Situado en un incomparable marco geológico y paisagístico de la comarca Accitana, se encuentra integrado en un conjunto de varias necrópolis con noticias de más de 200 megalitos aunque por desgracia solo se conservan en la actualidad en torno a los 150. Geográficamente están en el extremo más oriental de las corrientes de difusión megalítica del llamado Arco atlántico, remontando el valle del Guadalquivir y su afluente el, Guadiana Menor, en la frontera con la cultura de los Millares de Almería y el Mediterráneo.
El dolmen es del tipo corredor y cámara, realizado en base a ortostatos de tamaño pequeño, bloques. Se observa el expolio sufrido y la falta de intervención conservadora que no evitaron roturas por rejas de arado en los ortostatos . El túmulo se encuentra muy degradado y faltan losas de cubierta.
Por su tamaño debió usarse como enterramiento individual o "familiar". No se aprecian grabados o pinturas en los bloques ya que, si los hubo, han desaparecido por la degradación sufrida a causa de la disolución de la roca por la acción del agua, tareas de labranza, expolio o reutilizaciones, ya que se detecta una ocupación continúa del terreno desde las sociedades de cazadores- recolectores a los procesos de sedentarización como se observa en el uso del suelo rico y fértil, explotado por las diferentes culturas que se han sucedido (Íbera, Romana, Árabe,etc.) hasta nuestra época, con usos de pastoreo y explotación agrícola qu lo han afectado. En la actualidad se estudia su puesta en valor dentro de itinerarios culturales que aúnen los valores del Patrimonio Histórico, paisajísticos, antropológicos y de ocio, que permitan a la vez desarrollar los valores de conservación y sostenibilidad de los pobladores actuales y su legado al futuro, con su implicación en la explotación sostenible de este hábitat.