Hoy domingo, 5 de septiembre, se celebra el Día Europeo de la Cultura Judía, que este año llega a su XI edición. Habrá actos de muy diversos tipos en los países del continente europeo, y varias ciudades de España, lógicamente, con fuerte raigambre histórica judía, también se sumarán a tal acontecimiento. Puede verse en los siguientes enlaces información al respecto en algunas de estas ciudades españolas: Córdoba, Segovia, León, Jaén, Toledo, etc.

En este contexto, aprovecho para rescatar un post que tenía previsto publicar en Terraeantiqvae (antes de irme unos días de vacaciones el pasado mes de agosto, pero que por falta de tiempo y oportunidad se quedó pendiente) sobre las muy desconocidas catacumbas judías de Villa Torlonia en Roma.

La oportunidad viene ahora añadida por el hecho de que en la ciudad eterna, según informa el diario La Repubblica, uno de los eventos más esperados -dentro del mencionado Día Europeo de la Cultura Judía- es la apertura provisional, con visita guiada, a dichas catacumbas, las cuales está previsto que queden abiertas al público en general, de modo definitivo, a finales de año, tal como se informa en el artículo que a continuación reseñamos.

Vía: The Jerusalem Post | IRVING SPITZ | 18 de julio de 2010 (Traducción: G.C.C.)

Las catacumbas judias de Villa Torlonia

La cremación representó una de las prácticas funerarias de los romanos paganos. Con la aparición del cristianismo, los entierros comenzaron a tener lugar en catacumbas. Esta palabra, que deriva del griego, significa "dentro del túmulo". Las catacumbas son cementerios subterráneos con intrincados laberintos o túneles con huecos para las cámaras funerarias.

Hay más de 60 sitios con catacumbas en Roma que datan entre el final del siglo II y principios del V d. C.

La gran mayoría de las catacumbas representan los lugares de descanso final de los cristianos, pero también hay varias de origen judío. Una de ellas está situada en los jardines de Villa Torlonia, en el noreste de Roma. Esta villa fue construida en la primera mitad del siglo XIX para los ricos banqueros de la familia Torlonia. En 1929 fue adquirida por el dictador fascista Benito Mussolini. Después de su muerte en 1945, la villa y los jardines se mantuvieron sin usar durante muchos años, pero ahora han sido restaurados y serán abiertos al público.

En 1918, mientras se realizaban modificaciones en los muy amplios jardines, los trabajadores se tropezaron con las antiguas catacumbas .

Las excavaciones revelaron que dos catacumbas separadas se habían unido. Esto ha demostrado que era un gran terreno para enterrar a los judíos de la época. Dichas catacumbas están actualmente cerradas al público en general. No obstante, tuve la suerte de ser aceptado para realizar una visita por la cristiana Barbara Pazienti, representante de prensa de Atlazio, una agencia que promueve el turismo en Roma, y por Simona Morretta, una arqueóloga de alto nivel de la Comisión Estatal Arqueológica de Roma.

Foto: La arqueóloga Simona Morretta

Los estrechos y largos pasadizos están rodeadas a ambos lados por varios niveles de nichos, o lóculos, tallados en la roca. Estos lóculos se extienden desde el techo hasta el suelo.

Los cadáveres eran colocados en estos nichos, los cuales se sellaban con escombros y ladrillos y después cubiertos con más de un capa de cal. Además, también hay una geniza, un depósito donde los documentos santos eran colocados. Estas catacumbas son extensas, alcanzando más de 13.000 metros cuadrados y con más de 1.000 metros de galerías en los dos pisos. Para acceder a ellos, uno tiene que bajar una serie de escaleras.

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El principal interés de estas catacumbas es la gran cantidad de hermosas pinturas de colores al fresco que hay en las paredes y parte de los techos abovedados. Se representan las características iconografías de los símbolos judíos, y muchas están en un excelente estado de conservación. Se hallan incluidos el menorá de siete brazos, el shofar, el arca con las tablas la ley, el etrog, el lulav, el cuchillo de la circuncisión, y la botija de aceite y el matzot (pan ácimo). También hay representaciones de lo que posiblemente puede ser la fachada del Templo destruido en el 70 d. C. por Tito.

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Frescos adicionales incluyen motivos geométricos, hojas de parra, pájaros, plantas y peces. Estos no son específicos de las catacumbas judías y también se han visto en los de origen cristiano. Como era de esperar, no hay representaciones de los seres humanos, en consonancia con los diez mandamientos, los cuales prohíben mostrar imágenes grabadas. También hay ladrillos estampados con el nombre de los talleres de la antigua Roma.

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Curiosamente, las inscripciones encontradas en estas y otras catacumbas judías están en griego y no hebreo.

Pruebas de radiocarbono, utilizando material orgánico incorporado durante la construcción de las catacumbas, fue llevado a cabo por el profesor Leonard V. Rutgers. Las mismas pusieron de manifiesto que estas catacumbas se fechan alrededor del año 100 a. C. (Rutgers et al., Nature, 2005). Según Rutgers, estas catacumbas específicas entraron generalmente en uso en el primer siglo y son anteriores a las catacumbas cristianas en por lo menos 100 años. Ello implica que el entierro de los muertos en las catacumbas puede haber comenzado como una costumbre judía y que después fue adoptada por los cristianos.

Foto: Frescos con decoraciones geometricas, un pavo real y el limón (ethrog)

Por otra parte, cabe señalar que otros hallazgos arqueológicos de las catacumbas de Villa Torlonia, tales como lámparas de aceite, están fechadas entre finales del S. II y principios del S. V d. C. En consecuencia, la cuestión de la datación exacta de estas catacumbas no está definitivamente resuelta. Hay que recordar que la comunidad judía romana de la díáspora es la segunda más antigua en el mundo y se remonta al siglo I a. C. Los judíos muy probablemente habrían elegido enterrar a sus muertos en lugar de incinerarlos, ya que la cremación estaba prohibida por la ley judía. La jurisdicción romana prohibió el entierro en lugares de la ciudad, y, en vista de la escasez de tierra, las catacumbas se establecieron en la blanda roca volcánica fuera de las murallas de la ciudad.

Foto: Vista general de Villa Torlonia

Hoy en día los extensos jardines de Villa Torlonia son un gran parque municipal. La villa está opulentamente decorada.

Sus características principales son los dos históricos salones de baile y la bóveda, decorados con pinturas, estucos y mármoles. En el segundo piso está el dormitorio que fue de Mussolini, con su mobiliario original.

Foto: Frescos y friso del interior de Villa Torlonia

Foto: Salón de baile

Foto: Piscina con fuentes delante del obelisco en Villa Torlonia

La gestión de las catacumbas estuvo inicialmente bajo la dirección de la Comisión Pontificia de Arqueología sagrada, pero la custodia actual es de la Comisión Arqueológica del estado de Roma. Debido a los peligros de caídas de rocas, gases nocivos y la cuestión de preservación de los frescos, estas catacumbas han estado cerradas para el público en general.

Actualmente hay conversaciones en curso con los arqueólogos y las autoridades judías en Roma con el fin de abrir, eventualmente este fascinante lugar a los turistas. Se prevé que la restauración de las catacumbas de Villa Torlonia se iniciará a finales del año en curso.

El escritor Irving Spitz, autor del artículo del presente post, es profesor emérito de medicina, al tiempo que un ávido viajero y fotógrafo. Suele escribir comentarios y conferencias sobre temas médicos, música, arte, historia y viajes. Fotos adicionales, así como otros viajes, se pueden ver en www.pbase.com / irvspitz .