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Foto: La inscripción se encuentra tallada en uno de los cantos de la placa de piedra. / LA VOZ.
Los trabajos que se están realizando en el Teatro Romano para la construcción de un centro de interpretación han sacado a la luz una placa romana fechada en el siglo I a.C. En ella hay un grafito en el que se puede leer la inscripción “Eh, Balbo, ladrón”.
La piedra mide 80 centímetros -por el lado en el que está la inscripción-, y 15 centímetros de alto. La documentación elaborada por los arqueólogos Francisco Alarcón, Juan de Dios Borrego y Ángel Ventura desvela que dicha inscripción se ha hecho con puntero y mazo, y no con cincel. Así que no se trata de una inscripción hecha en un taller, sino más bien un “grafito ocasional” realizado por un artesano con acceso a las obras de realización del Teatro.
“La inscripción se colocó boca abajo, para no ser vista, a modo de defixio o maldición”, explica Alarcón, para el que se sentara allí. El grafito consta de tres palabras. La primera es latro, que significa ‘ladrón’. A continuación, parece ser que el artesano comenzó a grabar un monograma, pero no convencido del resultado, lo borró con varios golpes de mazo. Finalmente escribió con letras grandes y profundas el testimonio definitivo, un monograma compuesto por las letras BE cruzadas por una raya horizontal a modo de A y también de L.. En ellas se esconde el protagonista a quien se dirige la maldición o insulto: Balbe, vocativo de Balbus. El resultado es pues: “Latro, Balbe”.
Foto: © Joly Digital | Diario de Cádiz.
“El hecho de realizarse de forma críptica”, añaden los arqueólogos, “se explica por el temor del artesano a ser descubierto y castigado. En el monograma creemos que se esconde el nombre Balbus en vocativo, Balbe. Posiblemente la maldición se grabó en el lugar que ocuparía un tal Balbo en la prohedria [*proedria] del Teatro durante las representaciones. Se trata, pues, de un miembro de la élite social gaditana”.
La delegada provincial de Cultura, Yolanda Peinado, ha anunciado que la placa se trasladará al Museo de Cádiz la semana que viene para que sea custodiado y no sufra ningún daño durante las obras que se están llevando a cabo en el Teatro Romano.
Vía: La Voz Digital.es, Cádiz, 30 de enero de 2009
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Balbo, presunto inocente
Latinistas de la UCA ven «muy improbable» que la inscripción del siglo I a. C. encontrada en el Teatro Romano diga 'Eh, Balbo, ladrón', como anunció la Junta
El papel couché de la historia de Cádiz vivió la semana pasada un día grande. La Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía anunció que en el Teatro Romano se había encontrado una inscripción clandestina del siglo I a.C. que dejaba en mal lugar a Lucio Cornelio Balbo El Menor, promotor del recinto. Según una nota remitida por la Delegación, la inscripción decía «Eh, Balbo, ladrón», una frase de la que se hicieron eco decenas de medios de comunicacion como cierta. Ayer, la reputación del procónsul romano quedó menos manchada. Según los latinistas de la Universidad de Cádiz, es «muy improbable» que el que dejó su furtiva huella en el teatro romano quisiese hacer acusación semejante.
Así lo confirmó ayer José Maestre, catedrático y director del departamento de Filología Latina de la Universidad de Cádiz, que trabaja ya en colaboración con los arqueólogos para confirmar o no las hipótesis sobre el mensaje.
Según la información de Cultura, el grafito constaba de tres palabras. «La primera es latro, que significa ladrón. A continuación, parece ser que el artesano comenzó a grabar un monograma, pero no convencido del resultado, lo borró con varios golpes de mazo. Finalmente escribió con letras grandes y profundas el testimonio definitivo, un monograma compuesto por las letras BE cruzadas por una raya horizontal a modo de A y también de L. En ellas se esconde el protagonista a quien se dirige la maldición o insulto: Balbe, vocativo de Balbus. El resultado es pues: Latro, Balbe».
Ahora, las hipótesis son otras. Según José Maestre, Latro «se lee diáfanamente, aunque habrá que ver qué es, ya que podría tener otros sentidos». Las mayores dudas se centran en la interpretación de BE como Balbe.
Existen «otras muchas posibilidades» para el sentido del grafito, aunque los latinistas no van a hacer pública ninguna de ellas hasta que examinen la piedra personalmente. Actualmente, Maestre está colaborando estrechamente con el equipo de arqueólogos para encontrar una solución, si es que la hay.
Por su parte, el responsable del equipo de arqueólogos, Francisco Alarcón, asegura que la interpretación que acusaba al procónsul de ladrón no era más que «una primera hipótesis y que aún no se ha descartado. Esto es un proceso científico, como todos», dijo.
La piedra mide 80 centímetros -por el lado en el que está la inscripción-, y 15 centímetros de alto. La documentación elaborada por Alarcón y los arqueólogos Juan de Dios Borrego y Ángel Ventura, de la Universidad de Córdoba, desvela que dicha inscripción se hizo con puntero y mazo, y no con cincel. «Así que no se trata de una inscripción hecha en un taller, sino más bien un grafito ocasional realizado por un artesano con acceso a las obras de realización del Teatro», dice Cultura.
Balbo el Menor nació en el 80 a. C. (hay que distinguirlo de su tío, de idéntico nombre Lucio Cornelio Balbo el Mayor). Fue un militar y político hispano, de la familia de los Balbo, originiaria de Gades. Se distinguió en las campañas cesarianas de Egipto, Oriente, África e Hispania, fue cuestor de la Hispania Ulterior en el año 44 a. C., y luego quattorviro, propretor. Fue senador y procónsul de África donde obtendría una gran victoria sobre la tribu sahariana de los Garamantes. Llevó un gran botín a Roma en el año 19 a. C. y fue el primer general extraitálico en hacerlo. Construyó varios edificios públicos en Roma y en Gades ensanchando la ciudad y su puerto, y escribió un tratado sobre cuestiones religiosas llamado Exegeticon, y una tragedia, Iter.
Vía: FRANCISCO APAOLAZA | La Voz Digital.es, 6 de febrero de 2009
Otra de romanos
El hallazgo de una placa que parece insultar a un miembro de la familia Balbo devuelve a la actualidad al polémico gobernante que construyó el Teatro Romano.
Vía: 08.02.09 - ELENA MARTOS | La voz Digital.es
La piedra tallada que hace 3.000 años dejara un artesano, obrero o aficionado a la criptografía sirve de perfecto enganche para volver a la figura de tan loables gaditanos. Los Balbos de Gades, que convirtieron la ciudad en una de las más importantes del Imperio de Julio César. Tío y sobrino, apodados en la historia como el Mayor y el Menor, acumularon méritos y reconocimientos en la gran Roma del último siglo antes de Cristo.
Foto: Imagen actual de las excavaciones en el Teatro Romano. / NURIA REINA.
Lucio Cornelio Balbo -el tío- consiguió la ciudadanía romana y la designación de un consulado en el año 40 a. C. Méritos que repetiría el sobrino, procónsul de África, que heredó el mismo nombre, siendo el primer extraitálico que desfiló coronado de laurel por las calles de Roma camino del Capitolio, en premio por la victoria sobre la tribu sahariana de los Garamantes.
Aquel halo de grandeza no nubló al autor de la placa hallada la semana pasada en el Teatro Romano en la que se parecía leerse (eso dice Cultura, al menos): «Eh, Balbo, ladrón», escrito a modo de críptico con una curiosa historia detrás. Al parecer, el artesano, mazo en mano, llegó a arrepentirse al menos una vez mientras cometía la fechoría, con lo que borró con varios golpes el primer mensaje, que derivó en latro, que significa ladrón, seguido de un monograma compuesto por las letras B y E, cruzadas por una L y una A. Resultado: Balbe, vocativo de Balbus, escrito junto a un insulto en una piedra colocada boca abajo y alojada en las gradas en las que se sentaba la élite de Gades. Teoría y práctica de una «maldición antigua», según apuntó Francisco Alarcón, que dirige el equipo de arqueólogos encargado de los trabajos.
De ser así, aunque a esta primera teoría ya le han salido detractores, la placa sería la prueba física y evidente de uno de los episodios recogidos en la literatura de la época en la que se critican ciertos aspectos de Balbo el Menor, nacido en el año 80 a. C. El texto lo firma el general Asinio Polion en una carta remitida a Cicerón en el año 44 a. C., en la que acusa a Lucio Cornelio, ya nombrado procónsul de África, de robar dinero del erario público para llevarlo al reino de Bogud, en territorios de la Mauritania Occidental.
Esta correspondencia está recogida en un libro del profesor de la Universidad de Córdoba, Juan Francisco Rodríguez Neila, de título Confidentes de César. Los Balbos de Cádiz. (Sílex Ediciones). En ella el resentido general da detalles de abusos y crueldades que el gaditano cometía contra sus subordinados y critica su afán recaudatorio.
Un gran urbanista
Pero la historia, sin duda, ha perdonado aquel gusto por lo ajeno del sobrino, patrono de la ciudad y artífice de su ampliación que dio lugar a la Neápolis que aún conserva cimientos bajo el Pópulo y Santa María. Desde entonces poco más se ha podido crecer hasta las Puertas de Tierra. El segundo Lucio Cornelio de Gades construyó también el coliseo al mismo estilo que los grandes del Imperio, incluso se atrevió a invocar a las musas con un tratado sobre cuestiones religiosas llamado Exegeticon, y la tragedia Ite, que llevó a las tablas entre lágrimas de emoción. Gustó aquella representación al magistrado de la urbe que castigaba con la vida a los malos actores.
Tan dilatada carrera viene a enturbiarse en una inscripción milenaria que se ha convertido, además, en la primera pintada subversiva de la historia de Cádiz. El arqueólogo Darío Bernal, que trabaja por la UCA junto con Alicia Arévalo en el proyecto del Teatro Romano, cuenta que en la ciudad es frecuente que aparezcan las inscripciones de la época romana de tipo funerario.
Muchas fueron las que estos expertos localizaron en las ruinas de Baelo Claudia. Las de protesta son menos frecuentes. No obstante, recuerda Bernal que «era costumbre habitual de Roma expresar gráficamente su disconformidad con un magistrado o un político».
Así se han llegado a encontrar columnas arañadas con un punzón en todo el amplio territorio del Imperio. Lo curioso de ésta es que se trata de un mensaje claro dirigido a una de las figuras más influyentes de la época.
Dice el experto que la simpatía con Julio César y el poder que ejercía Balbo en Gades lo llevó a prolongar el quattuorviratus, la máxima magistratura, de manera ilegal y celebró en dos días los comicios municipales de los dos años siguientes, «lo que despertó recelo entre los ciudadanos». Se ve que ya desde entonces la clase política gaditana tendía a eternizarse en el cargo.
De una forma u otra, Cádiz recuerda hoy a Lucio Cornelio con admiración con una estatua levantada en el año 1855 junto a las Puertas de Tierra y un instituto que mira hacia el levante con el nombre de tan ilustres romanos.
Balbo sabía latín
El arqueólogo Ángel Ventura descifra el significado de la inscripción aparecida en el coliseo en unas jornadas sobre el Teatro Romano · Balbo el Joven es el presunto ladrón
Vía: Virginia León, Cádiz | Diario de Cádiz.es, 19 de noviembre de 2009
El desfalco es una práctica muy antigua. En Cádiz se remonta al siglo I A.C, época en que Lucio Cornelio Balbo junto a su sobrino Balbo el Menor, levantaron en Gades una ciudad nueva, una neápolis. Precisamente este último protagonizó el primer caso de corrupción documentado en la historia de Cádiz. Vamos, que Balbo el Joven sabía latín. "Abandonó la provincia, su cargo público y al gobernador provincial cometiendo un hurto de tapadillo. Extorsionó a los aliados romanos y se llevó todo el dinero".
Estas palabras del investigador Ángel Ventura, de la Universidad de Córdoba, le confieren todo el sentido a la inscripción latina aparecida el pasado año en el Teatro Romano de Cádiz y que, según confirmó tras un riguroso estudio, parece decir "Balbo Ladrón".
Su ponencia, enmarcada en el seminario El Teatro Romano de Gades. Una mirada al futuro, puesto en marcha por la Consejería de Cultura y la UCA de la Junta en el Museo de Cádiz y en la Facultad de Filosofía y Letras, descifró cada uno de los monogramas que componen la llamativa inscripción, así como una serie de detalles curiosos acerca de su elaboración.
Entre los datos de interés, Ángel Ventura señaló que la primera sorpresa llegó con el tipo de material en el que fue labrado, mármol de Carrara, procedente de Italia, de las canteras de Luni, de la zona de los Alpes Apuanos. "Una pieza de la variedad veteada gris, muy preciada en la antigüedad", comentó, a tenor del análisis encargado al Instituto Catalán de Arqueología Clásica.
Precisamente dicho lugar de procedencia está marcado al final de la inscripción de esta placa aparecida en la grada senatorial. Un monograma correspondiente a las letras BAE nexadas, que coincide con la de al menos diecisiete bloques recuperados de estas canteras -actualmente en explotación-, desde la que se exportaba a Roma y las provincias occidentales. "Este monograma se marcaba a pie de cantera, y se hizo con un puntero muy romo, que hace bastante daño al mármol".
Más fino es el puntero de la herramienta con la que se elaboró el segundo monograma, correspondiente a una B reversa y una A nexada, "que parece corresponder al asignatio de Balbe, Balbo".
Además, se ha podido comprobar que se ha utilizado un martillo romo para aporrear intencionadamente esta parte de la inscripción, dijo el arqueólogo.
La tercera y última en elaborarse fue Latro. Este monograma desvía por un leve instante la mirada hacia la posibilidad de tratarse de un nominativo, "que podría tratarse del cantero, del albañil que la colocó en Cádiz, aunque es poco probable porque ni hay un Latro documentado en Gades, ni es el lugar apropiado de la piedra donde inscribirse". Lo que lleva a Ventura a decantarse por el insulto: "Ladrón". Por último, la L reversa corresponde a un numeral, y fue labrada con la misma herramienta con la que se inscribió Latro.
La zona en que se halló la placa de mármol es la parte del graderío destinada a la elite del teatro, un lugar donde "se sentaba precisamente Balbo el Joven". Un jeroglífico perfectamente descifrado y que, definitivamente, lo acusa.
El experto también destacó que se trata de una pieza trabajada a cincel dentado. Una pieza que estaba fracturada en la parte superior y que fue restaurada in situ. Asimismo, sobre el trozo de mármol aparecen numerosas guías (unas diez o doce) que, según el experto, parece contabilizar los días que se tardó en serrar esta pieza.
El seminario fue inaugurado por la delegada provincial de Cultura, Yolanda Peinado, quien señaló que la "metamorfosis" sufrida en el tiempo por el coliseo es fruto del trabajo de un numerosos profesionales, muchos de ellos "aquí presentes". No obstante, añadió, "la Consejería de Cultura entiende que esta transformación no ha concluido y que puede y debe ser mayor y mejor, por lo que se ha sentado las bases de un nuevo proyecto que deberá concluir para la celebración del Bicentenario". Es decir, la ansiada recuperación del coliseo y su mejor comprensión con el nuevo Centro de Interpretación.
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Un graffiti de lujo
La piedra en la que se hizo la polémica inscripción del Teatro Romano de Cádiz es de mármol de Carrara , el más antiguo hallado en España
Vía: Francisco Apaolaza, Cádiz | La Voz Digital.es, 19 de noviembre de 2009
Detrás de la polémica estaba la sorpresa. Después de meses de lucha acerca de si la inscripción encontrada en las piedras del Teatro Romano ponía de ladrón a Balbo de Gades, los arqueólogos hicieron público ayer que la pieza está hecha de mármol de Carrara, la más antigua de las encontradas en España.
La polémica política sobre Roma se calmó ayer con la noticia que lanzó el arqueólogo de la Universidad de Córdoba, Ángel Ventura en el Seminario sobre el teatro Romano de Cádiz que organiza la Consejería de Cultura en el Museo Provincial de Cádiz.
La pieza que desató la caja de los truenos está a la entrada de la sala, una placa de piedra que se encontró en el teatro y que saltó a los titulares por decir Balbo, ladrón, un graffiti romano que dejaba en mal lugar al regidor de Gades. No tardaron en saltar las voces contrarias al mensaje que, hoy en día, sigue sin aclararse de manera definitiva.
Ventura comenzó con una excusa. «Hicimos una interpretación preliminar de la pieza que fue precipitada por las necesidades de difusión del patrimonio, sin ni siquiera hacerle la autopsia».
Ese estudio posterior ha revelado una sorpresa considerable. La piedra está sacada de las prestigiosas canteras de mármol de Carrara, en Italia, signo del lujo con el que se construyó el recinto gaditano. Sin reparar en gastos, así se gestó el teatro romano de Gades, a juzgar por la composición de la losa del balteus, el parapeto que separaba el escenario del público y tras el que se sentaba la aristocracia con sus sillones.
Esa pieza es, según los técnicos, la más antigua encontrada en España, ya que pertenece al siglo I a.C. y la otra pieza de similares características, localizada en Cartagena, corresponde al siglo I, pero de nuestra era.
Cortado a sierra
La piedra, cortada con sierra -una labor extennuante que pudo llevar el trabajo de dos operarios durante varios días- presenta una extraña inscripción a la altura del suelo del teatro. Ángel Ventura no cierra las hipótesis de un graffiti fragmentado. Según su teoría, al principio figura una L invertida que podría corresponder al peso de la piedra. Al final, BE podría ser la marca del cantero. El meollo está entre ellas. Por una parte, hay dos letras tachadas que podrían decir BA y LATRO, que podría significar el nombre del tallador o, según la hipótesis que aún mantiene Ventura, ladrón, refiriéndose al regidor de Gades, Balbo, que habría huido ya con las arcas de la provincia.
Más hallazgos
El seminario fue el escenario de la presentación de otras dos piezas surgidas en las investigaciones del yacimiento según el arqueólogo Francisco Alarcón. Se trata de un fragmento del friso del frons pulpiti, una placa de mármol de 57x30 centímetros fragmentada en tres. El motivo es floral y los laterales permiten intuir un friso continuo donde el roleo vegetal se repite. Está fechado en los últimos decenios del siglo I a. C. El frons pulpiti -una suerte de fachada- era desconocido hasta ahora en el teatro gaditano.
Por último, se presentó un fragmento de capitel corintio asiático de pilastra elaborado en mármol proconesio.
El seminario sigue adelante hoy a partir de las 9.30 en el Salón de Grados de la Facultad de Filosofía y Letras con las intervenciones de Oliva Rodríguez, Daniela Manacorda, Darío Bernal y Alicia Arévalo.
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