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Dos puntas de piedra realizadas con una técnica de hoja prismática (izquierda y centro), y una punta o aguja hecha de hueso (derecha). Foto de AARON STUTZ, EMORY UNIVERSITY.
Fuente: EurekAlert! | Emory University| 12 de junio de 2015 (Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae)
Miles de herramientas de piedra de principios del Paleolítico Superior, desenterradas en una cueva de Jordania, revelan pistas sobre cómo los seres humanos pudieron haber empezado a organizarse en grupos sociales más complejas para planificar tareas y especializarse en diferentes habilidades técnicas.
La revista Journal of Human Evolution ha publicado un estudio sobre los artefactos de Mughr el-Hamamah, o Cueva de las Palomas (Jordania), dirigido por los antropólogos de la Universidad de Emory, Liv Nilsson Stutz (izquierda) y Aarón Jonas Stutz (derecha).
"Hemos logrado estimaciones muy precisas de hace 40.000 y 45.000 años para las primeras herramientas de piedra del Paleolítico Superior en Oriente Próximo", dice Aaron Stutz. "Nuestros resultados confirman que el Paleolítico Superior comenzó en la región no más tarde de 42.000 años atrás, y es probable que sea por lo menos de hace 44.600 años".
La rica variedad de artefactos muestra una mezcla de técnicas para hacer puntas, cuchillas, raspadores y lascas cortantes. "Estos fabricantes de herramientas parecen haber conseguido una división del trabajo que pudo haber sido parte de un modelo emergente de estructuras sociales más organizadas", añade Aaron Stutz.
La teoría de que una mayor división social del trabajo fue importante en esta coyuntura prehistórica fue primeramente presentada por los antropólogos Steven Kuhn y Mary Stiner. "Nuestro trabajo parece realmente apoyar esa idea", dice Aaron Stutz. "Los hallazgos en Mughr el- Hamamah nos proporcionan una nueva ventana a una época de transición, en la cúspide de los comportamientos culturales humanos modernos, uniendo el Paleolítico Medio y Superior".
Foto: Liv Nilsson Stutz y Aarón J. Stutz en la terraza de Mughr el-Hamamah.
Este momento crucial también marca el reflujo de los neandertales ya que una última oleada de humanos anatómicamente modernos se expande fuera de África y entra en Oriente Próximo. La región, también conocida como Levante, comprende al Mediterráneo oriental, en la encrucijada de Asia occidental y el noreste de África. Cuando la oleada final de humanos modernos pasó por el Levante, probablemente se habrían encontrado con poblaciones humanas que habían llegado antes, y pudieron también haber hibridado con los neandertales.
"Nuestro hallazgo se encuentra justo en el corredor levantino, a medio camino entre el Mar Muerto y el Mar de Galilea, donde cada generación que se expandió hacia Eurasia habría forrajeado para obtener alimentos y realizado campamentos", dice Aaron Stutz. "No sabemos si estos fabricantes de herramientas fueron principalmente los neandertales o los seres humanos anatómicamente modernos, pero recientes evidencias de otros estudios plantean la posibilidad de que fueran una mezcla de diferentes poblaciones. Lo que vemos en el yacimiento de Mughr el-Hamamah es que los individuos habían comenzado a convivir, trabajar y formar familias, a través de grandes redes sociales culturalmente más estructuradas".
Mughr el-Hamamah se encuentra en un afloramiento de piedra caliza de 73 metros sobre el nivel del mar. Tiene vistas al valle del Jordán, frente a las montañas de Nablus, en Cisjordania. Los Stutz, un equipo de marido y esposa, condujeron la excavaciones en la cueva en 2010 financiados con una beca de la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos.
La capa del Paleolítico Superior está relativamente inalterada, incluidos los lugares de hacer fuego, apilados unos encima de otros, los cuales han proporcionado trozos de carbón bien conservado en hogares asociados con las herramientas. Los co-autores, Jeff Pigati (izquierda), del Servicio Geológico de Estados Unidos, y Jim Wilson (derecha), de Laboratorios Aeon, han obtenido dataciones de carbono 14 de las muestras de carbón utilizando técnicas avanzadas que reducen al mínimo las posibilidades de contaminación.
La cueva tiene unos 9 metros de profundidad con una entrada de unos 6 metros de ancho. "Podemos especular que varias familias compartían el espacio y trabajaban unas junto a otras", dice Aaron Stutz. "Hemos encontrado huesos de animales quemados, por lo que es probable que provengan de comida asada, y tal vez plantas que hervían en cueros suspendidos sobre fuegos, mientras estaban sentados alrededor fabricando herramientas. A partir de la entrada de la cueva, habrían tenido una vista imponente de lo que probablemente fueron humedales y terrenos de vegetación abierta. Podían ver acercarse a los visitantes y a los ciervos y gacelas errantes en la distancia. Si sus niños estaban jugando fuera, también podían observar la llegada de leopardos u otros depredadores".
La fabricación de herramientas fue una de las principales actividades del grupo, como lo demuestra su prolífica producción. El co-autor, John J. Shea (izquierda), un antropólogo de la Universidad de Stony Brook, y, asimismo, un experto tallador de silex, está realizando el análisis de los miles de utensilios hallados.
Muchos descubrimientos de los conjuntos de herramientas de Oriente Próximo, y que datan antes de principios del Paleolítico Superior, muestran que los seres humanos se concentraban en una sola tecnología. Las herramientas tienden a ser simlares y probablemente servían para muchos usos (serían la versión paleolítica de una navaja suiza). "Se necesita una buena dosis de ingenio para poder diseñar una herramienta que te ayude a cubrir una gran cantidad de situaciones diferentes", dice Aaron Stutz. "Y ello tiene sentido en un contexto donde no necesariamente sabes lo que vas a necesitar de tu herramienta de silex para ese día".
Sin embargo, el grupo de fabricantes de herramientas de Mughr el-Hamamah utilizó diferentes
tecnologías para obtener distintas herramientas. "Ellos invirtían en el tipo de actividades que requieren el mantenimiento de las relaciones y la planificación de grupo", dice Aaron Stutz. "Estaban preparando una clara y definida división del trabajo, incluyendo la recolección de leña, la recolección de plantas, la caza y la búsqueda de alimentos".
Produjeron grandes cantidades de hojas para cuchillas, y para su enmangamiento en lanzas utilizaron una técnica de lascas prismáticas que proporciona largas y estrechas puntas que son casi idénticas. "Esta estandarización minimiza el desperdicio del silex utilizado, al tiempo que maximiza el producto final", dice Stutz. "Es el concepto precursor de la producción en cadena".
Foto: Cuevas en Mughr el-Hamamah. Sólo en la número dos se han encontrado restos líticos y óseos del Paleolítico Superior.
A través de este método, los fabricantes de herramientas podían haber producido de manera eficiente el equipo de herramientas de varios cazadores que salieran en una larga incursión,
aumentando las posibilidades de encontrar y cazar un objetivo, dice.
"Habría sido socialmente ventajoso para los individuos dar las cuchillas que ellos hacían a otros, a fin de atraerlos y permanecer juntos como grupo", añade. "Ese tipo de reciprocidad construye relaciones. Y la más fuerte es la conectividad de sus redes sociales, la mayor posibilidad de aumentar el número de calorías y la calidad de los alimentos para el grupo".
Los artefactos de la cueva también incluyen raspadores, hechos en láminas gruesas con enmangamiento a una empuñadura y probablemente utilizados para trabajar madera y cueros de
animales.
Foto: Una de las herramientas hechas con la técnica Levallois
Otras herramientas continuaron siendo hechas con lo que se conoce como técnica Levallois, la cual fue a menudo utilizada para hacer lascas de usos múltiples y puntas triangulares muy comunes en períodos anteriores.
Aún más sorprendente, el análisis de Shea ha identificado cientos de lascas básicas elaboradas a partir de una tecnología más antigua y más fácil, al golpear una piedra de silex sobre un yunque pétreo. Estas diminutas escamas afiladas (abajo) pudieron haber servido casi como cubiertos desechables, como prácticos útiles que podían ser empleadois para una variedad de propósitos y luego arrojados a un lado cuando ya no eran necesarios, dice Stutz.
Todavía no se sabe si los pocos fragmentos de huesos humanos encontrados en Mughr el-Hamamah han dejado suficientes fragmentos intactos de ADN para realizar cualquier análisis genético. Pero las diversas tecnologías de herramientas, en uso durante todo el período de la ocupación de la cueva, apoyan la teoría de que las poblaciones de cazadores-recolectores comenzaron a agruparse en grandes bandas y establecieron redes sociales más interconectadas.
Como los seres humanos comenzaron a dominar el paisaje, los investigadores teorizan que llegaron a una umbral de densidad de población que les permitió vivir en grupos más grandes y tener acceso a una amplia gama de tecnologías. Ese proceso puede haber ayudado a inclinar la balanza para el surgimiento de la cultura humana moderna y la desaparición de los neandertales.
"Nuestros hallazgos muestran positivamente que los cambios culturales asociados con la extinción de los neandertales en Oriente Próximo, y más ampliamente de Eurasia occidental, realmente son más complejos de lo que muchos destacados investigadores han asumido", argumenta Aaron Stutz. "En lugar de buscar una tecnología que se constituya en una 'pistola humeante', es decir, en una prueba clara, una fluctuación climática o una erupción volcánica, es evidente que tenemos que mirar hacia las conductas interconectadas, a la población y los procesos ecológicos. Tal enfoque podría revelar más claramente las similitudes, así como las diferencias, entre nuestra herencia biológica principalmente africana y ligeramente neandertal".
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