Juan R. Ortega
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Tarragona
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Sobre mí:
Estudié Derecho y Filosofía en la UAM, y durante el servicio militar un año de Historia en la UNED.

Algunas opiniones

Poblado ibérico de L'Assut (3/9/2016)

El pasado día 27 de agosto me encontré en la carretera con los indicadores de un poblado ibérico que desconocía. No pude menos que tapar esa laguna.

Se trata del poblado ibérico de L'Assut, enclavado en el municipio de Tivenys, cercano a Tortosa. Excavación que inició en el año 2000 un equipo de la Universidad de Tarragona. Fue un asentamiento habitado desde el siglo VII a. C. hasta principios del siglo I a. C. (O de a. n. E., es decir, de la Era Cristiana). Está enclavado sobre un montículo en forma de cono pronunciado que domina el río Ebro, hasta el punto que se excavó en él una trinchera durante la Guerra Civil. A pesar de la polvareda y la calorina, disfruté de un espacio todavía poco hollado.

Dada la situación en la que está y los restos encontrados, ineludiblemente por allí pasaron comerciantes fenicios, griegos, cartagineses y romanos. Del conjunto hay que destacar la base de una torre redonda. A esta torre del siglo VI se le añadió una muralla. Hacia el siglo II el pueblo fue asaltado y destruido por los romanos, pero siguió habitado hasta un siglo después, conforme a lo que he leído en trabajos del equipo investigador.

Se plantea el director de la excavación la manera en que el yacimiento ocupe un papel en la sociedad (eso tan actualmente tópico de "puesta en valor"), e insinúa o se puede entender así, como en otros muchos yacimientos de Cataluña, que la manera es haciendo entender a los habitantes que son sus ancestros, pero con un matiz si no nacionalista, muy aproximado, como si ya los íberos anunciaran la catalanidad, una pura aberración.

No obstante sí habría que encontrar la fórmula de mantener este tipo de monumentos sin un turismo masivo e ignorante que lo deteriorara, pero que ocupara un lugar práctico en el acervo.

Tito Livio vivo (2/6/2016)

Del 15 al 29 mayo se ha celebrado el festival Tarraco Viva, lo que dio pie a hacer estas reflexiones, que fueron publicadas en el Diari de Tarragona en una versión anterior:

Cuando los legisladores los van eliminando hasta casi desaparecer, se reivindica el papel de las humanidades y de los clásicos en la educación. Y uno de los motivos por el que suprimen de los planes de estudios es que estos políticos no los han leído y no pueden entenderlos. Sin embargo, se advierte en los grandes estadistas, y en los no tan grandes pero que actúan con una visión amplia, que los conocen al dedillo, que han asistido a Universidades en las que se exigen estos conocimientos para casi todas las carreras o que han tenido la ambición de acercarse a ellos por su cuenta.

El argumento de que gracias a conocer la historia se puede conocer el presente y prever el futuro inmediato es un tópico cargado de razón. A estos autores –Heródoto, Tucídides, Tito Livio, Plutarco… – hay que leerlos en período de formación para asimilarlos bien, y que después acompañen durante toda la vida. Se pueden contrastar con el día a día que aparece en los medios e interpretar con vista de helicóptero de dónde viene la actual corrupción o el populismo.

El haberlos leído es una inversión que tiene grandes réditos para los responsables políticos y para el ciudadano de a pie. Sin duda, el mariscal Mijaíl Kutúzov, el que echó de Rusia a Napoleón, conocía la estrategia de los buenos generales romanos para con Aníbal en la Segunda Guerra Púnica, en la que partían de considerar al rival como mejor y, por tanto, eludían el enfrentamiento directo, al contrario que los generales valientes, pero derrotados.

También se pueden establecer paralelismos entre aquella Roma dominante, y el dominio a lo largo del tiempo de otros países hegemónicos. En concreto, podemos ver confluencias con la política de los EE. UU., en el que sus ciudadanos no entienden por qué se les rechaza cuando piensan que están instituyendo en el mundo la democracia y la libertad. Exactamente igual les pasaba a los romanos. No soy en absoluto antinorteamericano como lo fue aquel presidente del Gobierno español que se quedó sentado al pasar la bandera de las barras y estrellas, y después tuvo que sudar la gota gorda humillándose para que olvidaran su desplante. Indudablemente no había leído a Livio.

Tampoco a Marx. Éste sí conocía que Roma era una continua lucha entre patricios y plebeyos, con lo que pudo escribir casi al dictado su teoría de la lucha de clases, vertebrándola con la dialéctica hegeliana que también y tan bien conocía.

Los siguió Shakespeare para escribir no sólo sus dramas históricos, sino que toda su obra está empapada de ellos. De su sabiduría, del poso que dejan, de la perspectiva que debe tener todo escritor, incluso hacia el yo.

Otra institución que podemos ver como con lupa en esta lectura es la religión politeísta, tan ajustadamente enfocada por Livio, que nos resulta risible en sus creencias, ritos y supersticiones heredadas de los etruscos, incluso ya lo eran en época imperial –fue consciente de ello nuestro autor–, aunque después el trastorno de los emperadores, aun le dio otro deformante giro de tuerca. Sin embargo, no era tan diferente del ritual cristiano, el de las novenas y tedeum, al fin y al cabo, en gran medida, éste fue copiado de aquél. Por tanto, si encontramos paralelismos no sólo formales entre ambas religiones, la crítica que merezca una de ellas, se debe aplicar a la otra.

Muchas son las satisfacciones que dan estas lecturas, que no son dificultosas en contra de lo que se pudiera creer, y en Tarragona especialmente podemos respirar su proximidad, y aprovechar el festival que se celebra en estos días para dejar de lado su parte lúdica, a veces bastante de trapillo, y adentrarnos en el verdadero espíritu que nos dejaron, mucho más enriquecedor y pleno, para que no nos sigan tratando como a plebe.

Carencias editoriales (19/5/2016)

Estoy leyendo Historia de los árabes de Philip K. Hitti (1886-1978). Hitti fue profesor de la Universidad de Princeton, nacido en Líbano, de confesión cristiano maronita. Es un jalón para los especialistas, pero más difícil de llegar a él para los que no lo somos, aun siendo su obra de interés universal, más en los tiempos que vivimos. Compré este libro, publicado en 1950, junto con su El Islam modo de vida, edición española de 1973, de segunda mano en internet.

La Historia no es propiamente del mundo árabe, sino de la onda que generaron los árabes utilizando el islam como detonante, es decir, que es también la historia de los pueblos que formaron parte del imperio que construyeron, desde la India, incluso extremo Oriente, hasta España, con una gran riqueza de información.

Aprovecho la lectura para tratar de seguir reuniendo referencias para mi exigua biblioteca en estos temas, y me sigo encontrando con que libros fundamentales para el conocimiento de nuestro pasado, las fuentes históricas en árabe para contrastarlas con las cristianas, no han sido publicados jamás o están más extinguidos que el dodo. Y uno se sigue preguntando qué pasa en España y en el mundo hispano para que no ceguemos estas lagunas.

El CSIC tiene una editora que debería acometer en serio esta función puesto que es una misión imposible para la iniciativa privada. Sabemos todos qué está ocurriendo en nuestro máximo órgano de investigación, sale a menudo en los medios ya que ha sido una de las instituciones más perjudicadas por los recortes. Sin embargo, su problema no es de hoy, es más, la excepción fue su época de bonanza, si es que se le puede llamar así. Es una institución que sigue en la época de Larra.

Miramos alrededor pidiendo árnica, oxígeno, y, no obstante, nos encontramos con editoriales que hacen lo que pueden, como Gredos, Akal y Trotta, hasta EDAF; otras más pequeñas, como Kairós, Almuzara o José Olañeta, incluso las generalistas como Alianza Editorial, pero es del todo insuficiente que estas casas, que de alguna manera tienen que ser rentables para subsistir, acometan esta empresa fundamental, que mientras no se solucione, nos hace ser un país culturalmente dependiente del inglés, también en este aspecto que no deja de ser una parte nuestra. Incluso se echa de menos el trabajo de la franquista Editora Nacional. Era otro parche.

No estamos solos, los famosos 500 millones de hispanohablantes de América nos deberían de echar una mano. Y nos encontramos con el mismo desierto, aun teniendo allí instituciones culturales prestigiosas, antiguas Universidades de gran tradición. Pero apenas se salvan las publicaciones de la Autónoma de DF y la editorial FCE.

Tampoco podemos recurrir a lenguas peninsulares hermanas, porque el páramo es el mismo, salvo alguna excepción con limitaciones claras como la labor de la Fundación Bernat Metge, que nació con el modelo de la Bibliotheca Teubneriana.

Es ese el tipo de colecciones al que deberíamos aspirar, pero no sólo para los clásicos grecolatinos, sino para toda la antigüedad y, en concreto, hablando de Hitti, para nuestro ancestros hispanomusulmanes, y judíos, que tanto aportaron.

Una visita a la Roca de los Moros (17/5/2016)

El domingo 8 de mayo hice una pequeña excursión a la Roca de los Moros, en las afueras del municipio leridano de El Cogul, en la comarca de Las Garrigas.

En este abrigo, más que cueva, hace 10 mil años, alguien empezó a trazar siluetas de animales. Luego, en distintos momentos (hace 8 mil, 7 mil y 4 mil años) ese trabajo se mantuvo y se le añadieron otros animales y figuras humanas. En tiempos muy posteriores, se hicieron una inscripciones en escritura ibero nororiental (s. III a. de C.), rematadas por una palabras en latín de carácter religioso.

Sorprende la atracción que durante tantos siglos ha tenido este lugar.

Son unas pinturas de sobra conocidas, bien documentadas e utilizadas, por su diseño, como iconos con carácter propagandístico, incluso políticamente hablando. Lo cual carece de sentido, el establecer una continuidad entre aquellas culturas y la ideología de algunos políticos.

Las personas que están al cuidado del Centro de Interpretación son muy amables y están muy preparadas.

Lo que quisiera señalar es que después de haberse gastado el dinero en un edificio perfectamente integrado en el paisaje, aunque me dio la sensación de que está infrautilizado, no hayan cuidado el enclave en sí. Primero, porque la pared en la que se encuentran las pinturas ha sido rebajada para encontrar información, pero se ha dejado tal cual, deformando el yacimiento. Segundo, porque la verja de forja que la protege está unida a la roca de manera chapucera afeándola,y tampoco sirve para protegerla. Y en tercer lugar, y en esta misma línea, ninguna de estas infraestructuras impedirían las intenciones de los desaprensivos.

En la zona hay más cosas que ver, incluso el mismo encanto de los pueblecitos de aquella comarca, pero yo recomendaría la fortaleza los Vilars de Arbeca (a unos 25 km.), poblado que se inició en la cultura de urnas para luego estar habitado por los ilergetes. Muy bien conservado.

Dicho sea de paso, también recomendaría el aceite de la variedad arbequina de la comarca. Esta aceituna fue introducida desde Palestina por el duque de Medinaceli en el siglo XVIII.

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