En la población de Sant Viçens de Malla, comarca de Osona (Barcelona), dos formidables piezas de arenisca demuestran que la cultura ibérica se asentó en el territorio antes de la dominación romana, consolidando el territorio de modo fehaciente. El espacio expositivo, también rico en piezas de arquitectura y arte románico, es visitado discretamente, a pesar del incalculable valor que atesora. 

Estos fragmentos líticos a los que hacemos referencia son únicos. Llaman la atención por su singularidad, pues son, asimismo, un hito para la arqueología actual, no exenta, por supuesto, de controversia entre los eruditos de la disciplina.

Dos fantásticas estelas funerarias que pertenecen, según algunos expertos, al periodo entre los siglos IV-III a.C., y posiblemente reverencian a algún régulo (cacique o caudillo) de la antigua Ausetania, enclave geográfico que se relacionaba con el universo griego clásico. En estos dos bloques de piedra, erosionados en algunos puntos por el paso del tiempo, todavía se pueden apreciar, a través de sus relieves, escenas que relacionan los mitos y la iconografía de la época con motivos centauromáquicos. Las alegorías a las armas, a las jerarquías y el poder del difunto, no hacen sino dignificar la posición que éste representaba y su importancia en el espacio de influencia, transformado en héroe a su muerte. Debemos decir que el hallazgo, fortuito al explanarse unas obras de restauración de la iglesia parroquial adyacente, se produjo en 1985.