El mito y la realidad de las amazonas, a estudio en una exposición alemana

La leyenda de las amazonas, las mujeres guerreras que vivieron entre Europa y Asia miles de años atrás, se repasa en una exposición en la ciudad alemana de Espira, donde se exponen objetos nunca vistos con los que se indaga en la realidad y la ficción de ese mito



Fuente: EFE, Berlín, 2 de septiembre de 2010

Bajo el título de "Amazonas-Guerreras Misteriosas", el Museo de Historia del Palatinado-Espira muestra los resultados de las investigaciones sobre las excavaciones de tumbas encontradas en la estepa más oriental de Europa, y occidental de Asia, donde se pueden ver mujeres armadas o féminas jinetes.

Entre las piezas más destacadas hay un doble enterramiento escita de dos guerreros, hombre y mujer, de Ak-Alacha, en las montañas de Altai, en el que ella aparece equipada con un hacha de hierro, una daga y un arco con flechas.

La exposición ha contado con la colaboración de investigadores de todo el mundo especializados en el estudio de las amazonas, figuras legendarias de las que ya se hacían eco numerosos pueblos de la antigüedad,siempre a mitad de camino entre la realidad y la ficción.

Entre los objetos que se exponen también hay armas, escudos, collares y pendientes, así como pinturas y esculturas que invitan a creer en la existencia de esas mujeres guerreras.

En la muestra pueden verse igualmente vasijas griegas pintadas con motivos de héroes y leyendas, de vida y de muerte, de amor y de desgracias.

Se trata de una exposición que, según el propio museo, presenta obras maestras de la antigüedad que ayudan a entender el presente a través del repaso a la historia.

Entre las instituciones que han aportado piezas relevantes figuran museos de Europa y de Asia Central, y hay objetos nunca antes expuestos ante el público.

En la lista de donantes temporales figuran el British Museum de Londres; el Museo Nacional de Kiev, el Ny Carlsberg Glypothek de Copenhague; la Academia de Ciencias rusa o el Museo de Arte Antiguo de Basilea.

"Siempre han surgido muchas preguntas en torno a las amazonas, desde que el arqueólogo Heinrich Schliemann descubrió las ruinas de la ciudad de Troya, que indicaban que aquel escenario existió de verdad", indica el comisario de la exposición, Lars Börner M.A..

Las amazonas fueron un símbolo de mujeres seguras e independientes, y entre las más conocidas está Pentesilea, de quien se dice que participó en la Guerra de Troya.


Para Börner, la historia de estas mujeres guerreras es "sumamente interesante" y está "muy vinculada con nuestro mundo actual y con la lucha de las mujeres por la igualdad".

Con la reflexión sobre esas mujeres guerreras, se realiza un repaso "arqueológico, histórico, cultural y literario de la época, que fácilmente puede vincularse con el presente", añade.

La exposición estará abierta al público desde el próximo día 5 hasta el 11 de febrero del año que viene.


Amazonas; mujeres guerreras

Fuente: Skymoon, 20 de mayo de 2008

Las mujeres ya no permanecen ajenas o en la retaguardia de la guerra como ocurrió durante milenios. Hoy están tanto en las tomas de decisión como en el campo de batalla. Oportunidad para que hagamos una breve incursión por el mito de las más famosas mujeres guerreras: las Amazonas.

La leyenda de las mujeres guerreras o Amazonas habría tenido origen en la batalla de Termodonte, cuando los Griegos salieron victoriosos de la batalla contra esas extrañas mujeres. Las que fueron hechas prisioneras fueron llevadas en los navíos, pero en alta mar se sublevaron y diezmaron a los hombres. Desconocedoras de las artes de la navegación, estuvieron a la deriva y llegaron al Mar de Azov, donde habitaban los Citas.

Las Amazonas consiguieron inicialmente robarles los caballos, pero los Citas acabaron venciendo. Solo después de ver sus cuerpos sin vida los Citas se dan cuenta de que habían estado luchando contra mujeres. Extraña es la actitud de los Citas que, en lugar de diezmar a las Amazonas, les proporcionan campamentos junto a los jóvenes de la tribu para «incentivar» el emparejamiento, para que nazcan hombres guerreros superiores físicamente. ¡Pero esto ocurrió hace más de seis mil años!

Las Amazonas, habituadas a su libertad, acaban por partir e irse a vivir más allá del Río Tanis (actual Río Don).

Las Amazonas son el primer y más persistente mito de mujeres en libertad viviendo en comunidades. Poderosas, porque manejaban armas, es curioso referir que ese factor de superioridad era marcador para los hombres que se cruzaban con ellas. Tener armas es, ayer como hoy, tener poder. Está estudiado que las regiones donde vivieron tenían grandes reservas de hierro. De ahí que ellas mismas fabricaran las armas. Y eran guerreras porque querían conquistar territorios para instalarse. En cuanto a la descendencia, como normalmente vivían cerca del mar o en islas, eran regularmente visitadas por hombres aventureros o marineros, más o menos incautos, que de buen grado se emparejaban con aquellas mujeres. Ellas únicamente se quedaban con las hijas y repudiaban o mataban a los de sexo masculino. Eran, también, tiempos de barbarie.

El éxito y perennidad del interés por las Amazonas se debe precisamente a que ellas encarnan una sociedad donde los papeles sociales estaban invertidos. Mujeres luchadoras, poseedoras de caballos y armas y sin familia tradicional organizada fascinaron y quedaron inmortalizadas en cuentos y leyendas populares de un universo vastísimo.

En el siglo III a. C. las Amazonas ya habrían alcanzado Grecia, antes solo se sabía de su localización en Asia Menor. Durante siglos sus historias poblaron los imaginarios de Griegos y Romanos, y más tarde con Colón el mito fue transportado hacia el Nuevo Mundo. La presencia de las famosas guerreras en la guerra de Troya quedó como elemento importante del mito y, en La Ilíada, Príamo recuerda los tiempos en que él y sus hombres las combatieron. Ellos las consideraban precisamente “«antineirai», que significa «equivalente a los hombres», por tanto sus iguales. El héroe de La Ilíada, Aquiles, entablará un combate con Pentesilea, reina de las Amazonas.

En la Eneida de Virgilio (70-19 a. C.) poema épico, se habla de la Guerra de Troya y de las Amazonas.

Según los especialistas el mito de las Amazonas se halla en todos los continentes, excepto en Oceanía. Se tienen por verdaderas en China, en las «islas misteriosas», en relatos de navegantes árabes del siglo XI a XIII. A través del folclore de Escandinavia, de Rusia, de Bohemia, de África y de las Indias. Podemos seguir el rastro de relatos de su existencia y concluir que las Amazonas impresionaron vivamente a hombres de todos los tiempos. Ellas fueron y son un tema recurrente y han servido de inspiración para obras literarias y han seducido y seducen a pintores, escultores, compositores y autores de teatro.

Las Amazonas de la Grecia Clásica

Foto: Pentesilea y Aquiles luchando.

Se sabe que las Amazonas se establecieron en la isla de Lesbos, patria de Safo (la mayor poetisa de la Grecia clásica [siglo VII y VI a. C.]), en Lemnos y en la Samotracia, más al Norte. Según la mitología griega, las Amazonas eran hijas del dios Ares (dios de la guerra, hijo de Zeus) y de la ninfa Harmonía (ligada al culto de los dioses de Samotracia). La mitología de estas mujeres diferentes viene de la protohistoria de Grecia.

Las Amazonas serían originarias de la Tracia o de las costas meridionales del Mar Negro (Cáucaso) y se establecieron inicialmente en la Capadocia (hoy territorio turco) habitando las riberas del Río Termodonte. (En el siglo XVII, Rubens pintó dos expresivos cuadros donde representa las luchas de las Amazonas contra Teseo, precisamente sobre este río). Las Amazonas se habrían apoderado de Éfeso, donde fundaron el más antiguo templo a la diosa Artemis, diosa ésta relacionada con el amor entre mujeres. Habrían fundado también la ciudad de Mitilene, en la Isla de Lesbos, hoy francamente relacionado con el lesbianismo, aspecto que llena incontables páginas de Internet. Hay una revista belga de lesbianas, con el nombre de Pentesilea.

También las mujeres mastectomizadas se identifican con el nombre de las Amazonas.

Uno de los encuentros más relatados de las Amazonas fue con los Argonautas que llegaron a la Isla de Lemnos. Fueron bien recibidos, hasta el punto de que permanecieron allí un año, casi olvidando su misión, que era la demanda del «Vellocino de Oro».

Combates

Los más célebres combates de estas audaces mujeres fueron contra el corintio Belerofonte (uno de los héroes de La Ilíada), que las venció y a quien Eurípides dedicó una tragedia; contra el héroe de Atenas, Teseo, que se enamoró de la reina Hipólita, y de cuya unión nació Hipólito, protagonista de otra tragedia de Eurípides (siglo V a. C.) y uno de los pocos hijos de Amazonas que alcanzaría la edad adulta, y que tuvo un fin trágico; contra Aquiles, otro héroe de Homero, que se enamoró perdidamente de otra reina de las Amazonas: Pentesilea. En este caso, la guerra de Troya puso a los dos amantes en campos opuestos. Aquiles venció a la reina de las Amazonas, pero en el momento en que le enterró la espada en el pecho se sintió subyugado por el encanto de su intrépida opositora; pero ya era tarde. El combate más representado es sin duda contra Hércules, siendo este enfrentamiento el octavo de los llamados Doce Trabajos de Hércules, que consistía en arrebatar el cinturón de Hipólita. Ésta, por amor, lo ofreció sin lucha, pero la celosa mujer de Zeus, disfrazada de Amazona, provocó la confusión entre el ejército enemigo y Hércules por error mató a Hipólita. Otra reina de las Amazonas, Talestris, habría vencido al rey persa, Ciro el Grande.

La larga Edad Media también escogió a las Amazonas como tema. Para muchos pintores ellas fueron pretexto para mostrar su talento dibujando y pintando cuerpos femeninos, que de otro modo no habrían permitido los cánones de la época. En el Renacimiento el tema fue tomado con otra intención y sabiduría. Son muchos los grandes pintores que las han inmortalizado. Y llegan a nuestros días, dando siempre origen a nuevas interpretaciones.

En La Divina Comedia de Dante y en Camoens, más concretamente en Os Lusíadas, influido por La Odisea, cuando la diosa Calipo retrasa a Ulises bajo los encantos del amor, en los cantos IX y X en la Isla de los Amores, hay una clara influencia de las islas pobladas por esas mujeres.

El simbolismo de las Amazonas, como guerreras fue también importante para las mujeres del período de la Revolución Francesa (1789). Fueron conocidas, en 1790, las Amazonas de VIC (departamento de los Altos Pirineos).

Amazonas, desde Grecia hacia el Nuevo Mundo

En 1492 Cristóbal Colón llegó al Nuevo Mundo -después conocido como América- y no a las Indias, como era su intención; vamos a ver cómo él y sus hombres divulgaron el mito de las Amazonas.

Colón, en el regreso del primer viaje al Nuevo Mundo, al arribar a una de las islas del Caribe, sufrió, por parte de una tribu guerrera, una recepción decididamente hostil. Sobre ese inesperado encuentro escribió a Luis de Santangel, hombre de confianza de los Reyes Católicos, en estos términos: «(…) es la primera isla que se encuentra, para quien va de España rumbo a las Indias y donde no hay ningún hombre. Estas mujeres no se ocupan de ninguna actividad femenina, sólo ejecutan ejercicios con el arco y las flechas fabricados con cañas y se cubren con láminas de cobre que poseen en abundancia».

Uno de los pilotos que acompañó al navegante Fernando de Magallanes contó al italiano Filippo Pigafetta (1491-1534) que había una isla con solo mujeres. Pigafetta nos habla de la isla de Ocoloro, en las proximidades de Java (Asia), donde las mujeres que «dando a luz algún hijo, lo matan si fuese macho y, si fuese mujer, lo conservan con ellas. Y tan esquivas se mostraban a la conversación amorosa que, si algún hombre osase desembarcar en su isla, pugnaban por quitarle la vida».

El conquistador español Hernán Cortés, cuando exploraba la costa occidental de Méjico, cerca de 1520, relató al emperador Carlos V que mucha gente le aseguraba que era verdad que existía «una isla poblada por mujeres sin ningún macho. En ciertas épocas los hombres de Tierra Firme van a visitarlas, ella se entregan a ellos y las que dan a luz hijas se quedan con ellas, si nacen machos los rechazan».

También en 1535, Diego de Almagro (1475-1538), que participó en la conquista de Perú con Pizarro, dijo haber oído, en aquella zona, relatos de indios asegurando que había una vasta región dominada por mujeres cuya reina se llamaba Guanomilla (que significa cielo de oro) y que en esa tribu había tanto «metal blanco y amarillo» que hasta los sencillos utensilios para preparar los alimentos eran hechos a mano con esos metales preciosos.

Aamazona preparándose para una batalla. (Matanya)



Una etimología controvertida

Según los Griegos, las Amazonas, para usar mejor el arco, las flechas y las lanzas, se habrían comprimido, quemado o cortado, en la pubertad, el seno derecho. De ahí el origen del nombre a (prefijo de negación) + mazós = pecho (en griego), lo que significa mujeres sin pecho. Esta etimología ha sido aceptada sin objeción, no se entiende bien cómo. Como mujer el sentido común me dice que ninguna mujer quemaría o reduciría su órgano más delicado y más erótico fuese por el motivo que fuese. Además, hace bien poco tiempo Pierre Devambez publicó en el Lexicon Iconographicum Mythologiae Classicae, 819 muestras de representaciones donde nunca las Amazonas aparecen con un solo seno. El historiador André Trevet habló de las Amazonas de Brasil, y también él se negó a aceptar que sacrificasen el seno derecho, sin peligro de enfermedad o muerte.

Las más antiguas representaciones de las Amazonas aparecen en terracota y datan del siglo VII a. C. Posteriormente son innúmeras en los jarros griegos (jarros atenienses y figuras negras). Datan del probable encuentro entre Aquiles y Pentesilea de 530-520 a. C. Hay referencias a más de 60 nombres de Amazonas.

En general, las Amazonas son representadas como mujeres bien constituidas, elegantes, usando la media túnica ajustada a la cintura, con un seno al descubierto y el otro sugerido, por debajo de vestidos ligeros. En la mano tienen el arco y a la espalda la aljaba donde transportaban las flechas. También aparecen representadas con un hacha de dos filos en vez del arco.

Los escultores y pintores las inmortalizaron, y el más celebre conjunto escultórico es el friso del mausoleo de Halicarnaso, donde fueron inmortalizadas luchando contra Hércules.

Río de las Amazonas

Es posible que el mayor río de América del Sur haya sido parcialmente navegado por portugueses al comienzo del siglo XVI, pero fue Vicente Pinzón (hermano de Martín Pinzón, que comandó la carabela Pinta en el primer viaje de Colón) quien, en 1499 o 1500 habrá, por primera vez, llegado a la embocadura del gran río, al que puso el nombre de «mar dulce», pensando que se trataba de un mar.

Sin embargo, en la actualidad se admite que fue el español Francisco de Orellana quien lo habría «descubierto» en febrero de 1542. Este navegante formaba parte de la expedición comandada por Gonzalo Pizarro, hermano del conquistador de Perú -Francisco Pizarro- que había salido de Quito, en la Navidad de 1541, con el objetivo de atravesar los Andes, en busca de Eldorado. Gonzalo Pizarro mandó a Orellana al frente de un grupo de hombres en busca de provisiones suficientes para poder atravesar el inhóspito territorio transandino. No obstante, como Orellana no regresó en los doce días convenidos, Gonzalo Pizarro, creyéndolo muerto o desaparecido, regresó a Quito. Fray Gaspar de Carvajal, que acompañó a Francisco de Orellana en esa fabulosa aventura, nos relata lo sucedido. La expedición, en febrero de 1542, hizo una parada junto al Río Napo (Ecuador) en las inmediaciones del territorio de los indios Irimaraezes que habrían preguntado a los españoles si iban a «visitar el territorio de las Amurianos a quienes ellos llamaban ‘grandes señoras’, pues, si lo hiciesen, tomasen precauciones, porque ellas eran muy numerosas y que los matarían». Carvajal describió los innumerables encuentros y percances. A finales de junio, por San Juan, la expedición hizo una parada para festejar el santo, pero nuevamente tuvieron que hacer frente a una tribu hostil. Orellana intentó el entendimiento, pero los aborígenes afirmaron «que nos cogerían a todos para llevarnos a las mujeres guerreras». Los españoles respondieron con el fuego de las armas; la lucha se intensificó y el propio Carvajal fue herido. Surgen entonces las referidas mujeres con arcos y flechas en auxilio de la tribu. «Ellas luchaban con tal ardor que los indios no osaban retroceder y si alguno huía frente a nosotros eran ellas quienes los mataban a palos (…). Son muy blancas y altas, con el pelo muy largo, entrelazado y enrollado en la cabeza. Tienen los miembros grandes y fuertes y van desnudas a propósito, tapadas en sus vergüenzas; con sus arcos y flechas en la mano, son tan combativas como diez indios (…). Ciertamente hubo una de esas mujeres que metió un palmo de flecha por uno de los bergantines, y las otras, un poco menos, de modo que nuestros bergantines parecían puerco espines.» Son palabras de Carvajal. Mil kilómetros de río descenderían Orellana y sus compañeros y fue él quien bautizaría este inmenso río de las Amazonas. (Orellana, como todos los navegantes de su tiempo, había leído los clásicos y creía en sus mitos. Por tanto, ¿qué mejor nombre podría darse a aquel majestuoso río?).

En la América Portuguesa también se hizo popular el mito. En 1576, Pêro de Magalhães Gândavo llamaba al gran río Maranhão «Río de las Amazonas» corroborando la divulgación del mito en el nordeste brasileño. Y adelanta este cronista: «Algunas indias hay también entre ellos que deciden ser castas a las cuales no conoce hombre alguno de ninguna disposición moral, ni lo consentirán, aunque por eso las maten. Estas dejan todo el ejército de mujeres e imitan a los hombres y desempeñan sus oficios como si no fuesen personas del sexo femenino, llevan cortado el pelo de la misma manera que los hombres, y van a la guerra con sus arcos y flechas y de caza, perseverando siempre en compañía de hombres y cada una tiene una mujer que la sirve y con quien dice estar casada, y así se comunican y hablan como marido y mujer».

El jesuita español Cristóbal de Acuña, en 1639, escribió que en Nueva Granada (Colombia) había encontrado una «india que dijo haber estado ella misma en las tierras pobladas por las mujeres guerreras».

Hasta nuestro sacerdote Antonio Vieira repitió lo que se decía de las Amazonas en cuanto se refiere a su pecho (solamente uno) guerreras de Lemnos, en su Sermón nº 9.

Fray João dos Santos, dominicano de los siglos XV y XVI, conocedor de Etiopía, diría que en una región de Mozambique, se decía que «Junto a Damute hay una provincia de mujeres tan varoniles y robustas, que suelen andar con las armas en las manos, tanto en la caza de las fieras y animales silvestres, como en las guerras, que se le presentan, donde muestran esfuerzo y ánimo más propios de hombres belicosos que de mujeres débiles…». Entre esas islas hay una poblada por mujeres sin que haya hombres entre ellas; pero en dos meses del año los admiten como hacen las de Etiopía (…)».

En el siglo XVIII, Monsieur de la Condomine constata que «tal tradición está universalmente extendida en todas las naciones que habitan las riberas del río Amazonas, hasta 150 leguas distante, por el interior hasta Caiena (…) y siempre en sus lenguas les llaman por el nombre de «mujeres sin marido» o «mujeres excelentes». Más tarde, en África, Herkovitz estudió la repercusión del «mito» en el antiguo reino del Daomé (hoy Benin), donde afirma que las Amazonas existieron en aquella región y adelanta que eran reclutadas entre las mujeres atléticas, siendo obligatoriamente vírgenes, y que eran un número considerable de ellas, usando lanzas como arma.

El tema Amazonas parece inagotable

En 1997, la revista New Scientist publicó un artículo de la investigadora Jeaninne Davis-Kimball que alude al descubrimiento en Rusia, de varias sepulturas de mujeres. La identificación de estas mujeres como Amazonas fue hecha a partir de las armas con las que estaban sepultadas y de heridas causadas por el uso de armas, como pequeños puñales y espadas con las que estaban enterradas.

Hoy el mito está desapareciendo para dar origen a una teoría sobre su verdadera existencia. En la Lesbia Magazine de enero de 1999 leemos que en las riberas del Río Don se encontraron montículos funerarios, con 2.400 años, donde estaban 21 sepulturas de mujeres enterradas con sus armas. Y recientes descubrimientos en Hungría y China han venido a enriquecer la teoría de la existencia real de las Amazonas.

Amazonas de Grecia, de América, de Asia, de África, de Europa: ¿fueron o no una realidad? El antropólogo brasileño Darci Ribeiro (1992-1997) afirmó:

«Un pueblo-mujer contando solo con ellas, sin hombres propios, sirviéndose de extranjeros como reproductores es plausible y hasta viable. Un pueblo solo de machos es una utopía salvaje».

¿Y las «nuevas amazonas»? ¿Las mujeres que derribaron prejuicios y cada día ganan su sueldo y que no han aceptado el tradicional papel doméstico? Las encontramos todos los días, algunas más belicosas que otras. ¿Y las mujeres en las Fuerzas Armadas? Es curioso que en una reciente entrevista a mujeres de la PSP (Polícia de Segurança Pública ‘Policía de Seguridad Pública’) en puestos de mando, todas afirmaban que nunca habían tenido necesidad de disparar sus armas. ¿Son pacifistas las mujeres, incluso en profesiones en las que pueden tener que ser «guerreras»? Tal vez la escritora y periodista Inés Pedrosa nos sepa responder.

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Comentario por jorge hugo bertran vall el septiembre 3, 2010 a las 2:44pm
esperemos un exito , en la exposicion , en un tema tan poco estudiado en la historia del mundo.////
jorge hugo bertran esparafita (bertranvall)
Comentario por Hilda Breer el septiembre 3, 2010 a las 3:07pm
me parece interesantisimo sobre todo para los de habla castellana en alemania!!!!!!!!!!!!! me encanta este Blog. Hilda Breer
Comentario por Fernando A. Domínguez Camacho el septiembre 3, 2010 a las 3:50pm
No es de extrañar la participación de la mujer en la historia, muchas veces la ausencia de los varones (llamados a pelear en lugares lejanos del terruño a defender), a impulsado a las mujeres a asumir el manejo de las armas, incluso muchas veces las hijas de líderes tribales (al no existir varones), han asumido la dirección de su comunidad incluso en la guerra. Lo positivo de esta exposición es que ayuda a desmistificar la hegemonia del rol del varon en la historia de la humanidad.
Comentario por Horacio Atilio Fleitas el septiembre 3, 2010 a las 4:53pm
Estas mujeres, vivieron y pelearon a la par del varón por sus vidas y pertenencias. Sin duda se aleja del mito para ser una realidad palpable, el mito que nunca fué es el de la supremacia del varón por encima de la mujer, algo en que muy poca gente cree hoy en dia.
Comentario por Hilda Breer el septiembre 3, 2010 a las 5:43pm
sobre supremacia del hombre....parece que solo se trata de la fuerza física, en general.....lo interesante para mi modo de ver es una innata condicioon de mando en los hombres....posiblemente por las luchas , los ejercitos , los grupos tribales.....yo admiro a quin tiene capacidad de decidir...de forma inparcial... sea hombre o mujer.... pero es tan dificil.....
Comentario por Alicia M. Canto el septiembre 3, 2010 a las 7:50pm
Supongo que estará allí la más reciente, la policlética, espléndida y aún coloreada Amazona de Écija:

Otras vistas de ella, y comentarios

En este blog se recuerda uno de los pocos textos reales sobre ellas:

...el encuentro de Alejandro Magno con Talestris, legendaria reina de las amazonas. Veamos cómo Curcio Rufo, escritor latino de los siglos I y II d.C., nos describió este asunto en su “Historia de Alejandro Magno”, auténtica novela histórica en latín cuya lectura resulta especialmente grata, por lo que no deja de sorprender la relativamente escasa atención que se le ha prestado:

Fronterizo con la Hircania se encontraba el pueblo de las amazonas, que habitaban junto al río Termodonte las llanuras de Temiscira. Su reina era Talestris, cuyo poder se extendía sobre toda la región comprendida entre el monte Cáucaso y el río Fasis.

La reina, ardiendo en deseos de ver al rey, dejó atrás las fronteras de su reino y, al llegar a las proximidades de Alejandro, envió por delante una delegación para informarle de la llegada de una reina que ansiaba llegar a su presencia y conocerlo. Otorgado al instante el permiso para acercarse, Talestris hizo detenerse a su comitiva y avanzó acompañada de 300 mujeres. En cuanto llegó a la presencia del rey, echó pie a tierra, llevando un par de lanzas en su mano derecha. El vestido no cubre todo el cuerpo de las amazonas, pues la parte izquierda del pecho la llevan al aire, mientras el resto lo mantienen tapado, y los pliegues de su vestido, recogidos con un nudo, no descienden por debajo de las rodillas. El pecho izquierdo lo conservan intacto con el fin de poder amamantar a los hijos de sexo femenino, mientras que el derecho lo queman a fin de poder tensar con más facilidad el arco y blandir mejor las armas arrojadizas. Talestris, imperturbable, tenía fijos sus ojos en el rey, recorriendo con su mirada su porte exterior, que no estaba a la altura de la fama de sus hazañas: y es que entre todos los bárbaros la veneración va ligada a la majestad corporal y consideran que sólo son capaces de grandes empresas aquellos a los que la naturaleza se dignó dotar de un aspecto impresionante. Ante la pregunta de si quería hacer alguna petición, la reina, sin el menor titubeo, contestó que había venido a tener hijos con el rey, digna como era de que el mismo rey obtuviera de ella herederos del reino; si era hija la conservaría consigo, si hijo, se lo entregaría a su padre. Alejandro le preguntó si quería guerrear a su lado, pero ella, pretextando que había dejado su reino sin nadie que lo protegiera, perseveraba en su petición de que no la dejara marchar frustrada en su esperanza. La pasión amorosa de la mujer era más fogosa que la del rey y le movió a detenerse unos cuantos días: trece fueron dedicados a satisfacer el deseo de la reina. Pasados éstos, Talestris volvió a su reino y Alejandro a la Partia
.”

Se trata de Q. Curtius Rufus, Historiarum Alexandri Magni libri X, VI, 5.3, pero ya antes estaba en Diodoro Sículo, Bibliotheca XVII.77.1-3 (ambos en la completa web de Bill Thayer, uno - dos), y hay algunos ecos más.

En Anagnosis, interesante blog francés de letras clásicas, hay un escrito de Fanny Gressier-Danset sobre el paso de Curtius, con el texto latino, francés y varias ampliaciones, entre ellas otros episodios de la Antigüedad donde ellas figuraron.

Las fuentes coinciden en que, con el propósito mencionado, Alejandro y Thalestris estuvieron juntos trece días. Si "resultó" algo o no de aquel encuentro, no lo sabemos. Quizá fuera una niña ;-)
Comentario por Hilda Breer el septiembre 3, 2010 a las 7:58pm
Estimada Alicia me encanta encontrar a alguien del sexo femenino......me siento perdida entre damas que solo comentan sobre modas y superficialidades.....gracias.....
Comentario por Alicia M. Canto el septiembre 3, 2010 a las 8:35pm
La exposición, Amazonen. Geheimnisvolle Kriegerinnen, estará abierta en el Historisches Museum de Speyer desde pasado mañana hasta el 13 de febrero.

Aquí un corto vídeo sobre los preparativos: Eine kurze Vorschau zur Ausstellung "Amazonen", y el programa paralelo de actos. Y el tríptico correspondiente, en pdf. Llama la atención que se inicie con una representación de la satírica Apocolocyntosis (o conversión del Divino Claudio en calabaza) atribuída a nuestro Séneca el joven, pues no se aprecia muy bien la relación con el tema de la exposición. Sus propias Troyanas, o sus Fenicias, aunque tragedias, hubieran al menos tocado un tema más femenino.

(Foto: Antikenmuseum Basel und Sammlung Ludwig/Andreas F. Voegelin, del mencionado folleto)

En enero habrá una reunión internacional sobre el tema. En los próximos días, cuando se inaugure, y por entonces, irán llegando más noticias sobre esta interesante iniciativa.


P.S.- Estimada Hilda, no había visto su comentario. Encantada también, pero quede tranquila, que en este portal hay bastante afluencia de "miembras" (por cierto que en este neo-palabro, tan criticado, sí estoy de acuerdo), y pardiez que nada superficiales ;-), ya las irá conociendo, un saludo.
Comentario por Hilda Breer el septiembre 3, 2010 a las 8:52pm
me alegro....... quedamos en contacto......
Comentario por Horacio Atilio Fleitas el septiembre 4, 2010 a las 4:20am
Interesantísimo relato de Curcio Rufo, confieso que no había sentido hablar de el. ¿Se podra conseguir un version pdf para leerlo. Gracias.

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