Una población humana de hace 50.000 años, hallada en Siberia, revoluciona el estudio de la evolución

 

 

 Molar hallado en la cueva de Denisova (sur de Siberia) perteneciente a una población asiática relacionada con los neandertales europeos. Foto: NATURE

 

No eran ni neandertales ni Homo sapiens, aunque coexistieron con ambas especies, y con los Homo sapiens incluso se aparearon.

 

Vía: LAVANGUARDIA.ES | Josep Corbella | 22 de diciembre de 2010

 

Nadie sabe aún quiénes eran. Pero se sabe quiénes no eran. No eran ni neandertales ni Homo sapiens, aunque coexistieron con ambas especies, y con los Homo sapiens incluso se aparearon.

 

Los descendientes de aquellos apareamientos se extendieron hacia el sureste por Asia y hoy día el 5% del genoma de las poblaciones de Nueva Guinea y demás islas de Melanesia desciende de ellos.

 

Sus descubridores les llaman los denisovanos, en referencia a la cueva de Denisova, en Siberia, donde se han descubierto sus restos. Los dos únicos restos encontrados hasta ahora son la última falange del meñique de una niña que murió cuando tenía entre cinco y siete años y una muela de un adulto joven: dos pequeños fragmentos de esqueleto que prometen revolucionar el estudio de la evolución humana.

 

El análisis del genoma de la falange, presentado ayer en la revista científica Nature, revela que el linaje de los denisovanos se separó del de los neandertales hace unos 640.000 años. El último ancestro común con los Homo sapiens se remonta a hace más de 800.000 años. Por lo tanto, los denisovanos estaban más estrechamente emparentados con los neandertales que con los Homo sapiens. Los investigadores proponen en Nature que “los denisovanos son un grupo hermano de los neandertales”.

 

No se ha podido establecer con precisión la antigüedad de los dos fósiles, que son demasiado pequeños para ser datados directamente, aunque los investigadores creen que tienen más de 50.000 años. Esta estimación se deriva del análisis de huesos de animales hallados junto a los fósiles.

 

En aquella época, el mundo se encontraba en plena era glaciar y los inviernos en Denisova, en el sur de Siberia, debían ser crudos. Los denisovanos, que convivían con rinocerontes y mamuts, debían abrigarse con pieles, aventura Johannes Krause, coautor de la investigación, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania).

 

Foto: De izquierda a derecha: Adrian Briggs, Johannes Krause, Svante Pääbo y Richard E. Green del Instituto Max Planck

 

También es posible que fueran más corpulentos que los humanos de latitudes más cálidas, ya que el aumento de tamaño corporal es una adaptación habitual a climas fríos para conservar el calor interno y aumentar la supervivencia, como se observa en osos polares (más grandes que los osos pardos), en tigres de Siberia (más grandes que los de Bengala) o en la especie humana (más altos en Escandinavia que en España).

 

Sin embargo, el tamaño corporal de los denisovanos debió depender del territorio que ocuparan, que se desconoce. El descubrimiento de que el 5% del genoma de las poblaciones de Melanesia es herencia de los denisovanos indica que “en algún momento tuvieron que estar en algún lugar donde se encontraron con los ancestros de los melanesios, y presumiblmente esto no ocurrió en el sur de Siberia”, escriben los invetigadores en Nature. Según la hipótesis que defienden, los denisovanos se extendieron por Asia de modo similar a como los neandertales se extendieron por Europa y, al igual que los neandertales, se extinguieron tras la llegada de los Homo sapiens.

 

Los investigadores se abstienen de presentar a los denisovanos como una nueva especie equiparable a los neandertales. “No hay una definición de especie que sea universalmente aplicable; prefiero no tomar una posición porque llevaría a discusiones inacabables”, ha justificado en un correo electrónico Svante Pääbo, director de la investigación, del Instituto Max Planck en Leipzig.

 

Herramienta lítica del Paleolítico Medio encontrada en la cueva de Denisova. Foto: Spiegel Online

 

Carles Lalueza, especialista en ADN antiguo del Institut de Biologia Evolutiva UPF-CSIC, que no ha participado en la investigación, coincide en que “el concepto de especie es muy resbaladizo”. La gran lección que ofrece el genoma de Denisova, según Lalueza, es que “nos enseña que el modelo que tenemos de la evolución humana es de una simplificación excesiva y que tendremos que reconsiderarlo”.

 

Este modelo, basado en el estudio de la forma de los fósiles, propone que las especies humanas han evolucionado de manera lineal, sin cruzarse unas con otras, como ramas de un árbol que se bifurcan.

 

Pero los análisis genéticos demuestran que los cruces entre especies han sido recurrentes a lo largo de la historia humana. Así, el nuevo modelo que emerge es más como una hiedra, con ramas entrelazadas, que como un árbol.

 

No es que la visión clásica de la evolución humana sea errónea, advierte Tomàs Marquès, coautor de la investigación. Pero es una visión en baja resolución, mientras que la genética permite ver en alta resolución aspectos que escapan a la paleontología. Por lo tanto, afirma, es una visión correcta a grandes rasgos e imprecisa en el detalle. Y “lo que vemos al estudiar los detalles es que la evolución humana ha sido más compleja de lo que pensábamos hasta ahora”.

 

Tomás Marquès-Bonet, Genetista del Institut de Biologia Evolutiva UPF-CSIC, único español que ha tomado parte en la investigación Foto: rtve/UPF

 

-¿Qué es tan raro en este genoma?

-Es muy extraño que, para tener entre 30.000 y 50.000 años, esté tan bien conservado. En neandertales de esta antigüedad, es habitual que solo el 1% del genoma que analizamos sea original y que el 99% restante corresponda a microbios que han contaminado la muestra, lo que dificulta y limita el trabajo. En el caso de Denisova, el 70% del genoma es original. Para los que estudiamos genomas antiguos, es una joya. Pero esta es una cuestión técnica, no es la más importante.

 -¿Cuál es la más importante?

-Que, cuando hemos analizado este genoma, no se parece a nada de lo que conocíamos. Es sorprendente en muchos aspectos.

 -¿Por ejemplo?

-Es un genoma parecido al de los neandertales, pero no es de neandertal. Es también parecido al de los Homo sapiens, pero tampoco es de Homo sapiens. Hemos visto que los humanos de Denisova, o algunos como ellos en otra región de Eurasia, se aparearon con los Homo sapiens y con los neandertales, porque estos apareamientos han dejado sus huellas en los genomas. Todo esto es muy desconcertante. Pero lo más desconcertante es que algunas regiones del genoma son muy arcaicas, más parecidas a las de un chimpancé que a las de un humano.

-¿Físicamente cómo debían ser?

-No lo sabemos, por ahora solo se han encontrado una falange y un molar. Pero algunos rasgos anatómicos también debían ser muy arcaicos, porque el molar se parece más al de los australopitecos o al de los Homo rudolfensis de hace dos millones de años que al de un humano moderno.

-Sorprende que, si eran tan distintos, no hayan definido a los humanos de Denisova como una nueva especie. ¿No tuvieron tentaciones de hacerlo?

-Tuvimos un gran debate sobre esta cuestión. ¿Debíamos definir una nueva especie o no? Algunas personas del equipo defendían que sí y otras que no. Al final, el punto de vista más prudente ha sido asumir que no podemos afirmar de manera categórica que se trate de una nueva especie. Muy probablemente lo sea, pero no podemos ser tajantes. La cuestión de fondo es que el concepto tradicional de especie ha quedado obsoleto. Ya nadie sabe muy bien qué es una especie. Es un concepto que tenemos que redefinir.

 -¿No somos Homo sapiens?

-Desde luego que lo somos. Pero ¿qué significa ser Homo sapiens? Hasta ahora definíamos una especie como una entidad reproductiva aislada. Es decir, son de la misma especie dos especímenes si pueden reproducirse y tener descendencia fértil. Y la paleontología, por su parte, define las especies prehistóricas a partir de la forma de los fósiles. Pero ahora vemos que dos especies definidas como distintas a partir de la forma de los fósiles, como neandertales y Homo sapiens, se aparearon y tuvieron descendencia fértil. Así que hay una contradicción que tendremos que resolver de algún modo.

 -¿Está obsoleto el concepto paleontológico de especie?

-Lo que está obsoleto es el criterio de aplicar únicamente la morfología para definir las especies del pasado. En los casos en que podemos aplicar la genética, nos ofrece una visión más detallada de lo que ocurrió. Y no siempre coincide con la visión que nos daba la paleontología. Esto implica que habrá que ser más prudente a la hora de definir especies.

 -¿Puede quedar obsoleto también el discurso antirracista clásico que niega la existencia de las razas a partir de la genética?

-Es cierto que la población de Melanesia comparte un 5% de su genoma con los humanos de Denisova. Y los europeos tenemos un 2,5% de nuestro genoma heredado de los neandertales. Pero en realidad estos resultados no sustentan científicamente el concepto de raza.

-¿Por qué no?

-Porque sigue habiendo más diferencias genéticas en el interior de cada población que entre poblaciones distintas. Es decir, si comparamos su genoma y el mío, encontraremos más diferencias que si se comparan el del conjunto de los europeos con el del conjunto de los africanos.

-¿Cómo explicar entonces las múltiples diferencias anatómicas entre europeos y africanos?

-Simplemente son adaptaciones locales a climas distintos que han aparecido muy recientemente en la historia de la humanidad. Pero por cada adaptación local de una población en que usted pueda pensar, yo le puedo citar diez diferencias genéticas entre personas de una misma población que no se ven a simple vista.

 

---------------------------------------------------------------------------------------------------

 

Interior de la cueva de Denisova. Foto: Spiegel Online

 

Bueno, parece que se confirman muchas cosas de las que se dijeron cuando se secuenció sólo el ADNmt de estos resto fósiles de Denisova (es muy recomendable ver el post "Científicos alemanes descubren una posible nueva especie humana"), al tiempo que se aporta alguna novedad (como que en Nueva Guinea y demás islas melanesias comparten un 5% de su genoma con los humanos de Denisova, así como que el molar hallado tiene características arcaicas, propias quizá de un Homo erectus).

 

Sobre la posibilidad de pronunciarse si estamos ante una nueva especie (cosa que ya algún medio se ha lanzado a proclamar), ya han visto ustedes que lo que se impone es la prudencia, y tanto más cuanto que, después de haberse verificado la secuenciación del genoma neandertal, y comprobarse que hubo hibridación con el Homo sapiens, el concepto de especie ha quedado muy aparcado hasta nueva definición, si es que llega.

 

En cualquier caso, el asunto de la evolución humana toma de modo serio perfiles de gran complejidad. Estamos, como ya se venía comprobando por otros ejemplos, ante una evolución muchísimo más problemática, pero también mucho más interesante, si cabe. Veremos lo que nos depara el futuro. A buen seguro habrá que volver a analizar bastantes fósiles y tratar de buscar otros nuevos. Hacen falta, en definitiva, abundantes y nuevos datos.

 

Foto: ELPAIS.COM

  • José Luis Santos Fernández

    Denisovan's New Ancient Human Species

     
    An entirely separate kind of human existed alongside Neanderthals and our early ancestors - and even interbred with them, scientists say.
    An international group of researchers used DNA extracted from a finger bone of one of the "Denisovans", named after the caves where their remains were first discovered.
    The Natural History Museum's Professor Chris Stringer said the implications of the study, published in the journal Nature, were "nothing short of sensational".

     

  • María Calvo Pichardo

    Vaya notición