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Foto: Recreación de la mítica Atlántida mostrada en el documental 'Finding Atlantis' / National Geographic Channel
Investigadores españoles descartan que el enigmático pueblo de Tartessos, desaparecido de manera abrupta hace 2.500 años, fuera barrido por una ola gigante.
Fuente: Manuel Ansede | Materia.com, 13 de julio de 2013
Artículo de referencia: "Modeling tides and tsunami propagation in the former Gulf of Tartessos, as a tool for Archaeological Science". Por José-María Abrila, Raúl Periáñeza (Departamento de Física Aplicada I, ETSIA, Universidad de Sevilla) y José-Luis Escacena (Departamento de Prehistoria y Arqueología, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Sevilla) Aquí.
Foto: Escultura de hace 2.600 años representando posiblemente a un rey tartesio / Manuel Camacho
Si hay que tomarse la Biblia como un libro de historia creíble en algunos pasajes, hace unos tres milenios la flota del rey Salomón llegaba cada tres años a Israel cargada de oro procedente de la recóndita Tarsis. “Porque el rey tenía en el mar las naves de Tarsis junto con las naves de Hiram [rey de la ciudad fenicia de Tiro], y cada tres años las naves de Tarsis le traían oro, plata, marfil, monos y pavos reales”, asegura el Antiguo Testamento.
Durante siglos, aquella Tarsis preñada de oro, identificada con la Tartessos mencionada en los textos clásicos griegos, parecía una leyenda. Algunos incluso han visto en ella la mítica Atlántida, una rica civilización que aparentemente sólo existió en la cabeza del filósofo griego Platón. “Había una isla delante de la desembocadura que vosotros, así decís, llamáis columnas de Heracles”, dejó escrito el maestro de Aristóteles.
A partir de las indicaciones geográficas de Platón, en el último siglo muchos investigadores han buscado la supuesta Atlántida en el suroeste de España, más allá de las columnas de Heracles, como se llamaba al estrecho de Gibraltar. Pero ninguno la ha encontrado.
Sin embargo, en 2009, una polémica expedición dirigida por el arqueólogo estadounidense Richard Freund, apadrinado por la National Geographic Society, peinó las marismas del río Guadalquivir en busca de la supuesta Atlántida-Tartessos. El documental resultante, Finding Atlantis (Encontrando la Atlántida, 2011), acabó de fijar en la cultura popular que la Atlántida y Tartessos fueron la misma civilización, que habría acabado sus días barrida por un tsunami hace unos 2.500 años.
Tiro al pichón
Pero “esa hipótesis no es realista”, según advierte el físico José María Abril. Este catedrático de la Universidad de Sevilla acaba de reproducir con un programa informático cómo eran las marismas del Guadalquivir hace 2.500 años y cuáles habrían sido los efectos sobre la costa de un tsunami tan catastrófico como el que arrasó Lisboa en 1755. Aquel seísmo liberó una energía de 835 kilotones, unas 50 veces superior a la energía liberada por la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima.
“El golfo de Tartessos, hoy las marismas del Guadalquivir, tenía aguas poco profundas y su entrada estaba parcialmente cerrada por una barrera litoral. Nuestra simulación muestra que el tsunami rompería en la entrada del golfo, no llegaría a penetrar en la costa”, explica Abril.
Foto: El 'Bronce Carriazo', una de las piezas tartesias más conocidas / José Luiz Bernardes Ribeiro
Tartessos fue un pueblo que supuestamente dominó, hace entre 3.000 y 2.500 años, el suroeste de la península Ibérica, hoy ocupado por las provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva. Su mayor fuente de riqueza habría sido el comercio del oro y la plata de sus minas. Durante siglos, fue una civilización de la que sólo existían referencias literarias. Hasta 1958, cuando unos obreros que estaban ampliando las instalaciones de la Real Sociedad de Tiro al Pichón de Sevilla se toparon bajo la tierra con brazaletes, un collar y otras piezas de oro macizo.
En busca de la capital
Aquellas joyas, conocidas como el Tesoro del Carambolo, hoy son atribuidas a los fenicios, pero en su momento resucitaron la búsqueda de la desaparecida capital de Tartessos, una civilización que se esfumó hace unos 2.500 años, coincidiendo con el comienzo de la supremacía de Cartago en el Mediterráneo occidental y con la pérdida de uno de sus principales mercados, la metrópoli fenicia de Tiro, sometida por los babilonios.
El estudio de Abril ha revisado los efectos de un hipotético tsunami en ocho de las localizaciones propuestas por los historiadores como posible sede de la capital perdida de Tartessos. Sólo dos de ellas, el Cerro del Trigo, un lugar propuesto en 1924 dentro del Parque Nacional de Doñana, y La Algaida, cerca de San Lúcar de Barrameda (Cádiz), “podrían haber sufrido un daño entre moderado y grave, pero difícilmente habría sido suficiente como para justificar el colapso de los Tartessos”, afirma el estudio.
El modelo informático, validado con otros tsunamis históricos y bien documentados, sí que dibuja daños potencialmente catastróficos en otras costas alejadas del golfo de Tartessos. “Una ola de 9,3 metros alcanzaría Cádiz 70 minutos después del terremoto que originaría el tsunami”, advierte el estudio. “En Huelva, una primera ola de cuatro metros llegaría dos minutos después que en Cádiz, pero sus réplicas serían más potentes, con una tercera ola de unos tres metros llegando 80 minutos después”, alertan los autores.
Mentiras
El trabajo, publicado en el Journal of Archaeological Science, cuenta también con la firma del prehistoriador José Luis Escacena, experto en el mundo de los tartesios.
En cuanto a la Atlántida que el documental de National Geographic sugería haber encontrado bajo las marismas del Guadalquivir, era todo mentira, según explicó en su momento el investigador Sebastián Celestino, del Instituto de Arqueología de Mérida (CSIC). Celestino buscó en 2009 restos arqueológicos en el subsuelo de la marisma de Hinojos, el punto del Parque Nacional de Doñana en el que el arqueólogo estadounidense Richard Freund rastreó la Atlántida tras detectar supuestos restos de templos mediante fotos de satélite.
A juicio de Celestino, según denunció en una entrevista en Esradio, los autores del documental de National Geographic tenían “una intención fundamentalmente económica”, porque “debajo de las marismas, a 12 metros de profundidad, no hay absolutamente nada”.
Pues la Atlántida seguirá siendo mítica y Tartessos, de haber existido con la magnitud que siempre se le ha supuesto, no pudo disponer de un final así, ni esa ubicación. Seguiremos esperando...
Aparte de todo lo dicho, confundir la Atlántida con Tartesos o Tarsis es conocer poco las fuentes escritas que mencionan estos tres o cuatro lugares. Platón a través de Aristóteles nos sitúa la Atlántida más allá de las Columnas de Hércules al igual que los cuentos antiguos nos situaban casi siempre los hechos legendarios "en un país muy, muy lejano", es decir, más allá del mundo conocido en aquel entonces. La única gran civilización pregriega que estaba en una isla que "se hundió" de golpe fue la minoica con la explosión del volcán de la isla cicládica de Tera (hoy Santorini). Tartesos si que estaba más allá de las Columnas de Hércules según las fuentes griegas dijeron y la arqueología parece confirmar por el hallazgo de la civilización occidental más relacionada con el Mediterráneo Oriental de la Protohistoria, pero la Tarsis bíblica ¿era Tartesos? Puede que a veces sí, puede que a veces no, pues para los hebreos a veces Tarsis estaba en el occidente pero la misma Tarsis era aquella de la que se traían pavos reales a la corte del rey Salomón. Esta Tarsis asiática de donde procedían el marfil y los pavos reales estaba al Oriente de Israel, tal vez en la India actual. Para la tradición bíblica Tarsis era un lugar de enormes riquezas (sobre todo mineras) y tal vez en varios momentos de la historia narrada en la Biblia, Tarsis no era siempre el mismo lugar. Joaquín Salmerón
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