Creo que es el momento de introducirnos en una nueva disciplina que nos aporte datos fundamentales sobre el funcionamiento cerebral. En este sentido, la Neurología es una ciencia que tiene un gran prestigio social. Sus fines (conocer el funcionamiento de nuestro cerebro y de su relación con la conducta) y métodos del presente (resonancia magnética, scanner, tomografía por emisiones de positrones), y el pasado (Paleoantropología, análisis de los endomoldes de cráneos fósiles, medidas de volúmenes e índices), aportan una serie de datos numéricos, fotos a todo color, imágenes tridimensionales, etc. Es decir, unos datos que pueden tocarse, verse, y difundirse con gran facilidad, lo que junto con el gran rigor científico al que van unidos son siempre tenidos en cuenta con el mayor de los respetos, por el aspecto de rigor científico que ofrecen. Sin embargo, no deja de ser una gran caja negra cuya tapa estamos empezando a separar, para asomarnos dentro y ver los intricados mecanismos de su interior.
Nos preguntamos ¿Cuál es la realidad sobre el conocimiento de encéfalo humano? y
¿qué puede aportarnos en el estudio de la conducta del género Homo durante su evolución?
Naturalmente, lo que nos interesa es conocer su funcionamiento general, no el intrínseco y detallado, lo que sí puede realizarse con los conocimientos actuales. En este sentido, se han producido numerosos cambios de paradigmas, y axiomas tenidos con inamovibles ha sido preciso reestructurarlos.
Siguiendo nuestro criterio de coordinación metodológica, estos nuevos paradigmas deben coordinarse con todo lo expuesto sobre la evolución y arqueología. Lo cierto es que los nuevos criterios desarrollados sobre el funcionamiento general de nuestro cerebro, siguen las pautas de todo lo dicho hasta ahora sobre la evolución y los datos arqueológicos.
¿Qué es el cerebro? Parece que tal pregunta tiene una respuesta fácil, pues creo que todos estaremos de acuerdo si lo definimos como el órgano que procesa la información sensorial, controla y coordina el movimiento, y junto con el bulbo raquídeo puede controlar el comportamiento y las funciones corporales fisiológicas (frecuencia cardiaca, la presión sanguínea, el balance de fluidos y la temperatura corporal). Para nosotros lo más importante es que es el responsable de los procesos cognitivos, las emociones, la memoria y el aprendizaje. Aunque el cerebro funcione como un órgano integrado, donde todos sus elementos están estrechamente relacionados con el propósito de realizar todas sus funciones ya mencionadas, es en la corteza cerebral y el sistema límbico o cerebro emocional donde tienen lugar los procesos neurológicos relacionados con la conducta racional, simbólica y emocional propia del género
Homo.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que no toda la superficie del córtex tiene la misma funcionalidad. Dependiendo de la naturaleza de la información que recibe y procesa sea simple o elaborada, pueden establecerse grupos de diferente localización y distinta funcionalidad (Kandel
et al., 1997: 374-382; Luria, 1974):
- Áreas primarias o de proyección: Corresponden a las zonas corticales que reciben la información recogida por los órganos sensoriales externos (vista, oído, gusto, tacto y olfato), internos (sensibilidad propioceptiva o del propio cuerpo), y a las áreas motoras que controlan directamente los músculos del cuerpo. Existe una correlación muy intensa entre estas áreas corticales y las zonas anatómicas que controlan, por lo que todo aumento corporal deberá de corresponder con un aumento paralelo de estas áreas de control, sería un aumento isométrico o proporcional, proceso muy relacionado con toda evolución neurológica.
- Áreas de asociación secundarias: Corresponden a las zonas adyacentes a las áreas primarias o de proyección. Se considera que representan un centro de procesamiento de mayor nivel para la información sensorial específica que llega de las áreas primarias. Por tanto, sólo reciben información de las áreas sensoriales primarias, o desde otras áreas sensoriales secundarias.
- Áreas de asociación terciarias: Se sitúan en los bordes de las zonas secundarias anteriores, en ellas desaparece toda información sensorial o motriz directa o primaria. Son zonas corticales en las que coincide la información de varios campos sensoriales correspondientes de áreas secundarias, pero nunca de las primarias. Conocemos tres grandes agrupaciones de este tipo de áreas:
* Área de asociación prefrontal. En general interviene en los procesos de respuesta demorada. Parece esencial para la planificación de los comportamientos voluntarios en función de la experiencia acumulada, interviniendo en la creación de la personalidad y en la ejecución de actos motores complejos. Incluye el área de Broca (44 y 45 de Brodmann) que, en el hemisferio dominante (normalmente el izquierdo), controla los movimientos relacionados con el lenguaje, mientras que en el otro lado regula los movimientos bucales no relacionados con el habla. En general, se consideran el centro de integración de nuestra actividad mental superior, donde se sitúan nuestras más elevadas capacidades de pensamiento, abstracción, raciocinio, planificación de actividades y toma de decisiones.
* Área de asociación parieto-temporo-occipital. Donde se integran funciones sensoriales y del lenguaje. Destaca el área de Wernicke compuesta principalmente por las áreas de Brodmann 39 y 40, cuyo fin es la comprensión lingüística.
* Área de asociación límbica. Relacionada con funciones de memoria y emocionales, así como de motivación de la conducta.
Las áreas de asociación terciarias son las que más han aumentado en la evolución humana, y mayor importancia tienen respecto de su conducta. Así, todo aumento cerebral, que no se acompañe de un proporcional aumento corporal, se produce principalmente en las zonas corticales asociativas. En ellas, se sintetizan los estímulos de varias vías de acceso sensoriales, traduciéndolos en expresiones superiores, complejas y conscientes. Es muy usual utilizar una parcelación de la corteza cerebral en áreas citoarquitectónicas o de Brodmann (según se dispongan las neuronas en las columnas celulares que compones en córtex), pero que en realidad reflejan una división histológica, pero no funcional. No obstante, el amplio uso para la señalización de las funciones cerebrales que conocemos, hace que se sigan usando como referencia topográfica.
Tras estas escuetas pero precisas notas neurológicas, vamos a ver que fundamentales cambios se han producido en la Neurología humana en estas últimas décadas, así como la importancia que pueden tener para la investigación arqueológica.
- El volumen cerebral (VC), el índice de encefalización (IE), el cociente de encefalización (CE) y otras posibles relaciones entre volúmenes cerebrales (totales o parciales) con pesos o masas corporales ¿son en realidad indicadores precisos sobre la capacidad cognitiva?
- Todas las neuronas que tenemos son las que tenemos al nacer, a partir de este momento no se produce ninguna nueva, sólo se destruyen neuronas.
- Sólo las neuronas son las células responsables de todos los procesos mentales.
- No existe limitación temporal para el desarrollo de las capacidades cognitivas.
- El cerebro, al nacer, ya tiene marcadas genéticamente la estructuración de las áreas funcionales, variando poco con su desarrollo postnatal.
Cada uno de estos importantes proceso neurológicos han cambiado sustancialmente y, aunque se han dado a conocer tanto en la literatura especializada como en la divulgativa, aún no han calado en la sociedad en general ni en el mundo relacionado con la Arqueología.
* Kandel, E. E.: Schwartz, J. H. y Jessell, T. M. (1997): Neurociencia y conducta. New York. Prentice Hall.
* Luria, A. R. (1974): El cerebro en acción. Fontanella. Barcelona.
¡Necesitas ser un miembro de Arqueologia, Historia Antigua y Medieval - Terrae Antiqvae para añadir comentarios!
Participar en Arqueologia, Historia Antigua y Medieval - Terrae Antiqvae