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Vía: Televisa | 13 de junio de 2011
Es un hecho establecido que durante los últimos mil años el típico humano ha crecido en cuanto a su altura y peso.
Esta tendencia se aceleró particularmente durante los últimos dos siglos, debido a la sustancial mejora de los estándares de alimentación y los avances en la medicina.
Pero los expertos británicos de la Universidad de Cambridge concluyeron que en términos históricos más amplios, tomando los últimos 200.000 años, los humanos modernos somos mucho más pequeños en comparación con nuestros antecesores.
La doctora en Ciencias de Evolución Humana, Marta Lahr (foto a la izquierda), y su equipo en Cambridge han analizado restos humanos fosilizados desde África, Asia y Europa.
Increíblemente, los científicos británicos concluyeron que el hombre primitivo hace decenas de miles de años no simplemente era más alto y musculoso que el 'Homo sapiens' moderno, sino que también el peso de su cerebro era más elevado.
Un típico "cazador-recolectador de frutas" prehistórico contaba con un cerebro de 1.500 centímetros cúbicos. Ahora, nuestro cerebro típico es de 1.350 centímetros cúbicos, es decir, un 10 por ciento más pequeño.
La doctora Lahr analizó fósiles desde Etiopia que cuentan con al menos 200 mil años, de las cuevas de Israel, 120 mil años, y de Europa más de 10 mil años.
Según sus cálculos el peso de los hombres primitivos era entre 81 y 86 kilogramos. El típico peso de un hombre moderno ahora es entre 74 y 77 kilogramos.
"Podemos ver una continuación de la evolución humana. Pero en cuanto al cambio de la masa del cuerpo, vemos algo muy interesante: desde hace 10.000 años ha cambiado sustancialmente. La pregunta es: ¿por qué ha ocurrido este cambio?", cuestionó la doctora Lahr, quien presentó su reporte a la Sociedad Real de Gran Bretaña, un equivalente a la Academia de las Ciencias en este país.
Foto: Estilo de vida paleolítico: los bosquimanos del desierto de Kalahari se encuentran entre las últimas personas de la Tierra que aún viven como cazadores-recolectores
La respuesta de los científicos de Cambridge es ésta: hace 9.000 años los humanos tuvieron un cambio muy importante en cuanto a su ocupación, de los "cazadores-recolectores de frutas" comenzaron a convertirse en granjeros. Aunque esto ha incrementado la seguridad en cuanto a la comida diaria, al mismo tiempo las cosechas primitivas resultaron un cambio en la dieta, que no contenía algunos minerales y vitaminas. A su vez esto afectó el tamaño del cuerpo.
Por ejemplo, en el continente asiático los primeros granjeros sobrevivían con dietas de arroz y maíz, que contienen muy poca niacina (vitamina B), que es esencial al crecimiento del cuerpo.
Con la reducción gradual del cuerpo humano, el tamaño del cerebro también se ha reducido en un promedio del 10 por ciento.
Según los científicos de Cambridge, esto de ninguna manera significa que ahora somos menos inteligentes que nuestros predecesores.
"Hemos aprendido a cómo utilizar mejor el cerebro que tenemos. Durante miles de años de evolución hemos ahorrado energía forzando al cerebro para que trabaje más, aunque su tamaño sea más pequeño. Algo que vemos ahora, por ejemplo, con los procesadores de las computadoras", dijo la doctora Marta Lahr.
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En el blog de antropología de Dienekes', su autor hace unas interesantes matizaciones a las conclusiones de este trabajo dignas de tener en cuenta. Dice lo siguiente en su comentario al respecto (que traduzco):
"En primer lugar, me gustaría decir que no me cabe duda de que la transición del Neolítico llevó a un deterioro de la salud. Contrariamente a los autores de este trabajo de investigación, los cuales sugieren que esto es "contraintuitivo", sería inesperado si no fue así: el hombre vivió como cazador-recolector durante millones de años, y de repente se convertió a un nuevo estilo de vida para el cual no estaba bien preparado; sería sorprendente si su salud no se hubiera deteriorado. Una buena analogía es lo que está sucediendo ahora mismo en gran parte del mundo, al estar sometido a una transición desde la agricultura a una vida tecnológica moderna: aumento de la obesidad y sus problemas asociados, varias enfermedades mentales, etc.
En segundo lugar, hay un grave defecto con la tesis general de que la reducción en la estatura y la robustez fue el producto de la transición agrícola, ya que esto requiere la hipótesis adicional de que cazadores-recolectores, y sus sucesores agrícolas, fueron la misma gente en la misma región. Lo que poco a poco estamos empezando a aprender es que ellos no lo fueron de hecho, y que ha habido reemplazos masivos de población, comenzando con el Neolítico en gran parte del mundo.
Así, por ejemplo, el hecho de que los europeos del Neolítico fueran más cortos de estatura no lo es a causa de la agricultura, sino por el hecho de que los europeos del Neolítico derivaban de un pueblo que vivía en un clima más cálido, y, por lo tanto, eran más pequeños de cuerpo de acuerdo con la regla de Bergmann. Esto es consistente también con la observación (que se encuentra en el trabajo de investigación) de los datos sobre los portugueses, los cuales no siguen el patrón general; la población pre-agricola de Portugal no era tan alta como los agricultores de latitudes más septentrionales.
Así, mientras que es probablemente cierto (y esperable) que la transición agrícola fue un evento estresante para la especie humana, se debe tener cuidado al interpretar el patrón de cambio".
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