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Los filisteos pusieron el arca del Señor en la carreta, y las vacas echaron a andar por el camino que va a Bet-semes… sus habitantes, que estaban en el valle segando el trigo, al ver el arca se llenaron de alegría . (1Samuel 6)
Vía: protestantedigital.com | Francisco Bernal| 3 de marzo de 2012
Esta historia bíblica del retorno del arca a los israelitas después de que la hubieran capturado los filisteos en la batalla de Eben-ézer, está encuadrada en la frontera entre las cercanas ciudades filisteas de Gat y Ecrón y la judaíta Bet-semes. Concretamente en el valle del Soreq, cuyo curso asciende hasta Jerusalén como acceso natural desde la costa al interior.
Conozcamos un poco la historia de esta ciudad
Bet-semes, situada a 20 kilómetros al oeste de Jerusalén, hunde sus raíces en la Edad del Bronce, donde los excavadores encuentran las huellas de sus antiguos pobladores cananeos: la muralla con una puerta en el lado sur, edificios, joyas de oro, cerámicas, horno para trabajar el cobre, aljibes excavadas en la roca, incluso un ostrakón con inscripción protocananea.
Las primeras excavaciones en Bet-semes las comenzó el escocés Duncan Mackenzei en 1911 , duraron solo dos años por falta de financiación a cargo del Fondo para la Exploración de Palestina. Posteriormente Elihu Grant excavó el Tel entre 1928 y 1933, con el apoyo del Haverford College de Filadelfia. Estos trabajos pioneros adolecían de técnicas y métodos eficaces, proporcionando descripciones estratigráficas confundidas.
Ello impulsó a los arqueólogos israelíes Lederman Zvi y Shlomo Bunimovitz (Foto: el primero a la izquierda y el segundo a la derecha) de la Universidad de Tel Aviv la realización de nuevas excavaciones en el yacimiento desde 1990 hasta hoy.
En las últimas temporadas de excavación, los trabajos realizados en niveles del bronce, están sacando a la luz restos de grandes edificaciones cananeas destruidas violentamente.
En su estrato se ha descubierto una placa de cerámica con la imagen de una posible reina con rasgos egiptizantes con la flor de loto en sus manos (izquierda). Los excavadores piensan que podría pertenecer a Belit-nesheti, “Amante de las leonas”, única mujer gobernante conocida en Canaán, que aparece en las cartas de Tell el-Amarna.
En estas cartas figura la correspondencia de los reinos cananeos, súbditos posiblemente del faraón Amenofis III. La hipótesis de los excavadores se basa en que la datación del nivel de destrucción de la ciudad y de la placa hallada coinciden con el de las cartas pidiendo ayuda al faraón para que intervenga ante las incursiones de los violentos Habirus.
También los análisis de los caracteres cuneiformes y de la arcilla empleada en las tabletas, realizados por los profesores, Yuval Goren, Nadav Na'aman e Israel Finkelstein, indican que proceden de la región de Gezer y Bet-semes.
Los nuevos trabajos arqueológicos muestran cómo, a partir del siglo XII a. C., en Bet-semes se produce la interacción de tres culturas, con la manifestación de elementos cananeos, filisteos e israelitas. Ejemplos son los edificios excavados que utilizan pilares de vigas de madera sobre bases de piedra típicas en las construcciones cananeas. Por otro lado, se descubre la cerámica bícroma filistea y como elemento característico de la dieta en Israel la casi ausencia de huesos de cerdo. Por ello, las excavaciones actuales se llevan a cabo dentro de un entorno interpretativo basado en la antropología y la arqueología de las fronteras.
En este periodo se desarrolla el relato épico de Sansón (Jueces 13-16), situado en el valle del Soreq, donde se encuentra su ciudad natal Sorá, a tres kilómetros frente a Bet-semes, y también la cercana Timnat, donde vivía la primera mujer filistea que lo cautivó. Curiosamente puede estar relacionado el nombre de Sansón que significa “hombre del sol”, con el de Bet-semes, “casa del sol”.
A partir de la monarquía unida de Israel, en Bet-semes se aprecian cambios importantes: las construcciones de las viviendas están orientadas al interior formando calles semicirculares, y sus pilares pasan a ser de piedra, utilizándose para el suelo capas de yeso. La muralla pasa a ser del tipo casamata (dos muros paralelos unidos por otros perpendiculares formando celdas) utilizado en Judea. Los edificios gubernamentales y el de pilar tripartito, así como el mayor depósito subterráneo para el abastecimiento de agua hallado en Israel y un amplio taller para trabajar el hierro, evidencian la estructura de un estado centralizado que equipa de medios necesario a una ciudad frontera con el mayor enemigo de Israel, los filisteos. Esto coincide con el texto bíblico (1 Reyes 4), en que fue una de las ciudades importantes de las 12 provincias en las que Salomóndividió su estado.
Respecto al gran depósito aljibe citado, merece indicar que se trata una obra hidráulica imponente. En Bet-semes no hay fuente de agua y para suministrarla a la población se talló en la roca caliza una cisterna subterránea bajo una plaza, al noreste de la ciudad. Tiene una capacidad de 800 metros cúbicos. Con forma de cruz, sus lados miden 9 metros de largo, de 2 a 4 metros de ancho y 6 metros de alto. Está enlucida con un grueso estuco de yeso. El acceso al depósito se realiza por uno de sus lados a través de una amplia escalera que sirvió a los excavadores para datarlo en el siglo X a. C. También, por un orificio que servía de pozo, se extraía el agua desde el exterior. El aljibe se abastecía con el agua de lluvia recogida por una red de canales en la superficie.
El descubrimiento en Bet-semes, del trozo de un tablero de juego de doble cara, con el nombre de Hanán inscrito en su borde, hace pensar a los arqueólogos que se trata del nombre de una familia importante que vivió durante varios siglos en el valle del Soreq.
El criterio de los excavadores se basa en que el hallazgo del nombre en el tablero fechado en el siglo X a. C., es el tercero en la misma zona. De los otros dos, uno apareció en un óstrakon protocananeo del siglo XII a. C., localizado en Bet-semes durante la excavación de Elihu Grant y, el otro, en un fragmento de vasija del siglo X a. C., en la cercana ciudad de Timnat, con la inscripción “[Se]n Hanan”. Además, la opinión de los excavadores se ve reforzada al venir este nombre reflejado en el texto bíblico de 1 Reyes 4:9, junto a Bet-semes .
Entre final del siglo IX y principio del VIII a. C., fue construida una puerta de dos cámaras en el lado norte de la ciudad, para refuerzo de las murallas y mejor acceso a las fuentes del valle del Soreq. Probablemente se realizó durante el reinado de Amasias. Precisamente este rey de Judá se enfrentó en Bet-Semes al rey Joás de Israel (2 Reyes 14:8-14), sufriendo una gran derrota y la perdida del tesoro real y el del templo de Jerusalén.
Durante el siglo VIII a. C., la ciudad tuvo una prospera industria de vino y aceite, de la que se han encontrado instalaciones para la trituración y prensado. Asociado al reinado de Ezequías, se halló una gran cantidad de sellos en asas de vasijas, con la inscripción LMLK cuyo significado es “perteneciente al rey”.
Estas vasijas eran utilizadas para el aprovisionamiento real, y fue común en otras ciudades fortificadas de Judá, como preparación ante la amenaza de una invasión asiría. Hecho que ocurrió en el año 701 aC por Senaquerib. En sus anales, este rey asirio narra la destrucción de 46 ciudades importantes de Judá, una de ella sería Bet-semes, atestiguada por la arqueología y de acuerdo con la descripción realizada por la Biblia en 2 Reyes 18:13.
Después de la destrucción asiria, Bet-semes tuvo una pequeña población que se concentró alrededor del gran depósito de agua. Esta población se mantuvo hasta que el aljibe fue enterrado con 150 toneladas de tierra y escombros. Para los excavadores Bunimovitz y Lederman, lo cegaron los filisteos con el beneplácito asirio , en atención a la cerámica hallada en el interior del aljibe, que fue datada en el siglo VII aC. Sin embargo, en opinión de Alexander Fantalkin de la Univ. de Tel Aviv, en su análisis sitúa la destrucción del depósito en la invasión babilónica que sufrió Judá por Nabucodonosor.
A partir de entonces, Bet-semes quedó en ruinas, observándose pequeños rastros de ocupación, destacando tan solo los restos de un monasterio bizantino.
MÁS INFORMACIÓN
Bet-Semes imagen panorámica aljibe, y valle del Soreq.
http://moses.creighton.edu/vr/isr/SM/class.html
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