El pueblo judío y el pueblo chino tienen en su origen libros muy antiguos, y han probado a lo largo de la historia – cada uno a su manera - que lo más importante es transmutar los egoísmos de los individuos y de las facciones sociales en identificaciones colectivas. Esto es probablemente lo que justifica la perennidad de sus culturas respectivas, y que tengan un papel preponderante en la escena internacional del siglo XXI. Las diferencias entre ellos son profusas; pero sus coyunturas eventuales, asaz significativas. De la permanencia de los judíos en China, han quedado algunas claves importantes.

Imparte: E. Saad Tobis, escritor, experto en comunicación visual, investigador en semi- ología china e I Ching. Ha visitado en numerosas oportunidades Japón y China. Ha enseñado en el Instituto Belga de altos estudios chinos (IBHEC), Bruselas, la Universidad de Paris-Sorbonne y el Centro Georges-Pompidou.