Un neandertal adulto, en la exposición del Museo de Evolución Humana. | MEH

 

Rosa M. Tristán / El Mundo

 

Hubo un momento en este planeta, hace 50.000 años, en el que convivieron cinco especies humanas diferentes, dos de las cuales eran desconocidas hasta hace pocos años (los pequeños Homo floresiensis y los denisovanos) y otras dos compartieron el espacio (Eurasia) y el tiempo durante más de 15.000 años. Eran los neandertales y los Homo sapiens, es decir, nosotros mismos.

Los neandertales, desde que en 1856 se descubrió el primer cráneo que se atribuyó a un humano prehistórico, se han representado hasta hace poco como seres muy primitivos, casi sin inteligencia e incapaces de enfrentarse a los más avanzados 'sapiens', pero ese retrato ha cambiado en los últimos años. La exposición 'Neandertales, desde Iberia hasta Siberia', que se ha inaugurado en el Museo de la Evolución Humana de Burgos, se hace eco de esos últimos trabajos y acerca a los visitantes al mundo de una humanidad distinta que dejó de existir.

Durante la presentación en Madrid de la muestra, que estará abierta hasta finales de marzo, su director científico, el paleontólogo Antonio Rosas (izquierda), comentaba este enfoque neutral: "Queremos que se conozca a los neandertales fuera de estereotipos clásicos, en los que aparecen como humanos toscos y la más moderna, que los describe como al 'buen salvaje'. No era una humanidad ni mejor ni peor, sino distinta".

Rosas, que dirige el yacimiento de neandertales de El Sidrón (Asturias), no ha querido dejarse ningún enfoque científico en el tintero, pero siempre siguiendo un rumbo fijo en ese viaje: que fuera una exposición muy didáctica.

Viaje en ocho etapas

Dividida en ocho bloques, comienza con la historia de los descubrimientos: desde aquel lejano 1856 en el que unos obreros de Neander (Alemania) encontraron el primer esqueleto (de ahí viene su nombre) hasta la secuenciación de su genoma, un proyecto en el que El Sidrón participó con muestra de ADN.

La segunda parte se centra en situar a esta especie en el árbol evolutivo humano, desde la aparición de considerados hasta ahora sus ancestros directos, el Homo heildebergensis, hace medio millón de años, hasta su desaparición hace unos 28.000 años. En ese tiempo, al menos en una ocasión tuvieron descendientes (se hibridaron) con nuestra especie cuando ésta salió de África. ¿Acaso acabaron asimilados genéticamente por los sapiens?. Esta es una de las hipótesis que algunos científicos defienden, y de la que se hace eco la muestra.

Recreación de un bebé de neandertal. | MEH

La tercera parada nos invita a un recorrido por los 54 yacimientos neandertales encontrados en la Península Ibérica, donde se sabe que vivieron las últimas poblaciones hace 28.000 años (en concreto, en Gibraltar).

Pero ese fue el finar de su recorrido, y de su vida. Antes, y durante más de 200.000 años, los neandertales vivieron en ecosistemas de una gran diversidad, moviéndose al albur de las inclemencias de un clima que era muy inestable. Sólo en los periodos más cálidos viajaban al norte de Europa.

Un gran cerebro

Precisamente conocer ese entorno es el objetivo de otro de los bloques, donde les vemos cazando mamuts en las regiones más frías e hipopótamos en las más cálidas.

La exposición ofrece datos que para muchos serán sorprendentes, como que su cerebro era mayor que el de los humanos actuales, que crecían más rápido que nosotros, que algunos eran pelirrojos o que eran intolerantes a la lactosa después del destete (como algunas poblaciones de nuestros días).

Los vestigios sobre su vida diaria son cada día más numerosos. Se sabe qué comían, cómo eran sus ritos funerarios, que manejaban el fuego, los tipos de herramientas utilizaban, cómo se decoraban el cuerpo e incluso que eran capaces de comunicarse con un lenguaje.

No hay casi pruebas de que se enfrentaran, o ni siquiera contactaran, con los 'Homo sapiens', que llegaron procedentes de África hace unos 45.000 años, pero si parece que los neandertales mejoraron sus tecnologías a partir de entonces.

Las diferentes hipótesis sobre ese misterio sirven de antesala para el final del viaje, el momento en que la especie dejó de existir sobre la Tierra, un proceso largo en el que seguramente influyeron muchos factores, como queda claro a lo largo de la visita.

 

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