21 BOLETIN DEL SENAMHI-LAMBAYEQUE- AGOSTO 2005

CERRO “LA CALERA” DE BATAN GRANDE: ENCLAVE
DEL COMPLEJO METALURGICO MAS IMPORTANTE DE LA COSTA NORTE DEL PERU

Por: José Maeda Ascencio (*)

Unos cuatro kilómetros al sur de poblado de Batán Grande y a unos 50 kilómetros al noreste de Chiclayo se ubica el cerro “La Calera”, que es parte de la formación orogénica occidental de los andes norteños. Por entonces me había trazado el objetivo de escalar las majestuosas montañas de esta tierra que me vio crecer aprovechando la temporal estadía de fines de semana en la solariega casa de mi padre don José Maeda Montenegro, pionero conservacionista que me introdujo en el fascinante mundo de la investigación y de la incesante e incomprendida labor de la protección de nuestro patrimonio cultural y medio ambiente.

EL DESCUBRIMIENTO
Fue en enero de 1984 que inicié la exploración del gran cerro “La Calera”, conocido por los lugareños por la producción artesanal de cal (óxido de calcio); por entonces tuve que atravesar el denso bosque de aproximadamente 1200 has pobladas mayormente de algarrobo, zapote, bichayo y cuncuno; el bosque se tornaba casi impenetrable después de cruzar “El Zanjón”, cauce natural que es producto de las aguas de las quebradas de los cerros que conforman la planicie aluvial conocida como la “Pampa de Chaparrí”, toponimia derivada de la majestuosa montaña temida por sus famosas leyendas de “encantos”, hoy la primera Reserva Natural Privada de Perú. Después de escalar casi 350 metros de agreste pendiente, llegamos al extraordinario complejo arquitecturado con roca caliza, cuya parte central se ubica en el segundo de los tres sectores en que hemos dividido el complejo por razones topográficas. Desde aquí, el dominio visual del valle La Leche es impactante, con acceso directo al control de los canales prehispánicos intervalles Raca Rumi y Taymi que derivaron agua desde el Chancay hasta La Leche pasando por la actual taza de Tinajones y atravesando la gran pampa en donde los canales se confunden con las fallas geológicas que identificamos en 1988 (J. Maeda A: 1988). El complejo de ingeniería y arquitectura pétrea resultaba ser indudablemente, el mas grande y mejor conservado de los valles lambayecanos, que mereció primera página en el diario La Industria de Chiclayo (25 de enero de 1984) y atención especial en un Simposium nacional (1986). Con el apoyo de CONCYTEC (1985) recorrí varias veces las quebradas y la agreste topografía de “La Calera”, midiendo, recolectando tiestos (alfarería prehispánica) cuya
clasificación e identificación la hice con asesoría del arqueólogo Izumi Shimada, fotografiando,
etc, bajando casi al anochecer. Últimamente nos inquieta la idea de volver, después de casi veintiún años.

DESCRIPCION DEL COMPLEJO ARQUEOLOGICO
“La Calera” forma parte de un conjunto de cerros que conforman una larga formación orogénica con presencia de recintos amurallados ubicados en el margen sur del río La Leche que constituyeron un bien diseñado sistema de administración y control de un vasto Complejo Agroindustrial que incluyó la distribución de caudales de agua para uso agrícola, la explotación de minerales metálicos (cobre, arsenopirita) y no metálicos (cal, como elemento fundente y constructivo; caolín, etc.), la producción metalúrgica en gran escala y la explotación evidentemente racional y sostenida del bosque seco, que hasta los años setenta e incluso ochenta, hicieron de Batán Grande el “Paraíso del Algarrobo” no imposible de conservar aún.
Para una mejor interpretación y elucidación del conjunto arqueológico y su ecosistema logramos el escalamiento y la exploración de la estribación andina que corre desde Ferreñafe hasta Chongoyape, es decir, casi 50 kilómetros longitudinales de cerros amurallados que la tradición cultural Muchik conoce como “Cerros Machos”, (Jorge Sachún Cedeño: informe oral de julio 2005) asumiendo las murallas circulares como “collares” de los Apus o los Alec Pong (Piedra o Cerro Sagrado) de los Muchik que bautizaron precisamente a la Pampa de Chaparrí como “Patpong” o “Patapón” (Pat= entrar, Pong= cerro), la “entrada de cerros” que también bautiza al sitio de Pátapo.
El proceso constructivo con roca caliza que combina recintos cuadrangulares, rampas, murallas en talud con altura de 5,5 metros, monolitos con depresiones cóncavas, petroglifos, etc., es siempre el mismo en los cerros que logramos documentar de Oeste a Este:TresTomas, Luzfaque (Lochfac), Tambo Real (extenso complejo de recintos de roca diorítica que recorrí también con Christopher Donnan y después con Anne Helsley, ambos arqueólogos), Cabeza de León (petroglifos), Cerro del Venado en Motupillo (monolitos de diorita con depresiones cóncavas que pudieron tener uso como observatorios astronómicos llenando con agua las concavidades que cual espejos reflejaban las estrellas para reproducir así algunas constelaciones), Huaringa, Chumiñán, Colorado (petroglifo: ver J. M. A. 1982), El Poncho, La Chanamé, Patapón y Cerro de Arena; al Chaparrí nunca lo pude escalar, a pesar de que estuve cerca mas de una vez. En la superficie de las partes altas del cerro recogimos tiestos (perfiles de alfarería que incluyen jarras de la fase Moche V parecidas a las reportadas por Kent Day.en “Pampa Grande” en 1975 así como cerámica utilitaria de Cican, siendo abundante la presencia de alfarería utilitaria o doméstica de la fase Chimú-Inca e Inca provincial, asociada a las construcciones pétreas principalmente.
La ocupación intensiva de “La Calera” se dio entonces, desde la fase tardía de Cican (ca.1250 d.C) y su funcionalidad como centro administrativo y de control de esta parte del valle conocido antiguamente como “Lamcarlech” (Cabecera de agua) o La Leche para los escribanos mal entendidos en la lengua Muchik, fue continuó incluso durante la fase Inca provincial (ca.1460 d.C). Su asociación física con “Cerro Blanco”, antiguo yacimiento y arsenopirita a un kilómetro de distancia aproximadamente, hacia el Este y con el “Cerro La Huaringa”, en cuya parte baja lado Oeste se ha documentado el taller principal de procesamiento metalúrgico para producir bronce arsenical, hacen de “La Calera” un enclave estratégico y un bien concebido proyecto de ingeniería que mantuvo el control de la producción industrial de bronce y laboreo metalúrgico de oro, plata y tumbaga (oro con cobre) que, desde Batán Grande, conocido como Cican desde 1596 (archivo documental del autor), se distribuyó mediante la red de caminos que unían a la capital del estado Cicano (ca. 800 d.C -1100 d.C) con Pachacámac y la parte norte de Ecuador, en donde Olaff Holm (1966-67) reportó pioneramente las “hachas-monedas” que tal vez, sirvieron de especie de monedas aún en la colonia (M. Rostworoski:1970), recuerdo haber visto cantidad considerable de estas piezas metálicas de tumbaga en una tumba “huaqueada” al lado sureste de la Huaca “Las Ventanas”, que Asborn Pedersen rebautizó como “Huaca Menor” (1976); se cree que ha sido la tumba mas grande y rica en parafernalia ritual encontrada hasta el momento.

LA FORTALEZA DE “LA CALERA”
Sin duda, impresionante…el “Choquequirao” costeño diría yo. Para llegar a la unidad central en la cima del sector II, la pendiente se hace menos agotadora mediante plataformas escalonadas en las que se ubicaron recintos pequeños. La impresionante construcción tiene orientación nortesur; el ingreso es un corto pasillo flanqueado por dos rampas, una hacia el Este y la otra hacia el Oeste; ambas rampas ascienden salvando un total de nueve niveles de plataformas que en conjunto constituyen una estructura que semeja a un anfiteatro; las rampas finalmente tienen acceso a recintos que a su vez se comunican mediante pasadizos de 1,50 metros de ancho y 2,5 metros de altura.
El uso que debe de haber tenido el “anfiteatro” diversifica las funciones del complejo arquitectónico, emplazándose estratégicamente en la agreste topografía del yacimiento calizo. Durante su vida útil, “La Calera” tuvo una vista impresiónate con sus estructuras techadas con caña brava y barro; dentro de los recintos aún se pueden encontrar restos de estas techumbres totalmente calcinadas, que indican un virtual incendio, quizás, ante un eventual abandono posiblemente pacífico; por lo menos, en superficie, no hemos encontrado restos de osamentas humanas que puedan indicar lo contrario. En el Sector I un recinto cuadrangular recuerda el diseño inca, evidenciando ocupaciones continuas de grupos de poder. Las estructuras mas impresionantes constituyen sin lugar a dudas sólidas murallas con una altura de 5,2 metros o mejor dicho hipotenusa que hacen un talud de 1:3 significando entonces un ángulo de inclinación de 60 grados, que es su buzamiento exacto; un simple cálculo trigonométrico nos indica una altura vertical absoluta de 4,5 metros. Pero, no solo las proporciones monumentales son impactantes: las murallas en talud han sido construidas precisamente al borde de las fuertes pendientes; solo una angosta acera de aproximadamente un metro de ancho separan los gruesos muros de los precipicios. La monumentalidad del complejo construido sugiere importante inversión de fuerza de trabajo y un régimen de autoridad planificado y piramidal. La ingeniería de la construcción merece atención aparte; si las murallas hubieran sido verticales, su vida útil quizás hubiera sido muy corta; estas estructuras en su parte superior, rematan con un parapeto que es el límite frontal de una acera, desde donde los observadores entonces visualmente dominaron el entonces denso e impenetrable bosque seco, casi el mismo que atravesé por los años ochenta, hoy lamentablemente depredado en más de un millar de hectáreas. Todo el complejo fue construido utilizando la roca caliza partida en su clivaje o crucero natural que le otorga su forma paralelepípeda lista para ser asentada “en seco”, sin utilización de mortero alguno; en algunas partes sí se utilizó el mortero de arcilla que dio suficiente estabilidad a todas las estructuras; precisamente, hemos visitado el complejo en sus tres sectores durante el anómalo y extraordinario mega evento ENOS (“El Niño Oscilación Sur”) de 1982-1983, uno de los mas intensos que yo recuerdo, tan intensos en la zona de Batán Grande como el que observé en Piura durante el último mega evento ENOS del año 1997-1998.
La presencia de gente especializada es evidente en “La Calera”; el hallazgo de hasta dos monolitos con depresiones cóncavas de roca caliza, similares al de diorita que documenté en el cerro Motupillo (J.M.A: 1986) sugieren observaciones astronómicas; las depresiones que llenas de agua funcionan como espejos utilizados por las noches, permite observar las estrellas en reflejo; han sido documentados en diferentes sitios: Chavín de Huantar, Udima, Penachí, etc., asociados a construcciones formativas (ca.1000 a.C.); tanto en “La Calera” como en Motupillo, los monolitos están en contexto espacial con construcciones con ocupación intensiva bastante tardía. Finalmente, la ubicación de posibles hornos de cal precolombinos o simples depósitos en la parte noreste del cerro -Sector III- reconstruyen todo un Complejo Agroindustrial que tuvo intensiva función, principalmente metalúrgica, casi quinientos años consecutivos desde abarcando todas las fases Cican (650-700 d.C. - 1100d.C.), Chimu e Inca provincial, tal como hemos aceptado la injusta diferenciación estilística de los arqueólogos principalmente alfarera, metalúrgica e iconográfica del pueblo Muchik, que como cultura y raza vive aún… teniendo hasta hoy en día, obviamente, mucho más que las cinco fases que definió don Rafael Larco. Así, permítasenos en ese orden de aspectos indicar que, con mucha razón y sabiduría Muchik, el antropólogo Víctor A. Rodríguez Suy Suy se ha preguntado “… ¿y a qué fase pertenezco yo?”.

BIBLIOGRAFIA
Holm, Olaff
1966-67: “Money Axes from Ecuador”. Folk 8 - 9, Copenhague.

Maeda Ascencio, José
1982 : “Descubrimiento de extraño petroglifo”. La Industria, 4 octubre, página 02
1984 : a. “Complejo arquitectónico descubren en La Calera”. La Industria, 25 de enero, página 1.
b. “El Complejo arquitectónico La Calera”. La Industria, 4 de febrero, página 02.
c. “Cerro La Calera y el conjunto Agroindustrial del Horizonte Tardío en el Valle La
Leche”. I Simposium sobre Arqueología en el departamento de Lambayeque”.
Organizado por el CEAL - Centro de Estudios Arqueológicos de Lambayeque y el
CONCYTEC.
1985 : a. “Estudio de Arquitectura e Ingeniería de construcciones en cimas de cerros en el valle La Leche”. Informe presentado a CONCYTEC, Lima, Perú.



b. “Horizonte intermedio tardío”. En “Presencia histórica de Lambayeque”; editores Eric
Mendoza S, con : I. Shimada, J. Vreeland; etc.
1986 : “Monolitos de Batán Grande”. La Industria, 26 de enero, página 02.


1988 : a. “Falla Geológica absorbe agua del Valle La Leche”. La Industria, 8 de junio, página 01.
b. “Falla Geológica causa pérdida de volumen de agua de un río”. El Comercio, Lima 11
de junio, página 01, año 149, Nº 79125.
c. “Falla Geológica en el Valle La Leche”. La Industria, 14 de agosto, página 02.

Pedersen, Asborn
1976 : “El ajuar funerario de la tumba de Huaca menor de Batán Grande, Lambayeque, Perú”.
Actas del 41º Congreso Internacional de Americanistas, 2:60-73, México.


(*) Presidente de Ciencia y Cultura Andina (CICAN

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