Marte es el dios romano de la guerra. En un principio podríamos pensar que por esta razón el dios del Teleno era simplemente un dios guerrero, propio de un pueblo en extremo belicoso, tesis en principio apoyada por la referencia de Estrabón a los sacrificios a Ares de animales prisioneros y caballos atestiguados para astures, galaicos y cántabros(1). Esta parece la opinión general, pero nosotros intentaremos ahondar un poco más.
Es también conocida la antigua dimensión agraria del dios de la guerra:
«MARS, una contracción de MAVERS o MAVORS [...] El Marte romano, que fue un dios de la guerra se apellida Gradivus (= grandis divus, el gran dios), también llevaba el epíteto de Silvanus, y parece haber sido antiguamente una divinidad agrícola; y se le hacían ofrendas propiciatorias como guardián de los campos y ganados [...] Figuraba al lado de Júpiter; como él llevaba el epíteto honorable de Padre (Mars-piter); fue uno de los tres dioses tutelares de la ciudad, a cada uno de los cuales Numa asignó un flamine [sacerdote]»(2).
Fue el primer gran dios de los romanos, el padre de sus fundadores Rómulo y Remo, y además un dios-toro: «Hubo un tiempo en el que el toro estaba en estrecha relación con el dios [Marte], mejor aún, mejor dicho, en realidad lo representaba, exactamente lo mismo que hicieron el lobo y el pájaro picapinos»(3). Para Mircea Eliade el dios-toro es una divinidad universal, consecuencia de la evolución de las divinidades celestes que producen dos tipos que interfieren ente si: «1) el dios del cielo, dueño del mundo, soberano absoluto (déspota) guardián de leyes; 2) el dios del cielo, creador, principio masculino por excelencia, esposo de la gran diosa telúrica, dispensador de la lluvia […] Pero en todos sus representantes aparecen las siguientes constantes: hierogamia con la diosa Tierra; el trueno, la tormenta y la lluvia; relaciones rituales y míticas con el toro»(4). Incluso el culto de Marte rivalizaba con el de Júpiter(5), siendo representado vestido con armadura, casco emplumado, escudo y lanza(6).
Como
Marmar era invocado para proteger el campo de enemigos invisibles como pestes, enfermedades, etc. Así sucede en la la invocación de los Hermanos Arvales, una secta cuya obligación era guardar los campos y ganados: el
Carmen Arvale en la que se suplicaba al dios Marte y a los Lares para que protegieran los campos de plagas y calamidades en el contexto de una fiesta celebrada en mayo en honor de la diosa
Dea Dia(7). Como
Mamurius representaba el espíritu del año que daba término siendo expulsado con varas: «
Cada año el 14 de marzo un hombre vestido con pieles se conducía en procesión a través de las calles de Roma, golpeado con varas largas blancas, y expulsado de la ciudad. Se le denominaba Mamurius Veturius, es decir, "el viejo Marte" y como la ceremonia tenía lugar en el día que seguía a la primera luna llena del antiguo año romano (que comenzaba el 1 de marzo), el hombre vestido con pieles debía representar el Marte del año pasado, que era expulsado en el comienzo de uno nuevo [...]
Una vez más, el hecho de que el mes vernal esté dedicado a Marte parece apuntar a que era una divinidad de la vegetación que germina»
(8). Se celebraban carreras de caballos en honor de Marte, denominadas Equiria, que tenían lugar el 27 de febrero y el el 14 de marzo y carreras de carros el 15 de octubre, ocasión en la que un caballo denominado
Equus October se sacrificaba al dios en el
Campus Martius, utilizándose su sangre en magia de fertilidad
(9). Cada cinco años, el estado realizaba un solemne sacrificio (dei suovetaurilia) en su honor, sacrificándose un cerdo, una oveja y un toro
(10).
Su mes era Marzo, cuyo comienzo marcaba el comienzo del año, además del comienzo de las campañas militares y las operaciones agrícolas(11). Obsérvese que, junto con Jano, estaba relacionado con el comienzo del año.
Marte formaba parte de la arcaica triada capitolina junto con Júpiter y Marte, y cada uno contaba con sus respectivos sacedotes, los flamines mayores: los Flamen Martialis, los Flamen Dialis y los Flamen Quirinalis, respectivamente.
Los Salii eran los “sacerdotes saltarines” de Marte, y se dice que saltaban para que, por magia simpática, los cultivos crecieran. Doce patricios, los Palatini por Marte se enfrentan a doce Agonales por Quirino en una danza en honor de los dioses Marte y Quirino que tiene lugar en marzo. Llevan túnicas bordadas con cinturones de bronce, togas con tiras escarlatas y púrpuras y gorros cónicos. Cada uno de los danzantes salios lleva una espada al cinto, una lanza en su mano derecha u un escudo tracio en su izquierdo. Hacen movimientos rírmicos al sonido de una flauta y cantan himnos tradicionales. En sus cantos los danzantes salios hacen mención a Mamurius Veturius, el Marte Viejo, y un golpean un cuero con barras(12). Los escudos son copias del escudo sagrado de Marte, el ancilo, que cayó del cielo y que, conservado en la oficia del pontífice máximo del Foro, era considerado como la promesa o garantía de la continuidad del Imperio Romano(13).
El enfrentamiento ritual entre dos bandos, la alusión al Marte Viejo, la expulsión del mal y del invierno personificado en un hombre vestido con pieles, el comienzo del año,... todo ello hace referencia a los ritos y celebraciones ligados a la crítica transición del invierno al verano. Además, el estruendo de la lanza y el escudo en la danza puede representar la magia del trueno, como demanda de lluvia para los campos(14). Aquí, Marte parece estar representando el papel del invierno que es derrotado por el verano, cuyo papel es desempeñado por Quirino pero ¿quién es Quirino?
Quirino es el patrón de los ciudadanos, los quirites y recibió culto desde la mayor antigüedad en la colina Quirinal, en un sacellum próximo a la Porta Quirinalis. Su carácter es confuso, presentándose como una divinidad originalmente propia de los sabinos, simétrica a Marte, y sincretizada después de la reconcilización de sabinos y romanos. Servius Danielis en Aeneid 1.292 dice «cuando Marte brama como una tormenta sin control (saevit), se le llama Gradivus; cuando está tranquilo (tranquillus), se le llama Quirino», y más adelante «Quirino es el Marte que preside sobre la paz y que es adorado dentro de la ciudad, miestras que el Marte de la guerra (belli Mars) tiene su templo fuera de la ciudad»(Aeneid 6.859)(15). Quirino es el Portador de la Lanza o Guerrero, y era también epíteto de Marte, aunque era utilizado más frecuentemente como nombre de Rómulo deificado(16). Es decir, Marte y Quirino se nos presentan como las dos caras opuestas de una misma divinidad, representando respectivamente el invierno y el verano, la noche y el día, la muerte y la vida, la guerra y la paz, dos facetas que se unen en el Padre Marte, el dios-toro invocado para proteger las cosechas. Esta propuesta es muy distinta de la trifuncional de Dumezil(17), que asigna a Marte la segunda función, o guerrera, y a Quirino la tercera o productiva.
Marte y Quirino son así una especia de gemelos divinos, como son también Hércules y Iphicles, Apolo y Diana, Castor y Polux, o Rómulo y Remo, hijos de Marte y fundadores de Roma. Por cierto, Rómulo y Remo mataron al usurpador de su abuelo Numitor, su hermano Amulio, y
Rómulo mató también a su hermano Remo. Hay también otra circunstancia relevante: Quirino, como Rómulo deificado, es hijo de Marte y es también un hombre que ha adquirido finalmente la condición de dios, lo que le permite actuar como mediador entre los hombres de los dioses, como psicopompo. Quirino sería así análogo a una especie de Mercurio, Hércules o Cristo.
Voy a terminar profundizando algo más en la dimensión atmosférica de Marte como dios supremo. Ya habíamos apuntado previamente su identidad como dios-toro, que la lanza, asimilable al rayo, era uno de sus atributos y que en la danza de los salios, que representa el combate mortal entre Marte y Quirino, se utilizaba el sonido rítmico de lanzas y escudos para propiciar la lluvia por magia simpática. Varios autores subrayan el carácter de Marte como divinidad del tiempo atmosférico a través de la etimología de su nombre. Así Max Müller defendía que las raíces MAR y MAL, presentes de Marte, en el nombre del martillo de Thor, Miölnir, o en los védicos Maruts, dioses menores atmosféricos asistentes del dios Indra, significarían “machacar” o “golpear”:
«Regresemos ahora al significado original de MAR y MAL, que fue, como hemos visto, es "machacar", "golpear"[...] Es curioso que el nombre del rayo de Thor derive de la misma raiz; el martillo de Thor, Miölnir, significa "lo que golpea violentamente o machacador" [... ] Y si los Moliones y Aloadae derivan su nombre de la raíz "mar", difícilmente podemos dudar que Marte y Ares, el prisionero de Aloadane, tienen ambos el mismo origen. En sánscrito la raíz MAR lleva a Marut, la tormenta, literalmente "el machacador" y en el carácter de los Maruts, los compañeros de Indra y su batalla diaria con Vritra, es fácil descubrir los gérmenes de las divinidades marciales. La misma raíz puede explicar completamente el Marte latino, Martis, y considerando el carácter incierto de la "m" inicial, el griego Ares, Areos [...]; Tanto Marte en Roma como Ares en Tracia, aunque su culto estaba restringido a pequeños territorios, ambos asumían el carácter de divinidades supremas tutelares. La única conexión entre las divinidades clásicas Marte y Ares y los Maruts indios es su carácter guerrero; y si tomamos a Indra como el conquistador del invierno, como el destructor de la oscuridad, como el continuo ganador en la batalla contra las fuerzas hostiles de la Naturaleza, entonces él, como líder de los Maruts, que actúan como su armada, asume un papel con una marcada similitud con Marte, el dios de la primavera, el proporcionador de la fertilidad, el destructor del mal»(18).
Henry Nettleship hace referencia a Marte como «el dios de la destrucción, y así el dios tanto de las tormentas como de la guerra», que apoya con una nota sobre su etimología:
«Marte es frecuentemente identificado con Marút-, el título de los dioses de la tormenta en el Rig-veda. Grassmann supone mar- en este caso con el significado "brillar" y así hace a los Maruts y a Marte dioses de la luz o el brillo. Parece más natural conectar a Marte con mar-cus, un martillo (Isidoro 19.7, marcus malleus maior), y suponer que la palabra significa "el que golpea", por tanto, el dios de la tormenta y la luz. Esto fue sugerido en una nota de Paulo, (p. 131), Mamercus praenomen est Oscorum ab eo quad hi Martem Mamertem dixerunt. Mamercus debe ser marcus reduplicado, como Mamers significa Mar-mers: las formas Mar-mar y Mar-mor en realidad se producen en el carmen fratrum Arvalium. Ma-murius (=Mar-murius) es el martillo de la leyenda italiana. Mar- es explicada por Böthlingk y Roth como serschlagen, zerstören. Así marcus sería la cosa, Marte la persona, cuya función es golpear y destruir. La forma Maspiter (=Mars pater) es atestiguada por Varro, L.L. 8,49; 9, 76; 10, 65. Mavors creo que es una palabra diferente de Mamers. Cicerón (N.D. 2, 67) menciona una etimología para Mavors, qui magna verteret. En lo que se refiere a verto, creo que tiene razón: Mavors puede bien significar "el que previene la destrucción" (mar-vort-)»(19).
Por último, y como introducción al próximo capítulo, un extrato de Roger D. Woodard que muestra la analogía entre la invocación de los Hermanos Arvales a Marte y los Lares en relación con la actividad del dios védico Indra y los Maruts:
«En la diagonal que se extiende desde el olivar de Robigus y cruzando la ciudad de Roma está el templo de Marte en la Via Appia, con el cual Alföndi relacionaría el grupo de estatuas formada por Marte y lobos de Tito Livio. Alföldi señala la localización del templo al sureste en el Ager Romanus; aunque como hemos visto hay gran evidencia de que el templo estaba más cerca de Roma que lo que era habitual con los puntos límite. Sin embargo el lugar del templo es de gran interés, como hemos visto, ya que hay se encontraba una piedra (resultando la reminiscencia local de de un espacio límite con su característico terminus de piedra) - la piedra conocida como Lapis Manalis. Los Pontífices la transportaban dentro de las murallas de Roma en los tiempos de sequía, para traer lluvia a la ciudad. La piedra que hacía llover toma su nombre de los Manes.
«Lo poco que conocemos de la Lapis Manalis es suficiente para revelar algunas características que ya hemos encontrado a lo largo del límite del Ager Romanus. No sólo hace acto de aparición nuevamente Marte, sino que lo hace junto con un brindador de lluvias. Esta es exactamente la concatenación provocada por los Fratres Arvales cuando, invocando a Marte, le ruegan para llamar a los Semones, los brindadores de la lluvia -una combinación paralela a la de Indra y los Maruts. ¿Puede el conjunto romano extenderse a los tres miembros recurrentes? No sólo los Arvales cantan a Marte y los Semones, sino también a los Lares, hijos de la ctónica Mater larum. Precisamente, la piedra brindadora de lluvia de Marte en la Via Appia lleva el nombre de los Manes moradores de la tierra. En la India védica, los Maruts no son extraños al conjunto extendido. Como hemos visto, la Atharva Veda presenta a los Maruts como los que transportan a los muertos a la compañía de Pitaras (los manes) y los refrescan con la lluvía que desciende. En la Via Campana y en la Via Appia estamos probablemente en la presencia del conjunto divino de tres con un muy profundo origen arcaico indoeuropeo»(20).
Vamos a desarrollar esta interesante conexión de Marte con Indra. Próxima parada: la India védica.
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(1) «[Los montañeses galaicos, astures y cántabros] Generalmente comen carne de macho cabrío y sacrifican a Ares uno de estos animales, prisioneros y también caballos: Hacen hecatombes de cada especie al modo griego, como dice Píndaro, “de todo sacrifican cien”» ESTRABÓN, Geografía, III, 3, 7-8
(2) CHAMBERS, W. y R., Chambers's encyclopædia, A dictionary of universal knowledge for the people, Vol. VI, 1864, p. 339
(3) ALTHEIM, F., A history of Roman Religion, Methuen & Co. Ltd., 1938, pp. 66-67; «En la mitología romana, Marte, un dios de la guerra, era conocido como el "dios-toro" y frecuentemente representado con las orejas y cuernos del toro». DALY, K.N., RENGEL, M., Greek and Roman Mythology A to Z, Chelsea House, 2009, p. 28
(4) Ejemplos son T'ien, Varuna, Ahura Mazda, en el primero, y Zeus, Min, Parjanya, Indra, Rudra, Haddad, Ba'al, Júpiter Dolichenus o Thôrr. ELIADE, M., Tratado de Historia de las Religiones. Morfología y dialéctica de lo sagrado, Ediciones Cristiandad, 2009 (1ª ed. 1949), pp. 166-167; «Destacado entre estos [divinidades reguladoras del tiempo y las estaciones] estaba el dios del trueno, que traía el rayo y la lluvia; en los himnos védicos este papel era cumplido por el dios supremo Indra; en el mundo latino era Júpiter Tonante; en la mitología Nórdica, aparecía como Thor que es el siguiente en importancia al propio Odín, y en la mitología céltica era conocido como Taranis. El dios de la tormenta recibía culto bajo el título de Maruts, el latino Marte y el griego Ares». MacBAIN, A., Celtic Mythology and Religion, Cosimo, 2005, p. 36
(5) CARTER, J. B., The Religion of Numa, Macmillan, 1906, pp. 174 y ss
(6) JORDAN, M., Dictionary of gods and goddesses, Facts On File, 2004, p. 191
(7) «debido a su caracter fertilizador y portador de la lluvia que hace que la vegetación crezca, el dios del trueno se considera a veces como un dios de la agricultura, incluso en su caracter de dios de la guerra. El Marte romano así aparece en la canción de los Hermanos Arvales, una secta cuya obligación era guardar los campos y ganados». SPENCE, L., An Introduction to Mythology, Cosimo, 2005, p. 124
(8) FOWLER, W.W., The Roman Festivals of the period of the Republic, MacMillan, 1899, p. 48
(9) RAMSAY, W., A manual of Roman antiquities, Charles Griffin and Company, 1870, p. 319
(10) LURKER, M., The Routledge Dictionary of Gods and Goddesses, Devils and Demons, Routledge, 2004 (1ª ed. 1984), pp. 120-121
(11) FOWLER, W.W., The Roman Festivals of the period of the Republic, MacMillan, 1899, p. 36; WILSON, C.G., One God One Word: The Truth About The Knowledge And Worship Of God, Trafford, 2004, p. 18
(12) DILLON, M., GARLAND, L., Ancient Rome: from the early Republic to the assassination of Julius Caesar, Routledge, 2005, p. 120; FRAZER, J. G., The Golden Bough. A Study in Magic and Religion. IX. Part 6. The scapegoat, Volumen 9, Elibron Classics, 2005, (facsimil de la edición de 1920 publicada por MacMillan), pp. 213-232; SMITH, W., A dictionary of Greek and Roman antiquities, 1842, p. 835
(13) LURKER, M., The Routledge Dictionary of Gods and Goddesses, Devils and Demons, Routledge, 2004 (1ª ed. 1984), pp. 120-121
(14) WILSON, C.G., One God One Word: The Truth About The Knowledge And Worship Of God, Trafford, 2004, p. 18
(15) BONEFOY, Y., Roman and European Mythologies, University of Chicago Press, 1992, p. 145
(16) RAMSAY, W., A manual of Roman antiquities, Charles Griffin and Company, 1870, p. 319; Tanto Jano como Marte llevan el epíteto Quirino. PALMER, R. E. A., The Archaic Community of the Romans, Cambridge University Press, 1970, p. 166
(17) DUMEZIL, G., Los dioses de los germanos, Siglo XXI editores, 3ª ed (1ª ed. español 1973 por Siglo XXI, 1ª ed. francés por Presses Universitaires de France, 1959), pp. 25-26
(18) MÜLLER, M., Lectures on the science of language, Volumen 2, Conferencia VII-Sobre el poder de la raíces, La raíz MAR, 1863, pp. 322-324
(19) NETTLESHIP, H., Lectures and Essays on Subjects Connected with Latin. Literature and Scholarship, II. Early Italian Civilization: considered with espacial reference to the evidence afforded on the subject by the Latin language, pp. 23-44, Cambridge University Press, 2010 (1ª ed., 1885), p. 44
(20) WOODARD, R. D., Indo-European sacred space: Vedic and Roman cult, Board of Trustees of the University of Illinois, 2006, pp. 235-236
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(1) Plato de cobre grabado mostrando al dios romano Marte (o Ares), dios de la guerra y padre de Rómulo y Remo, de The war habits of the Romans, Der Kriegswesen der Roemer, 1824
(3) Escena del sacrificio de un toro al dios Marte, relieve del altar de Domitius Aenobarbus,Roma
(4) Rómulo y Remo, Museo Nuovo im Palazzo dei Conservatori, Rom
(5) La danza pírrica. Jean Leon Gerome, 1885
(6) Danza pírrica, Lawrence Alma-Tadema, 1869
(7) Danza Marcial, Gustave Boulanger, 1867