Foto: Art Daily
Vía:
Yahoo | Associated Press | 17 de octubre de 2010 (Traducción: G.C.C.)
Descubierto en 1994, por un equipo de arqueólogos franceses y tunecinos, el esqueleto de un joven que vivió en Cartago en el siglo VI a. C.
"ha resucitado" tras la reconstrucción realizada por el laboratorio parisino de
Elizabeth Daynes, especialista en dermoplastia.
Ha sido sobre la colina de Byrsa, a la entrada del Museo de Cartago, con vistas a la bahía de Túnez, cuando una tumba que databa de la época púnica fue
"accidentalmente" descubierta a casi cinco metros de profundidad, mientras se estaba a punto de plantar un árbol en ese preciso lugar.
Una de las dos tumbas que aparecían yuxtapuestas contenía
"el esqueleto casi intacto" de un cartaginés, cuyos análisis han demostrado que había vivido hacía unos 27 siglos.
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Este significativo lugar de la historia, de una Cartago muchas veces destruida, sobre todo por el general romano
Escipión Emiliano, en represalia por las victorias sobre Roma del famoso líder cartaginés
Aníbal,
"se ha elevado ahora a través del 'renacimiento' de uno de sus hijos", dijo satisfecho el profesor
Leila Ladjimi Sebai, director de investigación en el Institut National du Patrimoine (INP) de Túnez.
La excavación y estudio de la tumba, así como el ajuar funerario, fueron confiados al arqueólogo francés
Jean-Paul Morel, profesor emérito de la Universidad de Provenza, cuando estaba en una misión en Cartago-Byrsa.
El estudio antropológico llevado a cabo por el investigador,
Dr. Sihem Roudesli-Chebbi, y por el estadounidense
Karen Ramey Burns, reveló que el esqueleto era el de
"un joven de 19 años a 24 años, esbelto, bastante fuerte y con un tamaño de 1,70 m.".
Presentaba un cráneo más bien largo, frente ancha, un rostro relativamente estrecho, un orificio nasal más bien fino y estrecho, órbitas altas y una región del mentón probablemente cuadrada. Los antropólogos lo catalogan de tipo europeo, hispano, perteneciente, pues, a la cuenca mediterránea.
El profesor Morel ha llegado a la conclusión de que
"este joven era probablemente de buena cuna, de acuerdo a la calidad de su sepultura y los objetos que lo acompañaron en su último viaje".
Entre los diversos objetos de cerámica se incluían amuletos de estilo egipcio en esteatita, y
"una hermosa joya escarabajo en la que figura un atleta arrodillado en posición de carrera, así como fragmentos de tejidos y huesos de un ganso sacrificado".
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Después de varios años de trabajo y merced a la dermoplastia, que, según la profesora
Leila Sebai,
"se apoya en la técnica más precisa y el arte del mejor acabado, el esqueleto fue encontrando su fisonomia, sus facciones, su rostro, sus prendas de vestir, en definitiva, su apariencia humana".
Sonriente, vestido con su túnica fenicia de lino blanco, y llevando sandalias al modo cartaginés, este testigo excepcional de la Cartago púnica ha sido expuesto al público en el
Museo de la ciudad de Aníbal.
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La
"sorprendente" reconstrucción del
"joven hombre de Byrsa" se parece a tal punto a la realidad que los arqueólogos y paleo-antropólogos, impresionados por el resultado científico, se preguntan sobre su forma de hablar y sobre sus ocupaciones cotidianas en el siglo VI a. C., comenta el cronista de la agencia TAP,
Abdelmajid Bettaib.
El taller parisino de la dermoplástica Elizabeth Daynes había realizado antes otras reconstrucciones a partir de fósiles, incluidos los del
"Hombre de Neanderthal",
"Lucy" y el retrato del faraón
Tutankamón.
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La operación fue llevada a cabo por la Oficina tunecina del Consejo Internacional de Museos (ICOM), una ONG asociada con la UNESCO. AP
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