Foto: Hallazgo en la placeta de Villamena. 

GESPAD AL-ANDALUS ARQUEOLOGÍA

El subsuelo de Granada ha deparado la última gran sorpresa. Durante las excavaciones que se están realizando en pleno centro de la ciudad, en la placeta de Villamena, ha aparecido un sarcófago de plomo de época romana datado entre los siglos III-IV d.C. que, además, está sellado.

El hallazgo tiene una gran relevancia arqueológica y, de hecho, es el segundo sarcófago de plomo encontrado en Granada después del que apareció a escasos metros en el siglo XIX durante la construcción de la Gran Vía granadina. El hallazgo de la tumba romana en Villamena está aún por contextualizar aunque el siguiente paso será trasladarlo al Museo Arqueológico para abrir el ataúd romano.

La rareza del sarcófago podría indicar que contiene un ajuar relevante para su estudio, aunque tampoco es descartable que los investigadores encuentren un cadáver momificado que, en todo caso, aportaría un caudal de información a los expertos.

El hallazgo ha aparecido durante los trabajos arqueológicos en el antiguo edificio de la Caja General de Ahorros y Monte de Piedad de Granada que lleva a cabo Gespad Al-Andalus Arqueología y ha supuesto una gran sorpresa porque, en principio, los investigadores comenzaron los trabajos con la certeza de que iban a encontrar restos de asentamientos de la época musulmana, aunque no entraba en sus cálculos iniciales encontrar un sarcófago romano y sin abrir.

Para poner en contexto la importancia del hallazgo, la revista National Geographic se hizo eco en 2016 del hallazgo de otro sarcófago de plomo en Córdoba y, remontándose más aún en el tiempo, apareció otro féretro de similares características en Cádiz con un ajuar que estaba compuesto por una lucerna, dos tacitas y un lagrimal (recipiente de vidrio de paredes muy finas).

Incluso el Museo Arqueológico Nacional, donde se encuentra la Dama de Baza, cuenta entre sus piezas con otro sarcófago de plomo del siglo I d.C. que fue encontrado en la provincia de Jaén.

También tuvo repercusión mundial el descubrimiento en 2017 de otro sarcófago romano de plomo en Basilea, cerca de un sitio arqueológico romano, la Augusta Raurica. En este caso, el sarcófago contenía una osamenta humana, restos de textiles y varios recipientes y del estudio de su contenido los expertos dedujeron que albergaba el cuerpo de una mujer de clase alta.

En el caso de Granada, y a falta de conocer qué guarda en su interior, el sarcófago pasará en los próximas días al Museo Arqueológico, como está estipulado por ley en este tipo de hallazgos, donde será estudiado por los expertos y donde podrá pasar a ser exhibido en el museo que abrió de nuevo sus puertas hace un año.

Este descubrimiento se suma a los aparecidos durante las excavaciones en Los Mondragones, donde en una primera fase se encontró el mayor molino de aceite de época romana del Sur de España y, posteriormente en una segunda fase, unas termas construidas entre los siglos III y IV d.C. y que fueron utilizadas hasta el siglo VII.

En principio, y a falta de nuevos sondeos en la zona, se ha confirmado la existencia de una calle central en la villa romana de Los Mondragones de 3,5 metros de anchura, que por sus dimensiones debía ser propiedad de una de las grandes familias romanas.

Fuente: G. CAPPA | Granada Hoy, 10 de Junio de 2019

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Los secretos que revela (y los que aún esconde) el sarcófago romano de plomo hallado en Granada

El sarcófago romano de plomo hallado en el sótano de un edificio céntrico de Granada - Gespad al-Andalus SLU

En la céntrica calle de la Cárcel Baja de Granada, frente a la Catedral, las excavaciones arqueológicas continúan su curso en el antiguo edificio de Villamena. Los investigadores apuran los últimos días de trabajo, buscando algún resto arqueológico de valor o, por qué no, algún enterramiento más después de la sorpresa que supuso el hallazgo de un sarcófago romano de plomo en buen estado de conservación el pasado 4 de junio.

El ataúd de plomo, antes de ser trasladadoGespad al-Andalus SLU

Los arqueólogos se toparon con la tumba romana a 2,5 metros de profundidad con respecto al suelo del sótano, a unos 4-5 metros de la calle. Bajo una losa ligeramente aplastada descubrieron un ataúd plúmbeo de casi dos metros de largo y 40 centímetros de ancho, algo más estrecho en los pies que en la cabecera, y de entre 500 y 750 kilos de peso.

Aunque este tipo de sarcófagos están documentados en la Bética entre el siglo II y el IV d.C., Ángel Rodríguez Aguilera, el arqueólogo responsable de la prospección, lo data «entre el siglo III y IV d.C.» por el contexto arqueológico, pero con la debida prudencia. «Hasta que no excavemos su interior no podremos precisar más», indica.

Los técnicos trasladaron el ataúd el pasado 12 de junio hasta el Museo Arqueológico y Etnológico de Granada, donde está prevista su apertura «en los próximos días, a lo sumo semanas», según Rodríguez Aguilera. Un equipo multidisciplinar formado por este investigador y sus colaboradores; Inmaculada Alemán Aguilera, catedrática de Antropología Física y Forense de la UGR; Macarena Bustamante, especialista en arqueología romana de la UGR; la restauradora Carmen Jódar Hódar; y el arqueólogo inspector de la Junta de Andalucía, Juan Cañavate Toribio, afrontará entonces su excavación.


En su interior esperan contemplar un esqueleto acompañado de algún tipo de ajuar que, dado que el plomo conserva bien los restos, podrían encontrarse en buen estado, aunque los investigadores se muestran «muy prudentes». «Lo más importante para nosotros es la cantidad de información que podemos obtener del ritual de inhumación y las creencias de nuestros antepasados en el siglo III-IV d.C. porque son muy escasos los ejemplares sellados», subraya el arqueólogo, director de la empresa Gespad Al-Andalus.

De momento, los expertos están limpiando la superficie del ataúd y estabilizando la pieza para garantizar su conservación.

La limpieza ya está empezando a arrojar los primeros datos de interés científico, como el número de planchas utilizadas o el tipo de sellado, que es por presión, según Rodríguez Aguilera. «En principio, no parece que tenga decoración exterior, pero es probable que en algún punto conserve alguna marca del fabricante», augura.

Examinando el ataúd romano de plomo - Gespad al-Andalus SLU

El sarcófago es similar a otros hallados en los últimos en Córdoba, el lugar donde se ha descubierto el mayor número de ataúdes plúmbeos. Debió de pertenecer a una persona adinerada porque «el plomo es y era- entonces mucho más, explica el arqueólogo- un metal caro, cuya obtención no resultaba fácil. El acceso a un sarcófago funerario de este material no era fácilmente asequible».

Tumbas junto a una calzada de acceso a la ciudad

En época romana, la ciudad se circunscribía a la colina que hoy ocupa el histórico barrio del Albaicín. La parte llana, que hoy conforma el resto de la ciudad, formaba parte de la vega agrícola, surcada por tres ríos: el Beiro, el Darro y el Genil. En estos extramuros de la ciudad se han encontrado en los últimos quince años numerosos restos de villas romanas, entre los que destaca el yacimiento de Los Mondragones.

Durante el trasladoGespad al-Andalus SLU

En el caso concreto del Darro, que es la zona donde se encuentra Villamena, han ido apareciendo  enterramientos singulares que llevan a pensar a los arqueólogos que se utilizó como área funeraria. En 1902, muy cerca de este hallazgo, apareció otro sarcófago de plomo parecido al abrir la Gran Vía; en la calle Zacatín, aguas abajo, se encontró a finales de los 90 un importante conjunto de cerámicas griegas y vidrios fenicios asociado a un enterramiento; y ya casi en la desembocadura del río en el Genil -en la calle San Antón- se descubrieron varias urnas de incineración.

«Todo apunta a que siguiendo el cauce hubo una calzada de acceso a la ciudad romana y cerca de esa vía se producían enterramientos, unos más suntuosos que otros», subraya Ángel Rodríguez. El ataúd ahora descubierto, por tanto, «no tenía que estar necesariamente vinculado a la existencia de una villa» en el lugar.

En las excavaciones en el edificio de Villamena no han aparecido de momento más enterramientos romanos ni ningún otro resto relacionado con el sarcófago plúmbeo. «Todo lo que estamos excavando forma parte del edificio de la Alhóndiga de los Genoveses, fundada en el siglo XI y que se mantuvo como una especie de embajada comercial de los italianos en la capital del reino de Granada. Luego, a partir del siglo XVI se convirtió en la cárcel de la ciudad y siguió con ese uso hasta que fue demolida en 1932», relata el arqueólogo responsable de la prospección. Una vez concluyan los trabajos de campo, los investigadores valorarán los hallazgos en un informe y, si en la obra de remodelación del edificio para convertirlo en un hotel se hace un sótano, se realizará un control arqueológico de los movimientos de tierras.

Fuente: abc.es | 19 de junio de 2019

Aparece un cráneo en el sarcófago romano hallado en Granada

               El cráneo ha aparecido apoyado sobre un ladrillo a modo de almohada. - ABC

Un cráneo. Envuelto una masa de tierra conocida como «conglomerado Alhambra»: una mezcla de arcilla, arena, piedra y agua. La investigación preliminar del sarcófago romano encontrado hace unas semanas en Granada ha dado como resultado este primer hallazgo, a falta de que culminen los trabajos de limpieza y excavación del interior de este ataúd, cuya apertura se ha realizado con éxito, sin producir daños.

Los expertos coordinados por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y el Museo Arqueológico de Granada han conseguido descubrir el sarcófago datado entre los siglos II y IV d.C. y que ha permanecido sellado e intacto desde entonces. Se trata de un «hallazgo excepcional y de valor histórico» que permitirá ayudar a entender los ritos funerarios de la época romana. Según ha detallado la consejera, Patricia del Pozo, existe documentación de otro sarcófago similar localizado en 1902, del cual no se conserva absolutamente nada.


         La retirada de la tapa del sarcófago tuvo lugar el jueves. - ABC

El estudio del sarcófago comenzó este pasado jueves en el mismo Museo Arqueológico de Granada. Allí ha sido retirada la tapa del ataúd, de la que se han tomado muestras para poder analizar su procedencia y el proceso de fabricación. Este viernes, los trabajos se han centrado en la extracción del cráneo hallado tras la retirada de la cubierta. Además, en el interior se localizaron restos de las grapas de hierro que fijaban el revestimiento.

El cráneo presenta un buen estado de conservación -incluye la dentadura- y se encuentra en una posición forzada, apoyado sobre un ladrillo que hace la vez de almohada, según ha informado la Junta de Andalucía en un comunicado. El siguiente paso será la excavación del interior del sarcófago, colmatado de tierra húmeda, a través de las partes de más fácil acceso: los pies y la cabecera, dado que la pieza sufre un pinzamiento muy acusado en su zona central.

              Los trabajos están teniendo lugar en el Museo Arquelógico de Granada. - ABC

Los expertos trabajarán con sumo cuidado, pues cualquier intervención podría ser «agresiva». Debido a la laboriosidad de la tarea de excavación, el estudio del sarcófago —hallado en una cata rutinaria vinculada a unas obras privadas en un inmueble de la plaza Villamena de Granada— continuará la semana próxima a la búsqueda de nuevos restos óseos, así como posibles elementos textiles y piezas de ajuar que puedan proporcionar más información.

La consejera ha mantenido que «se trata de un hallazgo excepcional que puede aportar un importante volumen de información histórica sobre el individuo inhumado, los rituales de enterramientos e, incluso, el medio ambiente de la Granada romana».

Si los restos óseos se hallan en buen estado de conservación se podrá obtener el perfil biológico de la persona inhumada. También se analizarán las variaciones esqueléticas que pueden proporcionar información sobre hábitos, desarrollo músculo-esquelético y condiciones de salud.

Fuente: abc.es | 5 de julio de 2019

Al descubierto el sarcófago de Granada: un romano ilustre enterrado con sandalias de legionario


Periodistas fotografiando los restos del sarcófago en el Museo Arqueológico. / JORGE PASTOR

Lo enterraron para que descansara eternamente… hasta 2019. A expensas de que se inicie el proceso de análisis en el laboratorio, los primeros estudios realizados en el sarcófago romano hallado en los bajos del edificio Villamena confirman dos cosas que ya se habían adelantado: que era un varón y que pertenecía a una clase social alta. Pero los exámenes antropomórficos aportan otros muchos datos que se han podido conocer esta mañana. Que se trata de un varón que falleció cuando tenía entre 35 y 40 años, que era más bien bajito y que no sufrió una muerte violenta (tan sólo tenía señales de fractura en la muñeca izquierda).

Entonces, si no tuvo una muerte violenta ¿por qué la cabeza aparece desplazada respecto al resto del cuerpo? Tal y como avanzó este periódico hace unos días, porque a los pocos meses de producirse el óbito, los familiares volvieron a abrir el ataúd, manipularon el cráneo y le quitaron las rótulas. Un ritual post morten que era habitual en los romanos, tal y como se pudo comprobar en otros enterramientos realizados aquí mismo, en Granada, como el de los Mondragones o los que se localizaron en las obras del metropolitano, en el camino de Ronda, esquina con calle Recogidas

Queda, por tanto, completamente descartada la hipótesis de que la sepultura, datada entre los siglos II y IV antes de Cristo, fuera expoliada. Y ésta es, precisamente, la gran singularidad de este sarcófago. Que está intacto y que aporta muchísima información sobre las 'liturgias' fúnebres de esa época.

Hoy también se ha relevado que el susodicho debía ser un notable de la Granada romana, cuyo centro administrativo, comercial y ciudadano, estaba en el Albaicín. Era un individuo ilustre porque el material del sarcófago, el plomo, no estaba al alcance de la plebe, que sencillamente era inhumada envuelta en un sudario. También por el calzado que llevaba, unas sandalias militares con las típicas chinchetas de metal en la suela. Se pueden observar perfectamente a los pies del féretro. Un féretro, por cierto, que no tiene ningún tipo de inscripción. Se especula con la posibilidad de que fuera fabricado por algún artesano de la zona. Tampoco se ha hallado ningún tipo de ajuar, aunque aún queda por excavar la almohadilla de adobe sobre la que descansa el cráneo.

En el Museo Arqueológico

El delegado de Cultura de la Junta, Antonio Granados, ha comentado que los trabajos se están desarrollando con el mayor rigor científico y a partir de un protocolo puesto en marcha desde el mismo momento en que trascendió el hallazgo, en el mes de junio –aunque realmente el descubrimiento de la tumba fue en diciembre de 2019-. Granados ha adelantado que ahora se trasladarán los restos al laboratorio de la Universidad de Granada, y que también se han tomado todas las muestras necesarias para practicar pruebas como la del carbono catorce, lo que permitirá una datación exacta. No hemos de olvidar que en el siglo IV después de Cristo se celebró el Concilio de Elvira y cambiaron los rituales religiosos relacionados con la muerte. Tendrán que pasar aún unos cuantos meses hasta tener unas conclusiones definitivas.

Respecto al futuro del sarcófago, Granados ya ha confirmado que quedará expuesto en el Museo Arqueológico de Granada, donde fue trasladado en julio para su estudio y para evitar riesgos como posibles expolios del yacimiento. Una comisión de expertos determinará en qué manera se enseñará. Si los restos por separado, como están ahora, si se llevará a cabo una restauración o si se reproducirá el enterramiento.

Fuente: ideal.es | 7 de agosto de 2019

El análisis del sarcófago romano encontrado en el centro de Granada revela nuevos datos

El sarcófago romano aparecido en las obras del edificio de Villamena, la antigua sede de Caja Granada, es todavía objeto de estudio. En concreto, se trabaja en los restos óseos que aparecieron dentro de la sepultura. Sí se conocen nuevos detalles, que figuran en el avance de la memoria del sarcófago de plomo y al que ha tenido acceso este periódico.

En las conclusiones, se determina que "la sepultura es una pieza singular en el contexto de Granada, que carece de elementos decorativos”. También se señala que esa singularidad no es tal si se aleja la lupa. "Es un elemento común en el panorama de la investigación a nivel nacional”. Asimismo, se resalta el hecho de que tanto la pieza de plomo como "los restos de su interior han podido ser analizados antes de que hubiera sido expoliado, de modo que aporta datos más precisos sobre la forma y el ritual de inhumación”.

Los restos hallados dentro del sarcófago "corresponde a un hombre adulto, colocado en posición  decúbito supino, de edad senil”. Asimismo, se resalta que "no tenía ajuar asociado”, únicamente se encontraron unas tachuelas, que serían de unas sandalias romanas, unas caligae.

El análisis con carbono 14 ha permitido fijar el hallazgo entre finales del siglo I d.C. hasta el segundo cuarto del III d.C. Anteriormente se había fijado la datación entre los siglos II y IV. Con respecto a los análisis realizados sobre los restos –de todo tipo– el informe detalla que han tenido que repetirse por distintos motivos, por lo que los datos no han podido incorporarse al informe. Sí se destaca que "el análisis del plomo de la caja demuestra que la materia prima no procede del entorno minero de Granada”.

Extracción del sarcófago, en una imagen de archivo. / R. G.

El informe señala que fue necesaria la desarticulación parcial del sarcófago para poder acceder al interior. Después de un periodo de incertidumbre”finalmente el Museo Arqueológico se hizo cargo de los trabajos para la apertura total, mientras que los arqueólogos –Ángel Rodríguez Aguilera, Macarena Bustamante, Inmaculada Alemán, Carmen Jódar, Julia Rodríguez Aguilera y Mercedes Murillo son los firmantes de la memoria– realizarían la excavación.

La pandemia, como no podía ser de otro modo, se cruzó con los estudios sobre los restos y en el documento se detalla que “los resultados se han retrasado más de lo esperado”.

Fue el 4 de junio de 2019 cuando con alumnos del Máster de Antropología Física y Forense de la Universidad de Granada se comprobó que existía un sarcófago de plomo, de 1,97 metros de longitud, 0.53 metros de anchura en su lado este y 0,33 en el oeste. Ahí mismo se comprobó que el grado de aplastamiento aparentemente no era muy alto.

El citado informe detalla que en 1902 se encontró otro sarcófago en Gran Vía, y en los 70 se hallaron unas urnas de incineración íberas en San Antón, mientras que en Zacatín aparecieron cerámicas griegas y vidrios fenicios y púnicos asociados a un ritual de banquete funerario del siglo VI-III a.C. Por ello, se plantea que lo que ahora es el centro de la capital fue el “espacio extramuros de la ciudad romana” y que el cauce del Darro “actúa como uno de los ejes de acceso”.

"El sarcófago es liso, sin detalles decorativos a excepción de un detalle a modo de broche sobre una de las uniones que se conserva tan solo en uno de los lados de la caja, el izquierdo, y que no está en el derecho". Se han identificado una plancha de metal para la tapa y dos para la caja. “Presenta además cuatro grapas o remaches de hierro, ya prácticamente mineralizados". Se extrajeron cinco kilos de barro.

Se excavó la totalidad del interior de forma manual. "Se encontraron restos de un único individuo que por lo general se encontraban en buen estado de conservación”. El proceso fue laborioso”, ya que se dejó pasar un mes desde el descubrimiento lo que hizo que el sedimento se endureciera considerablemente. El cráneo presentaba fracturas, con pérdida en la región maxilar. Los huesecillos de los pies se encontraron diseminados.

El cuerpo se descompuso en un periodo que fue de entre tres y cinco años. En ese tiempo se produjo una alteración de la sepultura. "El cadáver fue depositado directamente en el interior del sarcófago sin que se utilizada ningún tipo de sedimento para cubrirlo”.

Los huesos se limpiaron con agua destilada y se restauraron con acetato de celulosa. No se han manipulado parte el fémur ni del húmero para posteriores análisis. Con los análisis realizados, se ha concluido, según la memoria, que "se trata de un varón que falleció a una edad senil”. En un informe preliminar se determinó que era un hombre joven, cuestión que se ha visto modificada en esta memoria.

Fuente: granadahoy.es | 27 de octubre de 2021

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