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La Obra de España en la Isla de Quisqueya.
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l mismo año en que se completaba la unidad monárquica de España con la conquista del reino de Granada, descubría el aventurero genovés Cristóbal Colón, hombre astuto y marino esforzado, la primera isla del continente Americano. Por la fe cristiana y para provecho y honra de sus Majestades Católicas, los primeros expedicionarios de España dieron principio a la conquista y dominación de un mundo nuevo.
Fernando e Isabel habían fijado el rumbo del nuevo Estado Español, en estas dos denominaciones; "Imperialismo, o sea espíritu de dominación y preponderancia internacional, yUnidad Religiosa". El primer punto se obtendría entablando estrechas relaciones con las demás familias reales de Europa y conquistando a viva fuerza las recién descubierta tierras de América; y el segundo, expulsando los judíos, convirtiendo forzosamente a los moriscos, establecidos en todo los reinos y dominios la inquisición y exterminio al indio, ser hereje que no podía comprender la religión del Cristo, corregida y aumentada, en su esencia y en su forma, por los Sabios y Santos Padre de la Iglesia
Ante la acogida franca, cordial y hospitalaria del aborigen de Quisqueya, la primera fundación española en tierras de América fue una fortaleza; La Navidad. Esto basta para definir el espíritu de la Conquista Destruida La Navidad, surge La Isabela, ciudadela de señores llenos de ambición, de furor y de prejuicios; y de la Isabela se van escalonando los fuertes corazón adentro de la Isla. Estos hombres habían venido de España de pelear con moros y de perseguir infieles, y esta isla Quisqueyana de América sufrió dolorosamente de su crueldad y de su inexperiencia.
De todos los conquistadores y colonizadores de estas tierras. Colón fue el más inepto, y nuestra isla la que sufrió las más fatales consecuencias. España no sabía lo que venía a hacer a América. Después de tristes años de lucha cruelmente exterminadora, el hombre venido de España tras un aloca aventura y empujado por la ambición más torpe, comenzó a darse cuenta de lo que debía hacerse en estos territorios recién descubiertos. El español conquistador y colonizador se hizo en América, y por ello no es una paradoja afirmar que América se conquisto y se colonizó a sí mima
Es necesario afirmar con Carlos Pereyra: "que el conquistador es un hombre de España formado en América y que con las expediciones procedentes de Sevilla, salen de la Península los alumnos que van a graduarse en las escuelas del Nuevo Mundo". Porque es necesario advertir que solamente Don Pedro de Valdivia, entre los grandes conquistadores, tenía antecedentes militares. Cortés vino no siendo más que un mozalbete rimador y mujeriego; Pizzarro desconocía en lo absoluto el uso de las armas, y Ojeda, el conquistador más brillante que lucho en esta Isla, no era más que un brillante cortesano que hacía piruetas gallardas sobre una viga saliente en la mesa de la Giralda, para divertir a la Reina Católica". Y nuestra Isla recibió de golpe todas las funestas consecuencias que acarraría esta ignorancia. Al establecerse en nuestras tierras el español quiso vivir en ellas como vivía en su península de origen. Los pobladores de la Isabela, en su mayoría gentes cortesanas, no querían dejar de comer pan de trigo, y así los veinte labradores venidos para ayudar a la tarea de fundación, después de inútiles esfuerzos y atacados duramente por las fiebres, tuvieron que abandonar el intento de cultivar en esta isla cereal tan extraño a su clima tórrido.
Se intento entonces hacer pan de cebada, porque el hombre de Europa no quería dejar de ser Europeo, pero todo fue inútil. Y así, muchos pobladores de la Isabela perecieron; otros abandonaron la isla; y con excepción de pocos que resolvieron adaptarse al medio y aprendieron a comer pan cazabe, el resto dependió de España para la provisión de trigo. Así fueron sus moradores abandonando a La Isabela, que equivalía a alejarse del Atlántico, hecho que fue el primer error., de los muchos, con que España hizo penoso y obscuro nuestro destino,
No se puede decir que el sitio donde estaba emplazada La Isabela era impropio para el feliz florecimiento de una ciudad. Las costas atlánticas de la Isla son más saludables, y hasta más bellas, que las costas del Caribe. Jamás he podido olvidar aquel panorama que sirve de polícromo escenario a las olvidadas ruinas de la abandonada Isabela. Como olvidar aquel sitio a la que debía ser Primada y más primorosa urbe de América.
Sobre las costas atlánticas está el destino del mundo; a orillas del Caribe nada tiene carácter d eternidad, porque el Caribe será siempre un eterno enterrador de civilizaciones. España no debió dejar abandonada a La Isabela, porque con su abandono nos dejó las puertas del Atlántico abiertas de par en par; y por lo tanto, a merced de las invasiones de los cosarios que tenían en ese mar de inmenso y maravilloso escenario de sus prodigiosas charrerías.
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l abandono de la Isabela torció por completo nuestro destino. Si esa ciudad hubiera subsistido, los pueblos que florecieron en la costa norte no hubieran sido destruidos porque habrían estado garantizados y supervigilados de cerca, y los filibusteros no se hubieran establecido en la Isla, y no existirían, por ende en ellos dos pueblos, que tarde o tempranos tendrá que perecer uno de ellos, frente a la fuerza o superioridad espiritual del otro.
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