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Al contrario de la fantasía platónica de la Atlántida, Tarteso es una realidad histórica que la arqueología va desvelando poco a poco, y también ha generado una bibliografía amplia durante siglos. Primero, se ha investigado en las fuentes griegas y romanas, que han dejado noticias parcas y fragmentarias, originando intensos debates, y en los últimos cuarenta años confrontando estos textos con los datos proporcionados por la arqueología, con la misma pasión. Pues Tarteso es sin dudas el primer referente histórico hispano de mayor relevancia. Y lo sigue siendo. Los estudios se han centrado en el reconocimiento de su historicidad, en la ubicación de la ciudad, en la polémica de si se trata de una ciudad o de una región, en la caracterización de su cultura material, social, ideológica y económica, en el tiempo en que existió y en el de sus reyes, míticos e históricos, mencionados en los textos.
Fuente: Diego Ruiz Mata (Catedrático de Prehistoria) | La Voz Digital .es, 18 de noviembre de 2011
Tarteso, como las grandes monarquías mediterráneas, tuvo también sus dinastías divinas y míticas. Las conocemos de modo incompleto puesto que sus elementos aparecen sólo en la rica e inagotable tradición literaria griega mezclados con otros mitos y leyendas dispares. Intentaré resumirlas. Según algunos autores, ocupados del tema, cabe hablar de dos dinastías cuya conexión entre sí desconocemos: la de Gerión, la más antigua, y otra más moderna correspondiente a Gárgoris y a su hijo Habis.
Gerión es el primer nombre conocido de un rey tartésico divino, citado por el poeta griego Estesícoro, R.F. Avieno en su 'Ora Marítima' y Estrabón, y que para algunos residió en el arx Gerontis, o 'fortaleza de Gerión', ubicada en las cercanías de Gadir. La mitología menciona a una hija de este rey, Eritheia -nombre de una de las dos islas gaditanas-, y a un nieto, Norax, rey de Tarteso más tarde. La mitología alude a él como un personaje dotado de tres cabezas o tres cuerpos, provisto de alas, y como un guerrero-pastor, dueño de rebaños de bueyes y de caballos, además de custodio de las riquezas de la tierra, como el oro y la plata. Reinaba pacíficamente cuando se impuso a Heracles la tarea de robarle sus ganados y conducirlos a Micenas. Trabajo difícil para este semidiós quien, tras ímprobos esfuerzos y argucias, se apoderó del ganado y atravesó con su lanza los tres cuerpos de Gerión, de cuya sangre brotó un árbol que dio un fruto semejante a las cerezas.
Con Gerión no se extinguió su dinastía, pues su hija Eritheia dio a luz a Norax, que fue un rey emprendedor, puesto a que llegó a colonizar Cerdeña y a fundar la ciudad de Nora, existente en la actualidad. Se trata de un mito fundacional, transmitido por el poeta Solino, que responde a un trasfondo histórico y arqueológico. Constatadas están las relaciones entre la Bahía gaditana y Cerdeña en tiempos tartésicos.
Otras tradiciones, sobre todo la de Justino, nos hablan de una segunda dinastía de reyes tartésicos de la que únicamente conocemos dos nombres de reyes, Gargoris y su hijo Habis. En este caso son héroes civilizadores, legisladores y reyes sacros, cuyo mito señala el paso entre la vida salvaje y la vida urbana y la civilización. Gargoris descubrió el valor de la miel y enseñó a su pueblo a utilizarla. Habis es un personaje de mayor interés, pues reproduce el mito del niño abandonado en el bosque para ser devorado por las fieras y reconocido después por su padre adoptivo, tras ser amamantado por una cierva y creciendo en la naturaleza. Después de unos años de vida salvaje, fue hallado por Gargoris quien lo reconoció como su sucesor y le dio el nombre de Habis. Fue un gran rey civilizador y legislador. Enseñó a sus súbditos la agricultura, ordenó el trabajo entre las diversas clases sociales, repartió la población en siete clases y prohibió el trabajo de los nobles.
A ellos siguieron otros reyes tartésicos, de nombres desconocidos, que gobernaron pacíficamente durante siglos, salvo el de Argantonio -el rey de la plata-, descendiente de Habis. Argantonio, posiblemente el más conocido de estas dinastías monárquicas históricas, lo conocemos a través del historiador Herodoto -del siglo V a.C.- y de las expediciones griegas samias y foceas que este autor relata. Narra que «estos foceos fueron los primeros griegos que hicieron largas travesías por mar, y fueron ellos quienes descubrieron. Iberia y Tartessos.Y una vez llegados a Tartessos se ganaron la amistad del rey de los tartesios, cuyo nombre era Argantonio, que ejerció el poder durante ochenta años y vivió un total de ciento cincuenta». Invitó a los griegos a establecerse en su territorio y les dio una cantidad abundante de plata.
Por último, Macrobio, un poeta de época tardía, menciona a un rey de nombre Theron, que atacó el templo de Hércules en Gadir y fue repelido por naves gaditanas y la ayuda de la divinidad solar. El pasaje se ha interpretado como un intento de conquista de Cádiz por parte de los tartesios.
Estos fueron los primeros reyes hispanos de los que tenemos noticias. Y así fueron reconocidos y utilizados para la legitimización y fortalecimiento en el proceso del surgimiento del Estado moderno de España en época de los Reyes Católicos, Carlos I y Felipe II. La Historia como genealogía legitimadora del presente y del futuro.
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Primer Congreso Internacional: Tarteso. El emporio del metal
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* Posts relacionados en Terrae Antiqvae:
"Hablamos de Tartessos y se está destruyendo desde hace 30 años" Juan Pedro Garrido Roiz
I Congreso Internacional Tartesos: 'El Emporio del Metal'
El CSIC inicia las primeras catas arqueológicas de la Atlántida
El tesoro del Carambolo, descubierto hace hoy cincuenta años
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Vídeo:
Memoria de España. Capítulo II. "Tarteso, el reino legendario de Argantorio".
Por gentileza de © RTVE, febrero de 2004
Desde el siglo VIII al VI a.C. una civilización, Tarteso, que ocupa el suroeste de la Península Ibérica, atrae por su riqueza a los pueblos navegantes del Mediterráneo Oriental. Tarteso fue un país catalizador de culturas, fue también el primer estado y la primera economía minera de la Península, sin embargo, sobre su trayectoria se ciernen el enigma y el misterio.
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Sin pretender en absoluto despreciar el magnífico articulo sobre Tartesos con que nos ha obsequiado nuestro "jefe", suscribo el comentario de Juan Collado,... y lo más triste es que cuando alguien investiga y sus conclusiones ponen en tela de juicio lo afirmado hasta ese momento por los eruditos de turno, suele ser condenado a la "hoguera" y tachado de inculto e indocumentado, y es que a mucha gente le gusta mucho más investigar en las bibliotecas, internet, etc., que en el campo,.. y así nos va.
Gracias Jose Luis ;es muy interesante.No sabía que ya en tiempos de los Reyes católicos se echó mano de estas genealogías.
Con respecto a lo que dicen Serna y Juan Collado, pienso que es bueno ser hipercrítico y que no todo el que piensa que investiga lo hace correctamente .
Se te nota el resentimiento, María, que por cierto le viene mucho al caso. Suscribo nuevamente lo apuntado por Collado,... y no me parece mal en absoluto buscar en el "baul de los recuerdos" las cosas que se han dicho sobre algo, pues eso también es investigar, pero hay que tener mucho cuidado de suscribir ciertas cosas sin más, eludiendo, práctica habitual, cualquier otro medio de comprobación. Para qué comprobar, lo que ha afirmado este o aquel, está en tal o cual tratado, o en este o aquel libro sagrado. Yo también lo he hecho y lo hago a veces,... cuando no me queda otro remedio, y lo hice hasta que me dí cuenta de los disparates que he apreciado. La costumbre, la triste costumbre, es que una cosa está documentada cuando está basada en lo que han dicho otros y si son eminentes, mejor. Si es la opinión de una persona y más si es desconocida, lo que dice no sirve, tiene que estar basado o, mejor, seguir la línea que han marcado otros,... y claro que el que investiga y opina puede equivocarse María pero con el mismo derecho que ya lo han hecho otros. Me voy a investigar,...
Disculpe señor Collado,entonces le entendí en el sentido contrario.
Sr Serna; No sé si es buena señal acerca de la manera de trabajar de alguien atacar ciegamente y yendo siempre a lo personal cuando se le lleva la contraria.Ya lo ha hecho en varis foros,conmigo y con otros.
Resentimiento de qué y por que? Tengo muy claro donde estoy y lo que pertendo.Más bien es usted el que reclama continuamente sus propios trabajos y se revuelve cuando no se reconoce lo que usted considera su mérito.
Simplemente plantear la validez de una investigación oponiendo “campo “ a “biblioteca” dá idea de lo equivocado que creo que está;pero bueno . Es muy viejo el recurso de los que “van por libre “a quejarse de la incomprensión de los que llaman despectivamente “eruditos” y que en general son simplemente profesionales sin m ás que hacen su trabajo . Por supuesto que pueden equivocarse ,como cualquier ser humano pero las personas que pretenden más de lo que pueden se equivocan seguro .
Como l e conozco,imagino que esto no vá a acabar aquí;así que le responderé después del fin de semana.Con dios.
No le falta razón, Sr. Collado, en las cosas que dice. Aunque hay muchas aspectos publicados sobre Tartessos, lo cierto es que, en términos arqueológicos, se ha investigado muy poco. En otros lares europeos no tengo la menor duda que ya se habrían puesto a la faena hace tiempo, si dispusieran de tal posibilidad.
En este sentido, es muy ilustrativo echarle también un vistazo al post que ha puesto recientemente José Luis Santos, titulado "Hablamos de Tartessos y se está destruyendo desde hace 30 años", J...
Esperemos, no obstante, que, a partir de la revalorización que se le quiere dar a Tartessos con la celebración en Huelva, el próximo mes, de un congreso internacional, se comience a inaugurar un nuevo estado de cosas al respecto.
Vía: huelva24.com | Mavi Martinez| 5 de noviembre de 2011
Se acerca el esperado evento. Queda poco más de mes y medio para que se celebre en Huelva el I Congreso Internacional de Tartessos, un acto de lo más significativo ya que, como dice uno de sus organizadores, Manuel Pimentel, "no sabemos dónde está Tartessos pero sí sabía que el congreso había que celebrarlo en Huelva, porque donde celebremos el congreso es donde va a quedar la capitalidad del imaginario de Tartesos". Así que de partida nos llevamos eso.
María, nunca he pretendido entrar en discusiones absurdas sobre ciertas custiones y aunque creo que antes me explique perfectamente,... para más aclaración de lo que intentaba dar a entender, acabo de poner una entrada, que espero se me acepte, y que creo es ilustrativa sobre el particular, relativa a los disparates que se han dicho sobre los Toros de Guisando y sobre lo que verdaderamente hay allí. y si quieres entenderlo lo entiendes y si quieres ir allí a ver quien acierta,... pues tú misma.
Gracias José Luis por aportarnos una buena discusión, que creo terminará en lío, con el asunto este de Tartesos.
Muy interesante Sonia todo lo que dices sobre la Atalantida. Mi pregunta a la vista de lo que expones sobre la cuestión, es ¿si debemos creer que la Atlantida existió porque platón dijo que "no era una historia inventada sino una historia" o porque tenemos pruebas, más o menos evidentes que lo prueben. Sobre lo que dices de que Troya se suponía un mito y después resulto real, en el caso de que, en este caso particular así fuese, no prueba en absoluto lo otro pues, probadamente, muchas de las cosas escritas en la antiguedad han resultado ser fábulas o al menos exageraciones, y alguna que otra excepción, como podría ser la que apuntas, no puede venir a dar prueba de la existencia de otras. Añadir que me reconozco un absoluto profano sobre la supuesta ciudad sumergida esa, aunque me ariesgo a decir, sin pruebas claro, que aunque algo de ello pudo existir lo más probable es que esté muy lejos de lo que se cuenta que fue.
Eis um mapa que pode lançar alguma luz sobre o contexto geográfico de Tartessos.
Foi retirado de uma obra recente de John T. Koch (ver legenda na figura) e localiza os achados das estelas "de guerreiros" e da "Escrita do Sudoeste", assim como os principais sítios associados à colonização fenícia (embora a atribuição ou negação do estatuto de "colónia" possa ser duvidosa ou polémica).
Sólo un pequeño dato: Carthago-Nova nunca ha sido colonia fenicia, y a las pruebas me remito: los restos más antiguos hallados en la ciudad o las cercanías, son los relacionados con los asentamientos de La Mota 1 y 2 (s. IV a.C.) y restos de cabañas bajo la cimentación de la muralla púnica, también halladas en los años 80 del pasado siglo, y fechadas en los inicios del siglo III a.C.
Dentro de algunas excavaciones urbanas han aparecido restos iberos, pero normalmente son cerámicos; más bien de época tardorrepublicana, de tradición ibérica.
No sé cuáles son los datos que apuntan a que Cartagena fue una colonia ibérica, a no ser lo de la famosa Mastia descrita por Polibio, que no ha sido demostrada todavía con ningún rigor científico.
¿Dónde estuvo la ciudad de Tarteso?
Fuente: Diego Ruiz Mata. Catedrático de Prehistoria | La Voz Digital.es, 9 de diciembre de 2011
Es ésta la pregunta que durante siglos numerosos estudiosos han pretendido responder y aún sigue debatiéndose. Tal es la importancia de este mítico o histórico topónimo, sobre el que desde hace más de dos mil años han surgido decenas de hipótesis acerca de la situación geográfica de la capital de este antiguo reino hispano, que aún yace dormida en algún lugar ignoto y que la arqueología va despertando con su perseverante metodología de investigación, menos romántica pero más práctica y acertada. Durante mucho tiempo el interés sobre Tarteso se centró en la búsqueda de una ciudad, o región, mencionada en textos griegos y romanos, faltándonos alusiones en la lengua fenicia, como hubiésemos deseado.
Pero el interés en la búsqueda de Tarteso se asocia también a un enigmático topónimo bíblico, Tarsis, y a la ecuación Tarsis-Tarteso, es decir, la Tarsis bíblica es la Tarteso occidental. Si esto es así, la ciudad o país formaría parte de la geografía e historia bíblica, su referencia más occidental en el confín del mundo conocido. Y concretamente en el suroeste de la Península Ibérica. En el Génesis -10, 4/5-, Tarsis es un antropónimo y aparece como uno de los hijos de Yaván, mientras que en Ezequiel -1,16- es una piedra preciosa, y en el Libro de los Reyes I -10,22- se refiere a la flota de Tarsis, o sea, a unas embarcaciones que navegaban a larga distancia. En ocasiones, en Crónicas II -20/36- Isaías -66,19- Ezequiel -27,12- y Jonás -1,3-, el término alude a un país o ciudad concreta. E incluso en el Salmo 72,100, una colección de poesías de carácter lírico, se alude al régimen monárquico de la ciudad en los siguientes términos: «Los monarcas de Tarsis y las Islas / ofrecerán tributos». Todas estas menciones a Tarsis se datan entre el año 1000 y el 500 a.C. Es lógico que muchos investigadores de prestigio hayan asimilado la Tarsis bíblica con la Tartessos occidental. Ecuación no resuelta por ahora.
Existe una amplia literatura -menos de la deseada- en las fuentes grecorromanas referentes a Tarteso. Extraña, no obstante, que el término no aparezca ni en Homero ni en Hesíodo, del siglo VIII a.C., momento en que debió tener su mayor auge. El poeta de la Odisea, se refiere sólo a los mercaderes fenicios que navegaban hasta Occidente, y Hesíodo, en la Teogonía, menciona la existencia de Eritía, una isla en el extremo del Mediterráneo -posiblemente Cádiz-. ¿Por qué no mencionan Tarteso?. Quizás porque se trataba de ocultar esta región tan rica en la producción de plata, por razones de competencia comercial, o no tenían noticias de ella -cuestión improbable- o el topónimo no existía aún. Sin embargo, Estesícoro de Himera, que vivió entre los siglos VII y VI a.C., escribe que Gerión, un rey tartésico, nació frente a Eritía, junto a Tarteso, rica en plata. Y el poeta Anacreonte, hacia el 530 a.C., menciona explícitamente a Tarteso. Otros autores, de fines del siglo VI a.C., sitúan a Hércules y a Gerión en la región tartésica. Poco después, a mediados del siglo V a.C., el historiador Herodoto relata los viajes griegos, samios y focenses, a la ciudad de Tartesos y da a conocer a su rey longevo Argantonio. A partir de aquí las noticias son muy escasas y no las voy a mencionar.
Sin embargo, las referencias más utilizadas, y que más acogida han tenido para la localización de Tarteso, proceden del poema 'Ora Maritima', escrito por R.F. Avieno en el siglo IV d.C. que se sirvió de escritos muy antiguos y de un libro de viajes griego, perdido, del siglo VI a.C. Su interés reside en que someramente, y por primera vez, describe el paisaje donde se ubicaba Tarteso. El autor menciona al rio Tartessos, que fluye del Lago Ligustino y ciñe a la isla donde se alzaría la ciudad; pero este río no discurre por un solo cauce, pues en su margen oriental posee tres bocas mientras que «con dos veces dos bocas baña» la parte meridional de la ciudad. Por encima de la marisma -que es lo que se describe- se levanta el monte Argentario, o de la plata, desde el que el río arrastra el rico metal a las murallas de Tartessos. Todo este paraje lo flanquean, como guardianes, la fortaleza de Gerión y el cabo del templo. Así queda descrito el paisaje tartésico que ha constituido el fundamento de la búsqueda de la ciudad. Y de aquí, las diversas opiniones sobre su ubicación. Es decir, un rio sinuoso entre marjales, un lago, una montaña, rica en plata, una isla -asiento de la ciudad- y dos cabos -fortaleza y santuario- que la protegen.
Y una incesante búsqueda, con estos parcos y confusos datos paisajísticos, surgió desde los siglos XV-XVI hasta la actualidad, por diversos motivos. Me voy a referir solo a las hipótesis más actuales del siglo XX, que tuvieron como objeto la identificación de la ciudad y las características geográficas descritas por Avieno. Para resumir diré que A. Schulten la investigó con denuedo y sin éxito en el Coto de Doñana, en el Cerro del Trigo, Chocomeli, Pemán y Esteve Guerrero la situaron en Jerez, en las Mesas de Asta, Arenas. García y Bellido y Luzón Nogué en la isla de Saltés o en la propia Huelva, Carriazo Arroquia en El Carambolo o en algún lugar del Aljarafe sevillano, y otros en la Algaida, en la desembocadura del Guadalquivir. Una bibliografía amplia la identificó con Cádiz. Sobre ello hablaré en el próximo artículo. Y la duda continúa, mas la arqueología va cercando el enigma de este importantísimo topónimo occidental, en su realidad textual, material e histórica.
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