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Un estudio interdisciplinar demuestra que los habitantes de Pompeya murieron cocidos durante la erupción del año 79 d.C.
Anoche, a deshora, me llegaba por los feeds este interesante artículo del blog de Greg Laden (no, no es pariente de Bin) que he traducido para todos los foreros.
Aunque Pompeya se encontraba en los bordes extremos del flujo de material que salía del volcán, al final del lodo y la ceniza que surgieron de la explosión, el calor fue suficiente como para matar a todos, incluso a los que estaban dentro de sus casas.
Y así es como murió la gente de Pompeya, cuyos restos se encontraron atrapados y en parte preservados dentro de fantasmales tumbas en forma de cuerpos que se encontraron dentro del flujo piroclástico. No se asfixiaron. No fueron hechos pedazos a la fuerza. No murieron envenenados por gas. Simplemente se cocieron. Instantáneamente. Esta es la conclusión a la que llega un estudio que acaba de publicarse en el PLoS ONE titulado “Impacto térmico letal en la periferia de las oleadas piroclásticas: evidencias en Pompeya” por Giuseppe Mastrolorenzo, Pierpaolo Petrone, Lucia Pappalardo y Fabio Guarino.
Esta investigación se llevó a cabo específicamente para responder a la cuestión de la supervivencia a ciertas clases de erupciones volcánicas. Cuando este tipo de volcanes explota, una mezcla de gas caliente y ceniza fina fluye a gran rapidez hacia fuera y hacia abajo, causando una extensa devastación.
La evaluación de los efectos de la corriente de densidad piroclástica o PDC (flujo piroclástico) en el final del flujo está ampliamente debatida, ya que es crucial para los intentos de minimizar el riesgo, sobre todo en las áreas más alejadas que a menudo están también más densamente pobladas. A pesar de todo, estos aspectos están documentados solamente en unas cuantas erupciones modernas y son difíciles de entresacar del registro histórico debido a la escasez de los datos que se pueden recopilar sobre los estratos muy finos y alejados (del punto central de la erupción).
Por eso, Pompeya es un punto muy importante de los datos. En Pompeya los restos de cientos de individuos fueron encontrados en los depósitos piroclásticos de la famosa erupción del año 79 d.C., la que documentó Plinio el Joven y que fue recordada en incontables libros, algunas películas y un par de exhibiciones en museos.
(El blog original de Greg Laden va ilustrado aquí con un bonito video extraído de una película "peplum" que describe de forma ingénua y errónea el cataclismo. Es enternecedor mirarlo ;-))
El estudio realizó varios modelos de la física de la erupción, relacionando cada modelo con datos arqueológicos y físicos. Por ejemplo:
"La erupción del Vesubio en el 79 AD generó una secuencia de seis oleadas piroclásticas (S1 a S6) y de flujos de magnitud creciente, que causaron modificaciones en el paisaje y el derrumbamiento generalizado de edificios, así como numerosas víctimas. Como consecuencia de éllas, los depósitos de cenizas tienen unos grosores que van desde cientos de metros junto a la caldera hasta unos pocos milímetros en la periferia del flujo. En particular, las tres primeras oleadas (S1 a S3) se detuvieron en la muralla noroeste de Pompeya, mientras que las últimas (S4 a S6) pasaron por encima de la ciudad. Las dos últimas oleadas alcanzaron una distancia que sobrepasó los 15 km. Desde la caldera, mientras que los restos de depósitos de la oleada S4 están confinados a unos pocos cientos de metros junto a la muralla sur y sureste."
La oleada S4, que dejó solamente una fina sábana de ceniza en el sitio, seguramente fue la que causó más víctimas en Pompeya. La capa de ceniza, de aprox. 3 cm. fue "depositada bruscamente por medio de un único suceso deposicional que resultó de la deflación de una mezcla de gas polvoriento que respondía a la velocidad horizontal y al vertido de turbulencias en el borde final del flujo”.
En otras palabras, fue como si hiciera “Puuuf!” y todo el mundo se muriera y el polvo de ceniza quedara por todas partes. No intento ser gracioso sobre esto... pero es difícil de imaginar lo que se describe en este análisis en sus términos reales.
Consideremos esto: imaginémonos un área de unos 10 km. alrededor del volcán. Ahora imaginemos que el área se cubre de una sábana de aire muy caliente y ceniciento durante más o menos 3 minutos. Para ayudarnos a imaginarlo, figúrese que está mirando al volcán cuando empieza la explosión y que un avión viene hacia Vd. desde el volcán al mismo tiempo. Se mueve a la máxima velocidad, pero cuando le alcanza a Vd. ha frenado hasta 160’9 km/h., lo cual representa el borde frontal de la capa de aire caliente y ceniza. En ese momento, la capa se desinfla o disipa, el aire se enfría y se posa la ceniza. Previamente, todos los humanos y seguramente todos los tetrápodos (pájaros, mamíferos, etc.) que se encuentran dentro de esos pocos kilómetros simplemente se han caído, muertos. Como hay muy poca ceniza, apenas están cubiertos por ella, pero más tarde una deposición mayor de ceniza es expulsada por el volcán y entonces todos los muertos están profundamente enterrados. O al menos esto es lo que yo me figuro leyendo esta comunicación.
"La mayoría de las víctimas están típicamente solidificadas en un gesto de acción suspendida (un 73% en un gesto como en vida; un 27% en un gesto como si estuvieran durmiendo), mostrando también contracción de las extremidades (76 %) y un gran número de cuerpos mostrando “la postura del púgil”(64%)."
La postura del púgil es una apariencia de que la víctima estaba “luchando por su vida”, pero también es un efecto colateral de un cocimiento muy rápido (algo más lento en ciertos casos). Todo el mundo murió y sus cuerpos quedaron en la posición que estaban en el momento de la muerte instantánea, aparte de algún espasmo involuntario peri—mortuorio. No se asfixiaron, ni fueron muertos por la fuerza expansiva de una explosión que los tiró al suelo. Quedaron cocidos in situ.
Por fin, al contrario de lo que indicaban hipótesis previas, estas conclusiones basadas en un estudio bioantropológico y vulcanológico de los depósitos y las víctimas de la explosión pliniana del año 79 d.C. revelan que incluso en la periferia más alejada de la oleada S4, no fue la asfixia ni la fuerza del impacto lo que causó las muertes, sino el calor. Realmente, aunque la fuerza del impacto y el tiempo de exposición a los gases polvorientos llegaron por debajo de las condiciones letales, la nube piroclástica retuvo sus altas temperaturas por lo que fue la principal causa de mortalidad instantánea de los habitantes del área del Vesubio, incluso los que estaban cobijados dentro de los edificios en la lejana Pompeya.
La temperatura alcanzó unos 250/300º Celsius y el tiempo de exposición fue de unos 30 segundos. La muerte debió llegar durante los primeros pocos segundos. Esta temperatura es suficiente para inflamar la gasolina y otros combustibles bajo ciertas condiciones, pero no basta para prender fuego en la ropa.
Así que ya saben ustedes como murieron.
COMUNICACIÓN DE REFERENCIA:
Mastrolorenzo, G., Petrone, P., Pappalardo, L., & Guarino, F. (2010). Lethal Thermal Impact at Periphery of Pyroclastic Surges: Evidences at Pompeii PLoS ONE, 5 (6) DOI: 10.1371/journal.pone.0011127.
La comunicación científica se encuentra totalmente accesible (en inglés) en PLoS ONE, .
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