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Un historiador sostiene que es la estela funeraria del caballero escocés que llevaba el corazón de Braveheart y que murió en la conquista del castillo de Teba.
Un vecino de Álora que buscaba una piedra donde descansar durante las largas horas de espera que se le presentaban aquel día de caza de 2003 reparó de pronto en una lisa de un montón que encontró a unos 11 kilómetros de la localidad, en la zona de las obras de construcción del AVE de Antequera a Málaga. Pensó que era perfecta para sus propósitos, pero al sacarla de entre las demás y darle la vuelta, descubrió con sorpresa que había sido tallada con una cruz celta y extrañas figuras. «Se la llevó a su casa y cuando abrió el museo, nos la trajo», relata la arqueóloga María José Sánchez, responsable del Museo municipal de Álora.
Era una estela celta medieval, de eso no había duda, pero ¿cuándo y por qué había llegado hasta allí? El historiador antequerano Isidoro Otero cree haber dado con la solución del enigma. A su juicio, es la lápida funeraria de sir James Douglas, también conocido como Douglas el Negro, un caballero escocés con un papel protagonista en la verdadera historia de Braveheart.
Aunque Mel Gibson atribuyó el nombre de «corazón valiente» a William Wallace en su película, el auténtico Braveheart fue Robert the Bruce, el primer rey de la Escocia independiente. Antes de fallecer de lepra en 1329, el monarca, que no había podido participar en ninguna cruzada, dio orden de que a su muerte le extrajeran el corazón, lo embalsamaran y lo llevaran hasta la iglesia del Santo Sepulcro. El encargado de tan delicada misión fue su mano derecha, sir Douglas, que con el corazón del rey colgado a su cuello en un relicario, partió hacia Tierra Santa acompañado por un puñado de sus mejores hombres.
Sir Douglas, Robert the Bruce y William Wallace- WIKIPEDIA.
Camino de Jerusalén, la expedición escocesa se detuvo a apoyar a Alfonso XI en la toma del castillo de la Estrella, en Teba. Así fue como el corazón de Roberto I participó por fin en una cruzada. Cuentan que antes de morir en el combate, víctima de una maniobra envolvente de la caballería nazarí, sir Douglas se arrancó el relicario del cuello y arrojándolo hacia delante gritó: «Adelante, corazón valiente (Braveheart), yo te seguiré o moriré».
Otero, que relató estos hechos en su libro «James Douglas y la cruzada de Braveheart» (2015), cree que los escoceses que sobrevivieron a la contienda y que regresaron a Escocia con el corazón del rey Roberto, al no poder llevarse el cuerpo de sir Douglas, porque se les descompondría por el camino, lo descarnaron. Trasladaron sus huesos y su corazón embalsamado hasta el panteón familiar en la capilla de St. Bride (Santa Brígida) en Douglas y los demás restos, continúa el historiador, «los enterraron en esa zona de frontera, esa tierra de nadie», entre el castillo cristiano de Teba y el musulmán de Álora. «Fue el lugar escogido por los escoceses en el que dejar el testimonio en piedra de un guerrero que siempre quiso estar en primera línea de combate», dice.
Tumba de Sir Douglas en Escocia - ISIDORO OTERO
Allí cree que colocaron esta singular lápida de autor anónimo («posiblemente un miembro de la expedición de la cruzada de James Douglas o un cantero local asesorado por los escoceses»), realizada en la piedra caliza de la zona. «Es una cruz de camino, puesta para conmemorar a unos soldados que murieron en una batalla», explica.
Varias claves de la estela funeraria le han llevado a Otero hasta esta conclusión. Aunque carece de epigrafía, en la lápida sobresale una cruz celta con nudos («el vínculo permanente que no se puede deshacer», explica) y «se aprecian varios triskel», esas triples espirales celtas que simbolizan el ciclo solar. A la izquierda, una figura zoomorfa, tallada de forma muy esquematizada, amamanta a una cría. En la escena de la derecha, «hay una imposición de manos», según el historiador. Un personaje principal, de mayor tamaño, coloca sus manos sobre la cabeza de lo que parece ser un caballero y «le entrega un torque, un anillo para el cuello, un collar... del que puede colgar un objeto troncocónico», describe el historiador. A su juicio, es una representación del regente escocés durante la infancia del rey David, encomendando a sir Douglas la misión de llevar la reliquia con el corazón del rey Roberto I a Jerusalén.
En la lápida no hay rastro del escudo heráldico de los Douglas con las tres estrellas, «quizá porque sus restos fueron enterrados junto a los demás escoceses muertos en la batalla», pero una coincidencia apunta directamente a sir Douglas. «En las cercanías de Álora existió un haza llamada de Santa Brígida», donde el primer cura que llegó a la población después de la Reconquista fundó una capellanía. «El topónimo ya aparece en los libros de repartimiento», destaca Otero, por lo que «pudo ser anterior». Quizá el lugar era conocido por albergar esa estela de sir Douglas, cuya patrona era la mencionada santa, conjetura.
La diosa pagana irlandesa Brighid, que según la leyenda fue alimentada por una vaca blanca de orejas rojas (¿la figura zoomorfa de la estela?), fue cristianizada como Santa Brígida y su culto llegó a tierras andaluzas durante la Edad Media. La hipótesis de Otero es que fue traída por esa expedición de caballeros escoceses que luchó en Teba.
El historiador andaluz, que avanzó el resultado de sus pesquisas durante una conferencia en Teba con motivo de los Douglas Days, publicará próximamente su investigación en la Revista de Estudios Antequeranos de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera, de la que es miembro.
Placa en la tumba de Sir Douglas- I.OTERO
«Creo que es un hallazgo bastante importante y que posiblemente tenga razón», valora el alcalde de Álora, algo contrariado porque Otero no les explicara a ellos sus conclusiones antes de darlas a conocer en Teba. José Sánchez Moreno fue quien contactó con él, tras acudir a varios arqueólogos e historiadores, sin éxito. «Yo tenía mucho interés por saber de dónde venía y por qué, ya que una pieza de este tipo es un poco anormal aquí», añade el regidor, que esperará a que se publique la investigación para intentar corroborar esta hipótesis con otros expertos.
«Aunque Otero es el máximo experto en este personaje, pueden quedar lagunas por discernir, que pueden ser desveladas por otros investigadores, ya sean arqueólogos expertos en la Edad Media, en materiales que den claves de la técnica que se ejecutó en su momento...», apunta la directora del Museo de Álora, que anima «a todos los interesados a que se acerquen a ver la pieza y a intentar sacar sus conclusiones».
Según resalta Sánchez, el lugar donde se encontró la estela dista unos nueve kilómetros de Santa Brígida, y aquella zona, donde actualmente se encuentra la estación del AVE, «fue musulmana hasta 1484». Pero estas dudas no desaniman a Otero. «La estela no fue descubierta en una excavación, por lo que pudo haber sido trasladada en algún momento del lugar donde se colocó, entre el castillo de Álora y el de Teba», razona el historiador y se pregunta: «¿Por qué esa zona se llama Santa Brígida? El topónimo existe allí desde esa época y tuvo que ser traído por unos escoceses. No hay otra referencia ni ningún otro hecho que lo justifique».
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La directora del Museo Arqueológico de Álora, María José Sánchez, muestra la estela funeraria. Juan José Acedo
Braveheart nunca sucedió. O al menos, no como se relata en la película ni con Escocia como es.... El historiador Isidoro Otero sostiene que Hollywood se apropió de unas palabras, las de corazón valiente, que realmente fueron pronunciadas en 1330 en Teba (Málaga) por Sir James Douglas, caballero de confianza de Robert Bruce, primer rey de Escocia. Douglas comandaba un pequeño regimiento que tenía la misión de llevar hasta Tierra Santa el corazón embalsamado de Robert. De camino a Jerusalén se detuvo para ayudar al rey castellano a conquistar Andalucía, en manos de los musulmanes, pero se dejó la vida en el intento.
Douglas nunca luchó junto a William Wallace, protagonista de la superproducción dirigida y protagonizada en 1995 por Mel Gibson. Era muy joven para ello. Quizás, ni siquiera conoció al héroe que guió a su pueblo contra la ocupación inglesa. Tras poner en jaque a la todopoderosa armada de Eduardo I durante una década, Wallace fue capturado el 5 de agosto de 1305 en Glasgow, juzgado y condenado a muerte por traición. Lo desnudaron y arrastraron por Londres. Después de ser ahorcado enviaron sus extremidades a las cuatro esquinas de Gran Bretaña como advertencia, pero no tuvo el efecto deseado. Robert Bruce se proclamó rey un año más tarde, pero no conseguiría la independencia definitiva hasta 1314, tras la batalla de Bannockburn.
Robert reinó Escocia hasta su muerte, en 1329. Su última voluntad fue que depositaran su corazón embalsamado en el Santo Sepulcro. Tenía clavada una espina por no haber acudido a las cruzadas. Douglas aceptó la encomienda y embarcó junto a otros caballeros en Melrose. Llegó a Brujas y de ahí a Sevilla. Al conocer que el monarca castellano Alfonso XI luchaba contra los infieles, se sumó. “El castillo de la Estrella, en Teba, estaba sitiado. James cayó en una maniobra envolvente”, apunta Otero. El caballero escocés portaba el corazón de su rey, que el monarca musulmán recuperó y envió a Alfonso XI. Hoy se encuentra a salvo en la Abadía de Melrose, al sur de Edimburgo.
Otero llegó a Teba en 1991. Era el primer destino de un joven profesor de Historia que, desde el principio, se sintió atraído por la figura de Douglas, un personaje desconocido hasta entonces para la historiografía española. Dos años antes de su llegada, Lord Selkirk, descendiente del caballero medieval, dio a conocer la participación de su pariente en la toma del castillo árabe de la Estrella, uno de los que mejor se conservan en la provincia de Málaga. Lo cuenta Otero en su libro James Douglas y La cruzada de Braveheart, presentado en 2015 durante la Douglas Day, unas jornadas que cada agosto, desde hace 12 años, conmemoran la hazaña.
Durante un fin de semana, cientos de escoceses desembarcan en Teba, de 4.000 habitantes. La fiesta nació en 2006 después de que una delegación de tebeños visitará a James Douglas Hamilton, descendiente del caballero escocés, en el mismísimo Parlamento británico. Entre ellos Otero que, en la edición de este año, ha dado a conocer su último hallazgo: una estela funeraria que podría haber presidido el enterramiento de Douglas. La pieza tiene cruces celtas y es similar a las que custodiaban las tumbas de estos caballeros en la época medieval en Gran Bretaña. No hay nada parecido en España, por lo que el descubrimiento tiene un “gran valor histórico”.
La estela, una piedra tallada de 88 centímetros de alto y 48 de ancho, fue hallada durante las obras del AVE entre Teba y Álora. María José Sánchez, directora del Museo Municipal de Álora, donde llegó la pieza en 2003, sostiene que fue un cazador quien la recuperó. “Otero es el máximo especialista sobre Douglas, pero aún hay lagunas que quizás puedan ser desveladas por otros especialistas”, reconoce Sánchez. Otero afirma que la lápida fue realizada por un miembro de la expedición para localizar la carne enterrada del caballero y sus acompañantes, ya que sus huesos fueron enviados a Escocia, tal y como marcaba la tradición. A Douglas le lleva la figura principal del relieve, que impone sus manos sobre la cabeza de un caballero al que encomienda una misión, quizás la de portar el corazón del rey a Tierra Santa.
En dicha escena la imagen prominente entrega un objeto al caballero. Para Otero es la pista definitiva para relacionar la piedra con Douglas, que recoge un torque, un colgante circular que aparece mucho en la iconografía celta y en dónde podría haber transportado el corazón de Robert. “Si lo llevara en la mano, Douglas nunca habría podido entrar en combate. Esto lo cambia todo”, confiesa el historiador. En las próximas semanas presentará su tesis en una revista especializada. En ella incluirá la zona en la que pudo ser enterrado Douglas, un haza de tierra de Álora conocida desde época medieval como Santa Brígida, la religiosa que da nombre a la iglesia donde reposan los huesos y el corazón de Douglas en Escocia.
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La noticia y el tema son fascinantes, sin duda, pero personalmente me ha dejado alucinado el comentario que un lector (evidentemente con bastantes conocimientos) ha hecho en la noticia de El País. Copio:
Gilbert Markus:
¡Extraordinario! Esta "piedra" no es una piedra si no yeso fundido. Se hizo de una cruz de piedra hecha en Inchbrayock en Escocia y ahora (el original) en el Museo de Montrose - cerca a la iglesia donde la cruz se descrubrió. Lo interesante es quien hizo este yeso fundido, y por qué lo llevó a España, y por qué se dejó allá? Vds pueden ver fotos de la cruz original aqui.
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Dejo al lector que saque sus propias consecuencias….
Esta rara historia va resolviéndose. Se dice que la lápida de Alora no es yeso, aunque por las fotos bien podría serlo, pero no parece que haya mucho más recorrido aunque el historiador Isidoro Otero se empeñe en darle la vuelta y decir que la escocesa copia a la lápida malagueña
La lápida de Álora, ¿copia de la cruz picta de Inchbrayock?
https://www.abc.es/cultura/abci-lapida-alora-copia-cruz-picta-inchb...
Las sospechas sobre la enigmática lápida de Álora, que un historiador local cree haber identificado como la de sir Douglas, se han disparado tras conocerse que el Montrose Museum de Escocia conserva una pieza exactamente igual en una de sus caras. Encontrada en 1849 en un cementerio escocés, la Inchbrayock Cross está datada en el siglo IX, más de cuatro siglos antes de que la expedición escocesa llegara a tierras malagueñas.
«La cruz picta de Álora no puede ser verdadera porque es una fotocopia de la escocesa. Calca hasta sus fallos», asegura Vítor González. A este licenciado en Historia enamorado de la cultura celta, la noticia de la existencia de la cruz malagueña y su relación con un caballero escocés que murió en la batalla de Teba en 1330 le llamó poderosamente la atención porque «el arte picto dura hasta el siglo IX».
Además, le parecía haber visto la lápida en algún sitio. Consultó entre sus libros y encontró que en el museo de Montrose había una igual. «Puedes hacer la misma iconografía 100 veces, pero ninguna de las 100 veces te saldrá igual. En cambio aquí es como si se hubiese hecho un calco», dice tras comparar la fotografía del Museo de Álora con la ilustración de la cruz de Inchbrayock en una obra de Derek Hull sobre geometría del arte celta («Celtic and Anglo-Saxon Art Geometric Aspects»).
En Escocia, la Pictish Arts Society también aseguró en su cuenta de Facebook que la cruz de Álora era una copia de la cruz Inchbrayock del museo Montrose. Al parecer, a partir de un molde del siglo XIX se hicieron reproducciones de yeso que se vendieron a principios de la década de los 90. Éstas se diferenciaban de una talla por la existencia de unas pequeñas «burbujas» en la superficie. ¿Es la pieza hallada en Álora en 2003 una de estas copias?
Un cazador de Álora la encontró en 2003 a 11 kilómetros de la localidad malagueña, en las inmediaciones de las obras de construcción del AVE y la entregó al museo local. En sus salas estuvo expuesta junto a las piezas de la Edad Media, con una escueta cartela de «Estela funeraria», hasta que en 2007 un miembro de la Comisión Andaluza de Museos pidió que fuera retirada. Varios expertos fueron consultados en estos años, pero ninguno se pronunció hasta que Isidoro Otero relacionó la lápida con sir Douglas, el paladín del auténtico Braveheart.
Este historiador antequerano, que ha examinado la pieza «in situ» sigue convencido de que la estela de Álora es auténtica. «Las medidas son parecidas, pero no idénticas», resalta. La escocesa mide 73 centímetros de alto, mientras que la malagueña supera los 80.
La estela de Montrose está tallada por ambas caras, pero Otero aprecia «claras diferencias» entre ambas que le llevan a pensar que «pudo ser reutilizada». El anverso que no aparece en la de Álora «tiene un rango tipológico más antiguo que la puede llevar a la baja Edad Media», sostiene. De ahí que se haya datado la pieza en el siglo IX, a juicio de Otero. Sin embargo, «la cara principal es estilísticamente posterior y los especialistas escoceses no aportan una datación concreta».
Aunque este historiador tiene sus dudas ante las similitudes de ambas piezas, no cree que la de Álora sea falsa. «No es de yeso, y las copias (que se vendieron en los años 90) se centraban en la cruz celta no en el zoomorfo que es un cuadrúpedo ni en la escena de un personaje que le impone las manos al otro», explica.
«He visto la original y me parece improbable que alguien hiciera una falsificación moderna por la perfección del bajorrelieve, nadie podría tallar un triskel y esos motivos geométricos tan perfectos», asegura antes de apuntar a que «puede que la original sea la de Álora y la réplica la de Montrose».
La estela de Montrose fue encontrada en 1849 en el cementerio de la iglesia de Santa Brígida, una iglesia con la advocación de la familia Douglas y la expedición del paladín del rey Roberto I de Escocia -el auténtico Braveheart- «salió de Montrose, lo dice GWS Brarrow, el mayor especialista en Robert Bruce», destaca Otero. En su opinión, ambas piezas podrían ser obra de un mismo artista. «La posibilidad de que estemos ante el mismo autor anónimo y que acompañara a sir Douglas a Teba hay que valorarla», dice.
Sin embargo, los estudios historiográficos escoceses no aluden en ningún momento a sir Douglas para explicar la pieza que conservan en Montrose. En la escena en la que Otero ve la entrega del corazón de Robert Bruce al caballero escocés, aprecian a una figura que parece estar tirando del pelo demasiado largo de la figura más pequeña. Quizá Dalila cortándole el pelo a Sansón. De ahí que la estela Inchbrayock sea también conocida como la piedra de Sansón.
Muchas gracias, Roberto, por el seguimiento.
Era evidente, tras el comentario que puse en la noticia, que se le acabó el recorrido al hallazgo, por mucho que el Sr. Otero diga.
Es más, en una de las fotos del reportaje, que se centra en la escena de las extrañas figuras, son perfectamente visibles las "burbujas" de las que se habla en la noticia que hoy trae Roberto.
Además, como se puede comprobar comparando con la original (aquí) la pieza escocesa tiene un nivel de detalle y una factura mucho mejor. Da la sensación que el posible molde no recogió los detalles con precisión, y ello se traduce en la calidad de la supuesta copia.
Parece que uno de los primeros en dar la voz de alarma sobre esta pieza fue Vítor González a través de su blog, Myrkviðr.
Hoy un amigo mío ha compartido en facebook una noticia sobre la ‘cruz celta de Álora‘ (puedes ver la noticia original aquí). Según parece, esta estela, fue encontrada de forma casual en 2003, cerca de la localidad malagueña de Álora y tiempo más tarde fue donada al museo de historia local por la persona que la había encontrado.
He de reconocer que, a pesar de ser un auténtico friki en lo que se refiere al arte celta, jamás había oído mencionar dicha pieza ni había leído ninguna referencia sobre ella. Lo más sorprendente de todo es que parece auténtica, no es la cruz celta que estamos acostumbrados a ver en las películas, sino que es una cruz picta muy tosca y con una ornamentación enigmática. Si alguien hubiese querido labrar una cruz celta para hacerla aparecer en un contexto exótico (Málaga), intentando hacerla pasar por una pieza arqueológica seguramente habría labrado una cruz con un diseño menos complicado.
Según nos narra Mónica Arrizabalaga en su artículo para ABC la arqueóloga responsable del Museo Municipal de Álora, Dª María José Sánchez, no dudaba de la autenticidad de la pieza pero no encontraba una explicación de cómo podría haber llegado hasta Álora tal estela celta. Es ahí, donde el historiador antequerano D. Isidoro Otero, plantea la hipótesis de que esa cruz esté relacionada con Sir James Douglas y su participación en la toma del Castillo de Teba, acción militar en la que dicho caballero escocés y la mayoría de sus hombres perecen. Según el señor Otero los huesos y el corazón embalsamado de Sir James fueron llevados de nuevo a Escocia por los escoceses que sobrevivieron a la toma de Teba, pero el resto de su cuerpo debió de ser enterrado cerca de Álora y sus hombres bien pudieron levantar una lápida para honrar el sepulcro de su señor, una lápida labrada con ornamentos de inequívoco origen celta.
Cruz celta, con las características de las que se erigían en el noroeste de Escocia; caballero escocés muerto en batalla al que homenajean sus hombres… Todo parece encajar de una forma perfecta, más si tenemos en cuenta que hablamos de Álora en Málaga ¿Con qué otra cosa podría relacionarse la estela celta del museo? Casi todos parecen haber pasado por alto que la Batalla de Teba, y por tanto la muerte de Sir James Douglas, se produjeron en 1329; las estelas pictas con las que parece tener paralelismos la de Álora se labraron entre el siglo VI y el IX. En el mejor de los casos hay una brecha de 400 años entre la expedición de Sir James Douglas y las cruces de ese estilo. Ni la señora Sánchez, responsable del museo, ni el señor Otero han prestado atención a un pequeño detalle de 4 siglos.
Que haya ese desfase de 400 años entre el paso del caballero escocés por Álora y el estilo de la pieza escultórica sólo descarta que ambos estén relacionados, pero la estela podría seguir siendo auténtica… pero desgraciadamente no lo es, parece auténtica pero es un a falsificación. Su estilo tosco y poco elegante, su iconografía enigmática, su estilo inequívocamente picto parecen confirmar su autenticidad pero en realidad sólo confirman su falsedad, porque la de Álora es una copia exacta, una reproducción de la Inchbrayock Cross que actualmente puede verse en el Montrose Museum de Escocia.
¿Quién se ha molestado en organizar esta gigantesca broma? Alguien con mucho tiempo libre y un conocimiento del arte medieval escocés bastante amplio, la de Inchbrayock no es una cruz muy conocida, pero no soy capaz de entender cómo su reproducción ha pasado años en el Museo de Álora sin haberse comprobado su autenticidad, a mí me ha llevado una tarde de domingo. Es una pena, porque la de Sir Douglas es una de esas historias que me fascina y tenía pensado contarla en este blog.
Foto de la Cruz de Álora: Juan José Acedo (Museo de Álora)
Hay una segunda entrada:
El periódico ABC se ha hecho eco de las sospechas que planteaba el domingo pasado sobre la autenticidad de la cruz picta de Álora. Para empezar me gustaría agradecerle a Mónica Arrizabalaga, la autora de ambos artículos, que haya prestado oído a mis argumentos y que los haya reproducido tan fielmente en este último.
Creo que este asunto ha quedado solucionado más allá de cualquier duda razonable y que poco más se puede añadir al tema, pero trataré de aclararos el origen de algunos datos que se mencionan en la noticia publicada ayer y que yo no pude incluir en la entrada del blog del domingo por falta de tiempo.
Pese a que todo apunta a la falsedad de la estela de Álora, en el artículo de ayer, el señor Otero volvía a defender su autenticidad y lo hacía planteando la posibilidad de que ambas cruces fueran obras de un mismo cantero o, quizás, de uno que conociese directamente o por referencias la original de Inchbrayock.
La cruz de Inchbrayock se encontró en 1849 y está datada como de mediados del siglo IX, pertenece a la última fase del arte picto. Si trasladamos esa cronología a la Península Ibérica vendría a ser contemporánea de Santa María del Naranco, del período Ramirense del Arte Asturiano. Sin embargo, en Álora, relacionan a su hermana gemela con un caballero del siglo XIV. Hay casi 500 años de diferencia entre una cosa y la otra. Sería como decir que, los canteros que levantaron Santa María del Naranco, luego hubiesen participado en la construcción de la Catedral de Oviedo (que empezó a construirse en 1377). El que ambas cruces fuesen labradas por el mismo artesano, queda descartado.
¿Pudo ser reproducida por un cantero del siglo XIV que conociese la estela original de Inchbrayock? El arte céltico insular se basa en patrones geométricos muy precisos y bien definidos, los diseños finales tienen una apariencia muy compleja pero con unas nociones básicas de geometría y un poco de práctica cualquiera puede dibujar entrelazos o trisqueles. El problema con la cruz de Inchbrayock es que pertenece a la fase final del estilo, cuando los artesanos ya no seguían de forma fiel esos patrones geométricos que marcaban el canon del estilo, podríamos decir que trabajaban de forma más libre prescindiendo de compases y escuadras. Imaginad un dibujo técnico hecho a mano alzada. Eso sería Inchbrayock. Derek Hull, en el libro que cito más arriba, dice del diseño de esta cruz que: “El aspecto más interesante de este diseño es la forma en que el artista ha combinado dos motivos completamente diferentes para que las key patterns (el motivo similar a las grecas del centro de la cruz) fluyan en las espirales y viceversa. El diseño es dinámico y su patrón es impredecible. No sería posible reconstruir ninguna parte del diseño si la piedra se hubiera roto y se hubieran perdido las piezas.” Él es profesor de ingeniería y, para dibujar el diagrama de la cruz de Inchbrayock que aparece en su libro, tuvo que basarse en fotografías y calcos del original porque, de otra forma, éste sería irreproducible. Parece poco probable que un cantero del siglo XIV pudiese reproducir, tan fielmente, el diseño de la pieza original estando ésta a miles de kilómetros.
Pongo también el enlace con la página de Facebook de The Pictish Art Society, son muy interesantes los comentarios ;)
Gracias por traer esta historia, Percha. Lo único que yo había oído relacionado con esta historia es... una novela histórica reciente, de León Arsenal. Al ver el titular de la noticia pensé que era parte de la promo de la novela (las abadesas de Clonmacnois semos asín de desconfiadasss) pero ya veo que se trata de algo diferente a eso.
Muy bueno lo de los rasgos indicadores de copia o "calco" (burbujas et al.).
Sabía que te gustaría el tema Carmen. Un abrazo.
En el blog Myrkviðr ponen el enlace con un periódico británico que da voz a algunos expertos locales:
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