La construcción de dos carreteras que atravesarán la jungla del estado de Yucatán, México, ha revelado a un equipo de arqueólogos sendos antiguos enclaves maya que podrían desaparecer si no son rescatados. La selva que cubre gran parte del estado, oculta todavía muchos vestigios de la civilización maya, guerrera y astróloga.
Vía:
EFE | Última Hora.com, 22 de junio de 2008
Un grupo de especialistas del
Instituto Nacional de Arqueología e Historia mexicano (INAH) estaban desplazados al lugar para comprobar que las carreteras no arrasasen terrenos con restos mayas, donde están ruinas como Chichen Itza y Uxmal, sus grandes activos turísticos.
Uno de los asentamientos descubiertos está junto a Uichina, "casa sobre el cerro", en maya, un pequeño poblado al sur del estado de Yucatán.
El edificio que queda en pie, sostenido por las raíces de los árboles cercanos, podría haber tenido uso ceremonial y, aunque conserva gran parte de su estructura, el estuco y muchas de sus piedras se han desprendido. Cerca hay un altar y restos de viviendas, como pudo comprobar Efe en el lugar.
El arqueólogo
Agustín Peña, que junto a sus compañeros se pregunta si, junto a otros dos enclaves cercanos -uno de ellos, "El Ramonal", de 3 hectáreas- podrían formar parte de un único y extenso asentamiento.
El descubrimiento es significativo porque parece pertenecer, por su estilo, a la
cultura chenes (550-750 d. C), lo que ampliaría los límites conocidos hasta ahora de la misma.
El segundo enclave, hallado el año pasado también a causa de la construcción de una nueva carretera, es más extenso y se compone de cinco plazas públicas, una de ellas con una dimensión de 2.600 metros cuadrados, hoy enterrados bajo maleza.
"Debió ser una ciudad bastante importante, porque cuenta con estelas con figuras de autoridad grabadas", explicó el arqueólogo
César García en referencia a los veinte monolitos grabados (estelas), de entre 1 y 2 metros de altura, erigido para conmemorar construcciones, hechos destacables o para gloria de sus gobernantes.
La hipótesis de que allí se conmemoró algo especial cobra fuerza para los especialistas porque cerca, en el "Hoyo de las Maravillas", como llama Peña a un agujero de 4,5 metros de profundidad, se halló un enterramiento ritual de vasijas, rotas y quemadas, que podría significar principio o fin de algo.
El lugar, también se encuentran varios falos de piedra como símbolo de fertilidad, pertenece al periodo
clásico temprano (200-600 d. C).
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