Al parecer, Playa Grande no ha sido sólo del disfrute de los dominicanos, sino que también los antiguos ancestros de la Hispaniola aprovecharon su belleza natural, que todavía mantiene, para asentarse allí. Así lo evidencian los restos óseos de dos posibles
taínos que fueron encontrados enterrados en las orillas de la playa por un equipo de arqueólogos nacionales e internacionales, gracias a una excavación de gran magnitud que se ha implementado en el área. Además de un esqueleto, que todavía se presenta en buen estado de conservación, también fueron hallados restos de otro posible taíno, pero en peores condiciones.
El hallazgo incluye montones agrícolas, lugares que utilizaban los taínos para sembrar sus frutos (algo relativamente nuevo), así como miles de piezas arqueológicas, entre ellas vasijas, cerámicas y amuletos, entre otras, que no sólo pudieron pertenecer a los aborígenes de la isla, pues podrían ser de Mayas y de españoles.
Investigaciones
La excavación se encuentra justo en el centro de la playa ubicada entre los poblados de Río San Juan y Cabrera, en la costa norte del país. Las investigaciones son lideradas por el arqueólogo español Adolfo López, investigador asociado del Museo del Hombre Dominicano.
Son parte del equipo de investigación los arqueólogos Cristóbal Burkhatter, Alicia Galarraga, Sara Gálvez, Alejandro Selmi, Jorge Ulloa, el geólogo Enríquez Burkhatter, el antropólogo Abelardo Jiménez Lambertus y José Guerrero, director del Instituto Dominicano de investigaciones Antropológicas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), junto a un equipo de diez ayudantes.
Enterramientos
Los dos esqueletos hallados podrían tener entre 500 a 1,000 años, según explicó Adolfo López, director de la excavación. De acuerdo a los estudios sobre mitología taína, López señaló que los aborígenes tenían la costumbre de enterrar a sus muertos debajo de sus bohíos (casas) o en cementerios. En este caso, no se trata de un cementerio.
Uno de los restos, el cual podría ser de un niño, apareció en un lugar que pudo haber sido una bohío. Los huesos están prácticamente pulverizados, aunque se conserva su dentadura. Mientras que el otro, en mejor condición, está cerca de los montones agrícolas y los expertos dijeron desconocer hasta el momento la razón de su entierro en ese lugar.
Una de las pistas que evidencia el origen taíno de los restos, según los arqueólogos, es que el esqueleto que está en mejor condición se encuentra en posición fetal. Sobre esto la arqueóloga venezolana Alicia Galarraga indica que se debió a rituales culturales.
“El individuo joven-adulto posiblemente de edad entre 25 a 30 años está en posición fetal. Ellos los amarraban para que quedaran en esa misma posición”, reseñó la también antropóloga. “Posiblemente se debe a que como nacemos nosotros lo querían reguardar como en el vientre de la madre”, agregó.
Galarraga apuntó que los restos se someterán a pruebas de Carbono 14. Éstos se mandarán a un laboratorio fuera del país, para confirmar la edad, sexo, período y la alimentación que llevaban.
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