El puerto del que partió Colón, al descubierto

Uno de los hornos descubiertos en el puerto de Palos.

  • Investigadores de la Universidad de Huelva hallan el histórico enclave de Palos

Lucía Vallellano / EL País

En el siglo XV el antiguo puerto de Palos de la Frontera (Huelva), hoy desaparecido, constituyó un punto neurálgico para las relaciones comerciales de Castilla, que atraía la atención de mercaderes, navegantes y marinos de muchas partes del mundo. No es casualidad que Cristóbal Colón y los Reyes Católicos eligieran este activo enclave para preparar la expedición hacia el Nuevo Mundo. Desde finales del siglo XIX la recuperación del castillo de la localidad y del puerto histórico ha sido un anhelo de investigadores y representantes públicos, pero dificultades de tipo burocráticas y económicas lo han impedido. Sin embargo, un grupo de expertos arqueólogos de la Universidad de Huelva, con el apoyo del Ayuntamiento de Palos, ha sacado a flote en los últimos dos meses, gran parte de los restos arqueológicos que constituyen el original puerto, desde donde el almirante Colón preparó la aventura colombina y zarpó con las tres carabelas.

El puerto histórico de Palos se encontraba en la ensenada de la localidad, hoy colmatada, al pie de la Fontanilla, la fuente pública donde se abastecieron de agua las naves de Colón. En 1992 se descubrió que las estructuras portuarias estaban localizadas en una zona conocida como la vaguada próxima a la orilla del puerto. En aquel año las investigaciones se paralizaron y ha sido ahora, 22 años después cuando se han retomado los trabajos de excavación del antiguo puerto y del castillo, dos emblemas arqueológicos de los lugares colombinos.

Juan Campos, investigador principal del proyecto, ha explicado cómo el enclave portuario gozaba de suficiente calado para el atraque de barcos. Esta teoría desmonta argumentos anteriores que sostenían que las naves se quedaban en el río sin adentrarse en el puerto: “Los análisis geotécnicos empleados demuestran que hay un calado más que suficiente para que las naves se adentraran al interior. Estamos ante un puerto natural a salvo de los vientos y protegido por las corrientes, además de económico porque permitía con un esfuerzo mínimo cargar y descargar las mercancías en el trasiego existente en este espacio”. 

Imagen aérea del hallazgo. (Izquierda)

Entre los restos arqueológicos hallados se encuentra un alfar, un conjunto de hornos donde se cocía la cerámica y para la elaboración de alimentos además de una lota, ubicada al sur, que era la aduana, donde se localizan claramente los espacios de una taberna, una fonda y almacenes para guardar la mercancía. El puerto contaba con los astilleros, donde se construyó la carabela Niña, pero al ser de “carpintería de ribera y una actividad al aire libre” no ha dejado huella arqueológica.

En los dos meses de excavaciones, los investigadores han sacado a la luz hasta siete hornos que componen el alfar “único en España” por sus características, señala Juan Campos. Este experto ha precisado que la proliferación de hornos en el puerto explica la “necesidad de proveer de ladrillos a la próspera Villa de Palos. Son los mismos ladrillos con los que está construida la Iglesia de San Jorge, la casa de los Pinzón o la Fontanilla. Los hornos revelan el trasiego comercial de la época” .

Sin embargo, lo más significativo para Juan Campos es el hallazgo de la lota, el lugar donde se producían todas las transacciones comerciales. “Era un lugar multifunción que albergaba la fonda, la taberna y unos almacenes para guardar el material con el que se comercializa”, ha subrayado Campos. La lota fue el espacio “donde supuestamente Colón conversó con muchos de los marineros y donde efectuó los tratos necesarios para preparar la expedición al Nuevo Mundo, ha precisado el investigador. "El complejo revela lo que las fuentes históricas nos dicen que estamos ante un puerto extraordinariamente próspero”, ha remarcado Juan Campos.

El objetivo del proyecto quedará como un símbolo arqueológico que fue testigo de la gesta del descubrimiento y para ello se prevé hacer un recreación que haga ver al visitante cómo fue el puerto en aquella época. Paralelamente, los arqueólogos han concluido las excavaciones del castillo que han permitido definir la planta y desarrollar una recreación virtual de la fortaleza.

El alcalde de Palos, Carmelo Romero, ha subrayado el hito histórico que para la localidad supone este hallazgo y ha propuesto la idoneidad de trasladar, una vez esté culminado el proyecto, las tres naves del Descubrimiento, que hoy están en la Rábida en el Muelle de las Carabelas, al puerto de Palos. “El objetivo es recrear el antiguo puerto incorporando la lámina de agua y ubicando las carabelas para hacer verdad histórica, porque fue desde este lugar donde emprendieron el rumbo al Nuevo Mundo”, ha concluido.

 

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Comentario por María Jesús el octubre 6, 2014 a las 9:49pm

Es muy curioso lo del calado.  Parece mentira.  Desde aquí animo al Sr. Campos para que nos cuente más cosas sobre ello.  Saludos.

Comentario por María Jesús el octubre 6, 2014 a las 9:51pm

Bueno, y muchas gracias a Percha, por colgarlo.  Saludos.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el octubre 7, 2014 a las 12:14am

Carabela Santa María: de las "pocas dudas" de Clifford al "no" de la Unesco

Fuente: lainformacion.com | 6 de octubre de 2014

 Aunque el pasado mes de mayo el explorador estadounidense Barry Clifford señaló que había "pocas dudas" de que los restos de una embarcación hallados en aguas de Haití correspondían a la Santa María, la Unesco hoy no ha tenido ninguna a la hora de afirmar que "no es" la nao capitana de Cristóbal Colón.

"Las pruebas son abrumadoras". Así de rotundo se mostraba Clifford sobre la autenticidad de esta nave cuyo paradero llevaba investigando años y que descubrió supuestamente tras analizar fotografías tomadas durante una investigación previa, que realizó hace diez años en aguas del norte de Haití.

Al hacer las exploraciones submarinas, el equipo de Clifford encontró ornamentos del siglo XV, entre ellos ruedas e instrumentos para dirigir una embarcación de esa época, y, según explicó entonces al Servicio Mundial de la BBC, el barco estaba hundido debajo de varias toneladas de piedras.

En aquellas fechas, a mediados del pasado mes de mayo, el explorador se aventuró a decir que, de confirmar la autenticidad del pecio, la Santa María "debía quedar en Haití" para ser expuesta en un museo, a fin de ayudar a ese país a "generar unos ingresos que tanto necesita".

Pero no sólo hizo público su deseo de qué hacer con la nave de Colón, sino que también confió en que pudiera existir una cooperación entre España y Haití para excavar el pecio, que se encontraba debajo de varias toneladas de piedras y a solo seis metros de profundidad: "Confío en que España apoye esto y ayude a Haití", concretó.

Por su parte, el gobierno dominicano no tardó en mostrar "especial interés" por esta información y afirmó entonces que estaba a la espera de "una mejor precisión de la ubicación geográfica" de los restos descubiertos frente a la costa norte de Haití.

El ministro dominicano de Cultura, José Antonio Rodríguez, indicó a Efe que todo lo que tuviera que ver con la historia de la República Dominicana, situada como Haití en la isla La Española, el primer lugar de América al que llegó Colón, era de interés para el Ministerio de Cultura, más si se trataba del patrimonio subacuático vinculado a su pasado.

Por el contrario, historiadores españoles como Consuelo Varela, del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y especialista en Cristóbal Colón; o el académico de la Real Academia de la Historia de España, Carlos Martínez Shaw, se apresuraron a cuestionar que la nao hallada fuera la Santa María.

Con la incógnita en el aire, y la Unesco llevando a cabo las correspondientes investigaciones para desvelar la autenticidad, el pasado 22 de septiembre el arqueólogo submarino Xavier Nieto fue el primero en negar la autenticidad por tratarse de un navío "moderno", que debió hundirse entre finales del siglo XVII e inicios del XVIII.

Los supuestos restos del buque Santa María, de Cristóbal Colón. Foto: Barry Clifford

Nieto descartó así la suposición del estadounidense Bill Clifford, que apuntaba a la posibilidad de que se tratase de uno de los barcos de Cristóbal Colón.

Unas declaraciones que sirvieron de antesala a las hechas públicas hoy por la propia organización, que ha sido tajante al afirmar que "no es" la buscada nave.

Su informe se basa en una excavación submarina efectuada entre el 9 y el 14 del pasado mes de septiembre, en la que participó Nieto, y en el que se asegura que se trata de un pecio "mucho más tardío" que el de una de las tres naves que llevó Colón en el descubrimiento de América.

Los elementos de fijación encontrados in situ cerca del arrecife Coque Vieille, según el comunicado de la Unesco, corresponden a una técnica de ensamblaje que se remonta a finales del siglo XVII o incluso al XVIII, época en la que la estructura del barco se fijaba con clavos y broches de cobre o bronce.

"Por lo tanto, el pecio hallado no puede ser la Santa María, que, tras derivar hacia el arrecife, se hundió en la noche del 24 al 25 de diciembre de 1492", señaló la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Comentario por Percha el octubre 7, 2014 a las 12:21am
Un placer, María Jesús, y perfecto complemento a la noticia, Guillermo. Gracias.
Comentario por María Jesús el octubre 7, 2014 a las 3:46pm

Gracias a los dos.  Estos sabios siempre van igual, presuponiendo que todo el mundo tiene sus mismos conocimientos.  Y es para preguntar a Xavier Nieto: ¿Qué elementos de ensamblaje se utilizaban a finales del siglo XV, por favor? Jejeje.  Muchas gracias. Un abrazo.

Comentario por Percha el octubre 7, 2014 a las 4:39pm

Comentario por María Jesús el octubre 7, 2014 a las 5:44pm

Un crack, Percha!!

Comentario por María José Grech el octubre 7, 2014 a las 6:14pm

Muy interesante el descubrimiento, así como todos los comentarios adjuntos a la noticia. Me planteo la evidencia de que la geografía de la península, que ha sufrido grandísimas transformaciones, no digo ya en los últimos milénios sino centurias, no se vean reflejadas en un mapa a la hora de situar un hecho histórico en particular, con lo cual se pierde un enfoque realista de un hecho histórico. Tenemos la sensación de que la geografía de España y Portugal sigue estable desde hace miles y miles de años, lo que no es en modo alguno cierto. Como ejemplo, adjunto estos enlaces que quizás puedan aportar algo de claridad a la zona geográfica de la que nos estamos ocupando, la costa sur atlántica de la península: http://bajo-guadalquivir.blogspot.com/2012/04/lacus-ligustinus.html ; y http://www.uhu.es/vic.investigacion/divulgacion/110317.html.

¿Se han realizado mapas en los que se pueda apreciar la sucesión de cambios y la evolución de la geografía de la península? Bueno, no solo sería interesante la evolución peninsular, todo cambio geográfico mundial nos serviría para poder apreciar y entender las migraciones que se han sucedido en el tiempo, todos los antecedentes que nos acercan a la comprensión de nuestra realidad actual.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el octubre 12, 2014 a las 4:17am

El puerto secreto de Colón

El arqueólogo Juan Campos, junto a dos de los hornos hallados en Palos. / PACO PUENTES

Fuente: EL PAIS.com| 10 de octubre de 2014

Una veintena de personas se mueve, como si apenas rozase el polvoriento suelo, entre los muros medio caídos de una estructura al pie de una ladera frente a la cual solo se atisba maleza. Los protagonistas de esta coreografía son arqueólogos y obreros que se afanan en descifrar para qué servían las estancias que van surgiendo del barro y sumando incógnitas a una excavación sobre la que ha puesto sus ojos medio mundo: el antiguo puerto de Palos de la Frontera (Huelva) del que zarpó Colón el 3 de agosto de 1492.

“Nos queda todavía más de un mes de campaña y mucho trabajo posterior, porque casi cada día encontramos nuevas evidencias que nos permiten aclarar los usos de estas estancias”, explicaba este jueves Juan Campos, catedrático de Arqueología de la Universidad de Huelva y director del proyecto que ha conseguido desenterrar un lugar simbólico para Occidente. Un puerto histórico del que no faltan referencias documentales pero que, literalmente, se lo había tragado la tierra.

“El hallazgo no tendría la enorme repercusión que está teniendo si se tratara de cualquier otro puerto del siglo XV, pero aquí estamos en un espacio emblemático que cambió el curso de la historia”, puntualiza Campos, quien ya había trabajado en esos terrenos en 1992, cuando realizó una prospección geotécnica en la ensenada del río Tinto, que forma el puerto natural de Palos. El trabajo definió la fisonomía de la ensenada y calculó que a finales del siglo XV tenía unos ocho metros de profundidad, más que suficiente para el atraque de unas naves con tres metros de calado.

“Fue un estudio preliminar para el proyecto de ajardinamiento que realizó la Consejería de Obras Públicas y en cuanto entregamos el trabajo se pusieron a mover tierra sin ninguna contemplación con lo que intuíamos que había enterrado a solo dos metros de la superficie. Cuando una excavadora rompió uno de los hornos del siglo XV conseguimos que se parara la obra en la ladera, pero ya habían dañado otras estructuras”, recuerda Campos, tan enfadado entonces que se prometió no volver a pisar el lugar. Algo que, obviamente, no ha podido cumplir cuando el Ayuntamiento de Palos le ofreció ponerse al frente de la excavación.

Obreros y arqueólogos trabajando en la alota del puerto de Palos de la Frontera. / P. PUENTES

Los trabajos, iniciados el pasado junio, han localizado la alota, el edificio portuario de uso comercial en el que, según la documentación histórica, Colón se entrevistó con muchos de los marinos que se enrolaron en su gran aventura. “La alota es un edificio con funciones de aduana, donde se subastaba la mercancía y se hacían todas las transacciones comerciales. Aquí se reunían los marineros y albergaba también una fonda donde comer y dormir”, precisa el arqueólogo señalando el lugar en el que sospechan que se encontraba el hogar de la cantina. El conjunto construido al pie de la ladera ocupa unos 800 metros cuadrados, con distintas estancias que se fueron añadiendo posteriormente a un edificio rectangular de 90 metros cuadrados con tres espacios. La otra gran área en la que se excava, ubicada también en la zona, es un enorme alfar en el que hasta ahora se han encontrado cinco hornos del XV y se sospecha que hay otros dos.

“Este ya era un puerto próspero a principios del siglo XV, de aquí salía loza de mesa, ladrillos y tejas para buena parte de Europa y, además, los marinos palermos [gentilicio de Palos] habían conseguido de la reina Isabel de Castilla patente de corso para sus incursiones en Guinea. Su fama de aguerridos navegantes fue precisamente lo que atrajo a Cristóbal Colón a Palos”, explica Campos mientras vigila como el conductor de la retroexcavadora va sacando tierra. Hasta ahora han movido 4.800 toneladas.

“La creación de la Casa de la Contratación de Indias en 1503 en Sevilla supuso el principio de la decadencia del puerto de Palos que se abandonó definitivamente a finales del XVI. La erosión de la colina, más por el proceso climatológico que por la acción antrópica, lo cubrió para siempre y sepultó su memoria a principios del XVII”, explica el arqueólogo mientras contempla extasiado los testares —depósito de cerámicas defectuosas— que acaban de descubrir junto a los hornos y que les permitirá reconstruir la vajilla de loza que acompañó a Colón en su periplo.

El proyecto persigue hacer visitable todo el conjunto de hornos y estructuras portuarias y que el agua vuelva a lamer las orillas del antiguo puerto, igual que lo hacía cuando el almirante partió al mando de dos carabelas y una nao. Además, el alcalde de Palos de la Frontera, Carmelo Romero, está acariciando la idea de trasladar las réplicas de las tres naves que protagonizaron la hazaña, que desde 1994 se exhiben en el paraje de La Rábida, al antiguo puerto.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el octubre 13, 2014 a las 2:57am

España, a un paso de los restos de la nao Santa María de Cristóbal Colón

Haití y los científicos que la situaron a cinco metros bajo tierra esperan solo la luz verde del Gobierno español

El equipo español junto al embajador: Alfonso Maldonado, Manuel Hernández Ruigómez, Enrique Lechuga y María Luisa Cazorla.

Fuente: ABC.es | Jesús García Calero | 13 de octubre de 2014

Hoy, 12 de octubre, exactamente 524 años después del día de 1492 en que Colón llegó a la isla de Guanahani, un equipo de científicos españoles se encuentra en disposición de terminar con el misterio que aún rodea el primer naufragio europeo en América. Es probablemente el pecio más importante de la historia, aunque los restos que se conserven sean muy modestos. Pero se trata de la nave capitana de Colón, la Santa María, que encalló la madrugada de la Navidad de 1492 en la costa norte de lo que hoy es Haití, justo antes de finalizar su primer viaje. Aquella aventura, que cambiaría el mundo para siempre en el inicio de la primera ruta global, sigue dando noticias.

Si el Gobierno español da luz verde a esta iniciativa de cooperación, a la que Haití ha dado ya su beneplácito, bastaría una pequeña excavación para poner en valor no solo uno de los más grandes episodios de la historia que compartimos, sino también para convertir la región norteña de Cabo Haitiano en una reserva arqueológica vinculada con el encuentro de ambos mundos en 1492. Todo un desafío que puede ser realidad en poco tiempo si nuestras autoridades lo incluyen en sus programas.

En manos del grumete

La Santa María, varada de madrugada en un arrecife cubierto de arena cuando la dejaron en manos de un grumete incumpliendo las órdenes de Colón, tuvo mala suerte. Quedó encallada en el momento de la mayor pleamar del año en esa zona, y por eso no pudo salvarse, a pesar de los esfuerzos de la tripulación, que desarboló la nao y aligeró su carga.

En mayo pasado, un cazatesoros, Barry Clifford, pretendía haberla encontrado bajo el agua en Haití, pero los lectores de ABC ya saben que en 1991, por encargo del Gobierno de Felipe Gonzálezcientíficos españoles investigaron el paradero de la Santa María y la situaron no bajo el agua, sino a cinco metros bajo tierra. Tuvieron que dejarlo a toda prisa entonces por un golpe de Estado, pero regresaron la pasada semana, 23 años después. Los miembros de ese equipo, han reactivado después de tantos años su proyecto ante el Gobierno de Haití, gracias a la AECI. Se trata de Alfonso Maldonado, María Luisa Cazorla y Enrique Lechuga, impulsados con entusiasmo y profesionalidad por el embajador español en Puerto Príncipe, Manuel Hernández Ruigómez. Ellos viajaron a la isla la pasada semana y han explicado cómo excavar el yacimiento. La ministra de Cultura, Monique Rocourt, que ha demostrado un criterio ejemplar para alejar a Clifford de este proyecto, declaró a ABC que su objetivo también es cooperar con España para terminar con el misterio.

En boca de quienes, entonces y ahora, han conocido bien el proyecto, nuestro país haría muy mal en no valorar la oportunidad que esta investigación pone delante de los ojos. Además de estrechar lazos y cooperar con un país muy pobre que tiene la lucidez de valorar la cultura como uno de los elementos clave para labrar su futuro, España debería dar término al trabajo que estuvo a punto de hallar los restos en 1991. En este 12 de octubre conviene también señalar que la arqueología naval es uno de los campos en los que la política se ha demostrado más miope e incapaz de poner en valor la gran historia ultramarina española. Un patrimonio sumergido (o enterrado, en el caso de la Santa María) que se encuentra repartido por todo el mundo, que nos une con más de una veintena de países de América y que además será, según los expertos, la mayor fuente de innovación de la arqueología y el «I+D+I» en las próximas décadas.

¿Quedan restos?

Según afirmó en Puerto Príncipe María Luisa Cazorla, directora del proyecto científico, quedarán algunos restos de la nao bajo la arena. Es probable que a los marineros no les diera tiempo a tirar las «velas de repuesto, piezas de lona, motones, pastecas y garabatos de hierro, algún barril con brea y los hierros del calafate, hachas de maniobra, mandarrias y mazos, barras de hierro para el cabestrante, faroles de aceite, algún barrilete de cera, bujías, trozos de cuero para reparaciones, seguramente las botijas del agua potable y, sobre todo, el fogón, inútil en tierra. Se desmontaría por supuesto todo lo metálico, clavazón, refuerzos y abrazaderas, porque no había hierro en la isla, así como las grandes piezas de madera que se pudieran desmontar, pero la quilla, muchas maderas y las piedras de lastre tienen que estar en el arrecife».

¿Y cómo van a hallarlo? Conociendo el lugar donde apareció el ancla (la línea de costa de 1492) y la distancia a la que estaba el barco (un tiro de lombarda, entre 400 y 800 metros), Alfonso Maldonado, ingeniero de minas y catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, piensa sondear un polígono de unos 400 metros de lado. Se estudiará la evolución de la playa y la línea costera, así como los depósitos aluviales de las venidas del río Grand Riviére du Nord, que ha ganado más de un kilómetro al mar en esta zona. Y se someterá el terreno a tomografía eléctrica de alta resolución en modo 2D (10 metros de profundidad), tomografía sísmica de refracción, georradar, conductividad...

Una batería de pruebas encaminada a detectar el arrecife y su encuentro con la arena bajo los más de cinco metros de aluvión de la zona. Durante la inspección, Maldonado tuvo una muy buena impresión. A pesar de la complejidad técnica, el geólogo destaca que laexcavación arqueológica de los restos detectados será sencilla y barata, por no hallarse sumergidos.

Ahí mismo, varada, espera nuestra historia, la que compartimos, bajo el aluvión de los siglos a los que se suma el poco aprecio que hemos demostrado hasta ahora por este pasado nuestro. Pero la Santa María ya puede iniciar el retorno desde el olvido, si queremos.

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El embajador de Haití: "España debe liderar el proyecto de la nave de Colón"

El embajador Hernández Ruigómez con la ministra de cultura Monique Rocourt, durante la presentación del proyecto de 1991 en Puerto Príncipe.

Fuente: ABC.es | Jesús García Calero | 12 de octubre de 2014

Tenemos la suerte de contar en Haití con un embajador que suma a su carrera diplomática la condición de historiador americanista. Manuel Hernández Ruigómez (es hijo del gran historiador Mario Hernández Sánchez-Barba) ha puesto su buen hacer a disposición del equipo y del buen entendimiento entre los dos gobiernos. Cuando Clifford aseguró que había hallado la Santa María, «sentí que se trataba de una invención», declara a ABC. Y considera que España debe liderar el proyecto de excavación de la Santa María y ayudar a convertir el norte de Haití en una reserva arqueológica vinculada con Cristóbal Colón.

Hernández Ruigómez accede a hablar con ABC días después de que la Unesco publicara su demoledor informe que afirma que el pecio sobre el que Clifford especulaba con su origen colombino es en realidad un buque del XVIII y también una semana más tarde de la reactivación del proyecto de 1991, que concluyó tras una investigación científica quela nao de Colón esta bajo tierra y no en el mar.

-¿Qué sintió cuando supo que un cazatesoros aseguraba haber encontrado la Santa María?

-Sentí que se trataba de una invención. Una invención porque a partir de los conocimientos básicos que todos tenemos de la historia de América, la Santa María encalló y fue imposible su reflotamiento. La nave fue utilizada seguidamente para construir el llamado Fuerte de La Navidad, el 25 de diciembre de 1492, primer asentamiento de España en América. Por lo tanto, poco puede quedar de aquel barco y, desde luego, ningún cañón o lombarda que evidentemente debieron ser trasladados a tierra.

-¿Cómo calificaría la gestión del Gobierno haitiano de este asunto?

-Impecable. La ministra de la Cultura, Monique Rocourt, en contacto con la Embajada de España en Haití y con la Representación de la Unesco en el país, reaccionó rápidamente y convocó una rueda de prensa en la que estuvimos presentes el delegado de la Unesco y yo mismo, para rechazar que los restos encontrados frente a Cabo Haitiano por Barry Clifford fueran los de la Santa María. Además, la ministra anunció que en conjunto con España y la Unesco va a determinar realmente donde se encuentra lo que quede de la Nao «Santa María».

-¿Para usted, que representa allí los intereses y la cultura española, ¿cuál es la importancia de la Santa María?

-La Santa María no es un barco cualquiera. La Santa María es EL BARCO. La nave de Colón es la enseña de lo que más tarde, y a partir del descubrimiento de América, ha sido el gran proyecto histórico de España. España no se limitó a colonizar América, sino que trasladó aquí sus creencias, cultura, lengua, costumbres, instituciones y modo de vida. España llevó España a América.

-¿Cuál es la vivencia del encuentro entre ambos mundos que tienen en Haití?

-Los haitianos se sienten muy orgullosos de que fuera en lo que hoy es su territorio el lugar donde se establecieron los primeros asentamientos de España en América: el ya citado Fuerte de La Navidad y la ciudad de Puerto Real, fundada por Nicolás de Ovando en 1503. Para Haití es una parte sustancial e importante de su historia.

-¿Cómo se enteró del proyecto que España había investigado en 1990?

-Me enteré a través del profesor Alfonso Maldonado, catedrático de la Escuela de Minas de la Universidad Politécnica de Madrid. El Dr. Maldonado formó parte de la misión científica española que, bajo los auspicios de la Comisión Nacional del V Centenario estuvo investigando el lugar exacto donde se encuentran los restos de la Santa María. Y estuvieron a punto de hallarlos. Pero el golpe de Estado del general Raoul Cedras, en septiembre de 1991, y la inmediata reacción de condena de la comunidad internacional, frustraron aquella misión científica que quedó inconclusa.

-¿Es cierto que usted habló a la ministra de Cultura de esta posibilidad, científicamente más plausible y seria? ¿Qué le dijo ella?

-Inmediatamente que salió la noticia que divulgó Barry Clifford sobre el supuesto hallazgo de los restos de la Santa María bajo el agua, me puse en contacto con la ministra de Cultura haitiana, Monique Rocourt, para conocer su punto de vista. La Sra. Rocourt tiene claro que aquel anuncio no se correspondía con la realidad histórica. E, inmediatamente, me transmitió su deseo de que se pusieran en marcha los trabajos de una misión científica que determine el lugar exacto donde reposan los restos de lo que fue la Santa María. La Sra. Rocourt es no sólo una profunda conocedora de la historia de su país, sino que está empeñada en poner al descubierto todos los sitios que conforman la trayectoria de Haití en la historia, incluyendo la expedición española que descubrió América.

-¿Cuál es el papel que España debería aspirar a tener en este terreno?

-Como he dicho antes, la Santa María no es un barco cualquiera. Es el barco español más importante de la historia de la humanidad. En consecuencia, España debe adoptar una posición de liderazgo en las decisiones que se tomen para reflotar, nunca mejor dicho, la misión científica española que se frustró en 1991 y cuyas conclusiones preliminares están en poder de los protagonistas de aquel proyecto.

-¿Qué beneficios puede extraer Haití de esta cooperación?

-Como ya he dicho, la arribada de las naves colombinas a la isla La Española, actual territorio de Haití, es un hito transcendental de la historia de la humanidad y de la historia de Haití. En los momentos actuales, el gobierno de Haití, bajo el liderazgo del presidente Michel Martelly, está tratando de impulsar el turismo en el país. Un turismo que ofrecería la impronta cultural de poder visitar lugares colombinos tan destacados como San Nicolás, el Monolito que recuerda la aparición del ancla de la Santa María en 1787 y las ruinas de Puerto Real. Si a ello añadimos el lugar donde estaría enterrada la Santa María, se completa un circuito de enorme interés histórico y cultural.

-¿Y España?

-Para España significa resaltar una vez más el protagonismo que la historia nos concedió a partir del 12 de octubre de 1492, y frente a quienes aducen otro patronato tomando el lugar de nacimiento del Almirante como fundamento de esta hazaña. Aquella proeza fue española, sólo española, sufragada con presupuesto español y bajo el liderazgo de los Reyes Católicos. Lo digo por si a alguien se le ha olvidado.

-Usted es historiador de América: ¿Cómo divide sus sensaciones en este momento entre su «corazón diplomático» y su «corazón de historiador»?

-Sí, y además soy hijo de Mario Hernández Sánchez-Barba, catedrático emérito de Historia de América de la Complutense y mi madre es también doctora en Historia de América. Como dice mi padre, soy americanista «ab utero». Aquí se trata de poner mis conocimientos históricos al servicio de mi función como representante diplomático de España en Haití. Lo cual no es nada complicado dadas las excelentes relaciones entre los gobiernos de España y de Haití. Le aseguro que el entendimiento en este y en otros temas es al cien por cien.

-¿Cree que España apoyará una misión conjunta? ¿Y que Haití podría estar a favor?

-No es que lo crea. Lo sé. Y España no sólo va a apoyar sino a participar en una misión conjunta en la que también tomarán parte Haití y la Unesco.

-La UNESCO, que ha asesorado y reforzado el criterio del Gobierno de Haití para no dejarse embaucar por los cazatesoros, ¿debe participar también?

-Tanto España como Haití son parte de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de la UNESCO. Por lo tanto, con independencia del carácter bilateral que podría tener este proyecto, la Unesco, como máxima autoridad internacional en materia de patrimonio subacuático, va a estar presente.


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