Continuando con los presumibles elementos de culto rupestre del castro de Ulaca, más con el objeto de dar a conocer algunos de sus tipos que por hacer un estudio o relación detallada de los existentes en este castro prerromano, incluyo en este artículo varios presuntos altares domésticos, elementos de similar función a las antiguas aras clásicas, griegas y romanas, pero mucho más burdos como corresponde al inferior nivel cultural y artístico que estos pueblos alcanzaron. 

Altar en el recinto uno. En la parte sur del recinto uno, próximo al edificio conocido como la Torre (quizás un templo), inmediato a una enorme estructura de planta cuadra, se encuentra una aplanada roca de 0,4 m. de altura y casi dos metros cuadrados de superficie en la cual se han labrado tres elementos rituales: una de 14 cm. de diámetro y 6 de profundidad,  y dos hoyuelos. Los elementos en cuestión, quizás representativos de una triada divina, cualquiera que fuese, constituyen el altar doméstico de esa vivienda, uno más de los cientos de este estilo que debieron existir en este castro.

Altar en el recinto uno próximo a la torre.

Segundo altar en el recinto uno. Dos centenares de metros al noroeste del anterior altar, también en el recinto uno, entre la sauna y el gran santuario de Ulaca, en una de mis últimas visitas a este castro, descubrí una inconfundible cazoleta ritual de doce centímetros de diámetro y cinco de profundidad. Situada sobre una roca convexa, de un metro de diámetro y treinta centímetros de altura, se encuentra inmediata a la puerta de uno de tantos hogares, y como tantas otras constituyó el altar doméstico de una o más familias.

Estructura rupestre de la sauna. 

Cazoleta ritual sobre roca convexa, próxima a la sauna.

Altar en el recinto dos. En el recinto dos, el más pequeño del castro, situado al oeste del uno en la vía de Villaviciosa, me llamó la atención un curioso elemento con aspecto de “sillón” que, seguramente, fue un altar rupestre. El respaldo del imaginario sillón ritual tiene dos metros de altura y la plataforma una superficie de un metro cuadrado. Orientado al oeste, donde se encuentra el actual pueblo de Villaviciosa de Ávila, cuenta con una cazoleta, ritual presumiblemente, de 12 cm de diámetro y cinco de profundidad situada en la esquina izquierda.  

Altar con forma de sillón en el recinto dos.

Altar. Dos o tres centenares de metros al noreste del elemento anterior, en el recinto cuatro del castro, se encuentra una monumental construcción (vivienda) cuya casi megalítica pared sur constituye el muro defensivo de este recinto. Pues bien, una decena de metros al oeste de su puerta, casi en el borde de una roca que levanta poco más de medio metro del suelo, dando frente a la majestuosa sierra de el Zapatero, se encuentra una perfecta cazoleta de 10 cm de diámetro y 3 de profundidad que con toda probabilidad constituyó el altar donde esa familia realizó los rituales a sus dioses cualquiera que estos fuesen.

Altar doméstico relacionado con una casa monumental del recinto cuatro.

Altar. Un par de decenas al norte del anterior elemento, también en el recinto cinco, me llamo la atención una solitaria roca, sensiblemente prismática, de 1 m. de alta, 2 de larga y 0,7 de ancha. Me llamó la atención porque su forma es la clásica de un ara natural y así resultó pues, aunque totalmente colmatada de residuos naturales,  en su centro descubrí lo que esperaba: una cazoleta de 8 cm. de diámetro y 5 de profundidad, medidas por cierto muy comunes en estos elementos. Es verdad que entre este elemento y las aras romanas y griegas, como con otras cosas, existe mucha diferencia, pero su finalidad es la misma: la realización de rituales, sacrificiales incluidos, a sus deidades; un altar en definitiva.

Altar doméstico en el recinto cinco: una profunda cazoleta sobre una roca alargada de un metro de altura. 

Altarcillo. En el recinto siete situado del otro lado del cerro dando frente al valle Ambles, cerca de la puerta que comunicaba este recinto siete con el diez (el más septentrional del castro pegado al cual se encontraron las primeras tumbas), existieron varias construcciones y pegado a una de ellas hallé una curiosa cazoleta, un gran hoyuelo más bien, trabajado en lo alto de una roca, de poco más de medio metro de altura, cuyo frontal se había trabajado en redondo y en su base una burda grada o escaloncillo. La cazoleta tiene 12 cm. de diámetro y 5 de profundidad y con toda probabilidad constituyó un nuevo altar doméstico.

Altarcillo doméstico en el recinto siete: una roca y un gran hoyuelo.

Nuevo altar. Ya en el recinto diez, cerca de la necrópolis, encontré lo que con toda probabilidad constituyó un nuevo altar de características similares al segundo de los publicados en la entrada anterior: una cazoleta de 9 cm. de diámetro y 3 cm. de profundidad; y un hoyuelo, de 7 cm. de diámetro y 2 de profundidad. Trabajados sobre una aplanada roca, que se eleva medio metro sobre otra que le sirve de amplia base, se alinean sensiblemente al norte (30º) y se encuentran separados entre sí 7 cm., distancia que coincide con la de muchos otros elementos rituales encontrados en éste y en otros castros, distancia que debió tener un significado ritual que hoy desconocemos.