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Los paleontólogos Emiliano Bruner (derecha) y José María Bermúdez muestran los fósiles estudiados - ICAL
Fuente: ABC.es | 28 de abril de 2016
La similitud que existe entre los fósiles hallados en el yacimiento de Sima de los Huesos de Atapuerca (Burgos) con el cráneo de Maba, hallado en China en 1950, sugiere «un proceso evolutivo común» entre Europa y Asia, según sostuvieron hoy los investigadores del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh) Emiliano Bruner y José María Bermúdez de Castro.
El responsable del laboratorio de Paleoneurobiología del Cenieh, Emiliano Bruner, acaba de publicar tres trabajos sobre tres fósiles que abarcan los continentes originarios de distribución del género Homo: África, Asia y Europa. Se trata del estudio paleoneurológico del cráneo de Buia, hallado en Eritrea y datado en 1 millón de años; el estudio paleoneurológico del cráneo de Maba, encontrado en China y datado entre los 300.000 y 130.000 años; y el estudio anatómico del parietal de Homo antecessor hallado en Atapuerca, datado en 800.000 años.
Cuatro posiciones del mismo cráneo de Maba, en el que se observa la fractura. | PNAS
«La misma combinación, cara neandertal y rasgos primitivos en el neucráneo se encuentra en Atapuerca, precisamente en los individuos del yacimiento de Sima de los Huesos; y esta similitud sugiere un proceso evolutivo común entre Europa y Asia», argumentó. Por ello, afirmó: «Pensamos que ambos fósiles han compartido algo de historia filogenética» y añadió que existen dos posibilidades, informa Ical.
Por un lado, «que formen parte de una misma población de la misma especie; una especie euro-asiática que poblaba un territorio que iba desde Atapuerca hasta China», indicó y, por el otro, que «el parecido se debe a un antepasado común de las poblaciones europeas y asiáticas y después se encaminen hacia espacios evolutivos diferentes».
Además, agregó que este fósil chino podría estar relacionado con unos pobladores de Siberia aún por identificar, dado que hay estudios genéticos que han sugerido la existencia de grupos humanos extintos en estas regiones, diferente de los otros ya conocidos en Europa y Asia. Este estudio se ha llevado a cabo en colaboración con la investigadora Xiujie Wu (derecha) del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de la Academia Nacional de Ciencias de Pekín.
El segundo trabajo se centra en el estudio anatómico del fragmento más grande hasta ahora conocido del neurocráneo de Homo antecessor, el parietal descubierto en el yacimiento de Gran Dolina de Atapuerca, en el año 2003, y datado en alrededor de 800.000 años. Este trabajo se ha publicado en la revista francesa «Comptes Rendus Palevol», en colaboración con el equipo de Atapuerca liderado por José María Bermúdez de Castro, coordinador del Programa de Paleobiología del Cenieh.
Parietal de 'Homo antecessor' hallado en la Gran Dolina de Atapuerca.
Así, dicho estudio revela «caracteres primitivos comunes a Homo erectus y a otros homínidos arcaicos, una edad juvenil de 4 a 12 años y fracturas posiblemente asociadas a la muerte del individuo», explicó.
El tercero de los trabajos se centra en el molde endocraneal de Buia, un homínido africano datado en un millón de años que fue descubierto en la depresión de Danakil, al sur de Eritrea, y se realizó en el marco de un proyecto que involucra a diez instituciones diferenets, liderado por el paleoantropólogo Roberto Machiarelli (izquierda),de la Universidad de Poitiers (Francia). El estudio, según precisó Bruner, apunta a «una forma cerebral con rasgos generalmente primitivos, pero a la vez muy distinto de otros hallazgos asociados a la misma especie».
Representado por un cráneo casi completo, se trata de uno de los dos individuos de Homo erectus asociado al registro fósil africano de aquel periodo. El estudio, según ha precisado Bruner, apunta a “una forma cerebral con rasgos generalmente primitivos pero a la vez muy distinto de otros hallazgos asociados a la misma especie”. Unas diferencias, ha dicho, que denotan una “variabilidad muy acentuada en estos primeros humanos”. En este sentido, ha sostenido que “queda por evaluar si en dicha variabilidad ya se podía esconder la diversidad, que sucesivamente dará lugar a especies derivadas como Homo heidelbergensis”.
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Fuente: lavanguardia.com | 28 de abril de 2016
Nuevos estudios del neurocráneo de varios fósiles en los que han participado científicos del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana apuntan a una evolución diferenciada del género Homo en Eurasia, ha afirmado el codirector de las excavaciones de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro.
En rueda de prensa, ha explicado que la teoría que manejan actualmente es que los primeros homínidos llegaron de África hace unos dos millones de años, pero después se movieron transversalmente, probablemente partiendo del sureste de Asia, lo que explica las similitudes entre los cerebros en yacimientos asiáticos y Atapuerca.
"Parece lógico pensar que los primeros homínidos, que venían de un clima cálido, pudieron asentarse en el sureste asiático, donde el clima era benigno de manera continuada y, desde allí, moverse en oleadas en un eje transversal", ha precisado Bermúdez de Castro.
Esto explicaría las similitudes entre el cerebro de un fósil de cráneo de Homo Heidelbergensis hallado en Maba (China), un resto de hace entre 130.000 y 300.000 años, y los restos de Homo Heidelbergensis encontrados en la Sima de los Huesos, de aproximadamente la misma antigüedad.
El estudio del fósil chino, realizado en colaboración con el Instituto de Paleontología de Pekín, ha concluido que era un individuo cuya cara tenía rasgos de neandertal, mientras el cerebro tenía rasgos más primitivos.
La misma combinación se encuentra en Atapuerca, en los restos de la Sima de los Huesos, el yacimiento más rico del mundo en restos de esta época.
El paleoneurólogo del CENIEH Emiliano Bruner, uno de los autores de la investigación publicada este mes en la revista especializada "American Journal of Physical Anthropology", ha explicado que se trata de un estudio que se ha realizado en colaboración con científicos de otras instituciones internacionales y que ha llevado varios años de trabajo.
En la misma revista se ha publicado, también este mes, otro estudio sobre un fósil de cráneo de Homo Erectus de Buia (Eritrea) de hace un millón de años.
Foto: Cráneo de Buia.
Este fósil africano ha confirmado que había una gran diferencia entre individuos de la misma época de ese continente y Asia, dado que sus rasgos se diferenciaban de otros individuos que hasta ahora se asocian a la misma especie, ha explicado Bruner.
Aunque se trata de una coincidencia, porque los estudios se han desarrollado por separado, este mismo mes se ha publicado en la revista especializada francesa "Comptes Rendus Palevol" otro estudio craneal, en este caso de restos de un parietal de hace unos 800.000 años encontrado en la Gran Dolina (Atapuerca), correspondiente a la especie Homo antecessor, sólo descrita hasta ahora en este yacimiento.
El coordinador del estudio, José María Bermúdez de Castro, ha considerado que las conclusiones confirman que no era una especie de origen directamente africano, como el propio equipo de Atapuerca señaló en 1997, sino que es una especie "europea o euroasiática".
En este sentido, ha precisado que "la historia de Eurasia es mucho más compleja de lo que se pensaba".
Foto: Parietal de Homo antecessor analizado en el estudio recién publicado.
Ha planteado que la evolución no se produjo en forma de oleadas de homínidos que venían de África, sino que hubo una migración desde África hace unos dos millones de años y esos individuos, asentados probablemente en el sureste de Asia fueron expandiéndose en movimientos transversales, lo que explica la similitud de individuos de la misma época entre Asia y Europa.
"Parece que las poblaciones asiáticas y europeas compartieron un ancestro común procedente de África y eso explica que tengan características similares, aunque no idénticas", ha apuntado Bermúdez de Castro.
Tras cinco años en los que se ha intensificado la relación de científicos del CENIEH con sus colegas chinos, Bermúdez de Castro asegura estar "sorprendido" por la riqueza de China en fósiles, estudios que se han desarrollado sin apenas comunicación con el resto del mundo y yacimientos aún por investigar.
Bermúdez de Castro confía en que dentro de cinco o seis años se pueda saber mucho más del Homo antecessor y sus características, porque los restos que se están estudiando corresponden a lo encontrado en una cata que se realizó entre 1993 y 1994 en un nivel del yacimiento de Gran Dolina al que se llegará para excavar en toda su extensión en cinco o seis años.
Ha adelantado que será "una excavación modélica" y que con los años que han pasado se podrá acometer con científicos que se han preparado en estos años y con medios tecnológicos mucho más avanzados. EFE
Fuente: quo.es | 5 de mayo de 2016
Como muchos otros fósiles humanos de China, el cráneo de Maba ha permanecido casi invisible para la paleoantropología durante decenas de años. Este cráneo, de cronología incierta, fue sacado a la luz en 1958 durante las excavaciones realizadas en una cueva de la pequeña villa de Maba en la provincia china de Guandong.
Se trata pues de uno más de las docenas de fósiles humanos localizados en el sur de China, donde las épocas glaciales del hemisferio norte apenas influyeron en su biodiversidad. La antigüedad de este cráneo se ha cifrado entre cerca de 300.000 y 130.000 años. Esta incertidumbre es común para muchos de los hallazgos realizados en China en esos años. Las primeras dataciones se realizaron durante los años 1980s, pero no se ha llegado a un consenso. Así que podemos quedarnos con la idea de que este cráneo perteneció a una población humana de finales del Pleistoceno Medio, sin entrar en más detalles.
Los paleoantropólogos occidentales que han tenido acceso bien al original bien a una réplica tampoco se han puesto de acuerdo sobre la asignación taxonómica del cráneo de Maba. Como bien explican Xiu-jie Wu y Emiliano Bruner en su estudio del neurocráneo de Maba, es prácticamente imposible llegar a una conclusión robusta sobre la identidad taxonómica de un fósil aislado. El estudio de la morfología del cráneo de Maba permite al menos proponer hipótesis sobre esa identidad y sus relaciones con los diferentes taxones propuestos por los expertos. Puesto que el fósil de Maba carece de las características de los cráneos de Homo erectus de China, los partidarios de la teoría multiregional consideran que estamos ante la evidencia de una población de rasgos intermedios entre Homo erectus y Homo sapiens. Sin embargo, a nadie se le ha escapado que el cráneo de Maba tiene un cierto parecido con los Neandertales.
¿Es que acaso los Neandertales llegaron hasta el sur de China? El último estudio de Xiu-jie y Bruner del neurocráneo de Maba ha mostrado el sorprendente parecido de este fósil con el cráneo Neandertal Saccopastore 1, Italia, (derecha).
No obstante y aunque el volumen endocraneal de Maba alcanza la nada despreciable cifra de 1.300 centímetros cúbicos, su cerebro carecía de la notable expansión de los lóbulos frontales y la altura de los lóbulos parietales que caracteriza a Homo neanderthalensis y sobre todo a nuestra especie. Xiu-jie y Bruner se han fijado entonces en la morfología de los cráneos de la Sima de los Huesos de Atapuerca, en los que la cara es muy similar a la de los Neandertales, mientras que el neurocráneo tiene un aspecto más arcaico. Considerando esa similitud Xiu-jie y Bruner apuestan por dos hipótesis alternativas. El cráneo de Maba pudo haber pertenecido a un miembro de la especie Homo heidelbergensis, que para muchos expertos vivió en buena parte de África y en Eurasia. La segunda hipótesis plantea una convergencia y/o paralelismo evolutivo entre las poblaciones europeas y las poblaciones de China de finales del Pleistoceno Medio.
Acerca de la primera hipótesis recordemos que en un artículo publicado en 2014 en la revista Science dejamos a los humanos de la Sima de los Huesos fuera de la especie Homo heidelbergensis. Con esa decisión la especie perdió nada menos que el 80% de sus fósiles y quedó prácticamente en desahucio a la espera de rescate (si es que lo tiene). La segunda hipótesis es muy socorrida cuando resulta difícil interpretar la presencia de similitudes en fósiles localizados en regiones muy distantes. Me permito pues proponer una tercera hipótesis, que mi colega la Dra. María Martinón y el autor de estas líneas llevamos defendiendo desde hace algunos años para interpretar la variabilidad de las poblaciones de finales del Pleistoceno Medio en Eurasia. Las similitudes entre las poblaciones del este y el oeste pueden deberse a que estas poblaciones han compartido el mismo origen. Aún siguiendo caminos evolutivos diferentes en regiones muy distantes, los fósiles de Europa y de China habrían conservado muchas de las características de la población original de la que proceden.
Siempre hablamos del suroeste de Asia como una región privilegiada para la evolución humana y la de cualquier especie durante el Pleistoceno. Esta región, que incluye el Corredor Levantino, resultó ser un auténtico vergel durante las épocas más frías del Pleistoceno. El suroeste de Asia, cruce de caminos entre África y Eurasia, se considera un “punto caliente” para la biodiversidad del Pleistoceno. Si la hipótesis de un origen común se acerca a la realidad de los hechos los individuos de Maba y de Saccopastore estaría lejanamente emparentados a través de un mismo ancestro de esta región del planeta. Su parecido no sería consecuencia de una convergencia evolutiva sino de la persistencia de rasgos que ya estaban presentes en sus “progenitores”. No está de más recordar que una especie tan antigua como Homo antecessor también es portadora de características que una vez fueron tenidas como exclusivas de los Neandertales. Explicar estas similitudes en especies y especímenes de tiempos y regiones tan diferentes como consecuencia de múltiples convergencias evolutivas es altamente improbable.
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