Arqueólogos españoles desentierran una momia de hace 3.600 años en Luxor

El cuerpo de Neb ha sido hallado en una cámara sepulcral excavada en la roca a cuatro metros de profundidad. El ataúd es de dos metros de largo y medio metro de ancho y está en buen estado de conservación.

Los investigadores del Proyecto Djehuty, liderado desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han descubierto en el extremo norte de la necrópolis de Dra Abu el‐Naga, en Luxor (antigua Tebas), un ataúd intacto de un hombre llamado Neb, del año 1600 a.C. correspondiente a la dinastía XVII del antiguo Egipto. La excavación, de seis semanas de duración, está patrocinada por Unión Fenosa Gas por tercer año consecutivo.

Fuente: CSIC | La Aventura de la Historia.es, 13 de febrero de 2014

Fotos por gentileza del Ministerio egipcio de Antigüedades (Nevine El-Aref) / Luxor Times.

Este hallazgo, realizado durante la XII campaña de excavaciones arqueológicas, arrojan luz sobre la dinastía XVII. En este periodo histórico, aún poco conocido, la ciudad de Tebas se convierte en capital del reino, y se asientan las bases del imperio, y del dominio egipcio sobre Palestina, Siria, y Nubia.

El proyecto, dirigido por el investigador del CSIC, José Manuel Galán, del Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo, cuenta este año con un equipo de 16 especialistas españoles y cuatro extranjeros.

El descubrimiento de Neb

El cuerpo de Neb ha sido hallado en una cámara sepulcral excavada en la roca a cuatro metros de profundidad. El ataúd, de dos metros de largo medio metro de ancho, se encuentra en buen estado de conservación, y mantiene brillantes los colores de su decoración original.

La entrada fue descubierta perfectamente cerrada con adobes, por lo que ya se intuía que nunca había sido abierta tras depositar el ataúd. Dentro de la pequeña cámara tallada en la roca se ha recuperado un gran ataúd antropomorfo de madera tallado y decorado siguiendo el estilo característico de la dinastía XVII, denominado “rishi” (que significa “alas” en árabe). “Por ese motivo, el ataúd tiene pintado en la tapa un par de alas extendidas sobre el cuerpo del difunto, como si una diosa alada le abrazara por detrás, otorgándole así su protección en el más allá”, detalla Galán.

“Este estilo de ataúd es muy poco frecuente, pues estuvo en uso sólo durante un breve periodo de tiempo, cuando Egipto no estaba unificado. Así, muy pocos han sido hallados en su lugar original y han sido bien documentados en su contexto arqueológico”, detalla el investigador del CSIC.

Una inscripción recorre desde el pecho hasta los pies la tapa del ataúd dirige una invocación de ofrendas a un hombre llamado Neb. Su momia todavía se encuentra dentro de la caja y, aparentemente, en buen estado.

Este hallazgo, junto con otros llevados a cabo en ese mismo área, confirman que Dra Abu el-Naga era el lugar donde se hicieron enterrar los miembros de la familia real de la dinastía XVII y sus cortesanos, 1600 a.C. Un periodo poco conocido y, al mismo tiempo, clave para entender el origen del imperio Egipcio, así como la estructura y funcionamiento de la administración en la nueva capital del país, Tebas.

La Dinastía XVII: época de guerras

La dinastía XVII se enmarca dentro del periodo histórico denominado Segundo Periodo Intermedio (entre 1800 y 1550 antes de nuestra era), caracterizado por la hegemonía de gobernantes de origen siro‐palestino asentados en el Delta oriental. Se trata de una época de gran complejidad política, en la que la monarquía no controlaba todo el territorio y el poder efectivo se hallaba en manos de los gobernadores locales.

En un contexto político fragmentado, la dinastía XVII, originaria de Tebas, la ciudad meridional más importante, lideró la reconquista y la expulsión de los gobernantes del norte (denominados hicsos). Además, unificó el país y propició el germen de una nueva etapa histórica en Egipto, el Imperio Nuevo, la época de los grandes reyes que forjarían el imperio egipcio desde su nueva capital, Tebas.

Durante los últimos años, el Proyecto Djehuty ha excavado junto al patio de entrada de la tumba del alto dignatario que pone nombre al proyecto. En esa zona se han encontrado hasta el momento varios enterramientos de una época anterior a Djehuty, de la dinastía XVII (1600 a.C). El año pasado, la misión española descubrió un ataúd intacto de un niño de cinco años, y en esta campaña, que está a punto de terminar, se están excavando tres pozos funerarios. Dos de ellos fueron saqueados en época antigua.

Estos hallazgos permiten completar el puzle del trabajo realizado durante estos años en las tumbas de Djehuty, supervisor del Tesoro de la reina Hatshepsut (1470 a.C.), Hery, cortesano que vivió unos 50 años antes que dicho escriba real.

“Descubrimos entonces que Djehuty, al contrario que el resto de los cortesanos de su época, decidió no ubicar si su tumba en las inmediaciones del templo funerario de la reina Hatshepsut. El superior del Tesoro prefirió la colina de Dra Abu el‐Naga, medio kilómetro más al norte, porque esa zona también era especial, ya que allí descansaban los miembros de la dinastía XVII”, detalla Galán.

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Comentario por Percha el febrero 19, 2014 a las 9:16am

En El Mundo de hoy:

El misterio de la momia egipcia de Neb

  • EL MUNDO asiste a la apertura de un ataúd de hace 3.600 años
  • En su interior se ha hallado la momia de un hombre de unos 35 años
  • El hallazgo se ha logrado en la necrópolis de Dra Abu el-Naga

Teresa Guerrero / El Mundo

El ataúd está intacto. Fue sellado hace 3.600 años y desde entonces nadie había puesto sus manos encima ni había contemplado la bella decoración que algún maestro egipcio de la antigua Tebas plasmó en este lienzo de madera durante la Dinastía 17. Los arqueólogos españoles del Proyecto Djehuty que desde hace 13 años excavan en la necrópolis de Dra Abu el-Naga, en Luxor, lo rescataron el 10 de febrero de un pozo funerario de cuatro metros de profundidad.

Cinco días después del extraordinario hallazgo, están impacientes por conocer a su propietario y comprobar el estado de conservación de su momia. Antes de abrir el ataúd, de dos metros de largo y medio de ancho, sólo saben que se llamaba Neb y que murió hacia el 1600 a. C.

Todo está listo para su apertura y parece que hoy [el pasado sábado] será el gran día. La caja ha sido trasladada desde la cámara sepulcral excavada en la roca donde se encontró, al patio de entrada de la tumba de Djehuty (1470 a. C.), el alto funcionario que da nombre a esta excavación en la que, para alegría y sorpresa del equipo liderado por el arqueólogo del CSIC José Manuel Galán, se están realizando importantes hallazgos de épocas inesperadas. Durante la Dinastía 18, Djehuty fue el supervisor del Tesoro (un cargo equivalente al de ministro) de la Reina Hatshepsut, una de las poquísimas mujeres que ejerció como faraón durante el Antiguo Egipto.

El ataúd antropomorfo de Neb reposa majestuoso sobre una tabla de madera dispuesta encima de varias cajas de plástico de colores, como las que usan para transportar la fruta. Es emocionante apreciar de cerca sus vivos colores, sin la barrera de las urnas de cristal de los museos: el intenso negro de sus ojos, delineados con khol; el ocre que imita el color de la piel de su rostro o los verdes azulados que se eligieron para sus cejas y parte del cuerpo.

"Se han encontrado muy pocos ataúdes como éste ya que sólo se usaron durante un corto periodo de tiempo, cuando Egipto no estaba unificado", relata Galán mientras explica el significado del par de alas extendidas dibujadas: "Es un ataúd de tipo rishi(que en árabe significa pluma). La diosa alada le abraza por detrás para protegerle durante la eternidad". La Dinastía 17 es un periodo bastante desconocido pero muy interesante históricamente, pues fue en esta época cuando Tebas se convirtió en capital del reino.

Durante la presente campaña, que comenzó a mediados de enero, han excavado tres pozos funerarios. Dos de ellos fueron saqueados en época antigua aunque aún conservaban parte del ajuar funerario del dueño. Pero uno de los tres pozos excavados estaba intacto, con la cámara sepulcral sellada con adobes: "Dentro se encontraba este magnífico ataúd, con una policromía realmente espectacular", relata satisfecho Galán, cuyo objetivo es que en unos años, quizás dentro de una década, el conjunto de tumbas que están excavando y restaurando sean visitables para el público.

En el momento del descubrimiento del ataúd estaba con él la arqueóloga María Ángeles Jiménez, investigadora de la Universidad de Liverpool, que recuerda cómo el material que encontraron cuando llegaron al metro y medio de profundidad en la excavación del pozo les hizo sospechar ya que allí abajo podía haber un enterramiento.

"Aparentemente se encuentra en buen estado de conservación. Veremos ahora cómo está la momia", añade Galán mientras nos presta una linterna para que miremos por el pequeño agujero de la parte frontal de la caja, que permite intuir los linos que envuelven el cuerpo de Neb.

El ataúd se abrirá al final de la mañana. La jornada de trabajo para la veintena de investigadores del Proyecto Djehuty se prolonga desde las 7 hasta las 15 horas, mientras que el centenar de obreros egipcios contratados para la campaña, financiada por Unión Fenosa Gas, se marcha a la 13 horas. Hay alegría y emoción entre los miembros del equipo, pero también nervios. Mientras el mudir (jefe) Galán, como le conocen todos, ultima los detalles de la apertura del féretro de madera, los investigadores siguen a lo suyo con sus respectivas tareas. Hay mucho trabajo que hacer y queda poco más de una semana para que concluya la campaña.

Los arqueólogos inspeccionan la momia tras la apertura del ataúd. José Latova

Mientras tanto, la restauradora Pía Rodriguez Frade se pone los guantes y comienza a retirar una a una las seis espigas o clavos de madera de acacia (tres a cada lado) que unen las dos partes del ataúd de Neb. Delicadamente las va guardando en una caja. Salen con facilidad, y apenas tarda diez segundos en desincrustar cada una de ellas. ¿Qué se le pasa a uno por la cabeza mientras retira estas piezas milenarias? "Sólo pienso en que no se rompan", explica la restauradora, cuyas manos han retirado las espigas de otros cuatro ataúdes desenterrados por la misión Djehuty en diversas temporadas: Iker, Valentina y los dos niños (de cinco y once años) que están guardados en una caja de madera frente a Neb.

Aunque el descubrimiento se produjo el lunes 10 de febrero, los arqueólogos tuvieron que mantenerlo en secreto hasta que el jueves 14 el Ministerio de Antigüedades egipcio lo anunció a los medios de comunicación. El viernes, día de descanso en la excavación, los españoles pudieron por fin celebrarlo en el patio del Hotel Marsam, donde también se alojan los arqueólogos de una misión belga y otra alemana. Disfrutaron de la famosa paella que casi todas las semanas prepara el alicantino Joan Ivars, regada con vino egipcio y aperitivos de España.

La expectación creada por el anuncio congrega en el yacimiento arqueológico a diversos responsables arqueológicos de la zona y la apertura se retrasa. Finalmente Galán y cinco miembros de su equipo rodean la caja y la destapan en menos de tres minutos. Dentro yace una momia con una parte del cuerpo ladeada. Las vendas que la recubrían están rotas en varias zonas del cuerpo, dejando al descubierto parte de las costillas y otros huesos. Se distingue alguna telaraña y restos de algún tipo de planta, pero no hay rastro de joyas u objetos de valor.

Roxy Walker, directora de investigación del Instituto de Bioarqueología de San Francisco (EE UU) y encargada de estudiar los restos humanos, entra en escena para hacer un primer análisis de la momia y su estado de conservación.

José Manuel Galán, junto al ataúd hallado en Luxor. José Latova

Por los huesos que pueden verse y los sudarios que están más estropeados,Walker cree que se trata de un hombre de mediana de edad, de unos 35 o 45 años. "En los próximos días le haremos una serie de radiografías que espero que nos permitan ver sus dientes y afinar un poco más su edad, su condición física y quizás las causas de su muerte", relata Galán. Se utilizará para ello un equipo de rayos X portátil, pues la momia no saldrá del yacimiento.

En otra zona de la tumba de Djehuty se ha dispuesto la tapa del ataúd. El domingo 17, Pía Rodríguez comienza los trabajos de limpieza y consolidación, aunque apenas les queda una semana de campaña y la restauración completa tendrá que esperar a 2015. Equipada con una jeringuilla, una pipeta de agua, un gancho de dentista y espátulas de escayolista, va haciendo pruebas en pequeñas zonas del ataúd: "Para limpiarla usamos agua y alcohol porque sólo tiene polvo y las policromías son muy frágiles. No lleva barnices como los retablos".

Por otro lado, para consolidar las zonas de color que se han separado del ataúd debido a los cambios de temperatura a los que el féretro ha estado expuesto, utiliza un adhesivo de celulosa que aplica cuidadosamente con una jeringuilla. Se trata de un producto que un colega de otra excavación le recomendó el día anterior cuando fue a ver el hallazgo.

Según la restauradora, la madera con la que se ha fabricado es de baja calidad, aunquesu estado de conservación es bastante bueno. La profundidad a la que estaba le han librado de la humedad y de las termitas que tanto dañaron el ataúd de Iker (Dinastía 11), que se exhibe en el Museo de Luxor. Quizás Neb no tarde mucho en ocupar otra de sus vitrinas.

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