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Foto: Mosaico de los aurigas. Los mosaicos, en época imperial, servían como pavimento de casas ricas. Está formado por tres bloques figurativos. El central es un tondo o medallón con escenas báquicas. En los laterales se disponen dos paneles cuadrangulares con representación de sendos aurigas victoriosos, Marcianus y Paulus. Los mosaicos, en época imperial , servían como pavimento de casas ricas o ambientes públicos, y estaban realizados con pequeños cubos de piedra o pasta vítrea llamados "tesselae". Museo Naciaonal de Arte Romano, Mérida. Foto: José Luis Santos Fernández.
Fuente: J. López-Lago | Hoy.es, 10 de octubre de 2015
Se trata de Cayo Apuleyo Diocles, auriga que en Mérida tiene calle y un pabellón con su nombre, pero que más allá de la capital autonómica no es tan conocido, aunque sobre su fortuna se haya escrito recientemente en medios de comunicación de todo el mundo. Se debe a que ha buceado en su pasado el investigador Peter Struck, profesor asociado de Estudios Clásicos en la Universidad de Pennsilvania.
Según sus cálculos, ganó 35.863.120 sestercios en su vida, una cifra que recoge la inscripción monumental que le dedicaron a su muerte en Roma en el 146 d.C. sus admiradores y compañeros de profesión. Según Miguel Alba, exdirector del Consorcio de la Ciudad Monumental del Mérida, «su inscripción está en Roma, en la metrópoli, y allí solo están los mejores del imperio. En su caso, quedaba claro que Diocles movía pasiones». Según explica, podemos intuir que es de Mérida porque de Lusitania venían los mejores caballos, además de contar con un circo del que solo gozaban unas pocas ciudades.
Según las averiguaciones de Struck, esa cantidad hubiera servido para mantener a todo el ejército romano y a sus legiones durante un periodo de tres meses, explica el experto para hacerse una idea del alcance de sus emolumentos como corredor.
Como referencia actual, añade, los ingresos que logró el emeritense en su carrera deportiva superaron los 15.000 millones de dólares. Según la revista Forbes, en 2009 el golfista Tiger Woods fue el primero – sin contar a este atleta de la Antigüedad– en superar la barrera de los 1.000 millones de dólares.
Cayo Apuleyo Diocles tiene su propia entrada en Wikipedia, donde se afirma que era nativo de la actual Mérida, entonces Emérita Augusta, una de las tres principales ciudades del imperio y con un circo romano en el que más de 30.000 espectadores cómodamente sentados pudieron ver sus primeras carreras. De hecho, Alba señala cómo en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida hay referencias a Diocles, su origen emeritense, y su valía como corredor «cuando los visitantes están ante el mosaico con una cuadriga que hay en uno de sus muros, o ante una pieza de bronce de un caballo esto sirve de excusa para explicar la historia de Diocles».
En torno a los 18 años, probablemente tras imponerse en competiciones locales que ya eran de primer nivel, emigró a Roma. Allí las escuderías se llamaban ‘facciones’ con seguidores tan fanáticos que se producían enfrentamientos entre ellos. Tras unas temporadas con la facción blanca, cambió a la verde a los 24 años, y finalmente a los 27 a la roja, algo que equivaldría a la escudería Ferrari actual, donde siguió corriendo hasta los 42 años, una edad excepcional, pues lo habitual era retirarse antes por culpa de graves accidentes. En total se le atribuyen 1.462 victorias, unas cifras que ni Michael Schumacher soñó en el mejor momento de su carrera.
Marca personal propia
Siguiendo con el símil automovilístico, de Cayo Apuleyo Diocles se conocen hasta los detalles del motor que usaba para arrasar en las competiciones: sus caballos reales, siendo los más conocidos Cotino, Gálate, Abigeio, Lúcido y Pompeyano.
Foto: Caballo al galope. Bronce fundido, 51 x 45 cm. Representa un caballo al galope de formato medio. Posiblemente llevaría sobre su grupa un jinete, que ha perdido. El caballo está herido, le caen sobre el tronco gotas de sangre. Le faltan las dos patas delanteras y la trasera derecha a la altura de la rodilla, así como la cola. Fue hallado de manera casual en 1924 al norte de la ciudad de Mérida, junto con otras piezas en bronce, y se piensa que pudieron ser exvotos u ornamentación de algún gran edificio de la zona. Siglo I d.C. Museo Naciaonal de Arte Romano, Mérida. Foto: José Luis Santos Fernández.
Víctor Sánchez del Real, experto en comunicación y especialista en marca personal, vinculado a Mérida y afincado en Madrid, lo usa como ejemplo en sus charlas sobre cómo alrededor de este auriga se fabricó una aureola gracias a la cual sus ingresos económicos se multiplicaron.
En su página de Internet, Elocuent, Sánchez del Real explica que de su fortuna solo tenemos noticia de las ganancias por carreras ganadas, «pero debemos tener en cuenta que el ‘merchandising’ de la época en torno a gladiadores y aurigas incluía todo tipo de objetos: lámparas de aceite con la efigie del deportista que se vendían en mercados y en los propios eventos, o los mosaicos conmemorativos (equivalentes a los posters actuales). Sin dejar de lado las estelas o las estatuillas. Incluso los caballos tenían su nombre incluido en estos elementos y llegaba la adoración a tal nivel que podemos tener la referencia cuando en su locura el emperador Calígula nombró cónsul a su caballo favorito: el también hispano Incitatus, una figura reconocida en su época».
La capacidad de movilización de fans y seguidores –prosigue Sánchez del Real– generaban importantes ingresos adicionales a los premios, como las apuestas y todo el material promocional de deportistas que es fácilmente reconocible en los yacimientos de la época.
«Cuando ahora vemos aumentar el dinero que generan las marcas de deportistas de élite, podemos estar seguros de que aún falta una temporada para que alguien alcance el nivel del emeritense Gaius Appuleius Diocles. Su marca personal merecería estar en los museos, donde de hecho ya está escondida en muchos objetos conmemorativos», señala.
Tal y como recuerda el exdirector del Consorcio, Miguel Alba, en Roma «la muerte verdadera no se consideraba la física, sino ser olvidado». Si sus inscripciones en Roma como capital del imperio ya consiguieron prolongar su vida hasta la actualidad, ahora los últimos artículos publicados sobre sus peripecias lograrán que el auriga emeritense sea definitivamente inmortal.
Ante este tipo de noticias hay que ponerse de inmediato el casco y la cota de malla. Por ejemplo:
1) Diocles con seguridad no era emeritense, puesto que su inscripción dice que era "Hispanus Lusitanus", o sea, "hispano de Lusitania". Siendo Mérida la capital de la provincia, y una ciudad bien conocida, no hubiera dejado de citársela si fuera de verdad su ciudad natal. Por lo tanto, Diocles podía ser de cualquier ciudad o lugar de la Lusitania romana, menos de Mérida.
2) Es completamente falso, aunque estemos hartos de leerlo, que "Calígula nombró cónsul a su caballo".
No se trata más que de un rumor, citado al final del párrafo que Suetonio dedica a la devoción de Calígula por su caballo (Vita Caii, 55.3). Aquí puede verse el texto en latín, y aquí en inglés, pero sólo hace falta traducir la última frase: consulatum quoque traditur destinasse, esto es, "se dice que incluso había pensado destinarle al consulado".
Ya sabemos todos lo que son a veces los rumores populares: simples bulos. Calígula (si es que fue de verdad tan malísimo como dicen Suetonio y otros, porque a mí siempre me ha parecido muy sospechoso que tras su asesinato el pueblo y el ejército quedaran indignados y llorosos...) no era tan idiota como para proponer semejante estupidez al Senado de Roma, por muy postrado que éste estuviera a los pies de los emperadores julio-claudios.
Pero el infundio valia para desacreditar a Calígula. Valía tanto que 2.000 años más tarde se sigue repitiendo machaconamente que "nombró cónsul a su caballo", cuando ni siquiera Suetonio lo dice, sino sólo un "se rumorea que había pensado...", lo cual tiene todo el aspecto de ser una gran mentira.
3) Por supuesto, eso de que el caballo "también era hispano" (como Calígula, se entiende de la noticia) es igualmente falso. El periodista (o quien sea) se habrá confundido con Trajano o Adriano (se me ocurre).
4) Y por último. No tengo el gusto de conocer al Sr. o Dr. Struck, autor de la supuesta dimensión estratosférica de las ganancias de Diocles en apenas 24 años de carrera deportiva (puesto que a los 42 años y pico dejó de correr y se retiró a Preneste).
Pero sí sé que, no "según sus cálculos", sino porque así lo dice su inscripción de Roma (CIL VI, 10048, hoy perdida), ganó 36.863.120 sestercios. Esto es igual a 9.215.780 denarios de plata (un denario = 4 sestercios). Dado que un denario en esta época pesaba 3,4 gr. de plata, calculando los kg. de ésta (32.255 kg., más o menos) y dándole su actual valor (0,40 € por cada gramo de plata), resultará que Diocles hubiera ganado al día de hoy algo menos de 13 millones de euros. Por lo cual me parece que al Sr. Struck se le han ido otros tres ceros de más...
Ganar 13 millones de euros, o lo que es lo mismo, 14.765.400 dólares, para un liberto (un antiguo esclavo) de esta época, y encima un provincial, no está nada mal. Pero no son las cantidades a mi juicio disparatadas que nos suelta la noticia.
He hecho los números con mucha prisa, porque tengo que salir ahora, pero si alguien se anima puede calcularlo todo con más precisión.
No es por echar jarros de agua fría, sino por advertir, como procuro hacer siempre que veo una de ellas, que a algunas noticias parece que "las carga el diablo".
Y lo maravilloso es la facilidad con la que tanta gente se lo cree todo. Veo en el número de mayo de 2015 de esta revista pedagógica belga que confían absolutamente en todo lo que dijo este Sr. o Dr. Struck... Aquí en la prestigiosa Noctes Gallicanae hay algo más real.
Con más tiempo ya trataré de buscar el artículo original de Struck, que supongo que sí existirá, claro ;-)
Saludos y feliz puente para todos.
P.D.- De todos modos no sería el más rico, si es cierto que un tal Pompeius Musclosus, también auriga, habría ganado 3.599 carreras, bastante más del doble que Diocles... Recomiendo buscar y leer, del gran maestro A. García Bellido, su artículo, antiguo pero válido, "El español Diocles, 'as' de los circos romanos", en la revista Arbor del CSIC, 1955 (aquí sólo el comienzo).
Como quedé ayer, di con el famoso artículo de P. Struck, "Greatest of All Time. Lifestyles of the rich and famous Roman athletes"; es de agosto de 2010, corto, y en una revista más bien de divulgación llamada Lapham's Quarterly. Al final es cuando él hace equivaler los sestercios a "$15 billion". Ahí es donde se equivocó (como ya expliqué ayer a través del valor real de la plata de los denarios), y de paso lo hacen las traducciones al español y otras lenguas europeas, por culpa del uso de los "billones" norteamericanos, que no valen lo mismo para ellos que para nosotros los europeos.
En Internet esta noticia es como un guadiana, reaparece casi todos los años, supongo que ahora por haberse añadido (erróneamente) que el victorioso auriga era emeritense.
Ya de paso he copiado y pego aquí la impresionante inscripción laudatoria de Diocles tal como aparece en CIL VI, 10048. La vio y copió en Roma en el siglo VIII-IX el Anónimo de Einsiedeln, pero luego se perdió:
La otra inscripción que se conoce de él es CIL XIV, 2884, una dedicación en Praeneste o Palestrina (al SE de Roma y de Tivoli), en el famoso santuario de la Fortuna Primigenia, que hicieron a su favor sus dos hijos (y ricos herederos) Cayo Apuleyo Ninfidiano y Apuleya Ninfidia:
C(aio) Appuleio Diocli / agitatori primo fact(ionis) / russat(ae) natione Hispano / Fortunae Primigeniae / d(onum) d(ederunt) / C(aius) Appuleius Nymphidianus / et Nymphidia filii
Ésta sí se conserva, la pongo aquí gracias a Europeana y a la base de datos EAGLE:
Por último: Ya ni me acordaba de que en 2005, hace diez años, publiqué en Celtiberia.net un pequeño artículo sobre él con algunas ilustraciones, bastante visitado: "El auriga Diocles, natione Hispanus" (veo que en la nueva versión de este portal, por algún problema de adaptación, los textos de los artículos antiguos salen todos pegados, pero es legible).
Feliz (viejo) Día de la Hispanidad.
Buenos días Alicia.
Me han parecido perfectas todas tus aclaraciones del citado artículo. Pero creo que te has puesto mal el casco y cota de malla en el comentario de un párrafo: cuando Sánchez del Real dice, refiriéndose al caballo de Calígula, "el también hispano Incitatus", entiendo que está haciendo alusión al origen hispano del protagonista del artículo, Diocles.
Un saludo
Muy buen artículo y magnifiços los comentarios.
Gracias a ambos, y también a Dipilon por su aclaración, es posible que tomara la frase por su precedente literal, Calígula, y que el autor no quisiera decir eso. Saludos.
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