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Göbekli Tepe sitio arqueológico del inicio del neolítico está considerado como el lugar de culto religioso más antiguo del mundo. Situado al sureste de Turquía cerca de la frontera con Siria. Descubierto en 1963, tuvo que esperar hasta mediados de los años 1990 para que científicos alemanes del Deutsche Archäologische Institut (DAI) iniciaran la exploración del lugar.
El conjunto está compuesto principalmente por columnas de tres metros de altura excavadas a partir de la roca de la cima. Las prospecciones geomagnéticas indican que debe de haber unas 200 de ellas. Estos monolitos están cubiertos de relieves grabados con figuras de animales. En muchos de los relieves se han descubierto signos abstractos y geométricos. Göbekli Tepe pudo haber sido un espacio dedicado al culto de los muertos. No se han encontrado ningún vestigio de haber sido habitado. Este lugar nunca fue destruido, simplemente fue enterrado premeditadamente, con tierra y piedras. La DAI pronostica que la exploración se extenderá durante más de dos décadas. Fuente: Wikipedia
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Göbekli Tepe (Turquía). En busca del paraíso de Adán y Eva
Gobekli Tepe (9500 a.C.), el Stonehenge de Turquía
Fotos: © Berthold Steinhilber | Smithsonianmag.com
Fotos: © Berthold Steinhilber | Smithsonianmag.com
Göbekli Tepe. An early Neolithic mountain sanctuary in the foothill.... German Archaeological Institute.
Había templos en el 9000 a.C., antes de existir ciudades o agricultura
Quizá los textos bíblicos del Edén recuerdan una próspera sociedad cazadora, que elevó templos hace 11.000 años en la colina Göbekli.
Vía: Mar Gómez | Forum Libertas.com
Decía Chesterton en su libro Ortodoxia que los hombres, antes de poder comerciar, tuvieron que asumir que hay lugares sagrados, santuarios donde el respeto a los dioses impone la paz. Cuando dos hombres o dos tribus asumieron que tal o cual lugar era sagrado y la sangre allí no debía derramarse, pudieron empezar a utilizar ese lugar, primero para adorar, y luego para comerciar. La prosperidad es fruto de la paz; la paz, fruto de la adoración y lo sagrado.
La idea de Chesterton era sugerente y ponía a la religión como motor de progreso, dejando a los factores económicos un segundo lugar. Faltaba una comprobación empírica. Y algo así es lo que encontramos recientemente en Göbekli Tepe, un antiquísimo santuario en Turquía sudoriental, cuyo análisis publica ahora en un libro el arqueólogo Klaus Schmidt, director de las excavaciones, que incluyen templos en una época en que no había aún ni un sólo campesino sobre la tierra.
Un Edén de hace once mil años
Aquellos hombres de Göbekli, hace 11.000 años (del 9000 a.C., datado por el carbono 14) eran cazadores y recolectores, aún no tenían ciudades ni cultivos, pero ya habían edificado templos y santuarios. Si recordamos que el famoso santuario de Stonehenge en Inglaterra fue construido por culturas campesinas neolíticas (en tres fases, entre el 3000 a.C. y el 1600 a.C.) podemos entender la antigüedad de estos santuarios.
"Y el Señor plantó un jardín en Edén, mirando al Este, y puso al hombre dentro". Según los capítulos 2 y 3 de Génesis, en el Jardín del Edén nacen 4 ríos. Dos de ellos son conocidos: el Éufrates y el Tigris. Precisamente en el curso superior del Éufrates y el Tigris, es donde se ha estipulado que tuvo origen la agricultura.
Fue en la región suavemente empinada que precede a las cordilleras de Tauro y Zagros, en la zona fronteriza entre Irán, Irak y Turquía, donde tuvo lugar esta revolución cultural hace unos 11.000 años. El Homo sapiens, hasta entonces nómada y cazador, dejó a un lado las armas de caza.
Los biólogos del Instituto Max Planck para la Investigación de Cultivos de Colonia (Alemania) han localizado el lugar exacto comparando la genética de 68 tipos de una planta, la escanda moderna, localizando la planta originaria común, silvestre, que aún crece en las laderas del volcán apagado de Karacadag.
Excavaciones en Siria y en Turquía demuestran que hacia el año 10000 a.C, los pueblos cazadores de la media luna fértil vivían en medio de una naturaleza exuberante. Rebaños de hasta 100.000 gacelas (según el paleozoólogo Joris Peters) pasaban por rutas fijas, muy fáciles de cazar. Los últimos hallazgos demuestran que en el año 12000 antes de Cristo los nómadas ya erigían asentamientos permanentes (eran depósitos para guardar carne que secaban y salaban allí).También había campos de frutos silvestres que los hombres protegían de animales.
La expulsión del Paraíso y el pan con sudor
Alrededor del 7500 a.C., la caza se agotó. Obligados por el hambre, los hombres se agruparon en pueblos (neolítico, ciudades) y dio comienzo el duro trabajo de cultivar la tierra. Capturar ovejas y cabras no era muy difícil, pero adaptarlos a reproducirse en cautividad sí lo fue.
Los científicos han comparado esqueletos de cazadores de la primera época con esqueletos de los pioneros campesinos. Los restos hablan con claridad: los campesinos llevaban vidas más duras, enfermaban más, morían antes. Los campesinos del antiquísimo pueblo de Nevali Çori (8500 a.C.) lo atestiguan: su esmalte dental era muy malo, comían sobre todo guisantes y lentejas.
Precisamente aquí, en el montañoso norte de Mesopotamia, en la cuna de los cereales, están las excavaciones del santuario de Göbekli Tepe, un templo más antiguo que cualquier ciudad, más antiguo que la agricultura misma, unas construcciones megalíticas hechas por cazadores en una época dorada y olvidada... excepto por los ecos de las leyendas de Oriente en la Biblia.
¿Tendrá relación esta cultura nacida en la abundancia de caza y pesca con el Jardín del Edén? ¿Puede ser que los pueblos de Oriente Medio guardasen memoria de aquella época en que se cazaba y recolectaba y se adoraba a la divinidad que proveía generosamente? ¿Puede ser que al acabarse la caza y llegar una época de agricultura difícil, poco fructífera, de sedentarización triste, se recordase el pasado en el paraíso?
Los restos arqueológicos
El lugar que despierta mayor asombro es una colina pelada cercana a Urfa. Antaño se apiñaban en su cumbre varios templos. Por el momento se han desenterrado cuatro y se han detectado otros 16. Han salido a la luz una serie de pilares de piedra. Estaban decorados con grandes imágenes en relieve de animales: serpientes, jabalíes, toros, zorros, gacelas, garzas paradas sobre agua que estaba representada por líneas onduladas. Se hallaron asimismo una cantidad de pequeñas plaquetas con signos incisos, de naturaleza geométrica y otros, que aparentemente no cumplían otro propósito que portar esos signos. Entre los escombros se divisa la estatua de un jabalí y una cabeza humana de gran tamaño.
Klaus Schmidt, director de las excavaciones, cree que este lugar alcanzará pronto fama mundial por lo impresionante de su antigüedad. Como el Edén, aquí empezó todo. Y empezó, como apuntaba Chesteron, con la adoración.
"Hasta ahora se pensaba que los únicos que habían construido templos y asentamientos permanentes habían sido los campesinos sedentarios", explica Klaus Schmidt, quien indica que para construir el santurio hicieron falta de 300 a 500 canteros. Recortadon de la cantera estelas y postes totémicos. En el santuario no había ciudadanos, sólo los sacerdotes. En los templos circulares ardían fogatas. Se hacían sacrificios y se rezaba cuando en toda la Tierra aún no había un campesino.
Eran los tiempos de clima suave y tierras verdes tras el deshielo. El pueblo de Göbekli se organizaba en grupos de cientos de cazadores que guiaban rebaños enteros de gacelas a trampas, cazando toneladas de carne y pieles de una vez. Incluso inventaron un primer muesli energético con cereales silvestres que cosechaban sin mucho esfuerzo.
La memoria en las leyendas
Como en el Edén, en la cordillera de Tauro nacen más de una docena de ríos. Allí está la ciudad de Urfá, con un lugar sagrado desde siempre llamado "la gruta del nacimiento de Abraham". Allí ha aparecido la estatua de gran tamaño más antigua del mundo. Mide casi dos metros de alto y procede probablemente del décimo milenio antes de Cristo.
Hoy Göbekli Tepe es una colina inmensa y polvorienta. El calor impide excavar en verano y sólo se ha excavado el 5% del santuario. Ahí espera su religión, sus estelas, sus esculturas. Los sumerios, cuna de la civilización (la rueda, la escritura...) quizá procedían de aquí antes de bajar a las zonas de barro y cultivos del Tigris y el Éufrates. Quizá al bajar para fundar sus ciudades de ladrillo de barro, llevaron con ellos el recuerdo ancestral de una tierra de gacela y grano silvestre, de un jardín que no había que trabajar, la tierra del primer hombre y la primera mujer y la serpiente que causó la expulsión.
Este interesante post, que nos ha puesto José Luis Santos, sobre el sitio arqueológico de Göbekli Tepe, en los inicios del Neolítico, no cabe duda que suscita muchos puntos de reflexión y debate.
De la información ofrecida, hay tres aspectos que llaman poderosamente la atención:
1º La antigüedad del área arqueológica, en la etapa de los inicios del Neolítico.
2º La consideración de la misma como un santuario religioso.
3º La abundante presencia de figuras zoomorfas.
Estas tres circunstancias, tomadas en su conjunto, y no de forma aislada, invitan a concluir que estamos ante un magnífico ejemplo arqueológico de lo que constituye la primera fase del proceso o desarrollo del fenómeno religioso desde el punto de vista de la teoría de la religión expuesta por el filósofo Gustavo Bueno en su libro "El animal divino", esto es, desde los presupuestos del materialismo filosófico que ha elaborado.
En este sentido, déjenme que les exponga una pequeña parte del texto que sirve de presentación a dicho libro en la web www.fgbueno.es, como ilustración resumida de lo que acabamos de decir:
La nueva teoría que se ofrece en este libro consiste, en efecto, en establecer tres fases históricas del desarrollo de la religión, fases que son sucesivas, sin que ello quiera decir que las anteriores queden borradas por las posteriores, puesto que una fase determinada puede reaparecer, o subsistir con otras. La idea principal es que la vida religiosa del hombre comenzó precisamente a raíz del trato con los animales –con cierto tipo de animales, en el paleolítico–. Estos animales representaron para el hombre paleolítico, y lo encarnaban realmente, el papel de númenes, es decir, de entidades que, sin ser humanas, eran sin embargo centros de voluntad y de entendimiento, entidades a las que había que engañar, rogar, obedecer o matar. Estos númenes corresponden a las figuras representadas en las cuevas prehistóricas. Esta fase primaria de la religión se acaba con la domesticación de los animales.
Según esto, estaríamos ante un yacimiento-santuario de considerable importancia, tanto por su magnitud como por sus características, en el que se evidencia cómo las prácticas religiosas de los cazadores-recolectores, en el periodo considerado, todavía se rigen por las relaciones numinosas que mantienen con los animales que les rodean. La gran cantidad de representaciones zoomórficas así lo atestiguan.
Un yacimiento-santuario que habría que considerar en las postrimerías de la primera fase histórica del desarrollo de la religión, en el periodo de transición hacia el Neolítico, en el que tendrían lugar los primeros y largos procesos de domesticación no sólo de plantas, sino, asimismo, de animales. Y, en consecuencia, con arreglo a las tesis de Gustavo Bueno, en los primeros compases de la segunda fase del desarrollo de la religión, donde ésta adquiere carácter mitológico, por decirlo brevemente.
Como se comprenderá, bajo esta perspectiva, la interpretación del santuario de Göbekli Tepe adquiere contornos materialistas muy distintos que permiten desechar o superar teorías o interpretaciones psicologistas o sociologistas, muy superficiales en sus resultados, tal como las que e nos presenta del escritor Chesterton.
Por lo demás, estoy de acuerdo con Juan Carlos Méndez en que tampoco hay por qué extrañarse cuando se señala que, en la fase de transición al Neolítico, hacia una sociedad agrícola, se ha constatado que los inicios se caracterizaron por unas condiciones y resultados muy adversos.
No sólo entra dentro de lógica y de los conocimientos que se tienen de estos procesos, puesto que es evidente que no debió resultar nada fácil dominar todo el amplio abanico de fenómenos que afectan a la actividad agricultora (así como la domesticación de animales), y, por tanto, sólo cabe contemplarla bajo el prisma de un proceso evolutivo largo y complejo lleno de dificultades.
Si, además, en la génesis de ese proceso se le añade el problema de obtención suficiente de proteínas de origen animal, bien por disminución o agotamiento de los recursos animales susceptibles de ser cazados, bien porque la actividad agrícola exigió mayor dedicación y esfuerzo, resulta evidente que el contexto de supervivencia derivado de ello tuvo que resultar extremadamente duro y penoso.
La antropología materialista cultural -Marvin Harris, por ejemplo- ya hace tiempo que ha puesto de relieve, respecto al análisis de las sociedades primitivas, las grandes desventajas (biológicas, económicas, sociales, etc.) que se derivan de una dieta excesivamente vegetariana y precaria en proteína de origen animal.
Sr. Servan, las virtudes intelectivas, personales, de Chesterton no vienen al caso. Déjese de hacer comparaciones en ese terreno que siempre tienen una connotación odiosa.
No obstante, le diré que, el hecho de que se pueda apreciar muchas de las contribuciones que Chesterton ha ofrecido en aquellas áreas que su genio cultivó, no obsta para que se pueda considerar como erróneas y superficiales algunas otras conclusiones que nos ha ofrecido sobre determinados asuntos, tal como el que nos ocupa en este post. Naturalmente, este resultado se modulará dependiendo de los presupuestos históricos y filosóficos de los que parta cada cual.
Yo me he limitado a ofrecer, sucintamente, una interpretación distinta que se puede aplicar a las implicaciones que ofrece el yacimiento-santuario de Göbekli Tepe. De paso, he puesto algunos enlaces y referencias que pueden servir para informarse y ampliar conocimientos al respecto.
Si usted cree que la inteligencia que Chesterton nos ha ofrecido en sus obras puede aportar más profundidad de análisis sobre el particular, o una visión teórica distinta que lo explica mejor que otras, no se prive de hacérnoslo saber.
Un cordial saludo
Estimada Mar:
No conviene hacer juicios tan a la ligera poniendo en un mismo plano de igualdad las ideas de la articulista Mar Gómez, las de Chesterton y las de Gustavo Bueno, diagnosticándolas de generalidades.
En el primero y segundo caso asistimos a unas ideas sin ninguna fundamentación, en las que incluso se pide el principio argumentativo (¿Qué es eso de que la prosperidad es fruto de la paz y ésta fruto de la adoración y de lo sagrado? En mi vida he visto tal sinsentido. ¿Acaso no se han producido situaciones exentas de paz -bélicas, conflictivas- como consecuencia de la adoración y de lo sagrado? ¿Y acaso no se dan situaciones de miseria en tiempos de paz debido a mil causas?), y bajo un prisma excesivamente espiritualista-metafísico-religioso, por no decir que hay riesgo de comparaciones anacrónicas.
En el tercer caso, las ideas de Gustavo Bueno sobre el núcleo y desarrollo de la religión se circunscriben, en cambio, dentro de una teoría muy fundamentada dentro del sistema del materialismo filosófico que viene practicando en sus numerosos ensayos.
Hay, por tanto, diferencias muy notables entre las ideas de unos y de otros como para concluir que estamos ante generalidades sugerentes pero nada más.
Respecto a las llamadas Venus paleolíticas, éstas no cabe calificarlas como numinosas, con carácter religioso, sino que tendrían un sentido muy posiblemente simbólico y apotropaico. La consideración de las mismas como diosas madre o diosas de la fecundidad son meramente especulativas.
En cuanto al arte paleolítico como representación de algún mito, te sugiero que leas en algún sitio (por ejemplo, la Wikipedia) la definición del concepto. Las representaciones del arte rupestre no cabe conceptuarlas como representaciones de algún mito (en el límite, si lo aceptáramos, estaríamos en todo caso ante ejemplos de proto-mitos muy rudimentarios). No hay nada que invite a ver en ellas relatos o descripciones numinosas-mitológicas.
Y por último, cuando hablas de poblaciones consideradas en un grado de desarrollo más "primitivo", como las australianas, ¿a qué te refieres? ¿Qué poblaciones son ésas? ¿Más primitivo con respecto a quién? Si es con respecto a la etapa paleolítica he de decirte que no hay nada por ahora que pueda demostrar que en dichos tiempos paleolíticos se tenían nociones de un ser supremo celeste que vaya más allá de las experiencias animistas.
Saludos cordiales.
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