Se ha celebrado la semana pasada del 14 al 17 de Diciembre en Huelva como se anuncio en este blog Primer Congreso Internacional: Tarteso. El emporio del metal.

Su objetivo era establecer la importancia de esta civilización en su contexto mediterráneo, sobre la base de su comercio y la actividad metalúrgica. Este reino que constituye el punto de partida de la historia peninsular pues fue la eclosión de la primera organización estatal y se mantuvo en sintonía con las principales civilizaciones de su época.

Todo el mundo se felicitó por el formato elegido para el congreso que se ha visto dinámico y fructífero, sin ponencias, ni comunicaciones, sólo profesores invitados en cada una de las mesas temáticas, y con debates abiertos al público.. Sin embargo ha finalizado el congreso, con más sombras que luces, pues aunque los hechos de la cultura tartésica están aceptados por todos (o casi) pero las interpretaciones son muy dispares. En definitiva muchas ideas y tendencias y casi ningún acuerdo. Más preguntas que respuestas.

No se esperaba mucho, pues  aunque parezca algo nimio ,los eruditos no se ponen de acuerdo ni siquiera en el nombre de esta civilización: tradicionalmente se ha conocido como “Tartessos” pero ahora en este congreso se ha preferido llamarle “Tarteso”. Aunque otros utilizan la palabra “Tartesos”.

Tampoco se ha encontrado claridad sobre las causas de la desaparición de la influencia fenicia ni la continuidad entre tartesios y turdetanos.

Es de esperar que el manifiesto del congreso que firmen los responsables de las mesas  o ponentes, no irá más allá de cuatro o cinco puntos generales con poco compromiso.

Las actas del congreso se esperan se publiquen en tres o cuatro meses por la Editorial Almuzara que dirige Manuel Pimentel como impulsor del mismo.