Red social de Arqueologos e Historiadores
Dra. Alicia Mª Canto (Catedrática Acreditada de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, Académica Correspondiente de la RAH y de la RAEx)
Conferencia en la Casa de Cantabria en Madrid (calle Pío Baroja, 10)
Jueves 1 de junio de 2017 a las 19:30 h.
Siguiendo una línea de trabajo iniciada en 1994 con su estudio sobre la “Piedra Escrita” de Cenicientos (Madrid), en abril de 1999 la conferenciante dio a conocer, durante unas Jornadas científicas hispanoalemanas en la Universidad Autónoma de Madrid, un inesperado descubrimiento sobre la llamada “Silla de Felipe II” de El Escorial. Ésta es uno de los destinos turísticos más populares de España, sobre todo desde 1925, cuando empezaron a circular de mano en mano los célebres billetes de 100 pesetas que llevaban el tema en su reverso. Pero primitivamente la “Silla” no sería tal cosa, ni el rey Felipe II su constructor, sino, en una fecha mucho más remota, un altar de sacrificios de un antiguo pueblo prerromano, los Vetones, quizá dedicado a un dios céltico, oracular y guerrero, parecido al Marte romano.
La novedad encontró por entonces un gran eco mediático. La idea sobre la importancia religiosa y cultural que podían tener en la Antigüedad muchos monumentos rupestres, con escaleras, con “tronos” y de otros tipos, que venían siendo generalmente marginados por la Arqueología oficial, era sugestiva y caló; pasó a gozar de un conocimiento social mucho más amplio que el académico, que en los casi veinte años siguientes estimuló muchas búsquedas de buenos aficionados por los ámbitos rurales, lo cual a su vez facilitó estudios y catálogos sobre restos similares. En la conferencia se dará una panorámica sobre estos avances, y se volverá sobre la propia “Silla”. De la cual no está todo dicho, ya que, aunque tan visitada, guarda aún algunas sorpresas, como el curioso canto inédito que arriba se adelanta, descubierto en 2015.
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Sobre el estudio inicial:
1) La 'Silla de Felipe II' en El Escorial: un mito que se renueva (UAM, 1999)
2) La “Silla de Felipe II”: Un posible altar prerromano a Marte (Historia de Iberia Vieja, 2005)
3) “A la Silla de Felipe II quizá habría que llamarla `Altar antiguo d... (Terrae Antiqvae, 2008)
Actual (en Academia.edu):
4) La supuesta Silla de Felipe II de El Escorial y los altares rupestr...
La conocida como silla de Felipe II, lugar desde el cual la tradición recuerda que el monarca seguía la construcción del monasterio del Escorial, no es sino un altar vetón modificado en los últimos siglos, según los estudios de la historiadora y epigrafista, Alicia Canto. La catedrática y miembro de la Real Academia de la Historia, que ya avanzó esta teoría en 1999, la ha ratificado con nuevas y espectaculares pruebas: entre ellas el descubrimiento de una figura antropomorfa junto al monumento, así como diversos altares, más pequeños, próximos a la silla imperial.
Según avanza esta miembro del Instituto Arqueológico de Berlín, “algo no cuadraba en la historia de la silla”. “Nunca me han gustado demasiado los axiomas, así que decidí investigar tras visitarla una tarde con mis hijas”, indica. De esta manera, la especialista descubrió que no existían referencias a la pétrea poltrona real en ningún escrito de los siglos XVI y XVII y, además, el lugar —situado a varios kilómetros de distancia del monasterio— no parecía el más adecuado para seguir las obras.
Sus pesquisas la llevaron así hasta 1925, momento en el cual comenzó a circular por España un billete de 100 pesetas que reproducía un cuadro de 1889, de Luis Álvarez Catalá, donde se representaba al rey en lugar. Nacía así la leyenda.
Canto puso entonces sobre la mesa diversos elementos del entorno escurialense que la llevaron directamente al periodo de vetones, pueblo céltico que ocupó el oeste de España y Portugal hasta la llegada de los romanos. El paisaje de la Herrería, donde se alza el solio granítico del monarca, es una zona de robledales (árbol sagrado céltico), con abundante agua (indispensable en esta cultura), área de setas alucinógenas (usadas para artes adivinatorias), poblado de alimañas y águilas (el abanto, nombre de uno de los montes próximos, es una rapaz) y con una fuerte atracción a los rayos (el símbolo de los dioses) a causa de la ferrita de sus tierras (la finca se llama, de hecho, La Herrería). Todos estos elementos llevaron a la epígrafista a pensar que ese enorme túmulo de piedra que estaba considerado la silla de Felipe II era algo muy distinto. Quizás, un altar de sacrificios de los vetones dedicado a un guerrero dios céltico, parecido al Marte de los romanos.
El conjunto, que fue retocado durante la Segunda República y en los años sesenta del siglo pasado para dotarlo de escaleras y pasamanos, tiene forma abarquillada, lo que hace referencia a la barca solar de los pueblos célticos. Además, la profesora halló en 2015 una figura antropomorfa (un rostro de larga cabellera movida por el viento) que lo une con las sibilas, personaje de la la mitología grecorromana que eran capaces de adivinar el futuro.
El conjunto granítico se completa con otros dos altares, a menos de un kilómetro colina abajo. Todo ello permite decir a la arqueóloga que “estamos ante todo un santuario vetón”. “Cualquier geólogo podría argumentar que la sibila, o el augur, o como queramos llamarlo, es solo una forma caprichosa del granito. Pero debemos verlo con los ojos de los antiguos. Son señales que les venían de la mano de los dioses”, incide.
La experta recuerda que cuando estos pueblos observaban determinados sucesos coincidentes no los relacionaban con el azar. “Muchas señales en un mismo lugar convertían el entorno en sagrado. Analizarlo con nuestra perspectiva hace que no veamos nada”.
Este santuario vetón, además, se situaba justo en el lugar donde este pueblo estableció su frontera con los carpetanos. Así, hoy en día, muchas localidades de la sierra madrileña siguen manteniendo en sus escudos referencias al Sexmo de Segovia, tierra, junto a Ávila y Salamanca, originaria de los vetones. “Está claro que esa división antigua de los pueblos se mantuvo de alguna manera durante la Edad Media, y de allí hasta nuestros días”.
Canto bromea al recordar que existe otro elemento más que hace “imposible” que el rey usase la conocida silla como butaca desde donde seguir la construcción de su amado monasterio. “Las ropas que llevaban entonces eran tan amplias que el trasero no le entraría. Si el rey hubiese querido seguir los trabajos desde allí, se habría hecho construir una donde por lo menos pudiese sentarse más a gusto”.
Canto hará públicos sus descubrimientos en una conferencia que impartirá el jueves a las 19.30 en la Casa de Cantabria.
Fuente: VICENTE G. OLAYA | El País, 30 de mayo de 2017
Ya tenemos disponible el vídeo completo de la conferencia:
Fuente: Telemadrid, 19-7-17
La famosa Silla de Felipe II, desde donde el rey habría contemplado la evolución de las obras del Monasterio de El Escorial, podría no ser tal. Una prestigiosa arqueóloga e historiadora, Alicia Canto, habría demostrado que se trata de un altar celta, donde se realizaban sacrificios hace 23 siglos. En ello ponemos el ZOOM de Telemadrid.
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