El Homo habilis vivió hace 2 -1,6 millones de años y tuvo una amplia distribución en África. Foto: SPL

Vía: Telegraph.co.uk. By Richard Gray / 03 de abril de 2010 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae).



La nueva especie de hominino (u homínido) -la rama evolutiva de los primates que incluye a los seres humanos- ha sido revelada cuando el esqueleto de un niño de dos millones de años se dió a conocer esta semana.

Los científicos creen que el esqueleto fosilizado casi completo pertenece a un tipo previamente desconocido de antepasado humano que puede corresponder a una fase intermedia, como los hombres-mono que evolucionaron dentro de la primera especie avanzada, tal como el Homo habilis.

Los expertos que han visto el esqueleto dicen que comparte características con el Homo habilis, cuya aparición, hace 2,5 millones de años, es vista como una etapa esencial en la evolución de nuestra especie.

El nuevo descubrimiento podría ayudar a reescribir la historia de la evolución humana llenando vacíos cruciales en el conocimiento científico.

La mayoría de restos de homininos (homínidos) fósiles no son más que fragmentos óseos dispersos, por lo que el descubrimiento de un esqueleto casi completo permitirá a los científicos responder a preguntas clave sobre el aspecto de nuestros primeros antepasados y cuándo comenzaron a caminar erguidos sobre dos piernas.

Paleontólogos y expertos en evolución humana que están detrás del hallazgo han guardado silencio sobre los detalles exactos de lo que han descubierto, pero la comunidad científica ya está inquieta con la anticipación del anuncio del hallazgo que se realizará el próximo jueves.

El esqueleto fue encontrado por el profesor Lee Berger  (izquierda), de la Universidad de Witwatersrand, mientras exploraba el sistema de cuevas de la región de Sterkfontein, en Sudáfrica, cerca de Johannesburgo, una zona conocida como "la Cuna de la humanidad".

El hallazgo se considera tan importante que Jacob Zuma, presidente de Sudáfrica, ha visitado la Universidad para ver los fósiles, y está planeada una gran campaña en los medios de comunicación con documentales de televisión.

Phillip Tobias (derecha), un eminente profesor en anatonomía humana y antropólogo en la Universidad Witwatersrand, y que fue uno de los tres expertos en identificar en primer lugar al Homo habilis como una nueva especie humana en 1964, describió este último hallazgo como "maravilloso" y "emocionante".

Aunque no está directamente involucrado en la excavación y en la investigación posterior de los fósiles, es uno de los pocos científicos elegidos fuera del grupo de investigación que ha sido autorizado a ver el esqueleto.

 

Él ha dicho: "Encontrar un esqueleto, en lugar de un par de dientes o un hueso del brazo, es una rareza".

"Una cosa es encontrar una mandíbula inferior con un par de dientes, pero otra cosa es encontrar la mandíbula unida al cráneo, y esto, a su vez, unido por debajo con la columna vertebral, la pelvis y los huesos de las extremidades".

"No es el único hallazgo, sino que hay varios especímenes que representan a varios individuos. Los restos que ahora han puesto a la luz el Dr. Berger y su equipo son maravillosos".

El nuevo esqueleto fósil fue encontrado junto a un número de otros fósiles parcialmente completos, encajados dentro de la brecha de una roca sedimentaria en el interior de una cueva caliza conocida como la cueva Malapa.

La protección de los elementos aportados por la cueva se cree que ha desempeñado un papel importante en mantener los fósiles muy bien conservados.

El registro fósil de los primeros seres humanos es notoriamente irregular, y los científicos esperan ahora que los nuevos restos proporcionen pistas frescas acerca de cómo han evolucionado nuestras especies.

Los científicos creen que un grupo de homininos (homínidos) simiescos conocido como Australopithecus, que surgió en África hace unos 3,9 millones años, se convirtió gradualmente en la primera especie Homo.

Con el tiempo la especie de los Australopithecus perdieron sus rasgos más simiescos y comenzaron a ponerse de pie y aumentar su capacidad cerebral.

Hace alrededor de 2,5 millones años el Homo habilis, la primera especie en ser descrita distintivamente como humana, comenzó a aparecer, aunque sólo un puñado de especímenes han sido hallados.

Se cree que el nuevo fósil, el cual se hará público esta semana, será identificado como una nueva especie, y que se encajará en algún lugar entre el Australopithecus y el Homo habilis.

Si se confirma como un eslabón perdido entre los dos grupos será de inmensa importancia científica, ayudando a llenar un vacío en la historia de la evolución del hombre moderno.

El Dr. Simon Underdown (izquierda), un experto de la evolución humana en Oxford Brookes University, dijo que el nuevo hallazgo podría ayudar a los científicos a entender mejor nuestro árbol evolutivo.

Señaló que "Un hallazgo como éste podría realmente aumentar la comprensión de nuestros primeros antepasados en el momento en el que empezaron a ser reconocidos como humanos".


El descubrimiento es el hallazgo más importante de Sterkfontein, desde que un fósil casi completo de unos 3,3 millones de antigüedad, de un Australopithecus apodado "Pie pequeño", fue encontrado en 1994.

Otro descubrimiento importante fue en 1947, cuando se halló el cráneo bien conservado de un Australopithecus africanus, apodado la "Sra. Ples", de 2,15 millones años de antigüedad.

Encontrar esqueletos fosilizados casi completos de los ancestros humanos es especialmente apreciado por la comunidad científica.

La presencia de una pelvis y huesos de las extremidades completos permiten a los científicos desentrañar la postura y forma de caminar utilizada por la especie extinta.

Si la muestra contiene también huesos de la mano podría proporcionar pistas sobre la habilidad de las especies, y tales pruebas serán de crucial importancia para determinar cuándo apareció por primera vez la capacidad para manejar herramientas de piedra en los humanos modernos.

El Dr. Kevin Kuykendall (derecha), un paleontólogo de la Universidad de Sheffield, dijo que tal hallazgo será esencial para ayudar a llenar los vacíos en nuestro conocimiento sobre los ancestros humanos.

Dijo: "La información que tenemos ahora está probablemente basada sólo en unos pocos cientos de individuos en todo el mundo, pero algunos de éstos son únicamente dientes aislados".

"Si este nuevo espécimen es más completo, y proporciona una mejor información, todos aquellos modelos sobre conducta locomotora tendrán la oportunidad realmente de estar bajo el escrutinio y refinarlos".

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Hay que reconocer que últimamente estamos de suerte en el campo de la paleontología y su correlato sobre la evolución humana. Los hallazgos se suceden con gran facilidad, y, como es natural, algunos de ellos se nos aparecen como decisivos para clarificar el complejo panorama de nuestro árbol evolutivo.

Esperaremos con ansiedad a que el próximo jueves se facilite más información sobre estos nuevos restos, los cuales, tal como se informa, dado su apreciable número y excelente conservación, seguro que proporcionarán innumerables datos para el análisis.

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Respuestas a esta discusión

Tal como se había anunciado, el nuevo hominino (u homínido) de casi dos millones de antiguedad, hallado en Sudáfrica, fue presentado a los medios de comunicación ayer jueves.

Veamos cómo se recogió la noticia al respecto, así como unas cuantas imágenes:

Cráneo del macho Australopithecus sediba hallado en Sudáfrica. Foto: Eloff Brett / Cortesía de Lee Berger, Universidad. de Witwate...

Descubierto un homínido de hace casi dos millones de años

La nueva especie puede ser un ancestro de la humanidad o una rama lateral extinguida

Vía: EL PAIS / Alicia Rivera / 08 de abril de 2010

Matthew Berger, un niño de nueve años, acompañaba a su padre, el científico Lee Berger, el 15 de agosto de 2008 en una bien planeada excursión por las cercanías de Johanesburgo (Suráfrica) en busca de restos del pasado. Al poco de llegar al lugar elegido para empezar el rastreo, el chico exclamó: "¡Un fósil!". Él no sabía de qué animal era, pero el padre sí: una clavícula, y cuando dio la vuelta al bloque de piedra que había encontrado su hijo con el fósil, inmediatamente identificó otro, una mandíbula con un canino, y eran de homínido, el máximo trofeo para un paleoantropólogo como él.

Foto: Mateo Berger muestra la roca de la zona en la que hizo el sorprendente descubrimiento.

Expediciones posteriores en la zona, estudios minuciosos y muchos meses de trabajo para extraer los antiguos huesos de los bloques en que estaban incrustados, han sacado a la luz dos esqueletos parciales fosilizados de hace aproximadamente 1,8 millones de años. Uno es de un niño o un adolescente (entre 10 y 13 años), el que encontró Matthew; el otro, que se descubrió en septiembre de 2008, es de una hembra al final de la veintena; combinan rasgos antiguos y modernos, y los científicos afirman que son una especie nueva de homínidos desconocida hasta ahora, que ellos han bautizado Australopithecus sediba. Es más, Berger y sus colegas plantean que esta especie bien podría encajar en la línea ancestral humana, representando una transición entre los antiguos australopitecos y los primeros individuos del género Homo. Otros expertos (unos 60 científicos han visto ya los nuevos fósiles) prefieren situar al Australopithecus sediba como una rama lateral -extinguida- a la línea evolutiva humana. De cualquier forma, se trata de un hallazgo sensacional, coinciden unos y otros, que proporciona rica información sobre los ancestros del hombre hace dos millones de años.


"Estos fósiles nos dan una visión extraordinariamente detallada de un nuevo capítulo de la evolución humana, convirtiéndose en una ventana abierta hacia un período clave en el que los homínidos hicieron el crítico cambio desde su dependencia de la vida en los árboles a la vida en el suelo", explica Berger (Universidad Witwatersrand, Suráfrica). "Australopithecus sediba presenta un mosaico de rasgos de un animal que se siente cómodo en los dos mundos".

Los dos esqueletos de Australopithecus sediba (que significa manantial o fuente en la lengua Sotho de la región) se presentan en la revista Science, que ha rechazado el nombre del joven Matthew entre los firmantes del artículo oficial.

Los científicos han encontrado ya huesos fósiles de al menos otros dos individuos (un niño y otra mujer) de la misma especie en el yacimiento, pero aún no han acabado de estudiarlos y no se dan a conocer de momento.

Foto: Los huesos de un macho juvenil (izquierda) y una hembra adulta (a la derecha) están dispuestos según un esquema idealizado de un esqueleto de Australopithecus africanus.


La hembra y el joven cuyos esqueletos bien conservados se presentan ahora medirían 1,27 metros (aunque el chico seguramente crecería aún algo más); ella podría pesar 33 kilos y él, 27; tenían un cerebro pequeño (unos 420 ó 450 centímetros cúbicos frente a los 1.200-1.600 centímetros cúbicos del nuestro), dientes caninos pequeños, brazos largos, manos fuertes, pelvis avanzada y extremidades inferiores largas. Desde luego caminaban -y seguramente corrían- erguidos. Los fósiles han sido datados mediante diversas técnicas entre 1,95 y 1,78 millones de años. De la cronología y del estudio del entorno del yacimiento se ha ocupado un equipo dirigido por Paul Dirks (Universidad James Cook, Australia). Uno de los cráneos está todavía incrustado parcialmente en un trozo de roca, pero los investigadores han decidido no extraerlo por el riesgo de que se pueda romper, pero lo han estudiado con escáner y han obtenido así una reproducción óptima.

Berger y Dirks empezaron su investigación explorando, con la ayuda de Google Earth, una zona de cuevas, Malapa, cerca de Johanesburgo. El fósil que encontró Matthew y el resto estaban en cavidades con sedimentos, y los investigadores han reconstruido el escenario de la muerte de aquella hembra y aquel joven hace casi dos millones de años. Debieron caer, junto con otros animales, a una cueva profunda y luego fueron arrastrados hasta un lago subterráneo. Tal vez era una época de sequía y los animales se acercaban al agua. Los esqueletos, al estar fuera del alcance de animales depredadores, se conservaron muy bien. Por la disposición de los fósiles en el sedimento, los expertos no descartan que los dos homínidos murieran a la vez o muy cerca en el tiempo.

Foto

Australopithecus sediba entra directamente en los libros y en los debates de los paleontólogos acerca de la evolución de las especies ancestrales humanas. Estos fósiles tienen aproximadamente un millón de años menos que el famoso esqueleto Lucy, una hembra de Australopithecus afarensis considerada una remota antepasada de la humanidad. Pero 1,9 millones de años tiene el Homo erectus, considerado un antepasado del Homo sapiens, con el que los nuevos esqueletos comparten algunos rasgos. La cuestión es si los individuos de Australopithecus sediba son los supervivientes de australopitecos anteriores (Australopithecus africanus) que al final se extinguieron, mientras evolucionaban las línea Homo, o si se trata de una especie de transición entre esos australopitecos previos y el Homo erectus, como sugieren sus descubridores.

Foto: El Dr. Paul Dirks, de la Universidad James Cook, en Australia, se encuentra cerca de donde estaban los restos, poco después de haber sido descubiertos por primera vez y antes de que la excavación comenzara.


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Foto:cortesía de Brett Eloff de Lee Berger y la Universidad de Witwatersrand

Hallan un nuevo candidato a ser el primer antepasado del hombre


Vía: ABC.es / José Manuel Nieves / 08 de abril de 2010

No hay duda. La paleontología está de enhorabuena. Cuando apenas han pasado un par de semanas del hallazgo en Siberia de una nueva especie humana desconocida (que compartió Eurasia con nuestros antepasados y con los neandertales hace 40.000 años), un equipo de paleontólogos dirigido por Lee Berger, de la Universidad sudafricana de Witwatersrand, en Johannesburgo, acaba de publicar en Science el sensacional descubrimiento de dos esqueletos parciales, pero excepcionalmente bien conservados, de dos homínidos, una mujer y un joven preadolescente, que vivieron en Sudáfrica hace cerca de dos millones de años. Y ambos, de nuevo, pertenecen a una especie que la Ciencia aún no había clasificado. Un lejano antepasado nuestro que arrojará, según los investigadores, nueva luz sobre los orígenes del Homo sapiens, nuestra propia especie.

El nuevo miembro de la familia se llama Australopithecus sediba (sediba significa "fuente" en la lengua de los Sesotho, uno de los once idiomas oficiales de Sudáfrica), era capaz de caminar erguido y sus restos han sido descubiertos, descritos y nombrados por Berger tras ser localizados en una cueva a sólo 40 km de la ciudad de Johannesburgo. Aunque, para ser totalmente sinceros, el auténtico protagonista del hallazgo no fue el propio Berger, sino su hijo Matthew, de apenas nueve años de edad, que se topó con el homínido mientras jugaba en las proximidades del yacimiento en el que trabajaba su padre.

"Papá, he encontrado un fósil", le espetó el niño al científico mientras le pasaba una piedra de la que asomaban restos fósiles. El paleontólogo, al principio, la cogió pensando que se trataba de un antílope, algo bastante corriente de encontrar en las rocas sudafricanas. Pero en cuanto se fijó mejor en el hallazgo de su hijo, se dio cuenta de que estaba ante algo mucho más importante: la clavícula de un antiguo homínido. Inmediatamente buscó por los alrededores y se dio literalmente de bruces con la mandíbula inferior de ese mismo y lejano antepasado de la Humanidad. "No me lo podía creer", afirmó después el científico.

Hoy, además de su portada, la revista Science dedica dos extensos artículos a la descripción de la nueva especie y a sus implicaciones sobre la debatida y aún no totalmente aclarada cuestión de qué significa exactamente ser un humano.

Foto: El profesor Lee Berger con el esqueleto del niño varón, que se cree de nueve años de edad.

Mezcla de rasgos

Berger y su equipo explican en Science que los fósiles muestran una mezcla de rasgos muy primitivos y típicos de los australopitecinos con otros mucho más avanzados y típicos de los humanos que vinieron más tarde. Por eso, opinan los científicos, la nueva especie podría ser el mejor candidato de que disponemos hasta el momento a ocupar el puesto de antepasado inmediato de nuestro propio género, Homo.

Un lugar que hasta ahora ocupaba la popular Lucy, la pequeña Australopithecus afarensis que, sin embargo, es casi un millón de años anterior a la especie recién descubierta. Es precisamente la citada mezcla de rasgos lo que no permite que los científicos se pongan de acuerdo. ¿Estamos ante un australopitecino o frente al primer representante del género Homo?

"Yo pienso -opina Berger- que se trata de un buen candidato a convertirse en la especie de transición entre Australopithecus africanus (especie a la que pertenece el célebre niño de Taung) y Homo habilis, o incluso a ser el antepasado directo de Homo erectus (como el Chico de Turkana, el hombre de Java o en hombre de Pekín)". A pesar de la aparente convicción de Berger, la cuestión sigue abierta y es fuente de agrias polémicas entre los defensores de ambas posibilidades.

Foto: El Vicepresidente de Sudáfrica, Kgalema Motlanthe, en el centro, y el profesor Lee Berger de la Universidad de Witwatersrand desvelan los restos del homínido de 2 millones de años. (Joe Alexander / AFP / Getty Images / Abril 8, 2010)

Una mujer y un niño

Los fósiles, con una edad comprendida entre 1,95 y 1,78 millones de años, corresponden a una mujer adulta (alrededor de treinta años) y a un joven de entre 10 y 13 años. Ambos han sido encontrados entre los mismos escombros fluviales y en el fondo de un antiguo sistema de cuevas esculpido por la erosión de un río. Sus restos estaban mezclados entre sí y con los de otros animales (tigres dientes de sable, ratones, conejos y antílopes), y todo parece indicar que murieron con muy poca diferencia de tiempo, quizá incluso ambos a la vez y muy poco antes de ser los dos arrastrados por la corriente y depositados en el lugar en el que fueron encontrados.

Durante los últimos dos años, los restos han sido sometidos a complicados tratamientos para lograr extraer los huesos de las rocas en las que estaban incrustados. Más de 60 científicos de todo el mundo y decenas de estudiantes han tenido ya la oportunidad de trabajar sobre estos extraordinarios fósiles.
 

 

Australopithecus sediba tenía los brazos largos, como un simio, las manos cortas y poderosas, una pelvis muy evolucionada y unas piernas largas y perfectamente capaces de permitirle caminar como hacemos los humanos. Incluso es posible que pudieran trepar. "Se ha estimado -explica Berger- que ambos medían alrededor de 1,27 metros, aunque el chico seguramente se habría hecho más alto. La hembra probablemente pesaba unos 33 kg y el joven cerca de 27 en el momento de su muerte".
 

 

"El tamaño de sus cerebros -añade el científico- estaba entre los 420 y 450 cm cúbicos en el caso del joven, que es pequeño si se compara con el cerebro humano actual, que está entre los 1.200 y los 1.600 cm cúbicos, pero la forma del cerebro parece mucho más avanzada que la de un australopitecino".

Foto: Sitio donde se hizo el hallazgo. Dos esqueletos más de la misma especie han sido encontrados desde el descubrimiento, pero sus detalles se mantienen en secreto por ahora.


Un polémico origen

La imagen resultante de estas primeras investigaciones empieza a dibujar un homínido desconocido hasta ahora y cuya estructura ósea recuerda a las de las primeras especies del género Homo, pero que al parecer se comportaba más como lo habría hecho un Australopithecus que como uno de nuestros primeros antepasados directos. Sediba apareció cerca de un millón de años después que Lucy, y todo apunta a que la transición de los primeros homínidos hacia el género Homo debió de ocurrir en etapas muy lentas y espaciadas en el tiempo.

“No es posible establecer la posición filogené́tica precisa de Austalopithecus sediba en relación a varias especies asignadas al Homo primitivo”, escribe Lee Berger en Science.  

 

“Podemos concluir que esta nueva especie comparte más características derivadas con el Homo primitivo que con cualquier otra especie de austalopiteco conocida, y por tanto representa un ancestro candidato para el género, o un grupo hermano a un ancestro cercano que persistió durante cierto tiempo tras la primera aparición de Homo”.

 

“Antes de este descubrimiento, podí́as prá́cticamente acomodar el registro completo de fó́siles que son candidatos para el origen del gé́nero Homo de este periodo en una pequeñ̃a mesa. Pero, con el descubrimiento de Australopithecus sediba y la riqueza de fósiles que hemos recobrado  -y que seguimos recuperando- esto ha cambiado de forma dramática”, concluye el paleontólogo.

El yacimiento, por supuesto, continúa siendo explorado y nadie duda que dará nuevos y espectaculares frutos en el futuro. Quizá alguno de los próximos descubrimientos sirva para zanjar para siempre las dudas que aún nos quedan sobre nuestros remotos orígenes.
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Video: ScientificAmerican.com

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