Foto: Los arqueólogos explican los símbolos de las improntas encontradas en el solar del Teatro Cómico. © Manuel Fernández.
Los arqueólogos hallan en un horno del solar del Cómico los restos de marcas en la arcilla de documentos que destruyeron fenicios de Gadir en el siglo VIII a.C.
Vía:
F. APAOLAZA, Cádiz | La Voz Digital.es, 6 de marzo de 2009
Se hubieran sorprendido aquellos fenicios de Gadir al saber que su intención de destruir documentos dejó testimonio 2.800 años después. Según la asombrosa historia que narran los arqueólogos en las obras del
Teatro de Títeres de Cádiz, alguien arrojó al fuego de un horno cinco documentos en el siglo VIII a.C. No sabían, probablemente, que la arcilla sellada que precintaba aquellos papeles iba a sobrevivir al paso de los siglos y constituir uno de los hallazgos más interesantes del subsuelo gaditano.
Las pruebas de la rocambolesca manera en que perviven los testimonios de la historia tiene su base en cinco bulas de arcilla,
«la marca que queda estampada, impresa y señalada con un sello empleado por una entidad pública o privada». Los arqueólogos del yacimiento en el que se podría encontrar el testimonio de los tres mil años de historia de la ciudad presentaron ayer en el Ayuntamiento de Cádiz cinco de estas piezas que corresponden a distintos
escarabeos «montados en un anillo de chatón giratorio» con el que se sellaban los documentos en la época.
Según el informe, el documento escrito -un papiro- se enrollaba formando un pequeño tubo que después se aplanaba y se doblaba, en algunos casos, a lo largo. El paquete se ataba con un hilo y en el lugar en el que se estampaba el sello se colocaba una masa de arcilla cruda que se enrollaba con el hilo, para precintar el documento.
Foto:
© El País.com
Probablemente, nunca se llegue a saber porqué el propietario de la vivienda de Gadir decidió destruir los documentos oficiales. Sin embargo, los arqueólogos han sabido de su intención porque las bulas han sido halladas en el interior de el horno de la casa. Las piezas quedaron en su interior y el calor que coció la arcilla ha permitido que se conserven hoy en día.
Las piezas quedaron sepultadas durante casi tres milenios y hoy en día son
las improntas más antiguas de España y el Mediterráneo Occidental, según el informe de los investigadores. Los ejemplares conocidos están datados a partir del siglo VI a.C. en los yacimientos de
Cartago y
Cuccureddus Villasimius (Cerdeña).
Documentos oficiales
Según los arqueólogos, los documentos estaban relacionados con actividades administrativas, comerciales y culturales (los ámbitos en los que se utilizaba la escritura en la época). Pudiera tratarse del sello oficial de un templo, utilizado en la época para la legalización de ciertos asuntos.
Queda por descubrir, además, la procedencia de dichos papeles.
«Hasta el momento se ha podido deducir que no pertenecen a ningún lugar de la Bahía de Cádiz, por lo que fueron enviados desde fuera de Gadir», dicen los expertos. Para encontrar el lugar del remitente, está en marcha un análisis comparativo de las arcillas encontradas con las de diferentes áreas del Mediterráneo y Oriente Medio. Varios investigadores están estudiando los motivos de los sellos.
Más información:
Classical Phoenician Scarab Corpus
Reportaje fotográfico gentileza de Joaquín Pino publicado en Diario de Cádiz
Sellos fenicios en el Cómico
Foto: La decoración de esta bula no se ha podido identificar, aunque parece que es geométrica. © Joaquín Pino
Foto: Esfinge alada (cabeza de rapaz y cuerpo de león) tocada con la corona roja del Bajo Egipto. Hay también signos de oro y vida. © Joaquín Pino
Foto: Se observa un ureo (emblema protector de los faraones) con las alas extendidas. Puede representar a la diosa Wadjit. © Joaquín Pino
Foto: En esta bula hay un motivo decorativo de tipo geométrico con círculos concéntricos que aparece en época Hicsa. © Joaquín Pino
Foto: Tiene un cartucho real en el centro, quizás sobre el símbolo del oro, con un posible nombre: Menkhperre (Tutmosis III). © Joaquín Pino
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Sellos en el Museo Nacional de Cartago (Túnez)
Foto: © José Luis Santos Fernández
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