Un nuevo fósil de australopiteco adulto demuestra que el bipedalismo existía hace 3,6 millones de años.

Fuente: Nuño Domínguez | Público.es, 22 de junio de 2010

Los huesos de un nuevo australopiteco desenterrado en Etiopía acaban de corroborar que estos posibles antepasados del hombre ya andaban siempre sobre dos piernas hace 3,58 millones de años. Así lo creen los investigadores de EEUU y Etiopía que en 2005 hallaron el esqueleto más antiguo y completo de un Australopithecus afarensis adulto, al que han llamado Kadanuumuu. Significa 'Hombre grande' en afar, la lengua que se habla en la región al norte de Etiopía donde se encontraron sus restos.


"Esta especie ya no mostraba rasgos físicos de un animal que trepa por los árboles y se cuelga de ellos como el chimpancé", explica a Público Owen Lovejoy  (izquierda), investigador del Museo de Historia Natural de Cleveland (EEUU) y autor principal de la descripción de Kadanumu en PNAS.


Se trata del espécimen más completo desde Lucy, una afarensis encontrada en 1974 en Hadar, una localidad al sur de la región de Afar. Lucy fue un hallazgo histórico, pues conservaba parte de su cráneo. El esqueleto permitió determinar su sexo y que presentaba la estatura de una niña de 7 años actual. Sus descubridores concluyeron que, hace 3,2 millones de años, los afarensis tenían una capacidad cerebral mucho menor a la del hombre, pero ya andaban la mayor parte del tiempo sobre dos piernas. Las pruebas no bastaron a otros expertos, que opinaron que Lucy era más simiesca y probablemente no estaba equipada para vivir siempre sobre dos extremidades. Otra incógnita era la estatura de los afarensis adultos y cómo de desarrollado tenían su cerebro.

El esqueleto de Kadanumu responde una de esas preguntas y deja la otra en suspenso. Los investigadores no han encontrado ni rastro de su cráneo. Sí han recuperado suficientes huesos de sus extremidades y tórax, incluidas su clavícula y algunas vértebras, que permiten concluir que los afarensis estaban equipados para andar tan bien sobre dos piernas como lo hace un sapiens. "Sus hombros y caja torácica nos muestran que eran más parecidos a los humanos de lo que pensábamos", explica Lovejoy.

Una de las piezas clave de este nuevo esqueleto es su omóplato, pues los restos de Lucy carecían de esta pieza. Comparada con la de un gorila, un chimpancé y un humano moderno, la pieza es más similar a la de esta última especie. Su cadera refuerza el bipedalismo e indica que un afarensis similar a Kadanumu fue el que dejó las famosas pisadas fósiles de Laetoli, en Tanzania, que dan fe de bipedalismo hace unos 3,5 millones de años. Aunque los expertos no han encontrado ni rastro de los pies ni de las manos de Kadanumu, estiman que su estatura estuvo entre 1,52 y 1,67 metros, mucho más de lo que medía Lucy, explica Lovejoy.


Confirmación
Los expertos concluyen en su artículo que el bipedalismo apareció muy temprano y que su diseño fisiológico permaneció prácticamente intacto durante millones de años, dadas las similitudes de la cadera de Kadanumu con la de un Homo erectus que vivió en Etiopía 2,2 millones de años después.

"Los resultados muestran que afarensis ya estaba muy avanzado en el camino evolutivo que llevaría a otros homínidos", opina Enrique Baquedano (derecha), director del Museo Arqueológico Regional de Madrid y excavador de la garganta de Olduvai en Tanzania, otra de las cunas de la familia humana.

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Respuestas a esta discusión

Estamos ante una noticia sumamente interesante. Que se haya demostrado que, en el curso de la evolución, los Australopithecus afarensis ya disponían de extremidades inferiores largas (en contra de lo dejaba suponer el esqueleto de Lucy), que les permitían caminar de modo usual a los humanos modernos, no deja ser un dato capital.

Dado el sugestivo artículo que ha publicado John Mangels esta semana en Cleveland.com, me he dado el gusto de traducirlo para que así podamos apreciar las declaraciones de distintos paleoantropólogos al respecto.


Un esqueleto parcial de la especie de Lucy muestra que ancestros humanos caminaban como nosotros hace 3,6 millones años

Vía: Cleveland.com | John Mangels | 21 de junio de 2010



El ta-ta-ta-ta-tarabuelo que se encontró con Lucy.



Foto: Esqueleto parcial Kadanuumuu

El lunes, un equipo de investigadores del Nordeste de Ohio anunció un raro e importante hallazgo: el esqueleto parcial de un antepasado humano de 3,6 millones años perteneciente a la misma especie -pero mucho mayor- que la icónica Lucy de 3,2 millones de años, un fósil descubierto en 1974.

Menos de 10 esqueletos -intactos en gran medida- de 1,5 millones años o más han sido encontrados. Investigadores de Cleveland han desempeñado un papel de liderazgo en tres de esos descubrimientos, lo que refuerza la prominencia de la región en la búsqueda de los orígenes de la humanidad.

El nuevo espécimen se llama Kadanuumuu (pronunciado Kah-dah-noo-moo). El apodo significa "Gran hombre" en la lengua de la tribu Afar, quien ayudó a desenterrar sus erosionados huesos en la miserable llanura de Etiopia desde principios de 2005.

"Gran" es una descripción acertada para Kadanuumuu, por su estatura y su significado. Los científicos que analizaron los fósiles de sus alargadas piernas dicen que borra cualquier duda acerca de la achaparrada Lucy y la capacidad de su clase para caminar correctamente con ambas piernas, y revela nueva información acerca de cuándo y cómo la bipedestación se desarrolló.

"Se trata de antepasados humanos cuya bipedestación es anterior a lo que algunos han pensado”, dijo el antropólogo Yohannes Haile-Selassie del Museo de Historia Natural de Cleveland, y autor principal del análisis que aparece en la revista Actas de la Academia Nacional de Ciencias.

"Este es un hallazgo increíble", dijo el paleoantropólogo de la Universidad de Boston Jeremy DeSilva, que no estuvo involucrado en el descubrimiento. "Los investigadores van a extraer información de este esqueleto durante años y años. Plantea una serie de preguntas nuevas, bonitas y emocionantes". Lucy todavía tiene el estatus de su celebridad, con tres décadas en cabeza desde su hallazgo, y la ventaja de ser la primera de su especie que se encontró. Pero el 30 ó 40 por ciento de Kadanuumuu está casi tan intacto como Lucy, y su esqueleto incluye algunas piezas claves como la escápula, la clavícula y gran parte de la caja torácica, algo que en Lucy no sobrevivió a los estragos del tiempo.

Foto: Este es el primer hueso fosilizado que se encontró del esqueleto parcial de 3,6 millones de años llamado Kadanuumuu. Es el extremo superior del cúbito, uno de los dos huesos del antebrazo.

"Lucy siempre va a ser el icono de su especie", dijo Haile-Selassie. "Pero con Kadanuumuu tenemos más elementos informativos del esqueleto, aquellos que realmente pueden hablar de la función, la biología, la locomoción”.

"Realmente tienden a permanecer lejos de la clasificación de las cosas… pero, sin duda, es un importante especímen", dijo el paleoantropólogo Donald Johanson, que descubrió a Lucy, mientras trabajaba como investigador de antropología física en el Museo de Cleveland la misma posición que ahora ocupa Haile-Selassie. Johanson trabaja ahora en el Instituto sobre los Orígenes del Hombre, en la Universidad Estatal de Arizona.

Foto: Johanson con Lucy en 1974.

El equipo de Johanson encontró posteriormente ciertas partes de al menos otros 13 miembros de la especie de Lucy, un Australopithecus afarensis. Una colección de fósiles que se conoce como la "Primera Familia". Hoy los científicos tienen más de 400 huesos y dientes fosilizados de varios ejemplares de Australopithecus afarensis, lo que hace que sea el ancestro humano más conocido, pero hasta ahora no había ningún individuo que rivalizara completamente con el famoso esqueleto de la hembra (Lucy).

Foto: Lucy caminando

Entre 1,52 y 1,67 m. de altura tendría Kadanuumuu, mucho más alto que la pequeña Lucy, la cual estaba cerca de los 0,60 m. Ambos eran adultos, pero el pequeño tamaño de Lucy, y en particular sus cortas piernas, había causado a algunos científicos la pregunta de si podía fácilmente y de manera rutinaria caminar en posición vertical, un desarrollo fundamental en la evolución y una característica que define al linaje humano .

Las piernas relativamente largas de Kadanuumuu, así como algunas de sus otras características anatómicas que no se conservan en el esqueleto de Lucy, demuestran que los miembros de la especie Australopithecus afarensis no sólo podían caminar, sino correr casi tan bien como los humanos modernos, dicen los autores del estudio. Es una afirmación que probablemente va a resultar polémica.

Foto

"Si Kadanuumuu estuviera caminando por la calle y un varón humano fuera también caminando a su lado, podríamos observar una diferencia, pero sería muy sutil", dijo Owen Lovejoy, antropólogo de la Kent State University. El veterano científico ayudó a analizar el nuevo esqueleto parcial, tal como lo hizo con los restos de Lucy hace tres décadas.

Foto: Lovejoy con Lucy

"Kadanuumuu tiene una pelvis muy moderna y es de hace 3,6 millones de años", dijo Lovejoy, "lo cual quiere decir que caminar erguido es ya muy viejo". Además, a juzgar por su pelvis y el punto de unión de los músculos isquiotibiales, "no hay duda de que tenía un estilo de correr similar al humano”.

El único problema de Kadanuumuu podría haber sido el tobillo izquierdo, el cual se le rompió en la infancia, a juzgar por un anillo cicatrizado del tejido del hueso. "Debió haber tenido un sufrimiento infernal”, dijo el paleoantropólogo Bruce Latimer, co-autor del nuevo estudio y director del Case Western Reserve University's Center for Human Origins

Mientras que los científicos son prácticamente unánimes en que Lucy y sus congéneres caminaban erguidos de alguna forma, hay un generalizado y desacuerdo espíritu acerca de cómo tan bien y con qué frecuencia estas criaturas lo hacían.

Un campo insiste en que la especie Australopithecus afarensis, que vivió en el este de África entre 3 y 3,7 millones de años atrás, estaba, en términos anatómicos, "plenamente comprometido" para moverse en el suelo, y lo hizo caminando de la manera actual.

Hay evidencia circunstancial de que las huellas de Laetoli, un conjunto fantasmal de huellas dejadas en la húmeda ceniza volcánica por dos, o posiblemente tres, individuos hace 3,6 millones años, son del mismo tiempo en que Kadanuumuu vivió. Las impresiones se hicieron en lo que hoy es el norte de Tanzania, cerca de unos 1.100 kilómetros de donde fue encontrado Kadanuumuu.

Foto: Huellas de Laetoli

Las huellas indican que los caminantes, presumiblemente las especies de Kadanuumuu y Lucy, tenían arqueada la planta del pie, un mecanismo vital de amortiguación que permite caminar a larga distancia. A los chimpancés y a los gorilas les falta esta adaptación.

Esta primavera los investigadores compararon las huellas de Laetoli con las de algunos sujetos que caminaban normalmente, mientras que otros imitaban a los simios con las rodillas dobladas y la cadera doblada en cada paso. El análisis de los patrones de transferencia de peso a las huellas mostró que los excursionistas de hace 3,6 millones de años de Laetoli marchaban estrechamente juntos y con las piernas extendidas, de modo similar al paso de los humanos modernos .

En el campo disidente del Australopithecus afarensis se sostiene que Lucy y sus parientes conservaban algunos restos óseos de sus antepasados arborícolas, una señal de que todavía pasaron algún tiempo entre las ramas, mientras que su estilo de caminar sobre el terreno era muy diferente y menos eficiente que el nuestro.

Litigios relacionados sobre el tamaño del cuerpo masculino-femenino, el comportamiento de apareamiento y la organización social, dividen, asimismo, a la comunidad paleoantropológica. Algunos han calificado la disputa como "las grandes guerras afarensis".

Además, complican las cosas la pequeña estatura de Lucy y sus proporciones extrañas. Sus cortas piernas -mucho más cortas que un pigmeo humano- y los brazos relativamente más largos hacen que su especie parezca un chimpancé. Una impresión que podría ser complicada de evaluar sin algo con qué compararla.

"Si Ud. sólo tiene un individuo, Ud. no tiene ningún aprecio por la variación en una población", dijo DeSilva. "Imaginen qué pasaría si, un millón de años a partir de ahora, los paleontólogos encontraran el esqueleto de Shaquille O'Neal o de Danny Devito. Usted podría tener una mirada muy sesgada del asunto". Por lo tanto, se produciría el debate.

"La gente ha estado discutiendo desde siempre acerca de que Lucy tiene las piernas cortas y los brazos largos", dijo Latimer. "La idea es que si Lucy tenía los brazos largos, es que estaba en los árboles, y si ella tenía las piernas cortas es que no andaba muy bien".

Kadanuumuu aclara las cosas, dicen los investigadores de Cleveland .

"Él tiene las piernas relativamente largas", dijo Latimer, "no tanto como las tuyas y las mías, pero son más largas que las del chimpancé y el gorila". Su caja torácica es decididamente no simia, carece de la forma de embudo que permite a los chimpancés y a los gorilas girar el hombro hacia abajo para caminar sobre los nudillos. La paletilla del hombro de Kadanuumuu -un hueso frágil que raramente sobrevive enterrado durante millones de años- parece mucho más humano que simio .

Al igual que "Ardi", (Ardipithecus ramidus, un esqueleto parcial de 4,4 millones años de un ancestro humano aún más antiguo, y dado a conocer en octubre pasado por algunos de los mismos investigadores de Cleveland) Kadanuumuu refuerza la idea de que los chimpancés no pueden utilizarse como modelo para ver cómo hemos evolucionado, a pesar de que sean relativamente nuestros parientes genéticos más cercanos .

En cambio, el último ancestro común de los chimpancés y los seres humanos parece haber sido un generalista arborícola, cuyo plan corporal se asemeja más a un mono pequeño. Los chimpancés hicieron un montón de cambios después de la separación con nuestro linaje hace 5 ó 7 millones de años, dicen los autores del estudio.

"Lo que nos dice Ardi, y confirma Kadanuumuu, es que los chimpancés y los gorilas lo que han hecho, para facilitar su capacidad -arborícola- de trepar, ha sido, en gran medida, alargar sus extremidades anteriores y acortar sus miembros traseros", dijo Lovejoy.

"Todo el mundo pensaba que los ancestros humanos comenzaron con extremidades traseras como los chimpancés y que nosotros realmente las alargamos, siendo este acontecimiento decisivo en la evolución humana", dijo Lovejoy. "Y ahora resulta que no era una adaptación muy importante. No teníamos necesidad de alargar nuestras extremidades traseras mucho más para llegar a proporciones modernas. Ellas nunca fueron cortas".

Esas premisas (que la elongación de las piernas se hizo en gran parte hace 3.600.000 años, que la bipedestación moderna fue firme en su lugar, y que todo lo que alarga la pierna tuvo lugar más tarde y no fue tan importante en la lógica de la evolución) no casa bien con investigadores como William Jungers, un paleoantropólogo de la New York's Stony Brook University.

Ya en 1982 Jungers había publicado algunas de las primeras dudas científicas sobre la capacidad de Lucy para caminar al igual que los humanos modernos. Y, si bien elogió a Kadanuumuu como un descubrimiento importante, no ha cambiado de opinión.

En una entrevista de la semana pasada, después de revisar la nueva investigación, Jungers dijo que le defrauda las considerables alteraciones del cuerpo que tuvieron lugar después de que el Australopithecus afarensis vivió, un cambio de imagen a bípedo que aparece sólo con el surgimiento de nuestra propia familia, el género Homo.

"Lo que se ve con el surgimiento del Homo erectus, alrededor de 2 millones de años atrás, es el diseño de un esqueleto bastante diferente, y yo no creo que sea por casualidad", dijo Jungers . "Tienes una reorganización que nos está diciendo que algo nuevo ha sucedido en la adaptación de la bipedestación".

Aquello que más tarde vendría, es decir, los cambios operados después de Lucy, incluyeron más articulaciones robustas, más altura, cuerpos más estrechos, anchos hombros, dedos cortos, una cabeza más equilibrada y músculos más grandes en las nalgas, los cuales ayudaron no sólo a caminar, sino a favorecer carreras a grandes distancias, probablemente para cazar o carroñear, según las conclusiones de un estudio de 2004 de los investigadores Dan Lieberman, de Harvard, y Dennis Bramble, de la Universidad de Utah.

A falta de tal adaptación, a Kadanuumuu y los suyos se les puede considerar que eran solamente “buenos bípedos”, dijo Jungers. "Simplemente, no creo que sus capacidades fueran idénticas... a los humanos modernos".

Sin más fósiles, tan antiguos o mayores como los de Ardi, Lucy y Kadanuumuu, para poder comparar, las guerras sobre el afarensis se desencadenarán.

Haile-Selassie regresará a su nativa Etiopía a finales de este año con la esperanza de descubrirlos. El área de estudio donde su equipo desenterró los huesos de Kadanuumuu ha puesto de manifiesto tanto rocas ligeramente jóvenes como antiguas, de unos 3,6 millones de años, las cuales pueden contener más fósiles, posiblemente, incluso, una nueva especie diferente a la del Australopithecus afarensis.

Foto: Haile Selassie en el trabajo

Para la mayoría de los investigadores la búsqueda de un esqueleto parcial como Lucy es un momento que corona su carrera. Haile-Selassie lo ha hecho dos veces hasta ahora, rastreando en la tierra los iniciales huesos de Ardi en 1994 como un joven estudiante graduado, e identificando el brazo de Kadanuumuu en 2005.

"Tal vez para algunas personas no es una experiencia única en la vida", reflexionó. "No hay una fórmula para encontrar un esqueleto parcial. Es simplemente estar en el lugar correcto en el momento justo".

Latimer, su colega, no admite el punto de vista de la casualidad. "¿Tiene este individuo un toque de oro, o qué?", dijo. "No es únicamente la suerte".

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