Ídolos de la Prehistoria Reciente en la provincia de Málaga: manifestaciones materiales de una ideología (I)

Fuente: Bécares Pérez, 1990: 94

Fuente: temporamagazine.com | Serafín Becerra Martín | 22 de mayo de 2014

Cuando visitamos algunos museos arqueológicos, entre las vitrinas nos sorprenden una serie de figurillas que nos miran fijamente. Estos ojos de nuestro pasado más remoto suelen estar catalogados como ídolos calcolíticos. Son representaciones simbólicas de una manera de concebir el mundo, la cual está sufriendo una profunda transformación en el marco del cambio social de las sociedades clasistas iniciales.

La composición formal de estos ‹‹ídolos›› parte de una uniformidad conceptual  reconocible en la utilización de un corto repertorio de elementos en su creación. Tradicionalmente su clasificación tipológica se ha producido en base a la materia prima utilizada en su fabricación y la forma del mismo. Desde las clasificaciones de Siret, a comienzos del siglo XX hasta las más recientes, estas piezas han sido clasificadas en ídolos sobre huesos largos, ídolos falange, ídolos placa, ídolos cilíndricos o betilos, etc. Los diferentes tipos de ‹‹ídolos›› coexisten en el tiempo, al menos algunos de ellos durante un amplio arco temporal, apareciendo en el registro arqueológico estas representaciones simbólicas desde el IV hasta comienzos del II Milenio a.n.e.   

 

 Adscritos a las comunidades agropastoriles de la edad del Cobre, aparecen en la provincia de Málaga una serie de ‹‹ídolos›› que siguen, al igual que en toda la mitad sur de la Península Ibérica, unas características formales que mediante la esquematización conceptual reflejan una realidad figurativa antropomórfica. Son los denominados ‹‹ídolos›› bitriangulares, fálicos, antropomórficos y las falanges decoradas.

1) Bitriangulares

El primero de estos tipos de representación simbólica se compone de dos triángulos, el de arriba invertido, unidos por el vértice. En ocasiones se le añade un tercer segmento triangular a modo de cabeza o elementos incisos imitando atributos femeninos o masculinos, generando una percepción mayor de antropomorfismo. Existe una tendencia por parte de sus productores a redondear los vértices. Este esquema figurativo es recurrente en la pintura esquemática coetánea, encontrándose en multitud de estaciones de arte rupestre, como es el caso paradigmático de Los Letreros en Vélez Blanco.

       - Bitriangulares del Parque Ardales (Ardales): En el contexto funerario de cuevas artificiales de Parque Ardales, encontramos tres ‹‹ídolos›› elaborados en pizarra. De escaso espesor, estas piezas varían entre los 3 y 4,5 cm de altura con un ancho entre los 2 y 1 cm.

        – ‹‹Idolos›› de Cortijo Zapata (Málaga): Aún por publicar se encuentra un yacimiento de ‹‹campo de silos›› excavado en la desembocadura del Guadalhorce, en el actual aeropuerto de Málaga, entre los años 2007 y 2008. En dicho enclave se documentaron en varias estructuras negativas la presencia de ‹‹ídolos›› bitriangulares y placa elaborados en pizarras, aparecen algunos con la composición de tres triángulos asemejando esquemáticamente la cabeza, el torso y la parte inferior de un ser humano.

   Dentro de los denominados bitriangulares aparecen una serie de figuras moldeadas en arcilla que siguen el modelo compositivo, a las cuales se les incorporan unas protuberancias a modo de pechos, y en ocasiones mediante el punteado se les remarca el triángulo púbico. En la provincia de Málaga encontramos en la Cueva de Nerja un grabado parietal que repite el esquema de estas terracotas.

       - Venus de la Pileta (Cueva de La Pileta, Benaoján): Es un ídolo ginemorfo de cerámica de unos 6 cm de longitud con los vértices curvados. Posee dos agujeros en los ángulos superiores a modo de ojos. Presumiblemente era para colgarla. En su superficie posee dos salientes a modo de pechos y una serie de puntos incisos en la zona del pubis para destacar los órganos sexuales.

       - Ídolo de Las Palomas (Cueva de Las Palomas, Teba): Se trata de un pequeño fragmento de barro cocido  de unos 3 cm que sigue el mismo patrón compositivo que la Venus de La Pileta, pero del que sólo se conserva la parte superior, con los atributos oculares señalados mediante dos orificios y la representación de los senos.

2) Ídolos Fálicos

   Esta serie de representaciones siguen un esquema sencillo, ya que el material utilizado, generalmente roca, se configura consiguiendo la forma de un falo, el cual siempre tiene remarcado el glande. Contamos con algunos ejemplos desde el neolítico, pero será durante el calcolítico cuando estos ‹‹ídolos›› adquieran mayor complejidad representativa. Tal es el caso del conocido ídolo de Almargen. La provincia de Málaga cuenta con un buen número de ejemplos de este tipo, por ello lo incorporamos en el presente artículo, ya que en los diferentes trabajos consultados no hemos evidenciado la presencia de estos.

       - Esculturas fálicas de Cañete la Real: Se han documentado un total de tres esculturas en diferentes yacimientos de este municipio malagueño. La primera de ellas se encontró en las inmediaciones de Cerro Sábora, enclave habitado desde el neolítico, y se corresponde con una escultura de arenisca de unos 45 cm de alto y 15 kg de peso que representa un falo, en cuyo vértice se encuentra remarcado el glande; así mismo, en su base aparece un grabado triangular que parece evidenciar el pubis femenino. En su parte central existe un abombamiento, componiendo toda la escultura una representación iconográfica similar al ‹‹ídolo›› de Almargen. La segunda de las esculturas es la representación de un falo, esta pieza también realizada en arenisca posee unos 45 cm de largo y 23 kg de peso. El último de estos ‹‹ídolos›› fálicos es una descomunal representación en arenisca de casi un metro de alto, 75 cm de grosor y con aproximadamente 250 kg. de peso.

       - Ídolo de Almargen (Almargen, Málaga): Por último encontramos esta espectacular escultura marmórea de más de 22 kg de peso y casi medio metro de alto. Su hallazgo fue casual, por lo que desconocemos el contexto arqueológico de la pieza, pero sus características formales no permiten albergar ninguna acerca de sus paralelos estilísticos con las pinturas esquemáticas calcolíticas. La pieza de sección circular tiene una forma oval y alargada. Si orientamos la escultura en función del rostro que posee, podemos decir que en su extremo superior aparecen unos arcos orbitales y una nariz, elaborándose los ojos mediante círculos en relieve. La iconografía de esta representación formal sigue el esquema de los antropomorfos esquemáticos tipo ‹‹golondrina›› o ‹‹ancoriformes›› de la pintura coetánea. El otro extremo presenta una protuberancia a modo de glande, encontrándose a medio camino entre el rostro y la punta fálica un abultamiento que parece evidenciar el embarazo de la figura, componiendo un conjunto de gran carga simbólica al conjugar la bisexualidad de hombre y mujer en una misma pieza, así como por su más que probable policromía en rojo.

Fuente: Cantalejo, P. et al., 2013: 72

3) Representaciones antropomorfas.

Los ‹‹ídolos›› antropomorfos son aquellos en los que se identifican atributos del cuerpo humano. Concretamente en este grupo se insertan aquellos que van más allá de la esquematización en la representación del cuerpo humano, presentando partes del mismo como la cabeza, los brazos, el torso, las piernas o atributos sexuales. Poseemos en el territorio malagueño de dos ejemplos característicos de este tipo.

       - Torso de la Cueva de Nerja (Nerja, Málaga): Es una pieza de barro cocido de aproximadamente 48 cm de alto por 36 de ancho y 30 de grosor. Su morfología es la de un torso humano decorado con líneas de puntos incisos. Esta pieza debió de formar parte de una figura articulada a tenor de los agujeros que posee tanto en la zona superior, donde se insertaría una cabeza, como en los laterales para los brazos. El agujero superior se prolonga a lo largo del interior de la figura hasta la parte inferior, permitiendo su inserción con las extremidades inferiores de la representación antropomórfica.

        – Antropomorfo de la Cuesta de los Almendrillos (Alozaina, Málaga): en el marco de la excavación del sepulcro megalítico homónimo aparecieron los fragmentos de una figura sedente realizada en terracota cuya reconstrucción deja entrever la representación de una figura humana sentada cuyos brazos descansan sobre sus muslos.

Fuente: elaboración propia a partir de • Simón Vallejo, M. D. y Cortés Sánchez, M., 2007 :165

4) Falanges decoradas.

   Por último, encontramos una serie de ‹‹ídolos›› elaborados en falanges de animal y que cuentan con elementos decorativos que siguen los patrones establecidos en otro tipo de representaciones simbólicas, como son los ‹‹ídolos›› oculados.

        – Ídolo de la Cueva de Belda (Cueva de San Marcos, Málaga): Realizado en una falange animal, tiene una longitud de 7 cm, aunque aparece fracturado en su parte superior. Esta pieza cuenta en su cara anterior incisiones que representan unos ojos con la pupila marcada por un punto central. Alrededor de esta se aprecian una serie de rayas que representan las pestañas. Por debajo de esta composición ocular, una serie de líneas en ángulo se ubican en los laterales de la figura formando dos columnas a cada lado. En su cara posterior la superficie está pulimentada y carece de decoración.

       - Ídolo Falange de Ardales: Se trata de una falange de unos 6 cm de alto con dos incisiones destacadas a modo de ojos y un tratado alisamiento en sus lados.

Como vemos, en la actual provincia de Málaga contamos con al menos una veintena de ‹‹ídolos›› datables entre el IV y el II milenio a.n.e., y que se enmarcan en el contexto de la producción de estas expresiones simbólicas desde finales del neolítico hasta la edad del bronce en el sur peninsular. En el próximo artículo profundizaremos en las motivaciones sociales que llevaron a desarrollar esta práctica ideológica por sociedades clasistas iniciales de carácter agropastoril.

Bibliografía|

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Respuestas a esta discusión

Ídolos de la Prehistoria Reciente en la provincia de Málaga: manifestaciones materiales de una ideología (II)

Fuente: temporamagazine.com | 29 de julio de 2014

Como expuse en el artículo anterior, en la actual Provincia de Málaga existen al menos una veintena de “ídolos” encuadrables entre el IV y el II milenio a.n.e., aunque con la continua investigación siguen apareciendo nuevas piezas. La presencia de estos productos arqueológicos de carácter ideológico se enmarca en el contexto de la producción de expresiones simbólicas desde finales del neolítico hasta la edad del Bronce en el sur peninsular. Con esta segunda parte, pretendo acercar al lector a las implicaciones ideológicas que pudieron tener estas representaciones plásticas dentro de las sociedades que las produjeron.

“Ídolos” como los que aparecen entre el IVº y el IIº milenio a.n.e. en la provincia de Málaga los encontramos en toda la mitad sur de la Península Ibérica, apareciendo en yacimientos de la zona del Andarax y Cabo de Gata, la llanura extremeña y el Alentejo portugués, así como en la baja Andalucía. En este mismo lapso temporal se documentan paralelismos compositivos desde Anatolia y Grecia hasta Cerdeña.

La composición formal de estos “ídolos” tiene paralelos en representaciones de la cerámica y la pintura esquemática de los abrigos rupestres, reflejando una uniformidad conceptual en el modo de plasmar estos tipos de motivos, y por lo tanto una cierta expresión ideológica común, la cual puede presentar variantes regionales. Los diferentes tipos de “ídolos” analizados en el anterior trabajo no se sustituyen entre sí, sino que coexisten temporalmente, manteniendo una continuidad ideológica en un periodo de profundos cambios sociales, como se evidencia en la presencia de rasgos formales similares en cada uno de los tipos.

Las diferentes tipologías que se han definido como representaciones antropomorfas, se caracterizan por representar a la mujer en base a un esquema en doble triangulo, como se puede apreciar en los grabados de la Cueva de Nerja y en la Cueva de los Letreros (Vélez Blanco). Este modelo bitriangular es con el que se conforman las estatuillas modeladas en arcilla, las cuales pueden incluir pechos y el triangulo púbico, como las entre las denominadas “venus” de las cuevas de La Pileta  y Las Palomas, en Benaoján y Teba respectivamente. Este tipo de representación es el mismo que aparece en las terracotas femeninas de Cabezo Juré (Huelva), las cuales en este caso incorporan una serie de incisiones a modo de mechones de pelo, relacionándose este tipo de esquematización capilar con los “ídolos” oculados cilíndricos del depósito votivo de Huelva y Valencina de la Concepción entre otros yacimientos. Este esquema conceptual, aunque de una manera más simplificada, es el que siguen las pequeñas plaquitas bitriangulares pertenecientes a los ajuares funerarios de las necrópolis de Las Aguilillas en Campillos y de Parque Ardales.

La representaciones masculinas podemos vincularlas tanto con los “ídolos” placa, como con los cilíndricos o los falange, así como con otros de menor esquematismo, como el Torso de Nerja o el de la Cuesta de los Almendrillos.

Si parece existir un modelo esquemático en cuanto a la representación de los rostros, los cuales quedan  reducidos al arco supra orbital, un par de puntuaciones que representaba los ojos y una línea vertical que conforma la nariz, y son los denominados oculados, que en el caso de los cilindros y las cerámicas millarenses aparecen con la representación de la pupila y en ocasiones de las pestañas. El primer modelo de oculado descrito aparece pintado en enclaves de arte esquemático como Peñas de Cabrera (Casabermeja) y El Ermijo (Álora), plasmándose en una escultura de bulto redondo como es el ídolo fálico de Almargen.

                                Antropomorfos esquemáticos de Álora. Fuente: Serafín Becerra

Todos estos ejemplos de representaciones antropomórficas esquemática constituyen la visión subjetiva de como se representaron a sí mismos los seres humanos durante la Prehistoria Reciente. (Cantalejo et al., 56-57)

En cuanto a qué papel jugaron estos “ídolos” dentro de las sociedades que habitaron la mitad sur de la Península Ibérica entre el IVº y el IIIº milenio a.n.e. tengo que decir que no existe una visión homogénea dentro de los investigadores, sino que son diferentes las concepciones teóricas que se han dado en el tiempo sobre este fenómeno histórico.

En el marco del Historicismo Cultural, María José Almagro Gorbea relacionó de una manera directa los “ídolos megalíticos” con la existencia de una cultura hispano-portuguesa, reconociendo estos objetos como elementos de un culto a la divinidad megalítica, siendo definidas como representaciones de la misma basadas en esquemas compositivos recibidos desde Oriente. Esta autora consideraba estos “ídolos” evoluciones locales entroncadas con los hallados en el III milenio a.n.e. en las Cícladas, Biblos y Troya, vinculando desde perspectivas difusionistas el sur peninsular con el mediterráneo Oriental.

Por su parte V. Hurtado desde el Procesualismo propone como hipótesis explicativa la aparición de estas figuras como representaciones simbólicas de una nueva manifestación ideológica, en relación con cambios en la base de la estructura social y la consolidación de la élites en el III milenio a.n.e. Se vincula la posesión restringida de este tipo de productos con determinados grupos o individuos pertenecientes a las nuevas élites dominantes. Por ello, contempla la escasa variedad estilística de este tipo de representaciones como elementos de un discurso común con el que las élites pretenden sacralizar su nuevo papel dentro de la sociedad; combinando de este modo, según este autor,  los aspectos políticos y religiosos propios de los líderes de las sociedades complejas mediante el control  de los medios materiales e intelectuales de producción. Las élites al controlar el poder político también controlarían el poder religioso. Las figurillas se configuran como las expresiones materiales de una ideología político–religiosa, pudiendo ser utilizadas en el contexto de ceremonias y rituales. La desaparición de este tipo de “ídolos” vendría con la consolidación del sistema de jerarquización social.

Desde la perspectiva materialista históricaF. Nocete considera la presencia de estas representaciones simbólicas durante el III Milenio a.n.e. como instrumentos de coacción, que regulando la reproducción social,justifican relaciones de dominio y hegemonía. Mediante el poder ideológico se pretende legitimar la autoridad por lo que considera que el desarrollo de esta iconografía coincide con la formación de los primeros centros de jerarquización territorial, haciendo coincidir su desaparición cuando se manifiesta de una forma explícita la coerción a finales del III, en una línea similar a lo que expone V. Hurtado pero con implicaciones sociales en el marco de la arqueología social.

Tradicionalmente, la utilización de la representación iconográfica de la mujer, así como de los órganos sexuales masculinos o femeninos, se vinculaba a rituales de carácter mágico-propiciatorio asociado con la fecundidad, y una herencia de la Diosa Madre relacionada con las Venus Paleolíticas. Sin embrago, actualmente podemos decir que el uso de estas expresiones ideológicas son un medio de comunicación que forma parte de los instrumentos de coerción y dominio incipiente dentro las sociedades que habitaron la Península Ibérica en el III milenio a.n.e. Con el fin de evitar la ruptura social, la clase dominante puede ejercer su dominio en base a una superioridad no establecida por la coerción solamente, sino mediante el consenso, transformando su ideología de grupo en verdades que son aceptados por las clases dominadas como validas para el desarrollo de la sociedad, y es en este lugar donde parecen jugar un importante papel tanto los “ídolos” como las pinturas esquemáticas.

“Idolos” y expresiones gráficas del arte esquemático están íntimamente relacionadas con los modos de producción y reproducción de las comunidades que los crearon, como se evidencia en la continua representación de escenas agrícolas y ganaderas. La ideología enmascara desigualdades, como se refleja en la prolífica aparición de elementos femeninos en estas manifestaciones culturales, si bien, a pesar de ser el principal modelo, las mujeres estarían postergadas socialmente. Esta manipulación ideológica es la que evita las contradicciones internas en el seno la estructura tribal.

                                  Ídolo fálico de Cañete la Real.  Fuente: Pedro Cantalejo

En este sentido, decir que los “ídolos” como manifestaciones materiales de una ideología son expresiones derivadas de la estructura, y por tanto su desaparición estaría vinculada a las modificaciones producidas en el seno de la misma fruto de las contradicciones internas de la sociedad que las produjo. Como parte integrante de la ideología, los “ídolos”,  en un momento de cambio social pretende ayudar a mantener la idea de continuidad ininterrumpida a través de una vinculación ideológica a la etapa precedente, por ello se mantiene un esquema conceptual derivado posiblemente de las sociedades tribales comunitarias. Si bien, la nueva élite social se legitima y reconoce como tal en la posesión de estos productos, evidenciando una desigualdad social incipiente enmascarada bajo elementos de la ideología anterior, puesto que aún no se ha consolidado la jerarquización social; cosa que se dará a comienzos del IIº milenio a.n.e. y momento en el que desaparecen estas piezas, nexos entre la vieja y la nueva ideología.

En definitiva, las manifestaciones materiales ideológicas, como son los denominados “ídolos” así como el arte esquemático, son expresiones culturales que nos permiten acercarnos a los modos de producción agropecuaria, a la paulatina implantación de la propiedad, desde lo comunal a lo privado y, por supuesto, a las desigualdades que se están generando en las sociedades que poblaron la actual provincia de Málaga durante el III milenio a.n.e.

BIBLIOGRAFÍA

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