mientras que el venado solía relacionarse con el fuego o con el ocaso del Sol. Estas nociones tan arraigadas, si bien no se originaron propiamente en Tayata, pueden tener su antecedente en el periodo Formativo (o Preclásico)".