Toledo, 19.07.08. Los arqueólogos del yacimiento de la Vega Baja han encontrado el fragmento de una “pizarra visigoda”, que podría ser la primera de Castilla-La Mancha o, al menos, de la que se tenga conocimiento documentado. Estas pizarras, la mayor parte de ellas halladas en Castilla y León, contienen registros de ventas y compras, pagos de censo o contratos de trabajo; listas de personas o inventarios de objetos; cartas, oraciones, ejercicios escolares y dibujos.
De hecho, en otro fragmento encontrado en el yacimiento de Toledo se puede apreciar un símbolo y una palabra, todavía no interpretados.
De época visigoda existen dos lápidas sepulcrales encontradas en Guadamur y Talavera de la Reina, pero no pueden catalogarse, por el contenido funerario de su leyenda ni por sus características, como “pizarras visigodas”.
Está plenamente confirmado que los visigodos escribían en tablillas de pizarra, lo que aseguraba la permanencia de sus escritos. La escasez de textos originales en otros soportes es otra de las características de la época. De hecho, los códices, los Concilios y las vidas de santos visigodos son, en su inmensa mayoría, copias medievales. Por ello, la importancia que adquieren estas pizarras es fundamental: expertos de la Real Academia Española y otras instituciones lingüísticas consideran que sus inscripciones son la etapa final del latín y el origen de la lengua castellana. Los textos reflejarían la forma de hablar de la época, sintetizando fonemas y sílabas y demuestran un alto nivel de alfabetización, al menos entre grupos sociales altos, ya que la inmensa mayoría de la población de las zonas rurales no sabría leer.
Referencias de pizarras visigodas en España
En España aparece un conjunto de tablillas en la localidad avulense de Diego Álvaro, situada a unos cincuenta kilómetros al sur de Salamanca. Casi la mitad de las pizarras visigodas existentes en España proceden de ese enclave, lo que incrementa la relevancia de la encontrada en Vega Baja.
Las pizarras fueron una alternativa más fiable a las tablillas de cera que los terratenientes romanos utilizaban como borradores, por ser menos susceptibles, pese a su fragilidad, de quedar destruidas. Pocos textos se conservan intactos, pero los hallados en Diego Álvaro y localidades vecinas están datados entre los años 500 y 700.
A modo de contratos, contabilidad y sentencias
Todos los textos son fragmentarios y hacen referencias a acuerdos de venta y declaraciones de testigos. En otros casos son listas con frecuencia denominadas notitiae que son documentos de gestión de alguna propiedad. Hay muchos textos que son enumeraciones de gastos o pagos, incluso, noticias de casios (quesos), listas de ovejas o de personas con asignaciones de grano como rentas. En definitiva, son fiel reflejo de la economía agropecuaria de la época. Los textos muestran el nivel de alfabetización práctica que puede considerarse obviamente normal, incluso en los rincones más remotos del territorio. Las fuentes escritas relativas a las prácticas de posesión de tierras entre los visigodos hablan de una España con notable impronta romana y pautas de comportamiento social que permanecen relativamente inalteradas desde el siglo V.
La pizarra de Toledo
En la “tablilla” de la Vega Baja, y según estudios paleográficos preliminares, aparecen seis líneas en las que se han podido reconocer las siguientes grafías:
1 [ ¿e q?] …
2 q[u]i iari XLI
3 e tua est…
4 LII s[…] o p[er] t…
5 uidi eti…
6 LII s[…] [c?]…
Aunque, por la enorme complejidad para interpretar las pizarras, caben muchas conjeturas, según este primer estudio todavía provisional, y con todas las cautelas posibles podría decirse que la inscripción se refiere a algún reparto, tal vez a una distribución de “sólidos”, o lo que es lo mismo, monedas de oro. No obstante, los historiadores saben que la unidad de moneda de oro bizantina equivalía a tres tremises de oro visigodos, lo que, a su vez, se conocía como sólido.
Por otra parte, y aunque los arqueólogos trabajan en buscar la correspondencia entre los diferentes hallazgos, es curiosa la relación entre la pizarra y la mayor parte de las monedas encontradas en Vega Baja. Todas han aparecido en la misma zona, aunque en diferentes contextos y estratos de tierra.
Por: R. Serrano Pozuelo
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