Gran santuario de Ulaca desde el oeste.

 

Decía en mi anterior entrada que en el abulense castro prerromano de Ulaca documenté numerosos elementos rituales rupestres aunque ninguno de ellos, claro, de la entidad del archiconocido “ALTAR” de Ulaca”, aunque tal elemento no se trata tan solo de un altar sino de un impresionante santuario rupestre. Un santuario al que hacen referencia numerosos autores pero del que verdaderamente se sabe muy poco porque casi todos se han limitado a reiterarse en las opiniones de otros (que, en muchos casos, ni siquiera han pisado el lugar); y porque otros que lo han visitado han cometido sobre el errores u omisiones inexplicables.  

Entre los pocos que han emitido juicios propios sobre este monumento con la intención de proporcionar alguna luz sobre él, se encuentra Manuel Gómez-Moreno, quien en el Catálogo Monumental de la Provincia de Ávila, tomo texto, página 21- dice:  “Bajando hacia el norte –desde la sauna- y cerca del límite de la ciudad, hállase otro monumento análogo y extraño, que los montañeses definen como escalera del palacio de doña Urraca; quizá era simplemente un depósito de agua, más no faltará quien piense ver en ello un testimonio de cruentas ceremonias religiosas, y en verdad que la fantasía se encariña bien con soluciones tales”. Ello es otro peñasco entallado como escalera de nueve gradas, que puede llamarse doble, puesto que, paralelos, corren a su izquierda otros escalones de breve peralte y arrancando a más altura del suelo. En la cima, fórmase una concavidad elipsoidal, de un metro en su mayor diámetro; a la derecha otra más en alto, redonda y de poco fondo, que vertía en una tercera, y ella a su vez tiene un canal por donde escapasen líquidos peña abajo;...”. Nadie duda de la competencia y méritos de Gómez-Moreno pero nadie se atrevería hoy a sostener que el santuario de Ulaca pudo ser un depósito de agua.  

Más reciente, aunque en verdad breve, es el juicio emitido por el arqueólogo e investigador Fernando Fernández -Historia de Ávila, tomo I, Institución Gran Duque de Alba de la Diputación provincial de Ávila-, pues se limita a decir que el santuario de Ulaca “pudo estar consagrado al Sol, deidad principal de los celtas”.

 Otro autor que ha vertido alguna opinión sobre este santuario es el ex profesor de la Universidad de Salamanca Luis Benito del Rey quien en la obra “Santuarios rupestres prehistóricos en el centro-oeste de España” refiere, entre otras cosas, que en un cerco de piedra que rodea el altar “sobresalen dos sitiales de grandes proporciones”.¡¿?! Se refiere a los ventanales con que contaba el templo, propiamente dicho, en la parte noreste.

Hace unos pocos años el también profesor de la Universidad de Salamanca en Ávila, Manuel Pérez, dijo, entre otras cosas, sobre este lugar, en una breve publicación patrocinada por la Diputación Provincial de Ávila, que las dos escaleras del altar podrían haber servido como un calendario, determinando la inclinación de la corta, el solsticio de invierno; y la de la larga, dos fechas del calendario celta, el “Sahaim” (comienzo del invierno), 1 de noviembre, y el “Imbolc” (nacimiento de los corderos), 20 de febrero. También afirmó este autor que la alineación del sol al esconderse, con el altar, y con una roca globular situada un centenar de metros al noroeste de éste podría determinar otras dos fechas importantes del calendario celta, el “Beltaine” (fiesta del fuego), 10 de mayo, y el “Lughnasad” (recogida de la cosecha), 13 de agosto. Manuel Pérez solo considera el altar no haciendo ninguna referencia al templo anejo tallado en la roca.

Otros autores y en otro sentido, copiándose unos a otros, refieren que “el santuario se encuentra en la zona más elevada del castro y en una zona apartada de casas”, lo cual es evidente y absolutamente falso.

 ELEMENTOS ESTRUCTURALES DEL SANTUARIO. El gran santuario rupestre de Ulaca contó con tres elementos básicos: un altar de sacrificios, un templo y un depósito de agua.  

 

 Gran altar de sacrificios del castro de Ulaca.

 

EL ALTAR. Se compone de dos escaleras orientadas, en sentido ascendente, al sur (160º), donde se encuentra la sierra de El Zapatero. La escalera larga, más inclinada que la corta, se compone de nueve escalones, todos sensiblemente diferentes, de, aproximadamente, un tercio de metro de huella y unos quince centímetros de contrahuella o peralte. La escalera corta, situada al este de la otra, se compone de seis peldaños de similar elevación –unos 10 cm. pero de distinta longitud de huella pues va del cuarto al medio metro de longitud, salvo la más elevada, situada frente a la principal oquedad del altar, que es mucho mayor que las otras y que, seguramente, constituyó la grada o sitial del altar donde se posicionaba el sacerdote que presidía el ritual. Significar que la referida irregularidad de los peldaños de ambas escaleras, por motivos evidentes, se opone a la funcionalidad referida por Manuel Pérez (haber servido de calendario) pues de haber pretendido tal objetivo los ejecutores de la obra se habrían esmerado mucho más en este aspecto. Sin embargo sí que es muy posible que el número de peldaños de las escaleras, en especial los nueve de la larga, tuviese un significado ritual como evidencia el que en alguna tumba principesca celta se hayan encontrado, nueve platos, cazos, cucharas, flechas, etc.  

 En cuanto a la funcionalidad del altar, por la escalera larga subiría la persona que presentaba la víctima o ésta propiamente si era humana, acompañándola, quizás, el sacerdote por la escalera corta hasta la grada referida antes situada frente al lugar del sacrificio, la cavidad de mayor tamaño que corona la escalera larga, donde se situaría la víctima pero con la cabeza en la cavidad más elevada del altar para que al ser degollada la sangre que no fuese recogida corriese desde lo alto del altar hasta el suelo a través de las oquedades y entalladuras que presenta. Cuando se ofreciese un animal de gran tamaño lo más probable es que el sacrificio tuviese lugar, como hacían los hebreos, al pie del altar utilizando este tan solo para ofrecerlo.   

EL TEMPLO. Del lado este del altar, parcialmente tallado en la roca, se encuentra lo que, estrictamente, fue el templo, una dependencia cerrada y con toda probabilidad techada, por la que Gómez-Moreno pasa de “puntillas” “la escalera (se refiere al altar), resulta dentro de un circuito de 7,80 por 6,70 m., en parte formado por cortaduras en varias peñas, y el resto se cerraría con los sillares de labor grosera que por allí están desparramados”. Esta dependencia tallada en la roca, que en algunos  puntos supera los dos metros, de las medias apuntadas por Gómez-Moreno, tiene forma trapezoidal, alargada en sensible dirección norte sur, y una superficie próxima a los 42 metros cuadrados, en la que se distinguen dos dependencias: una junto a lo que fue la puerta de acceso situada al pie del altar; y otra más interior situada al sur del recinto. Es decir, que tenía la misma estructura que muchos otros de Oriente Próximo, cuyo esquema también adoptó el famoso “Tabernáculo” de los hebreos que, como sabemos, contaba con dos dependencias en el sentido de la profundidad: el lugar santo, donde entraban los sacerdotes a diario; y el lugar santísimo, donde accedía el sumo sacerdote, una vez al año, provisto de sangre. Además, exteriormente y frente a la puerta del Tabernáculo, se encontraba el gran altar de los holocaustos frente al cual se ofrecían y sacrificaban las víctimas que luego eran quemadas, total o parcialmente, en éste: “En efecto, el cuerpo de las víctimas, cuya sangre introduce el sumo sacerdote en el santuario para el rito de la absolución de los pecados, es quemado fuera....”, carta a los hebreos -13, 11-13. Ritual que, según refiere una inscripción de época romana, practicaban los lusitanos y que, con toda probabilidad, también realizarían los arevacos, carpetanos y los VETTONES de Ulaca.

EL DEPÓSITO DE AGUA. Un elemento necesario en todo gran santuario era el agua destinado al lavado de los sacerdotes, del instrumental necesario para los sacrificios, las víctimas, etc. Para tales efectos, el tabernáculo de los hebreos disponía de un gran pila de las abluciones: El Señor dijo a Moisés “Harás una pila de bronce, (...) La pondrás entre la tienda de la reunión y el altar, y la llenarás de agua, (...), Aarón y sus hijos se lavarán las manos y los pies. Se lavarán cuando entren en la tienda de la reunión y cuando se acerquen al altar para realizar sus funciones, para quemar víctimas en honor del Señor, (...)”, Éxodo 30, 18-21. En relación con el ritual refiere la Biblia –Levítico 1- “Si su ofrenda es un holocausto de ganado menor, ovejas o cabras, ofrecerá un macho sin defecto. Lo inmolará al lado norte del altar, (...) Los sacerdotes derramarán la sangre en torno del altar. Lo descuartizara, y el sacerdote dispondrá los trozos, con la cabeza y las grasas, sobre la leña colocada encima del fuego del altar. Lavará con agua las entrañas y las patas, y el sacerdote lo quemará todo sobre el altar, (...)” 

 Posible aljibe situado tras el gran altar de los sacrificios de Ulaca

 

El agua, por tanto, era necesaria en este tipo de santuarios siendo, seguramente, esta finalidad práctica y no otra la que hizo que muchos de ellos se situasen en torno a fuentes, lagunas o cursos de agua. Es muy probable que este templo también dispusiese de una gran pila de agua construida en piedra o cerámica perdida hoy. Pero aún queda justo detrás del altar y pegado es este una especie de pozo alargado, de cuatro por dos metros, dentro de una estructura un poco más amplia que formó parte del santuario, que seguramente se trató de un algibe: de la fuente de agua con que contaba el santuario.  

INDICADORES SOLARES. Con independencia de que el santuario pudiese haber estado dedicado al Sol, como propone Fernando Fernández, o que las escaleras del altar pudieran determinar, como asegura Manuel Pérez, algunas fechas relevantes del calendario celta, es muy probable que el santuario de Ulaca, como otros templos de su tiempo, contase con indicadores solares que determinarían fechas concretas de interés cultual.

Uno de estos indicadores seguramente lo constituyó un pequeño ventanillo, parcialmente destruido, de escasamente medio metro de largo situado en lo alto del extremo más meridional del muro este del templo el cual presenta en su base una inclinada talladura con un ángulo de 45º, abertura y talladura por la cual penetran los rayos del sol en el solsticio de verano, a las 10,30 horas, con la inclinación que presenta la talladura, yendo a parar al centro de la estancia interior de las dos que presenta el templo, precisamente cuando el Sol se encuentra marcando la alineación Este. Dado que, en Ávila, el 21 de junio (solsticio de verano) el sol sale a las 6 horas y 50 minutos con un rumbo de unos 55º; y que se oculta por el horizonte sobre las 21 horas y 50 minutos con un rumbo de 305º, el efecto antes referido se produce al cumplirse el primer cuarto del día solar. Hoy no existe ningún objeto en este lugar pero es  muy probable que entonces sí, un objeto, quizás cuadrado si así lo era el ventanillo, que iluminarían los rayos solares, a la hora referida, los días del Solsticio de verano.

Ventanillo y talladura en la parte meridional del muro este del santuario

 

Otro posible indicador solar de este templo podría haberlo constituido una escotadura redondeada tallada en el ángulo oeste del templo, casi arras del suelo (que como el ventanillo nadie menciona), de casi un metro de longitud, que apunta hacia la roca globular mencionada por Manuel Pérez, situada un centenar de metros al noroeste, pero no con la propia roca, pues las construcciones que existieron entre ella y el altar debieron impedir su visión desde éste, sino con su plano vertical pues el sol se alinea con ella, con la escotadura del ángulo oeste del templo y con el centro geográfico donde incidiría la luz del ventanillo referido a eso de las 20 horas y 10 minutos, esto es, cuando se cumplen, aproximadamente, las siete octavas partes del día en el solsticio de verano.  

 Escotadura redondeada en el ángulo oeste del templo

 

Aún cuenta el recinto del santuario, seguramente con similar función a los anteriores, con una amplia ventana del lado noreste (la que Luis Benito del Rey consideró un trono), situada frente al lugar por donde se produce la salida del sol en el solsticio de verano; y otra más pequeña en su esquina noroeste elementos que,  posiblemente, formaron parte del conjunto de los posibles indicadores solares con que pudo contar este santuario destinados a medir el tiempo. 

 

 

 

 

 

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Comentario por mariano Serna Martínez el noviembre 18, 2011 a las 6:49pm

Ulaca Forma parte del conjunto de castros prerromanos vettones de la segunda Edad del Hierro peninsular periodo que, según los que así lo han clasificado, comprende los siglos V al II antes de Cristo,... aunque seguramente Ulaca alargó su existencia hasta los tiempos de Cristo según parecen evidenciar los ajuares funerarios hallados en las escasas tumbas que se han excavado: yo estaba presentecuando, Antonio, uno de los excavadores, halló en una de ellas una punta de lanza de claro estilo romano (de cuadradillo). Y a ese periodo debe pertenercer el santuario (templo y altar). Es ¡una pasada!, y fue precisamente eso lo que ha propiciado el que no se hayan tomado en consideración otros elementos cultuales de menor entidad. Si tenemos la catedral de Burgos,... o León,... u otras así, para qué fijarnos en un humilde cruceiro,... aunque sea el de Melide.

Aprovecho para aportar otra foto que no me dejó el sistema la vez pasada. Un saludo Amiga Sonia,... y ya sabes si pasas por Ávila dímelo y te lo enseño al natural. Un saludo.

 

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