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Foto: Pendiente de oro formado de dos abejas. Malia.
El Museo exhibe los hallazgos procedentes de las excavaciones realizadas en Creta, desde la época Neolítica hasta el periodo grecorromano, gracias a los cuales podemos conocer la historia antigua de Creta. Hasta 1937 los objetos se exhibían en una sola sala. Se encargó al arquitecto P. Karandinos la construcción de un nuevo edificio que se inició en 1951 y concluyó en 1964. Actualmente el museo está formado por veinte salas que nos muestran las piezas de forma cronológica. En este museo podemos observar las piezas más importantes conservadas de la cultura minoica que se caracterizan por la finura de su talla, y, los fabulosos frescos, casi todos del periodo neopalacial (1700-1450 a.C.), como los del palacio de Knossos.
Museo Arqueológico de Heraklion, Creta (Grecia)
Reportaje fotográfico © José Luis Santos Fernandez, julio 2005
Creta
La isla de Creta está ubicada al sureste de Grecia, en el mar Mediterráneo, y al sur del mar Egeo. Explicado de otra forma, está ubicada en el centro de la comunicación marítima entre Asia, Europa y África. La Isla de Creta recibía y distribuía tanto en los ámbitos culturales, comerciales como religiosos.
La civilización minoica es una cultura pre-helénica de la edad de bronce, desarrollada en la isla de Creta entre los años 2800 y 1200 a.C. Su nombre es producto de que su descubridor Sir Arthur Evans relacionó el palacio de Cnosos, el más representativo de la cultura, con el palacio del rey Minos y la leyenda del minotauro.
Los primeros grupos en asentarse en Creta probablemente llegaron desde Anatolia en torno al 7000 a.C. Crearon diferentes asentamientos en la isla, uno de ellos Cnosos. Estos primeros habitantes vivían en chozas de madera, aunque con el paso del tiempo van a ir cambiando de material como ladrillos de barro y techumbres de madera. Fabricaban herramientas con diversos materiales como hueso y piedras e hicieron figuras de barro de representaciones femeninas y masculinas, lo que indica que ya tenían cierto sentido religioso.
Se conoce relativamente poco sobre el estado de la civilización antes del 2700 a.C., por la poca aparición de restos metálicos, si se exceptúa la ciudad de Melos, pero a partir de esa fecha Creta empieza a tener auge, producto de la introducción del torno en la alfarería y la metalurgia del bronce, a lo que se le suma un aumento demográfico.
Esta fase de la historia minoica se conoce como Minoico antiguo o Prepalacial (2600-2000 a.C. aprox.), en la cual se ve el crecimiento comercial que realiza Creta con los países del cercano oriente y Egipto, entre cuyos productos de importación se encuentra el estaño, inexistente en la isla.
Durante esta época la civilización minoica destaca por una organización comunal, culto a la fertilidad, agricultura y orfebrería avanzadas.
Foto: Pendiente de oro formado de dos abejas. Malia. © José Luis Santos Fernandez, julio 2005
Gracias a su posicionamiento estratégico se desarrolla fuertemente el comercio, creándose la propiedad privada, eventos a los que suman el aumento demográfico, y se da inicio a la etapa denominada Minoico Medio o de los Palacios Antiguos (2000-1700 a.C. aprox.), en donde se empieza la construcción de los grandes palacios de Festos, Malia, Hagia Triada, y el más conocido e importante de todos, Cnosos. No cabe duda de la gran importancia que tuvo el comercio, ya que los restos arqueológicos nos revelan unas infraestructuras muy desarrolladas que indicarían el esfuerzo y el interés de esta sociedad por la actividad comercial.
La economía se basa en este periodo, además de en el comercio, en el cultivo del trigo, la vid y la oliva, y en la ganadería, resultando una economía rica, que mantiene a esta sociedad a salvo de revueltas sociales.
Hacia el año 1700 a.C. los palacios fueron destruidos: existen indicios de que un terremoto afectó en forma importante a Creta. Ésta teoría está apoyada por el descubrimiento del templo de Anemospilia por el arqueólogo Sakelarakis, en el cual aparecen los cuerpos de tres personas (una de ellas víctima de un sacrificio humano) que fueron sorprendidas por el derrumbamiento del templo.
Algunas teorías postulan una posible invasión por parte de los Hititas desde Anatolia (actual Turquía). Sin embargo no fue un golpe fatal, reconstruyéndose los palacios e iniciándose el periodo de mayor auge de la civilización, el Minoico Reciente, o de los Palacios modernos (c. 1700 a.C.-1400 a.C.)
Según leyendas y escritos (especialmente de Tucídides en su obra Guerra del Peloponeso), en este periodo la civilización minoica se habría convertido en una talasocracia, representado por la leyenda del rey Minos, que se supone existió en esta época y que tenía el poder para exigir jóvenes atenienses para sacrificarlos al minotauro. Dicha Talasocracia llegó a ocupar las islas Cícladas.
Viviendo su momento de apogeo, la civilización minoica se derrumbó de nuevo, esta vez para siempre. Los palacios fueron nuevamente destruidos por causas que se desconocen. Después de la destrucción los micénicos ocuparon la isla. Había desaparecido la civilización Minoica.
La erupción del volcán de Tera (actual Santorini), que se ubica a 112 Km. al noreste de Creta, creó ondas expansivas que produjeron maremotos y terremotos y se ha fechado en torno al año 1628 a.C. El volumen del material desplazado por la erupción se ha calculado en 80 km³. Algunos lugares fueron sepultados hasta 60 m de ceniza. Es posible que la leyenda de la Atlántida se refiera a la destrucción de la civilización minóica.
Entre lo más importante del arte minoico destacan sus cerámicas. El Minoico temprano se caracterizó por el decorado polícromo de motivos blancos y rojos, y dibujos de espirales, triángulos, líneas encorvadas, cruces, figuras de peces, etc. Posteriormente en el periodo reciente se añaden más colores adoptando, muchas veces, formas esféricas y decoradas con escenas de corte más naturista y figurativo.
Pero sin lugar a dudas lo más característicos de esta rica cultura son sus frescos. Las escenas representaban la vida en la isla, recurriendo a temas como las procesiones, sacrificios, danzas, luchas con toros, etc. Tienen un estilo geométrico y son, comúnmente, monocromáticos.
También desarrollaron figurillas humanas y de dioses, normalmente femeninas y con rasgos sexuales poco acentuados. También destaca el desarrollo de joyas, vasos de oro y piedras preciosas, productos por los que se hicieron conocidos fuera de la isla.
En lo que a ropa se refiere, los hombres minoicos usaban normalmente telas del lomo y faldas tipo escocesas. Las mujeres, por su parte, túnicas que se llegaban al ombligo y faldas. Los modelos en ropa dieron, al igual que el resto del arte, énfasis en las figuras geométricas.
Su escritura fue, en un principio, de forma jeroglífica, empleada según los descubrimientos actuales entre los años 1900 a.C.-1700 a.C. Posteriormente este sistema de escritura evoluciona hacia una escritura fonética, denominada silábica Lineal A (1700 a.C.-1450 a.C.) para notar su lengua (aún no descifrada, pero denominada minoica o eteocretense), que será tomada y adaptada por los griegos micénicos para escribir el dialecto griego micénico, del grupo pre-dorio. Este sistema de escritura micénico adoptado desde el Lineal A se denomina Lineal B y se terminará imponiendo tanto en el continente como en la isla de Cnosos para llevar la contabilidad de los palacios, según muestran los vestigios encontrados.
En la antigua religión minoica tiene un claro papel la mujer. Destacan en este sentido las distintas figurillas de mujeres con los pechos descubiertos y con vestidos acampanados. Estas suelen aparecer cogiendo serpientes, lo que se ha interpretado junto con los pechos descubiertos como símbolo de la fertilidad. Muchos expertos apuntan que estas diosas podrían ser la evolución de las primitivas diosas-madres neolíticas e incluso los ancestros de las diosas griegas Deméter y Perséfone. Dentro de la misma religión también cabe destacar el papel del toro el cual esta presente en el arte minoico y al que se cree se dedicaban ciertos rituales atléticos.
Se han descubierto cientos de exvotos en las cuevas de varios montes, destacando las del monte Ida, lo cual sugiere peticiones de ayuda hacia los dioses y ciertos rituales en estas cavernas.
El palacio de Cnosos es el mejor ejemplo para comprender el apogeo de la primera civilización europea. La colina de Cnosos está situada a unos 5 km. de la costa, sobre la vía natural hacia el interior de la parte central de Creta. Cnosos, con sus 17.000 m² construidos y unas 1.500 habitaciones, constituye el principal de los palacios cretenses y en el que se ha querido ver la sede del mítico rey Minos.
Prehistoria
Se conoce bastante poco sobre la aparición de la antigua civilización cretense debido a que muy pocos testimonios escritos han sobrevivido hasta la actualidad. Ello contrasta con la riqueza de palacios, casas, caminos, pinturas y esculturas de esa época.
La historia cretense está salpicada de leyendas (como las del rey Minos, Teseo, el Minotauro, o Dédalo e Ícaro) que han llegado hasta nuestros días a través de los historiadores y poetas griegos.
A falta de fuentes escritas, la cronología de la historia de Creta se ha basado en el estilo de la alfarería egea y del Oriente Próximo, de modo que los estudios cronológicos se han realizado a partir de objetos comprados por los cretenses a otras civilizaciones (por ejemplo a la egipcia). Para los tiempos más antiguos, la datación por carbono 14 de restos orgánicos y de carbón vegetal ofrece datos independientes. A partir de estos elementos, se cree que Creta fue poblada a partir del VII milenio a. C., como lo prueban numerosas astillas de obsidiana encontradas al este de Heraclión, así como las pinturas rupestres de Asfendou Sfakion, que representan animales con cuernos y motivos abstractos.
La presencia de humanos es palpable desde el Neolítico. En la región de Rétino se descubrieron herramientas de hueso y cuerno correspondientes a ese período. Esas herramientas habrían pertenecido a hombres del período interglaciar, pero ninguna prueba es aún demasiado convincente. Otra teoría, al parecer más sólida, apunta al establecimiento humano en la isla desde el Paleolítico. En el último período glacial, el nivel del Mediterráneo debía encontrarse cien metros abajo del nivel actual, por lo que habría sido relativamente fácil alcanzar la isla desde el Peloponeso.
En Creta se ha descubierto la existencia de una fauna del Pleistoceno, con restos de hipopótamos enanos en la meseta de Katharos, caballos y elefantes enanos, ciervos enanos (Praemegaceros cretensis), roedores gigantes, insectívoros, tejones, y una especie de nutria terrestre. No hubo grandes carnívoros, y la mayoría de los animales desaparecieron al final de la última glaciación. No es seguro que el ser humano haya jugado un papel en esa extinción de especies, como sí hay indicios de que haya ocurrido en otras islas mediterráneas como Sicilia, Chipre y Mallorca. Hasta la actualidad, no se han encontrado osamentas de esa fauna endémica en sitios neolíticos.
Los primeros habitantes llegaron posiblemente del este: Anatolia, Cilicia, y quizás de Canaán. Introdujeron animales domésticos, como ovejas, cabras, cerdos y perros, pero también la cultura de los cereales y las verduras. Hasta hoy, el sitio de Cnosos, cuya ocupación se remonta al VII milenio a.C. (estrato X), permanece como el único sitio acerámico (o precerámico). En efecto, el hecho que ninguna pieza de alfarería se haya encontrado en el estrato X hace pensar que la ocupación del sitio fue anterior a la aparición de la cerámica. El sitio ocupa unos 350 000 m². Las raras osamentas encontradas en el lugar son de animales arriba mencionados, pero también de ciervos, tejones, martas y ratones: la extinción de la megafauna local no dejó demasiadas piezas de caza. La cerámica neolítica ha sido hallada en Cnosos y en las grutas de Lera y de Gerani. En el neolítico tardío proliferaron los núcleos de población, lo que da testimonio de un crecimiento demográfico. Durante este período, se introdujeron el asno y el conejo, mientras que se cazaban el venado y el kri-kri, una cabra salvaje que conserva las características de las primeras domesticaciones.
La cerámica del Neolítico evolucionó durante este período. Simple y sin decoración al comienzo del Neolítico, se volvió más sofisticada, con la presencia de grabados, mientras que las técnicas de fabricación parecen demasiado avanzadas para la época. De color negro y rojo, las piezas de cerámica eran cocidas en hornos abiertos. Las primeras estatuillas aparecen en esta época, elaboradas de arcilla, pizarra, piedra, mármol o conchas. A finales del Neolítico, se trata generalmente de figuras femeninas con las partes corporales relacionadas con la fecundidad resaltadas.
En el neolítico precerámico, la habitación se presenta en forma de cabañas elaboradas de troncos de madera, con suelo de tierra batida. En Creta se encuentra una particularidad ausente en el resto del Mar Egeo: tumbas de niños en el interior de las casas. A partir del neolítico antiguo, las excavaciones de Cnosos muestran que las casas poseían piezas contiguas de muros de piedra y ladrillo y cubiertos de un emplasto en el interior. Los techos son planos y de un entretejido de madera. En el neolítico antiguo II, las casas se equipaban de escalones de terracota. Los muertos eran enterrados y acompañados de piezas de cerámica y de joyas de piedra. Numerosas grutas se ocuparon como habitaciones, sobre todo en las regiones más montañosas. Los muertos eran enterrados con frecuencia en las grutas, una práctica bastante corriente incluso después que los hombres del neolítico abandonaron esos lugares para establecerse en casas construidas.
Las relaciones de Creta con el resto del Mar Egeo parecen haberse desarrollado esencialmente hacia el final del Neolítico. La cerámica pintada de rojo y pulida hace suponer que existieron relaciones con las regiones norte y oriente del Egeo, donde se encuentran cerámicas idénticas.[13] La introducción de la obsidiana, proveniente de Milo y de Nisiros para la fabricación de pequeñas herramientas presupone el surgimiento de la navegación en el Mar Egeo.
Creta minoica y micénica
La cronología de la historia antigua de Creta se estableció a partir de las excavaciones de Arthur Evans, quien trató de de reconstruirla estableciendo correspondencias con la historia de Troya, las Cícladas, Grecia, Egipto y Mesopotamia a partir de objetos anatolios, siro-fenicios o egipcios encontrados en Creta, y a partir de objetos cretenses hallados en esas regiones. La cronología de Evans relaciona el período comprendido entre el fin de Neolítico y la invasión de los aqueos con el rey Minos y por ello llama minoica a la civilización cretense de esa época. Basándose en la cerámica, Evans distingue tres sub-períodos del minoico: el minoico antiguo, el minoico medio, y el minoico reciente, a su vez subdivididos.
Las cronologías más recientes, tratando de subsanar las debilidades de la de Evans, se apoyan en la introducción de los metales en Creta y en la construcción y destrucción de los palacios (épocas prepalacial, protopalacial y neopalacial).
Época prepalacial
La civilización minoica es la más importante civilización de la Edad de bronce del mundo griego. La tesis de Arthur Evans que señala que la introducción de los metales en Creta se debió a inmigrantes llegados de Egipto es hoy en día considerada obsoleta. La teoría actual más aceptada se apoya en que toda la región del Egeo estuvo habitada por un pueblo designado como prehelénico o egeo. Egipto parece muy lejano para ejercer una influencia importante en esta época; por el contrario, la península de Anatolia parece haber jugado cierto papel en la iniciación de Creta en las artes de los metales. La difusión del uso del bronce en el Mar Egeo está relacionada con grandes movimientos de población desde las costas de Asia Menor hacia Creta, las Cícladas y el sur de Grecia; estas regiones entraron en una fase rápida de desarrollo social y cultural, marcado principalmente por el auge de relaciones comerciales entre Asia Menor y Chipre.
Gracias al desarrollo de la navegación, Creta ocupó un lugar predominante en el Egeo. La utilización de los metales multiplicó las transacciones con los países productores: los cretenses buscaban el cobre en Chipre, el oro en Egipto, y la plata y la obsidiana en las Cícladas. Bajo la influencia de esta actividad en crecimiento se desarrollaron puertos como Zakros y Palaiokastro en la costa oriental, y los islotes de Mochlos y Pseira en la costa septentrional se convirtieron en los principales centros de intercambio con el Asia Menor. La importancia de este comercio explica la preponderancia de la parte oriental de la isla, que constituyó el centro más activo: mientras Cnosos no tenía más que una civilización sub-neolítica, Malia tenía categoría de metrópolis. En esta época se desarrollaron comunidades de agricultores y ganaderos en la llanura de Messara. Parece que desde el minoico antiguo, las pequeñas aldeas se convirtieron en la regla general, mientras que las granjas aisladas se fueron haciendo cada vez más escasas.
La generalización del uso del bronce desplazó el centro de gravedad de la isla hacia su zona geográfica central, donde las ciudades emergentes comenzaron a competir con las de la parte oriental. Además, las nuevas materias primas desviaron la atención de los cretenses del Asia Menor; por ejemplo, el estaño de España, de Galia, o de Cornualles llegó a las costas sicilianas y del Adriático y algunas ciudades orientaron su comercio hacia esas regiones. Así fue como se desarrolló la población en la desembocadura del río Kairatos. Un camino atravesaba Creta por su parte media, con Cnosos y Festos como principales núcleos.
En lo que respecta a la agricultura, gracias a las excavaciones arqueológicas se sabe que se cultivaban varias especies de cereales y de verduras, y que algunos importantes productos agrícolas como el aceite y el vino ya se elaboraban en Creta.
Época protopalacial
Mientras que para la Grecia continental se considera al Bronce Medio como un período de transición, para Creta, por el contrario, fue de una gran prosperidad. La Creta de los grandes palacios conoció un florecimiento comercial excepcional, que se tradujo en una preponderancia cretense en el Egeo, de modo que las islas de Milo, Delos o Thera no eran más que sucursales comerciales de Creta. Esta preponderancia alcanzó también a Egina, la Argólida, Grecia central y Chipre. Esta expansión comercial de los minoicos dejó su huella en la abundancia de piezas de cerámica minoicas encontradas fuera de Creta, como en Mesenia o Laconia. En las islas de Ceos o Samotracia se han hallado igualmente sellos minoicos en forma de discos de terracota. Existen fuentes históricas escritas que describen las relaciones de Creta con otros países, como unos textos del siglo XVIII a.C. encontrados en Mari, que mencionan que Creta importaba materias primas (bronce, estaño, marfil) y exportaba objetos de lujo elaborados en sus talleres, como armas, ropa y calzado.
Las investigaciones arqueológicas muestran un cambio importante en la civilización minoica en los alrededores de 2000 a. C. El factor principal de este cambio fue la fundación de los primeros palacios, que representaban la concentración del poder en algunos centros.
Época neopalacial
Las ruinas del palacio de Festos, destruido definitivamente hacia 1500 a.C. Hacia 1700 a.C., los palacios cretenses fueron destruidos. Los historiadores disienten sobre el origen de estas destrucciones. Algunos estiman que se debieron a una invasión indoeuropea, en particular de los luvitas provenientes de Anatolia. Algunos más opinan que se trató de una invasión de los hicsos desde Egipto, o incluso de conflictos internos, como una guerra civil. Finalmente, existe una hipótesis sobre un terremoto posiblemente debido a la erupción del volcán de Santorini; sin embargo, un siniestro de tal naturaleza sólo habría afectado la parte central de la isla, pues el palacio de Malia se salvó de la destrucción.
Palacios de Knossos y Festos, Creta (Grecia)
Reportaje fotográfico © José Luis Santos Fernandez, julio 2005
Esta catástrofe, sea cual fuere su origen, no puso fin a la civilización minoica. Los palacios fueron reconstruidos a partir de sus ruinas, y la cultura minoica entró a lo que se ha considerado su época dorada. El período de los nuevos palacios se divide en tres fases: de 1700 a. C. a 1600 a. C. fue un período de reconstrucción; de 1600 a.C. a 1500 a.C. fue el apogeo de los minoicos, y de 1500 a.C. a 1400 a.C. ocurrió la expansión de la influencia minoica sobre los otros pueblos del Mediterráneo, en particular sobre los micénicos del Peloponeso. En Cnosos, Festos, Hagia Triada o Malia, se construyeron nuevos palacios o bien los antiguos fueron restaurados y embellecidos por innovaciones arquitectónicas, tales como la utilización de columnas de ciprés o el sistema de pozos de luz. La región oriental de la isla participó en este renacimiento: el palacio de Malia, abandonado desde 1900 a.C., fue ocupado de nuevo. Estos palacios eran de grandes dimensiones, compuestos de dos niveles o más, y muestran aspectos similares entre sí. Fueron erigidos alrededor de un gran patio central y estaban compuestos de un sistema complejo de edificios intrincados. Los palacios minoicos estaban equipados con un sistema de aprovisionamiento de agua y de un sistema de drenaje.
Creta micénica
La erupción del volcán de Santorini hacia 1400 a.C. supuso un golpe fatal para la civilización minoica. El terremoto provocado por la erupción y la destrucción de ciudades que implicó, favoreció las incursiones de los micénicos. Los restos arqueológicos muestran la existencia de establecimientos micénicos en la isla desde el año 1300 a.C. Esta nueva fase de la historia minoica es llamada «Creta micénica», lo que significa que la isla formó parte del mundo micénico, y por lo tanto fue una dependencia del continente sin que por ello perdiese su identidad.
La presencia micénica está comprobada por las leyendas de épocas posteriores y por la toponimia de ciertos lugares. Agamenón, rey de Micenas, sería el fundador de Lappa, Tegea, o Pérgamos. Los nombres de lugares como Gortina o Arcadia son de origen peloponesio y podrían ser legados de la ocupación micénica. Homero, en la Ilíada, menciona que siete ciudades cretenses tomaron parte en la Guerra de Troya, dirigidas por Idomeneo y otros señores, a su vez liderados por Agamenón. Los ochenta barcos aportados por Creta formaron una de las más grandes contribuciones a la guerra, lo que demostraría que la isla no quedó devastada totalmente por la erupción.
Es en este período histórico que se importan los dioses griegos para reemplazar a las deidades minoicas. Zeus, Poseidón, Hera y Atenea sustituyeron a la diosa madre. Sin embargo persistieron algunos elementos de la religión minoica, como lo demuestran las tablas en lineal B que mencionan a una sacerdotisa de los vientos o una dueña del laberinto. El culto a Zeus niño es también considerado como cretense. En sentido inverso, Cnosos mantiene influencia en algunas zonas del Egeo en ciertos aspectos: las armas y la joyería de Cnosos son adoptadas por el continente.
A finales del siglo XII a.C. Creta conoció una época de caos aunada a los pueblos del mar, aun cuando el impacto de éstos fue menor que en Grecia continental. Más fuertes fueron los cambios que tuvieron lugar tras la catástrofe de Micenas, cuando grupos de población llegados del Peloponeso se instalaron en Creta. Así, aparecieron nuevos elementos culturales en la vida de los cretenses, como la incineración de los muertos, el uso del hierro, los vestidos con broches, o la decoración geométrica de la cerámica. Estos nuevos elementos son de herencia dórica.
Creta dórica
Según Tucídides, los dorios invadieron Grecia ochenta años después de la destrucción de Troya. Provenientes de la región del Danubio, los dorios llegaron a Grecia por Epiro e Iliria, o bien por Tracia y Macedonia. Las poblaciones expulsadas por esta invasión encontraron refugio en Creta y en Chipre. A su vez, Creta fue alcanzada por la invasión doria hacia 1100 a.C. Esta invasión estuvo lejos de ser pacífica. Los hallazgos arqueológicos muestran una resistencia de los cretenses en los principales núcleos de población, y Cnosos fue destruida. En Karpi, minoicos y micénicos se unieron y encontraron refugio en ese sitio bastante escarpado.
Los dorios colonizaron la isla de manera intensiva, estableciendo numerosas ciudades. Los mitos narran que Teutamos, hijo de Doros rey de los dorios, fundó la primera dinastía doria en Creta, tan sólo una generación después del establecimiento de los primeros dorios. La tradición cuenta que los primeros colonos fueron Polis y Delfos de Esparta y Altaimenes de Argos. Los dorios se repartieron en tres tribus: los Híleos, Dímanos y Pánfilos. Otras tribus dorias llegaron a Creta posteriormente.
Los dorios llevaron consigo el uso del hierro, la construcción de templos (para minoicos y micénicos, las ceremonias religiosas se realizaban en los palacios) y la incineración de los muertos. Sin embargo, la cremación de los muertos podría no estar ligada a la llegada de los dorios. Realizada en la misma época en Rodas, Chipre o Cos, esta práctica se instaló en Creta muy tempranamente en la época doria y podría por lo tanto tener un origen medio-oriental.
Esta invasión implicó nuevas migraciones de la población cretense hacia el Asia Menor. Minoicos, micénicos y dorios se fusionaron en una nueva entidad étnica y cultural. Los descendientes de los minoicos, también llamados Eteocretenses («cretenses puros»), fueron marginados y se establecieron principalmente en el oriente de la isla, y fueron reducidos al estatus de periecos. Un estudio de la toponimia en Creta muestra que el 70% de los nombres de los lugares son de origen griego, 20% de origen pelasgo, y solamente un 10% minoico.
Período dedálico, o renacimiento cretense
En los siglos VIII y VII a.C., Creta recuperó parte de su esplendor pasado. El nombre del período dedálico no tiene nada que ver con el Dédalo de la época minoica que creó el laberinto, sino con un escultor a quien la tradición otorga el crédito de la invención de las herramientas de escultor y la creación de las primeras estatuas de mármol. Si bien su existencia no está probada, la de sus supuestos discípulos Dipoinos y Skyllis es más verosímil. La característica principal del arte dedálico es el aspecto oriental de sus obras. Los registros arqueológicos han permitido encontrar algunas obras dedálicas importantes, como la Dama de Auxerre.
El comercio y la navegación se revitalizaron y Creta participó en la gran oleada de colonización que realizó el mundo griego. A partir de 735 a.C., los cretenses establecieron colonias en Sicilia, Etruria y las actuales costas francesas, cerca de Marsella, a donde llegaron 100 años antes que los focenses. En el siglo VII a.C., los cretenses se asociaron con Rodas para fundar las colonias sicilianas de Gela y Agrigento, y posteriormente con Gela para fundar la ciudad de Cirene en 631 a.C.
Este renacimiento cretense fue corto y se interrumpió en el siglo VI a.C. El aislamiento y la decadencia presentes hasta la conquista romana parecen haber tenido dos motivos: la aparición de las ciudades-estado, como Atenas o Mileto, entre otras, que monopolizaron el comercio mediterráneo, así como las querellas internas en la isla que colocaron a ésta en una crisis permanente.
Instituciones y sociedad dorias
La sociedad doria en Creta se organizó de manera muy similar a la de Esparta y otros centros dorios de la Grecia continental. La población se dividía en tres clases: los ciudadanos, los apetairoi y una numerosa clase servil. Los ciudadanos libres eran principalmente los conquistadores dorios y sus descendientes y constituían la élite de las ciudades-estado. Tenían el control exclusivo en materia militar y política, que descansaba sobre un sistema militar estricto y una formación colectiva. Cada ciudadano pertenecía a una hetería, cuyos miembros eran compañeros de combate y, como en Esparta, comían juntos durante las sisitias.
Después de los ciudadanos, se encontraban los apetairoi («fuera de las heterías» en griego), que eran hombres libres pero excluidos de las heterías y por lo tanto desprovistos de derechos políticos. Por lo regular, eran antiguos ciudadanos castigados con la atimia, siervos liberados o extranjeros. La clase servil puede ser dividida en dos categorías. Los primeros habitantes de Creta formaban a los periecos; eran principalmente campesinos que conservaban una parte de sus tierras y pagaban impuestos a sus amos dorios. Finalmente, los esclavos formaban la parte más numerosa de la población de Creta, y se componían de nativos cretenses o de prisioneros de guerra; se dedicaban al cultivo de las tierras de los ciudadanos.
Una consecuencia directa de la conquista doria fue el abandono del sistema monárquico patriarcal, y las grandes familias dorias se encargaron de la administración de la isla. Las ciudades cretenses fueron administradas por dos colegios: los Cosmes y el Consejo de Gerontes. Los Cosmes frecuentemente eran diez por ciudad, eran elegidos por las grandes familias por un período de un año y disponían de poderes civiles y militares considerables: vigilancia del comportamiento, estado de las finanzas, estatuto de los extranjeros; eran los jefes militares en tiempos de guerra y los más altos funcionarios en tiempos de paz. A su salida del cargo, entraban al Consejo de los Gerontes (boulé), donde ocupaban el cargo de por vida. Este "Consejo de Ancianos" guiaba a los Cosmes en sus decisiones.
Fuente: Wikipedia: Historia de Creta - Civilización Minoica
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