El conflicto y los ciclos de 'auge y caída' explican la rápida evolución humana

Fuente: BBC News | Paul Rincon| 14 de septiembre de 2012 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae)

¿Cómo se explica el ritmo extraordinariamente rápido de la evolución del linaje humano en los últimos dos millones de años?

Un destacado investigador de los orígenes humanos ha llegado a una idea que implica a la agresión entre los grupos y los ciclos de auge y caída como las causas que marcaron nuestra expansión en los nuevos entornos medioambientales.

El profesor Ian Tattersall (izquierda) dijo que había pocos ejemplos que rivalizaran con la evolución acelerada que llevó a cabo nuestra especie. Hizo estas declaraciones en la Conferencia Calpe de este año en Gibraltar.

 

"De cualquier manera que lo analice, la evolución dentro de la familia humana ha sido muy rápida, en realidad", dijo el profesor Tattersall, del Museo Americano de Historia Natural (AMNH), en Nueva York.

"Creo que es justo decir que nuestra especie 'Homo sapiens' y sus antecedentes han llegado mucho más lejos y mucho más rápido que cualquier otro grupo de mamíferos que haya sido documentado en este estrecho marco temporal".

 

Este fenómeno de evolución acelerada se conoce como "tachytely".

Entre nuestros antepasados, el tamaño del cerebro se duplicó hace entre uno y dos millones de años. Luego casi se ha duplicado otra vez hace entre un millón años y hoy en día.

Junto con el aumento del tamaño del cerebro vino la reducción del tamaño de los dientes y la cara, así como otros cambios en el cráneo. El aumento del tamaño del cerebro parece haber coincidido con un físico moderno caracterizado por una forma lineal, piernas largas y caderas relativamente estrechas. Estas características pueden ya ser vistas en el esqueleto del "niño de Turkana" (izquierda) de Kenia, el cual vivió hace unos dos millones de años.

Esto contrasta fuertemente con las piernas cortas y brazos largos del antecedente del niño de Turkana, "Lucy" (un Australopithecus afarensis), que vivió en Etiopía aproximadamente un millón de años antes.

Cambio radical

Semejante rápido cambio no se ha visto entre los simios, y, mientras el profesor Tattersall reconoce la importancia del movimiento que nuestros antepasados hicieron desde su estancia en los árboles a una existencia en el suelo -algo que no ha afectado a nuestros primos primates-, él dice que no es suficiente para explicar lo que se ha observado.

"Resulta claro que el abandono definitivo de la dependencia de los árboles ... tiene que contar como uno de los cambios más radicales en una zona de adaptación jamás hecha por cualquier vertebrado desde los primeros tetrápodos que salieron fuera del agua hacia tierra firme", dijo.

"En condiciones naturales es muy difícil ver cómo la invasión inicial de una nueva ecozona por los homínidos pudo haber impulsado de modo consecuente un rápido cambio durante el largo período de tiempo que estamos hablando".

La cultura humana es probablemente el ingrediente especial, constantemente presente, que impulsó el rápido ritmo de cambio continuo en nuestro linaje después de que dejáramos los bosques, afirma el profesor Tattersall, pero no de la manera que algunos investigadores han propuesto.

Algunos psicólogos evolutivos han popularizado un modelo en el cual la cultura y la complejidad del cerebro se estimularon entre sí proporcionando mayores cotas evolutivas a los seres humanos.

Pero el profesor Tattersall sostiene que el camino de nuestra tecnología, elaborada a trancas y barrancas, junto con la forma de estos cambios, estuvieron a menudo separadas de la evolución biológica, subrayando que esta idea no es un buen ajuste para lo que se ve en los registros arqueológicos y fósiles.

Foto: Los chimpancés también tiene cultura, pero no han experimentado una evolución acelerada.

La agresión entre pequeños y distintos grupos humanos en el pasado es, en realidad, uno de los principales agentes  de dichos cambios. "Los conflictos inter-grupales, ciertamente, habrían dado un "premium" a los correlatos de la función neuronal como la planificación y la proyección", explica el profesor Tattersall.

"Si fuéramos de alguna manera capaces de implicar los conflictos entre los grupos como un agente selectivo tendente a aumentar la inteligencia dentro de los grupos, esto podría explicar los, por otra parte bastante mistificados, incrementos independientes del tamaño del cerebro que se observan en varios linajes diferentes dentro del género Homo".

Tales conflictos podrían ser vistos como una forma de depredación. Y la depredación es considerada como un ejemplo clásico de la hipótesis de la "Reina Roja", donde presa y depredador se convierten en más rápidos o más astutos a manera de auto-refuerzo (por la supervivencia).

De hecho, existen indicios de tales conflictos a partir del escaso registro fósil. Un artículo publicado este mes en la revista Journal of Human Evolution sugiere que los antiguos seres humanos del norte de España se dedicaban al canibalismo inter-grupal, en contra de otro grupo de personas.

Cambios extremos


La cultura, en la forma de vestir, en el uso del fuego y la construcción de refugios, ha permitido a los seres humanos expandirse en entornos que sus relativamente frágiles cuerpos no podrían, de otra manera, haber hecho frente.

Foto: Las innovaciones culturales no siempre fueron suficientes para hacer frente a los elementos cuando las condiciones medioambientales cambiaban a peor.

Sin embargo, ambas, la cultura y la tecnología, tienen sus límites. Y condiciones climáticas relativamente buenas habrían favorecido las expansiones de la población.

Esto hizo que las antiguas poblaciones humanas, artificialmente aumentadas, fueran vulnerables a la fragmentación cuando las condiciones ambientales empeoraron.

Durante el inicio de una edad de hielo o de una sequía las poblaciones humanas se habrían contraído, conduciendo a los restantes grupos humanos, pequeños y aislados, a diversificarse, a desarrollar diferentes rasgos biológicos entre sí.

Las salvajes fluctuaciones ambientales del Pleistoceno -desde hace alrededor de 2,5 millones a 11.000 años- habrían proporcionado las condiciones ideales para que esto sucediera, explicó el profesor de la paleoantropología del AMNH.

Cuando las condiciones mejoraron de nuevo, las poblaciones, que habían desarrollado diferentes características, habrían entrado en contacto de nuevo. Esto podría haber aumentado la probabilidad de competencia entre los distintos grupos, pero también permitió difundir novedades genéticas que no se habrían producido sin la fragmentación inicial.

El profesor Tattersall se refiere a este fenómeno como el "efecto trinquete" (o efecto desencadenante), y señaló a la gran variación de los fósiles humanos del Pleistoceno temprano en África como ejemplo, lo que puede apoyar su hipótesis.

En la conferencia, Richard Wrangham (izquierda) de la Universidad de Harvard, ofreció una visión alternativa, cuestionando el papel del conflicto como elemento conductor.

Señaló que los humanos cazadores-recolectores tenían tasas similares de agresión inter-grupal que los chimpancés.

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Comentario por Hispalois el octubre 2, 2012 a las 9:21am
El autor del "retrato de grupo" del principio del artículo le ha puesto piel negra a todos los homínidos salvo, casualmente,al H. sapiens sapiens. ¿Soy el único al que esto le parece racista? Hay quien dice que los neanderthales europeos podrían haber sido rubios y pálidos. Por otra parte ¿por qué no un rostro chino o africano para representarnos?

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