La cultura despide a la historiadora Carmen González Echegaray, autora de una obra ingente


La historiadora Carmen González Echegaray fue una de las vecinas más destacadas de la Plaza Cañadío. :: celedonio 

Fallece la incansable investigadora, una de las figuras más distinguidas de la historia regional, experta en genealogía y heráldica y autora de libros de referencia en la historiografía regional 

Lola Gallardo / El Diario Montañes

«Tengo desde hace pocos días ochenta años. ¡Ya soy vieja, qué caray! Pero la verdad es que no lo noto mucho, algo de artrosis, y una pequeña pérdida de memoria, pero en general me siento bastante bien, gracias al ordenador que sirve para ordenar todo menos la cabeza de las personas mayores. Pero aquí estamos todavía, gracias a Dios, dispuesta a defender todo lo nuestro, y lo nuestro es Cantabria». Quien firma estas líneas es Carmen González Echegaray (Santander, 1925-2018). La historiadora, académica, heraldista y genealogista cántabra falleció el viernes en Santander a los 92 años. Persona amable, simpática, espontánea y alegre, trabajadora incansable y una de las figuras más distinguidas del panorama cultural de Cantabria, dedicó toda una vida a la investigación y la conservación de la cultura regional. Autora de artículos, escribió numerosos libros y publicó en medios de comunicación, además de ser una de las colaboradoras de la Gran Enciclopedia de Cantabria, obra editada por el Diario Montañés. 

Era miembro de la Real Academia de la Historia, del Instituto de Genealogía y Heráldica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía. Y, sobre todo, una mujer que sobresalió en un mundo de hombres. Entre sus muchos premios, es la única mujer nombrada Magister Senior Honoris Causa de la Universidad Nacional de las Aulas de la Tercera Edad (Unate).

Una de sus últimas apariciones públicas fue en el año 2014, cuando la Sociedad Cántabra de Escritores le concedió su máxima distinción, la Estela de Oro. «Ante todo quiero disculparme por no ser ya la que he sido. He cumplido 88 años y estoy hecha una ruina», dijo en su discurso de agradecimiento. Siempre carismática y divertida, su hermano, el también historiador Joaquín González Echegaray, había recibido la Estela de Oro un año antes.

La familia González Echegaray llegó a Santander en 1835. Sus abuelas pertenecían a casas hidalgas montañesas, que se trasladaron a la capital atraídos por los negocios marítimos. Ella nació en una familia con raíces culturales por sus ramas paterna y materna: los González Doménech y los Echegaray. Fueron cinco hermanos: el mayor, Carlos, se jubiló como director de la Hemeroteca Nacional y presidió durante años la Real Sociedad Menéndez Pelayo; el segundo, Rafael, murió pronto pero no sin dejar huella de su talento como pintor y escritor; Joaquín fue un arqueólogo mundialmente conocido y Ana María, pasados los cincuenta años se licenció en Geografía e Historia. 

La historia reciente de Santander reconoce a los Echegaray como una familia ejemplar por sus virtudes, su inteligencia y sus costumbres sencillas. Así lo contaba Pedro Crespo de Lara en las páginas de El Diario, donde relató cómo comenzó la pasión de Carmen por la historia: «Fue trabajando en el árbol genealógico de mi familia. Me apasionó la tarea. Era como una trama policiaca que había que resolver a través de montañas de papeles y legajos dispersos por archivos parroquiales, protocolos notariales, archivos públicos y particulares. Hay que tener un cierto instinto que le lleva a uno, sin razonamiento, al libro o papel exacto. Sin eso no hay investigador. Aprendí a leer en los documentos antiguos y a interesarme por las circunstancias sociales e históricas de los personajes y de los acontecimientos del tiempo». 

A González Echegaray le tocó vivir momentos difíciles como la Guerra Civil, el hambre que trajo la posguerra y el gran incendio de Santander en 1941, que asoló «las grandes casonas y las casucas», como ella decía. En el setenta aniversario del incendio, la historiadora rememoraba para El Diario cómo fueron aquellos días que vivió con 16 años. «Recuerdo con horror la noche del fuego. La tarde estaba con mucho viento Sur. La gente pasaba de la mano para poder cruzar por el Paseo de Pereda. Yo estaba en mi casa de Gómez Oreña y el viento nos arrancó el mirador. ¡El huracán era impresionante! Pero nadie aún pensaba en la posibilidad de un incendio. Y llegó un momento en que se fue la luz y por la ventana vimos que había fuego por detrás de la Catedral. Me impresionó mucho que un barco, que estaba en la bahía, transmitió la noticia de que Santander ardía, que estaba en llamas. Me sigue produciendo una sensación de angustia lo que dijo: SOS, Santander, en llamas. Y todo a oscuras». Las ruinas también ocupaban parte de los recuerdos de esta veterana historiadora: «Era terrible, el centro entero arrasado. Se perdió todo el patrimonio histórico y artístico y el personal, fotos y recuerdos».

Echegaray fue también una gran colaboradora de los medios de comunicación y en especial de El Diario Montañés, en cuyas páginas habló de costumbres tradicionales, de historia y de sus recuerdos. Fue una de las vecinas más destacadas de la Plaza Cañadío, de la que sabía casi todo -su historia, los primeros vecinos, los comercios y empresas y hasta por qué se dio ese nombre a la plaza, por las cañas de ribera de esa zona ganada al mar-. Solo la edad le apartó de su barrio. En busca de una casa con ascensor pasó a residir sus últimos años en la calle Rualasal.

Echegaray se especializó en la etnografía cántabra, pero también publicó libros sobre los más variados temas. Entre sus trabajos destaca 'La Virgen del Mar, patrona de Santander', obra fundamental para conocer la pequeña historia local y de la imagen de la virgen patrona, en la que demostró con documentos que las noticias históricas del patrocinio de la antigua villa se remontan al siglo XIV. Precisamente, todo lo relacionado con la Virgen del Mar es lo que más satisfacciones le produjo porque «tengo documentación muy antigua, alguna del siglo XIII que no se conocía», confesó en una entrevista. Pero su gran obra fue 'Escudos de Cantabria', publicada en siete tomos; un trabajo ímprobo de investigación sobre la heráldica cántabra. Es fruto de un inmenso esfuerzo personal de la autora, la cual recorrió incansablemente durante años las comarcas cántabras. 'Escudos de Cantabria' constituye un verdadero legado de valor inconmensurable que Carmen González Echegaray ha ofrendado en vida a su tierra. 

Fue muy famoso también su personaje radiofónico 'La Tía Quica', que dio a conocer durante 23 años a través de las ondas regionales muchas historias y tradiciones de Cantabria, de las que sabía mucho. Con sus publicaciones ha contribuido a rescatar las raíces cántabras y conservar las tradiciones regionales.

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De Pedro Velarde a los Escudos de Cantabria y la Virgen del Mar

La historiadora Carmen González Echegaray comenzó a publicar sus trabajos en 1967 en la revista Altamira, del Centro de Estudios Montañeses. Su primer libro fue 'Los antecesores de don Pedro Velarde' (Santander, 1970). Sus siguientes publicaciones, entre otras, fueron 'Documentos para la historia del arte en Cantabria', 2 volúmenes (1971 y 1973); 'Escudos de Cantabria', siete volúmenes, desde 1969 a 2010 (Toranzo, Santander, 1974); 'Don Andrés Díaz de Venero y Leyva' (Santander, 1972); 'La señora el mar y Santander' (Santander, 1977); 'Peñacastillo' (Santander, 1978); 'Camargo. Mil años de historia' (1987); 'Santuarios Marianos de Cantabria' (1988 y 1993); 'Santa Lucía, una parroquia y su entorno' (1990); 'Colindres, un enclave sobre el mar' (1990); 'El virrey Revillagigedo y sus orígenes '(1990); 'La Virgen del Mar, patrona de Santander' (1993); 'La Navidad en Cantabria' (1997); Diccionario de apellidos y escudos de Cantabria' (2001); 'Santa María del Mar, patrona de Santander' (2004 y 2015); 'El héroe de Cantabria Don Pedro de Velarde y Santiyán y sus antepasados' (2009); 'Panderetas de Cantabria' (2008); 'La Bien Aparecida, patrona de Cantabria' (2005). Junto a José Luis Casado publicó 'Fortificaciones de La Maruca' (Santander, 1977) o 'Del muelle a Cañadío' (Santander, 1980). Y con otros autores tiene títulos como 'La crisis del siglo XVI' (Santander, 1979) o 'Santillana del Mar a través de su heráldica' (Santillana del Mar, 1983).

También colaboró en la monografía 'Santander, una ciudad sobre el mar' (1987)y publicó en revistas científicas.

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