LOS ALGARROBOS MAS ANTIGUOS DEL PERU: “EL MILENARIO”, “EL MISTICO DON JOSE” Y “EL DE TRES PUENTES”

Es seguro que en 1532, cuando Francisco Pizarro y sus 167 expedicionarios europeos, según el trabajo de J. Lockhart (1972)- recorrieron desde abril a noviembre de aquel año la costa norte del Perú (Tumbes, Piura y Lambayeque), la presencia de densos e impenetrables bosques secos y sus rica fauna silvestre, les causó impactante y grata impresión; debieron entonces, seguir la ruta prehispánica del camino, que ahora sabemos, conduce desde Ecuador, Tumbes, Piura, hasta Batán Grande; el recorrido de Pizarro no le permitió conocer el denso bosque que entonces cubría la totalidad de Jayanca, Pacora, Illimo y Túcume, pues entró a los terrenos que el servidor Principal Cicani (Cicán) cobraba para el Cacique Facollape, por el sitio de Jotoro o “Torum” (manuscrito del año 1597: archivo del autor) para llegar al cerro Tambo Real que he identificado como el antiguo “Rimpón”, a unos 3 Km. al oeste del actual pueblo de Batán Grande.Desde aquel año, los bosques han ido desapareciendo a ritmo vertiginoso, cientos de miles de hectáreas y con ellos, especies de animales, hoy extintos para siempre; nos queda por conservar y proteger de la deforestación, aproximadamente unos 3 millones de Has, sólo entre Tumbes, Piura y Lambayeque; las áreas periféricas de los bosques que aún se conservan son realmente, producto de la regeneración natural, y el principal actor de todo este proceso, el episodio “El Niño - Oscilación Sur” y todo un fabuloso evento en cuyo escenario actúa el agua, el viento y la participación activa de las aves acarreando semillas y de mamíferos y reptiles defecando semillas prácticamente fermentadas y listas para su germinación; por ello destacamos la falta de credibilidad de algunos proyectos que han asegurado proyectos de “reforestación técnica” que han sido, obviamente, un fracaso.

EL MEDIO AMBIENTE DE LOS ÁRBOLES MÁS ANTIGUOS

El autor se propuso ubicar vetustos ejemplares de algarrobos, zapotes, faiques y cuncunos, desde que hiciera público el descubrimiento del ejemplar que mi padre bautizó como “El Milenario”por los años setenta – hoy de fama mundial - ubicado en el Potrero “La Merced” en el Santuario Histórico de Pomac, intangible por varios Decretos Supremos dados desde el gobierno de don Fernando Belaúnde (039-84-ED) en 1984.
Nuestro artículo “Un algarrobo venerado en el Perú” (Suplemento “Lundero” de La Industria: 30-06-1985) resulta ser pionero en el tema, como parte de nuestro esfuerzo por lograr la intangibilización de los bosques secos de Batán Grande, que desde la década de los ochenta, empiezan a ser codicia de “invasores sin tierra” que han hecho de Pomac, el único caso en el mundo de un Santuario Histórico situado y poblado después de su intangibilización; por aquellos años ya nos preocupaba el fenómeno de “invasiones” y he visto desaparecer los bosques densos que a pié o ya en caballo solía recorrer con mi padre don José Maeda Montenegro, que alertó tal depredación con su inspirado poema “El Carbonero” escrito en “La Zaranda” o “Las Astillas” en 1958 (Revista Zonas Áridas: 1987_88); todo su trabajo lo he escrito en mi libro “Entre Huacas y Bosques” aún inédito (aproximadamente 250 págs.); su indesmayable labor por proteger los bosques, su fauna y los monumentos arqueológicos de su Cicán natal ya està siendo reconocida felizmente; resultando increíble y alarmante que hoy, después de unos veinte años aproximadamente, hay sido testigo de la desaparición de los siguientes bosques batangrandinos: en Pomac (en casi 4000 Has.), La Merced (500 Has.), Las Salinas (unas 2000 Has.), El Verde (1000 Has.), Santa Clara (1069 Has.), Jotoro (1300 Has.), Jayanquillo (500 Has.), “La Calera” -en cuyos cerros descubrimos en 1984 su gran complejo arquitectónico de roca caliza- (1200 Has.), Lazareto (100 Has.), Medio Mundo (400 Has.), bosques de Pativilca y Tres Puentes (500 Has.); es decir, soy testigo, a mi relativa corta edad, de la tala de casi 13000 Has. de bosques; y calculo que, docenas de “Milenarios” algarrobos y zapotes han desaparecido. En efecto, estas especies logran vivir mas de mil años con sus raíces que no solo buscan la napa freática mas allá de los 25 metros de profundidad, sino que estas crecen como látigos horizontalmente a ras del suelo areno-arcilloso para luego hundirse o erigirse formando nuevos árboles, tal como se puede observar en “El Milenario” y en “El Místico Don José”, testigos quizás, del esplendor del santuario escondido, casi secreto, que era escenario de fastuosos e impactantes ceremonias rituales entre los años 750 al 1100 después de Cristo, cultura que en junio de 1982 el autor pioneramente propuso denominarla “Sicán” o “Cicàn” rescatando el nombre de un personaje nativo que hemos ubicado en el área de lo que fue, por el año 1536, el Cacicazgo y Encomienda de Jayanca (José Maeda Ascencio: 1982).Por aquel año, la población se encontraba aún dispersa en muchas Pachaquillas, que fueron reducidas recién por el año 1566 durante el mandato de don Francisco de Toledo. Al parecer, el bosque denso que permitió esconder y proteger las construcciones monumentales, desde el Formativo con el templo “La Lucía” que data del primer milenio antes de la era cristiana y en forma especial los del Horizonte Medio (800 - 1250 d.C.), fue el hábitat exótico de la elite Cicana, todos relacionados a milenarias estirpes o clanes de guardadores templarios, astrónomos, curanderos, ingenieros, arquitectos, artistas, filósofos; ellos conocían que el bosque estaba relacionado directamente con los fenómenos climatológicos, con la vida y los astros, que permitían orientar la posición de las construcciones.El Arqueoastrónomo Gary Urton me aseguró ésta hipótesis por los años ochenta y, pudiendo destacar que con similares fines acompañé por el año 1990 o 1991 al hoy famoso astrofísico Stephen Hawking junto a una inglesa acompañante (J. Maeda A. : 1996); Hawking es considerado como una de las celebridades científicas que abordan el estudio del origen del cosmos; la relación templos - vía láctea es tema conocido por los trabajos de André Pochan en Egipto, R. Benavides en México, Carlos Milla Villena junto a Tom Zuidema, Anthoni Aveni en Perú, entre otros. Pomac, que originariamente fuera Pomachaec lo hemos traducido del Muchick tentativamente como “lugar de adoración del Ídolo” o quizás simplemente “Ídolo de piedra” (Pon - g = piedra; Machaec = Ídolo, adorar), significación que podríamos relacionarla a la famosa leyenda de Ñamlap recogida por Cabello (1586) y Rubiños (1782) en cuanto a la “adoración de un ídolo de piedra verde” llamado Yampallec (José Maeda Ascensio: 2003); el denso bosque,verdera jungla andina fue ocupada por estos clanes de poder, a través de casi 2300 años consecutivos, como enclave exótico y casi impenetrable de un pueblo, de una raza nativa, que la diferenciación estilística alfarera e iconográfica, especialmente, han dado en documentales arqueológicamente como: Cupisnique (para unos, cultura formativa regional, para otros, Chavín costeño), Moche, Vicús, Cicán y Chimú. En tiempos de la colonia, he identificado al servidor Cicani, Cabani, Labani, o simplemente Cicán, así consignado en el expediente de compra o composición de la estancia ganadera fechada el 6 de enero de 1596 en amparo de la Real Cédula del 1° de noviembre de 1591 de Felipe II; el comprador fue el Capitán Francisco de Barbarán Lezcano y Mendoza, hijo del famoso Juan de Barbarán San Pedro, uno de los 168 de la intrépida hueste perulera. Cicán fue una estancia que, junto a las de Chuca, Fulep y Jotoro, fueron comprados en “250 pesos corrientes en reales de a nuebe”.
Los parajes, obviamente eran de bosques y pastos, pues, se citan con… “bacas, cabras i puercos”; además… “cañas berabes” ( caña brava? ). Es interesante las citas de los cerros y huacas de: “… Sonoro y Usanep… la huaca de Pomac llamada Pilacfamique… otra nombrada Chincuñamique…(quizàs, los nombres muchik de las huacas mas altas de Pomach o Pomap), el monte grande llamado Silluntusi… el cerro Seostuque… el río Chalñancu… “; hay citas también de los sitios de “Uchilili”, “Lemcuyo”, “huaca Chocotumi”, “huaca Socotuc”, “Pomap”, “cerro Asán” (Usán), “cerro Torum” (Jotoro). Ahora podemos afirmar que el río La Leche, que atravesaba todos estos parajes, se llama realmente Lamcarlech que lo traduzco como “cabecera de agua”.Los bosques en su conjunto, estaban divididos con nombres nativos de estancias, como: Fabellep, Xotoro, Falcep, Sodo, Raco, Calup, Lalech o Lamcarlech, Sadup, Vidup, Pochoc y Lup; es decir, once estancias en total, que con el devenir de los años formarían parte de las haciendas San Nicolás de Cicán y La Viña de Sancarranco; de todos estos nombres, se perennizó el del Principal Cicanni o Cicani, que en lengua Sec (Sechurana) significa “Hermano” y no “Casa o Templo dela Luna” como equivocadamente asumió E. Bruning en 1922-23, seguido por varios arqueòlogos, hallazgo que seguramente obligará a replantear el trabajo de mas de 20 años del grupo de profesionales dirigidos por Izumi Shimada desde 1978, que tendràn que aceptar que los Cicanes tuvieron por deidad principal al Sol y no a la Luna(ver: www.josemaeda.tk)

ALGARROBO EL MISTICO “DON JOSE”

El 11 de junio del 2002, el autor convocó a INRENA y a un grupo de funcionarios y amigos para presentar formalmente a un ejemplar de algarrobo (Prosopis pallida) que había descubierto casualmente en una depresión totalmente cubierta de vegetación arbustiva, meses antes. En homenaje a mi padre, la bauticé como “El Místico Don José” y mereció sendos reportajes en el diario El Comercio (“El místico algarrobo Don José”: 26 de mayo del 2002; pág A22) y en la revista “Rumbos” de Lima. El algarrobo es mas grande que “El Milenario”; su ramas han formado otros árboles que cubren un área de aproximadamente 50 metros de radio; la depresión en la que lo encontré, es producto de un antiguo pozo de huaquero que se ubica en la parte sur-oeste de la huaca “Las ventanas”; a pesar de su relativo fácil acceso, el algarrobo permaneció oculto por la espesa maleza de cuncunos, bichazos y otros arbustos; sus gruesas y retorcidas ramas, infunden respeto, tal como ha sucedido con “El milenario” que aún es adorado por devotos de lugares aledaños, tradición que parece datar de épocas prehispánicas; en efecto, al algarrobo se le atribuye un espíritu, un poder místico que Anne M. Hockenguem (1987) he identificado como el “mohsek”, aunque creo que debe ser el “moix”, es decir, el alma o espíritu que anima el movimiento de los palitos de un juego que Hockenguem ha documentado como “chuke”, que se juega después del equinoccio de la “estación húmeda”, cuando escasean los frutos, especialmente “la algarroba”. Siendo propicio destacar la documentación de un robusto y antiguo algarrobo en el sector o caserío “Tres Puentes” en Batán Grande, al que en el verano del 2003 lo bauticé con chicha con un grupo de amigos peruanos y holandeses; identificando otro en el caserío “La Zaranda” y supongo que deben de existir otros en lo que queda de bosques en el valle La Leche; lamentablemente, en el sector “La Calera” los leñadores talaron un maravilloso algarrobo fosilizado; su fuste caído parecía revestido de brea, con textura vitrosa. Finalmente me he enterado de un milenario algarrobo en los bosques de Motupe y se ha reportado el “Huarango de Santa Cruz” a unos 60 Km. al sur de Ica (El Comercio: 19 de agosto de 1989, pág. B2; declaraciones del censador Sr. Félix Quinteros Ferreira). El botánico Ramón Ferreira ha descubierto también un milenario Zapote en Piura (conferencia en el ICPNA – Chiclayo: 1991). Mi padre es sin lugar a dudas, el iniciador de la búsqueda de estos magníficos ejemplares, símbolos de la conservación de la flora y de la ecología mundial.En sus incesantes observaciones logró compenetrarse con el bosque y sus secretos; un grupo de investigadores de la Universidad Nacional Agraria La Molina le preguntaron en una ocasión ¿porque la producción de algarroba había mermado en 1983 y 1984?; mi padre les respondió que era lógico: el efecto fotoeléctrico del relámpago “quemaba” por las noches a la flor, y por lo tanto, dificultaba o evitaba la fructificación. Asegurando también que el algarrobo batangrandino era diferente del piurano, aunque a ambos hasta hoy se les identifica como Prosopis pallida, conservando la clasificación de Korikowski y entre otras cosas, difundió la afición por la apicultura y la devoción por internarse temporadas en el denso bosque del profesor Kart Weiss Schereiber; hemos documentado también las fallas y anomalías geológicas del suelo de Jotoro y de la Pampa de Chaparrí (El Comercio: 11 de junio 1988, pág. 1) que explica el porque los algarrobos de este potrero son más débiles que los de Pomac; identificación y cariño por el bosque al que canto en su poema “El Carbonero” que termina así, refiriéndose al leñador “Felipe”: “Al saber que la cruel misión del carbonero, es matar a quien después de Dios adora, nadie ha dicho que el árbol grita, pero él ha visto que el árbol llora”.

Bibliografía

1. Brüning, Enrique. “Estudios monográficos del departamento de Lambayeque: Jayanca”. Chiclayo, Perú.

2. Hockenghem, Anne Marie. “Iconografía Mochica”. Pontificia Universidad Católica del Perú.

3. Lockhart, James. “Los de Cajamarca” (2 tomos), versión española de “The men of cajamarca, a social and biographical study of the first conquerors of Perú”, editorial Milla Batres S.A. 1986.

4. Maeda Ascencio, José.

“La cultura Sicán en Batán Grande”. Diario La Industria, Chiclayo. 3 de junio 1982; página 2.

“Un algarrobo venerado en el Perú”. Suplemento “Lundero”, del diario La Industria de Chiclayo y Trujillo. 30 de junio de 1985.

“The Pomac forest in Batán Grande and the 1000 years old algarrobo tree (Prosopis sp.)”, páginas 91 a la 98. Instituto de zonas áridas de la Universidad Nacional Agraria La Molina, Lima. 1987-1988.

“Hawking: El genio que conocí”. Diario La Industria, Chiclayo. 16 de mayo 1996; página 2.

“Cicán en la documentación colonial temprana: un análisis contextual para la elucidación de la cosmovisión religiosa de la cultura arqueológica”. Ediciones Asociación “Ciencia y cultura andina” (CICAN), volumen I, año I - setiembre 2003. Chiclayo, Perú.

Autor: JOSÉ MAEDA ASCENCIO, Presidente de Ciencia y Cultura Andina (CICAN), correo electrónico: josemaedaas@hotmail.com

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