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Foto: Las pisadas humanas fueron descubiertas al este del lago Turkana situado al norte de Kenia.
Vía: ABC.es, Viernes, 27-02-09
Los restos de unas huellas de pies descubiertas en Kenia muestran que algunos de los primeros humanos caminaban como los actuales sobre pies anatómicamente modernos hace 1,5 millones de años. Los investigadores de la Universidad de Rutgers, en Estados Unidos, y la de Bournemouth, en Reino Unido, desvelan su hallazgo esta semana en la revista 'Science'.
Las pisadas humanas fueron descubiertas en capas de sedimento con una antigüedad de 1,5 millones de años cerca de Ileret, al este del lago Turkana, situado al norte de Kenia. Las huellas aportan información sobre la forma y estructura del tejido blando, el cual no suele ser accesible en los huesos fosilizados. Las huellas de Ileret constituyen la evidencia más antigua descubierta hasta la fecha de la anatomía de unos pies similares a los de los humanos modernos.
Para asegurar la objetividad entre la comparación de estas pisadas y las de los humanos modernos y otros homínidos, las huellas fueron escaneadas y digitalizadas por el director del estudio, Matthew Bennett (izquierda) de la Universidad de Bournemouth, en el Reino Unido.
Los autores informan que la capa de sedimentos superior contenía tres rastros de huellas, dos de ellos con dos pisadas y el restante con siete pisadas y varias huellas aisladas. Otra de las superficies con pisadas se encontraba a una profundidad cinco metros mayor y contenía un rastro de dos huellas y una única pisada aislada, probablemente de un niño.
En estos restos, el dedo grande del pie es paralelo a los otros, a diferencia de lo que sucede en los simios donde está separado y adaptado para aferrarse a los árboles. Las huellas humanas muestran un arco pronunciado similar al humano y dedos cortos, asociados con la postura bípeda erguida. El tamaño, espacio y profundidad, de las huellas fueron la base para estimar el peso, la zancada y el modo de andar, todos ellos dentro del rango de los humanos modernos.
Los autores atribuyen las pisadas al homínido 'Homo ergaster', los primeros 'Homo erectus' como más se les conoce, por el tamaño de las pisadas y las características anatómicas modernas. Este homínido fue el primero que tuvo las mismas proporciones corporales, piernas más largas y brazos más cortos, que el moderno 'Homo sapiens'. En Tanzania, Etiopía, Kenia y Sudáfrica se han descubierto restos de 'H. ergaster' u 'H. erectus' en fechas que coinciden con las de las huellas de Ileret.
Otras huellas fósiles de homínidos que datan de hace 3,6 millones de años se descubrieron en 1978 en Laetoli (Tanzania). Estas se atribuyeron a un posible homínido ancestral menos avanzado denominado 'Australopithecus afarensis'. Estas huellas de Laetoli son más pequeñas e indican una postura erguida bípeda, pero poseen un arco menos marcado y un dedo grande del pie más similar al de los simios.
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Vía: EL MUNDO.es | Miguel G. Corral | 27 de febrero de 2009
El árbol de la evolución de los homínidos es un complicado puzzle que abarca apenas un instante de la Historia de la Vida, desde hace entre seis y siete millones de años hasta la actualidad. El hallazgo de fósiles supone la base sobre la que descansa este complicado laberinto, pero en ocasiones otro tipo de hallazgos revela datos fundamentales que permiten completar los huecos de nuestro árbol de la vida. Un equipo científico, dirigido por el investigador de la Escuela de Ciencias de la Conservación de la Universidad de Bournemouth en Reino Unido Matthew R. Bennett, presenta hoy en la revista 'Science' el hallazgo de dos pruebas fósiles de huellas de pisadas que aclaran la evolución de la forma de andar que conservamos los humanos.
Foto: Matthew R. Bennet ante las huellas halladas.
El descubrimiento ocurrió en dos estratos sedimentarios situados en Ileret (Kenia), a tan sólo unos kilómetros de distancia del lago Turkana. Fue precisamente en este lugar donde el equipo del paleoantropólogo Richard Leakey, hijo del famoso Louis Leakey, encontró los restos fósiles del homínido conocido como el niño de Turkana (contaba con ocho años de edad en el momento de su muerte). Leakey no tardó en señalar que se trataba del más completo miembro de la especie 'Homo ergaster', la primera en mostrar un acortamiento del tronco y unas extremidades más largas que las de los homínidos más primitivos, un rasgo distintivo del género 'Homo'.
Como parece lógico pensar debido a la cercanía de ambos yacimientos, Bennett y su equipo creen que las pisadas corresponden a la especie a la que pertenece el niño de Turkana. «Estamos convencidos de que las huellas fueron hechas por un Homo ergaster o por un primitivo 'Homo erectus' y que, además, tenía una forma de andar y una anatomía del pié como las del hombre moderno», asegura a EL MUNDO Matthew R. Bennett.
Los estratos donde se hallaron las pisadas están separados por cinco metros de sedimentos. El primero de ellos contiene dos rastros de dos huellas cada uno y otro de siete huellas seguidas. Y el segundo presenta una huella aislada y un rastro de dos huellas. De manera que siete simples pasos de un homínido de un millón y medio de años pueden revolucionar el conocimiento de uno de los rasgos adaptativos más distintivos del ser humano: el bipedismo, una adaptación que apareció por primera vez hace seis millones de años en un primitivo pariente del ser humano llamado Ardipithecus ramidus.
El descubrimiento de Bennett supone la primera prueba de rastros de pisadas que tiene la Ciencia atribuibles al género Homo, al que pertenece nuestra especie Homo sapiens. Pero, no es la huella más antigua de un homínido. En 1978, otro miembro de la familia Leakey, en este caso Mary, la esposa del pionero de la paleoantropología Louise Leakey, descubrió en Laetoli (Tanzania) un rastro de más de tres millones y medio de años de antigüedad hecha por un Australophitecus afarensis.
Un ángulo pequeño entre el dedo gordo y el eje del pié, el arco longitudinal de la planta y la distribución medial del peso durante el avance de la pisada son los tres rasgos distintivos de la pisada humana moderna. Los investigadores digitalizaron con un escáner láser óptico las nuevas huellas, para poder compararlas con las encontradas en Laetoli y con las del ser humano moderno.
Los resultados no dejan lugar para la duda. La huella realizada por la especie de Laetoli no muestra ni los rasgos distintivos de la anatomía de los homínidos modernos ni su forma de andar. En cambio, las nuevas huellas coinciden con las del ser humano. «Andaban como nosotros y, probablemente, eso ayudó a esta especie en su migración fuera de África», cuenta Bennett.
Descubren en Kenia más huellas de homínidos que cazaban hace 1,5 millones de años
Fuente: elEconomista.es | 17 de abril de 2015
Huellas de Homo Erectus de 1,5 millones de años halladas en Kenia pueden ser evidencia de una cacería de antílopes, según un estudio presentado en la reunión anual de la Paleoanthropology Society.
Las huellas son las más raras de las reliquias humanas. Tienden a erosionarse muy rápidamente y sólo en condiciones muy peculiares se mantienen conservadas durante miles o millones de años. Pero, a diferencia de las colecciones de huesos y herramientas -que son difíciles de vincular a un solo individuo o grupo-, las huellas ofrecen una instantánea de la vida cotidiana.
A finales de la década de 2000, investigadores que exploraban una zona cerca de una aldea en el noroeste de Kenia, llamado Ileret, para buscar huesos y herramientas humanas, tropezaron con una colección de 22 huellas humanas. Su publicación de 2009 sobre el descubrimiento, en Science, se centró en la anatomía de las personas que dejaron las huellas: individuos altos que probablemente pertenecían a la especie Homo erectus y que caminaban muy parecido a los humanos modernos (Homo sapiens).
Pero Neil T. Roach (izquierda), un paleontólogo del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, vio las impresiones de huellas como una oportunidad para echar un vistazo en la vida cotidiana del Homo erectus. Él y sus colegas regresaron a Ileret a observar más de cerca las mismas y buscar más.
Ahora han encontrado alrededor de 100 huellas humanas, divididas en varios grupos, las cuales probablemente se produjeron en el mismo día. Roach dice que las huellas representan grupos de varias personas, en lugar de individuos solitarios. El tamaño de las huellas apunta a hombres adultos, informa Nature.
Para tener una mejor idea del motivo de estas excursiones en grupo, Roach y sus colegas analizaron las huellas de otros animales, incluyendo cocodrilos, antílopes y otros bóvidos, y aves como cigüeñas y pelícanos. Esta combinación sugiere que aquellos seres humanos antiguos estaban caminando por la orilla del lago amortiguada por pastizales, dice Roach.
Y, a diferencia de los bóvidos herbívoros, cuyos huellas tendían a dirigirse a partir de los pastizales hacia la orilla del lago, los seres humanos caminaban en una dirección a lo largo del lago, similar a los movimientos de otros animales de caza.
Roach y su equipo proponen que las huellas representan cacerías en grupo de antílopes o ñus. "Lo que podemos decir es que tenemos un número de individuos, probablemente hombres, que se movían a través de la orilla del lago de una manera consistente a cómo se mueven los carnívoros", dijo.
Los investigadores planean ahora estudiar los patrones de movimiento de los cazadores de subsistencia de hoy en día en África para tener una mejor idea de lo que sus huellas parecen.
"La caza es una cosa difícil de probar en la evolución humana", dice Roach. La presencia de numerosos hombres adultos en grupo también apunta a un cierto nivel de cooperación.
No se si este es el sitio adecuado, ni si mi comentario tiene algún interés, pero cada vez que veo alguna noticia relativa a pisadas humanas me asalta el recuerdo de una que vi siendo muy niña, que me dejó una fuerte impresión. La excursión comenzó a espaldas de la finca de mis abuelos "La Granja", en medio del campo de Calasparra (Murcia). Seguimos un camino forestal que subia por un bosque de pinos comunal, y nos dirigimos hacia una ermita pequeña que se encuentra atravesando el rio Moratalla. La caminata duró unas dos horas (Diciembre de 1955) yo era pequeña y estaba convaleciente), y fuimos acompañadas por los caseros de la finca, que vivian allí, y obviamente conocian el camino a la perfección. Como aliciente para entretenernos por el camino, hacia la mitad del trayecto, fimos buscando la "pisada del Niño Jesus". Y allí estaba, a la derecha del camino, en una piedra que a penas sobresalía, tenía impresa una huella de un pié claramente humana (o al menos a mi me lo pareció) de unos 10 cm. de largo. Estaba en la parte alta de la colina, y a partir de ese momento fuimos descendiendo hasta llegar al río. Tuvimos que atravesar en un remanso muy poco profundo. Al otro lado estaba la gruta que servía de ermita, sin a penas modificaciones arquitectónicas dentro ni fuera, y que debió ser un lugar de culto ancestral y tradicional, repleta de exvotos y ofrendas que colgaban por todas las paredes. Nunca he olvidado esa excursión, y las huellas de pié del lago Turkana que son el objeto de este artículo, me ha hecho revivirla. Lo cuento por si alguien va por allí y por si la huella de la piedra fuera verdaderamente humana, no solo suna asombrosa casualidad. Tal vez pudiera ser de interés para algún estudioso. El paraje es agreste e impresionantemente bello, solo por verlo merece la pena ir.
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