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Monterrey/Lorenzo Encinas31-Marzo-08
Es uno de los lugares que habitaron algunas de las cientos de tribus originales que vivieron en este territorio y que hoy sus huellas son seguidas y estudiadas por los especialistas.
Personal del INAH realizó un detallado registro topográfico. Fotos: Lorenzo Encinas
Las montañas, cuevas y cañones del municipio de García aún esconden infinidad de sitios arqueológicos.
Entre la sierra, en medio del desierto, oculto entre las rocas, fue descubierto un sitio con pinturas rupestres que datan desde hace cuatro mil quinientos años antes de nuestra era. Se trata de cinco oquedades donde hay líneas punteadas, zig-zagues, círculos y figuras elaboradas con pintura roja.
El lugar se trata de una serie de cinco abrigos donde las tribus antiguas dejaron dibujos, los cuales pueden catalogarse dentro del estilo conocido como tradición al estilo del sitio llamado chiquihuitillos, lugar con manifestaciones pictóricas ubicado en el municipio de Mina, dijo Moisés Valadez, arqueólogo del centro INAH-Nuevo León.
Las dimensiones del sito abarcan los siete metros de ancho y unos 30 de largo, y se encuentran en la parte alta de un cerro en el corazón de la zona desértica de García.
El investigador comentó que la antigüedad del nuevo vestigio puede llegar a ser anterior a las altas culturas mesoamericanas.
Por su ubicación, dentro de un cañón natural, la acústica del lugar lo hacía ser un punto especial, de hecho Valadez Moreno considera que el espacio pudo ser utilizado como un emplazamiento ritual. La abundancia de peyote en las inmediaciones del área de las pinturas así lo evidencian.
“Por la conformación del terreno, se forma como una concha donde se escucha muy bien el eco de las voces. La voz y los gritos pueden ser escuchados bastante retirado”, advierte el especialista.
Cabe aclarar que, a diferencia de otros puntos de su tipo en Nuevo León, éste no presenta huellas de vandalismo, situación que lo hace viable para la realización de futuras investigaciones.
“Los arqueólogos llevaron a cabo una serie de trabajos de prospección inicial; en un segundo paso se realizará un registro detallado para analizar la factibilidad de estudios a profundidad, como serían excavaciones y sondeos”, puntualizo el autor del libro Arqueología del Noreste.
Durante la inspección del nuevo lugar, los investigadores buscaron en otras cuevas aledañas vestigios prehistóricos.
“Vamos ver con mayor detenimiento y llevar a cabo sondeos en las cuevas para analizar el potencial, para dictaminar futuras excavaciones”.
Héctor Jaime Treviño Villarreal, delegado del INAH-Nuevo León mencionó que el sitio llevará el nombre Cañón de don Ramiro y se une a los 12 sitios con pinturas rupestres y a los 200 con petroglifos existentes en García, Nuevo León.
Otro de los descubrimientos en otra zona arqueológica de García es la presencia del llamado arte mobilar. Esta forma de petrograbados realizados en piedras pequeñas está en otros lugares con manifestaciones rupestres de Mina y El Pelillal en Ramos Arizpe, Coahuila.
“La primera vez que vimos este tipo artefactos fue en Boca de Potrerillos, y esto fue como una caja de pandora porque al encontrar las primeras piedras y publicar el artículo, muchos saqueadores lo vieron y empezaron a buscar estas piedras”. A estas rocas encontrados en García, Valadez Moreno las cataloga dentro de la tradición Boca de Potrerillos y tienen una antigüedad de más de cuatro mil años.
Hallazgo sumamente importante
Como un descubrimiento trascendental fue catalogado por Héctor Jaime Treviño Villarreal, reconocido historiador y delegado del INAH, la nueva zona con pinturas rupestres, que se une a la serie de nuevas pistas para comprender la historia de los pobladores originales del noreste de México.
“Estas manifestaciones de pintura rupestre nos dan a entender que había una cultura, que eran pueblos que manejaban ciertos conceptos relacionados con las estaciones del año y cuestiones astronómicas y esto hecha abajo el concepto de que era tierra de gente bárbara, inculta e incivilizada”, afirmo Treviño Villarreal.
Para el entrevistado, el descubrimiento de piezas de arte mobiliar en la zona de García es muy significativo por los alcances que este hecho tiene dentro del contexto de la arqueología prehistórica del norte de México.
“Eso nos da más elementos a juicio para entender las antiguas etnias y a la vez nos hace sentir orgullosos del porqué debemos de implementar una campaña intensiva para modificar los conceptos de la prehistoria local”.
Pese a que en Nuevo León no contamos con edificios como en algunas partes de México, aclara Treviño Villarreal, que los vestigios son igual de valiosos que las construcciones.
“Tiene hasta mayor valor,pues los grupos habitaron aquí mucho antes de que existieran las civilizaciones que se asentaron en el Valle de México o en el sur del país”.
Treviño Villarreal destacó el hecho de hacer una arqueología científica en Nuevo León ha marcado importantes avances que arrojan datos acerca del conocimiento de las tribus originarias de nuestra entidad. Además agregó que de las 250 etnias aniquiladas no queda nada, pese a que participaron activamente en la conformación de nuestro estado, por lo que es justo destacar su presencia.
Vestigios
El lugar se compone de una serie de cinco abrigos donde las tribus antiguas dejaron dibujos, los cuales pueden catalogarse dentro del estilo conocido como tradición chiquihuitillos.
Por su ubicación, dentro de un cañón natural, la acústica del lugar lo hacía ser un punto especial, por lo que se considera como un emplazamiento ritual.
El sitio llevará el nombre de Cañón de don Ramiro, y se une a los 12 lugares con pinturas rupestres y a los 200 con petrograbados existentes en García, Nuevo León.